Capitulo 27.
Andamos María y yo lentamente por los pasillos de la sede.
Ella esta muerta de miedo.
Tocamos al despacho de mi padre, y tras oír unos pocos pasos, las puertas se abren.
Mi padre nos hace un gesto para que pasemos, ya le he informado antes de que íbamos a venir.
Nos sentamos en las dos sillas que tiene delante de su mesa y nos mira.
-¿Tienes miedo, no?-le pregunta a Maria.
-No lo conoces.-dice en un susurro.
-Si que lo conozco.-dice mi padre, levantándose la camisa y enseñándole una cicatriz muy grande.-Por lo que puedes ver.
Maria pone cara de horror.
-Necesito que lo encerréis.-suspira, con miedo.-Necesito dejar de vivir con miedo.
-¿A quién crees que le darán la custodia si eso sucede?-pregunto, al no haber pensado antes en ese detalle,
-No tengo más familia.-suspira.-Supongo que me enviarán a un orfanato.
-Oh no.-miro a mi padre.-Tu te quedaras con nosotros.
Mi padre me mira y luego asiente.
-Pero antes de eso, tenemos que meterlo en la cárcel.-informa mi padre.-Y esto solo podemos conseguirlo con tu ayuda.
Le agarro la mano, trasmitiéndome fuerzas.
-¿Como puedo ayudar?-pregunta, quitándose una lagrima.
Mi padre me mira unos instantes y luego a ella.
-El dinero que robasteis del colegio, ya lo hemos devuelto.-comienza.-Y ahora tenéis pensado robar a la gente de allí. ¿Me equivoco?
-En parte no.-suspira la rubia.-Mi misión es hacerme con el dinero de todos los ricos de mi colegio, mientras, mi padre está planeando el robó del banco más grande de Madrid.
Sabia que alguien lo vigilaba, entonces puso la tapadera de ir a por el colegio, mientras el preparaba la jugada en casa.
-¿Cuando será?-comienza mi padre, cogiendo el teléfono.
-Entre mañana y pasado.-suspiro.-Ayer lo hoy hablar con alguien por teléfono diciéndoselo.
.....
-¿Estas segura?-pregunta Maria, apunto de tocar a casa de los gemelos.
-Dani lo sabia.-admito, en un susurro.
-¿Saben que eres espía?-aparta la mano del timbre.
-¿Quién te crees que los sacó de México?-preguntó, en un suspiro.
-Oh dios.-se tapa la boca.-¿Y Dani sabia que yo era...?
-Aja.-suspiro.
-¿Y Jesus?-dice, nerviosa.
Niego con la cabeza.
-Por eso estoy preocupada.-admito.-No quiero que crea que lo he utilizado.
Maria no pregunta, sabe que no debe hacerlo.
Toca al timbre unos segundos después de que me abrace.
Abre Eva, y nada más verme me sonríe.
-Están en su habitación.-nos deja pasar.
Subimos las escaleras, y en cada paso, pienso como se lo voy a contar.
Cuando menos me lo espero, Maria ya esta tocando a la puerta, y dos voces dicen "adelante" a la vez.
Sonreímos al verlos, y nos sentamos a su lado.
-Tenemos que contaros algo.-suspiro, y miro a Dani.-¿Comienzas tu?-preguntó mirando a Maria, que asiente.
Explica detenidamente todo lo que ha sucedido, con su padre, con todo.
Absolutamente todo.
Jesus abre mucho los ojos, y enseguida la abraza, al ver que se pone a llorar.
Miro al suelo unos segundos, al ver la mirada que me echa.
-¿Entonces es buena?-susurra Dani.
Y asiento, apoyando mi cabeza en su pecho.
-¿Tu lo sabias?-abre mucho los ojos Jesus, mirando a su hermano.-¿Y no me dijiste nada?
-No podíamos.-dice Dani.-Necesitábamos que siguieras con ella para acercarnos y poder actuar.
Jesus me mira con odio, y luego se separa de María.
-¿Fue idea de ella, no?-me señala.
Agacho la cabeza, oprimiendo las lagrimas.
Sabia que esto iba a pasar.
Sabia que la había cagado al no decirle nada.
-¡¿Porque siempre me tienes que utilizar a mi!?-se levanta y va hasta la puerta.-¡Deja de hacerme daño, joder!
Y da un portazo.
Los tres miramos atónita la puerta.
Hundo mi cabeza en mis piernas y comienzo a llorar.
Pero eso fue lo que hice la anterior vez, y no puedo dejar que todo se valla a la mierda de nuevo.
Me levando y voy hasta la puerta.
-Yo...-susurro.-Voy a hablar con el.
Dani me mira serio, y asiente.
Luego mira a Maria y la abraza, porque aun no ha dejado de llorar.
Me dirijo rápidamente hasta el piso de abajo, y justo oigo como la puerta del jardín se cierra de golpe.
Corro hasta el, aunque el es mas rápido.
-¡Espera, por favor!-le grito, intentando acercarme a el.
Jesus se gira y me mira.
Tiene los ojos rojos, y alguna que otra lagrima resbala por su mejilla.
-¿Porque lo haces?-se para en seco y viene hacia mi lentamente.-¿Porque me haces daño?
Y se me parte el alma.
No puedo verlo así.
Yo.... lo quiero.
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