Capitulo 26.

*Narrador en tercera persona*

Jesus entra en el instituto y se dirige hasta Maria, que le sonríe desde un banco.

Este se acerca a ella y le da un tierno beso.

-¿Que tal te lo pasaste ayer con Amanda?-pregunta, sentándose a su lado.

-¿Eh?-se pone nerviosa la rubia.

-Si, viendo pelis y hablando con ella.-se ríe Jesus.-¿No te acuerdas? Fue a pedirte perdón por tratarte así en el Burger, y nos contó que os habéis echo muy amigas.

Maria sonríe aliviada.

-Si, es genial.-sonríe.

-Lo es.-sonríe Jesus.

Maria lo mira, levantando una deja.

-¿Tu no la odiabas?-lo mira.

-No.-se ríe.

-¿Y de que la conocías?-pregunta, tocándose el pelo.

-Una vieja amiga de la infancia.-informa, acomodándose en el banco.

Maria se sienta y mira hacia la puerta del instituto, donde poco a poco va entrando gente, hasta que suena el timbre.

Cada alumno va a su respectivas clases y se sientan en su sitio.

Maria observa como Amy entra en clase, y la mira.

-Luego hablamos.-vocaliza la morena, sentándose en su sitio.

*Narra Amy*

El timbre que indica el recreo sueña con fuerza, haciéndome pegar un salto.

Recojo lentamente, hoy estoy sin ganas de nada.

Una silueta se posa delante de mi y me mira, sonriendo un poco.

Es Maria.

Me levanto y la miro, comenzamos a andar las dos en silencio, salimos y nos sentamos en un banco.

-¿Porque podrías haberme arruinado la vida y no lo has echo?-pregunta, mirándome.

-No quiero que tu padre me mate.-suspiro.

-¿Como has conseguido escaparte?-pregunta.

-Digamos que soy muy fan de las series de espías.-sonrío un poco.-¿No va a venir en mi busca, no?

-No creo.-se ríe.-Supongo que podemos confiar en ti.

-Tranquila, no pienso preguntar que estáis tramando, porque no me interesa.-suspiro.-Pero eh, que no me vuela a raptar, que soy persona y tengo una vida.

Maria me sonríe y mira el suelo.
A los pocos segundos esta abrazándome.

Se lo sigo, dudando.

-¿Que pasa?-pregunto, al separarnos.

-Ojalá pudiera contarte la mierda de vida que llevo.-se pone a llorar.-Ni te imaginas por todo lo que paso.

La abrazo sin ningún motivo.
¿Es posible que debajo de una fachada de diva y de barbie se esconda una chica con problemas y buena?

Claro que la hay, y la tengo delante.

-Puedes confiar en mi.-susurro.-Ya lo sabes.

-No puedo hablar.-le tiembla la voz.

-Mira, que se que no hemos empezado con buen pie, pero sabes que a mi me lo puedes contar todo, que seré una tumba, siempre.

-Mi padre me trata como su sirvienta.-susurra.-Si no hago las cosas bien me pega.
Ojalá lo encerraran.

Miro el suelo, dudando.

-¿Quieres que lo encierren?-lo miro.

-Si.-suspira.-Mas que nada.
Es como si no fuera mi padre.

-¿Y tu madre?-preguntó, intentando no hacerle mas mal.

-Murió.-suspira.-O eso dice el.

Miro el suelo un segundo, agarrándole la mano como instinto.

-Va a ser encarcelado.-suspiro.-Pero para eso necesito tu ayuda.

-¿Como?-me pregunta, hablando los ojos.

-Supongo que tu no eres la única que tiene cosas que esconder.-suspiro.

-No entiendo.-me mira.

-Soy espía.-le digo, y abre mucho los ojos.-Me enviaron aquí para dejar a tu padre una vez por todas entre rejas.

-Por eso sabias escaparte.-se pone las manos en la cabeza, y luego me mira.-¿Me ayudaras?-susurra.-Por favor.

-Por supuesto.-susurro.-Siempre, rubia.-la acaricio las manos.-Y ahora vamos, te tienes que lavar la cara.

Maria se levanta y me da un abrazo muy fuerte.

-Gracias.

La miro y sonrío.
Por primera vez no veo a la chica de plástico con la que me entraban arcadas, si no a una niña preciosa, con los ojos llorosos, y una vida demasiado jodida.
Por primera vez veo a una amiga.
Y, la tengo que librar de ese gilipolllas.

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