Capitulo 13.
*1 mes después*
-Amanda.-tocan a la puerta de mi habitación, donde estoy haciendo los deberes.-Tu padre quiere verte.
Voy hasta la puerta y le hago una mueca rara en forma de sonrisa a Nuria, la secretaria de mi padre.
Hace un mes que no me sale una sonrisa verdadera.
Ando mientras las manoletinas suenan contra el suelo.
Todo esta en silencio.
Todos están ahora estudiando.
Abro la puerta del despacho y le saludo.
Esta de pie, observando el corcho con varias fotos.
-Acércate.-dice, haciendo un gesto con la mano.-Esta chica.-señala una fotografía de una niña mas o menos de mi edad, rubia, ojos azules, a las que me gusta llamar barbies.-Es la hija de un ladrón al que todos temen.-comienza.-Es peligrosa, va a el colegio mas caro de todo Madrid, y va intentar robar el dinero de el sitio y de todos y cada uno de los estudiantes.
-De momento lo voy cogiendo.-suspiro.
-El colegio esta en la urbanización de tu madre.-me mira.-Quiero que seas nuestra infiltrada, tu madre ya esta al tanto de todo, y aunque odie que hagas este trabajo ha accedido.
-Esta bien.-accedo.-Mi misión es que no robe nada, hecho. ¿cuando me voy?
-Ahora.-suspira y va hasta la ventana.-Tu madre ya esta fuera.
En su casa tendrás todo lo que necesites.
Asiento y le doy un abrazo.
-Nos veremos pronto.-le sonrío.
Y salgo del despacho.
Mis padres están separados, mi madre se canso de que mi padre estuviera siempre ocupado.
A mi me encantaba el espionaje y cuando se separaron decidí quedarme con mi padre.
Mi madre viene casi siempre a verme y a asegurarse de que estoy bien, porque odia que haga este trabajo, porque lo ve muy... muy poco femenino.
Ella es diseñadora, una de las mejores de Europa, por eso es tan coqueta ella.
Voy a abrazarla en cuanto la veo.
-Tenía ganas de que empezaras a ser una adolescente normal.-me sonríe, arrancando el coche.
-Nunca seré una adolescente normal.-admito, subiendo el volumen de la música.
.....
-Valla, esta justamente como antes.-sonrío al ver mi habitación, tan moderna, tan mona, tan mía.-Salvo que ahora uso tres tallas mas.-digo abriendo el armario.
Ay muchísima ropa nueva que ha comprado mi madre y alguno de sus últimos diseños que aun no han salido a la venta.
Por muy raro que parezca, soy una aficionada a la moda.
-Mañana empiezas el instituto, así que será mejor que te acuestes ya.-dice mi madre, entregándome una mochila con libros y material escolar.-Aquí tienes todo lo que necesitas.
....
El ruido irritante al que llaman despertador, empieza a sonar dándome un buen susto.
Esto en la sede no existía.
-Me tendré que acostumbrar a esto.-murmuro.
Voy hasta el armario lentamente y cojo unas mallas negras y un jersey muy bonito que ha diseñado mi madre.
Me lo pongo y enseguida voy hacia el zapatero a buscar algo con lo que calzarme.
Cojo unos botines marrones y me los pongo.
Perfecta.
Voy hasta el baño y en peino, dejando caer mi larga melena ondulada hasta mi cintura, y me maquillo un poco, los ojos mas que nada, para resaltar el azul intenso que tienen.
Intento sonreírle al espejo, pero solo sale una mueca rara.
Cojo la mochila y bajo las grandes escaleras con una sonrisa.
Cojo una manzana y voy hasta el garaje, donde mi madre esta montándose en su mercedes negro.
*Narrador en tercera persona*
Un mercedes negro aparca en la puerta de un instituto privado para ricos y millonarios.
A la gente no les sorprende, ya que todos pueden conseguir uno igual.
Lo que les llama la atención es la chica que baja del coche.
Tan guapa, tan elegante.
Tan perfecta.
Todos la observan, cada moví enciento que hace cautiva a todo el que la ve.
La mayoría de ellos nunca habían visto una chica tan sumamente perfecta en todos los sentidos.
Va mirando el suelo, con la mirada apagada, mientras nota como todas las miradas se posan en ella.
Pero no mira a nadie, anda sin miedo hasta la puerta del edificio donde, a partir de ahora, dará las clases.
Se dirige directamente al despacho del director, el cual le explica donde estará su clase, las normas y todo.
Amanda presta atención sin hacer ningún movimiento.
-¿Quiere que la acompañe?-se ofrece el director, intentando sonar amable.
-Podré arreglármelas sola.-dice intentando sonreír y saliendo de ese gran despacho.
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