No quiero cagarla.
-Valla.-entreabro la boca mientras acaricio con las llenas de los dedos la fotografía que hay en un mueble de la entrada.-No sabría decirte quien eres tu.
-Al principio cuesta, pero luego ya te acostumbras y te das cuenta de que somos muy diferentes.
-Lo dudo.-sonrío y miro una foto de cuando eran pequeños.-Valla, ahí si que sois clavados.
Sonríe un poco y coge la foto.
-Ni mi madre sabia diferenciarnos, por eso nos llamaba Danisú.
Doy una suave carcajada ante ese apelativo y lo sigo hasta lo que parece ser una enorme cocina.
-¿Sabes cocinar?-pregunta.
-Si.-me muerdo el labio y me retiro el pelo en un moño.-¿Que vamos a hacer?
-Tengo hamburguesas.
-Perfecto.-sonrío.-Me salen exquisitas.
-Eso habrá que verlo.-me pica y saca todo lo necesario.
Cuando ya están cocinadas, las ponemos en pan junto a lechuga, queso y Ketchup.
-Ponle cebolla caramelizada.-le sonrío.-Así están de muerte.
-¿Seguro?-enarca las cejas.-¿O te lo acabas de inventar?
-Recetas de la abuela.-sonrío y nos sentamos en la mesa.-Pruébalo y veras.
Me hace caso y después de darle un bocado a la hamburguesa, noto como le brillan los ojos.
-Hostia puta.-sonríe.-Creo que esto va a pasar a ser mi comida favorita.
Enarco las cejas con una sonrisa y luego niega con la cabeza.
-No, las papas con huevo son insuperables.
-Lo son.-río y bebo un poco de agua.-¿Han mandado muchos deberes?
-De matemáticas y de lengua.-se limpia la boca.
-Genial, por lo menos mates se me dan bien.
-A mi Lengua.-sonríe.-Los hacemos ahora y nos los quitamos de encima.
-Perfecto.
Y después de una media hora hablando y comiendo, nos sentamos a trabajar.
Es raro, pero me he sentido demasiado cómoda con el y me da miedo.
-Terminados.-cierra de golpe la libreta.
-Muy bien.-me muerdo el labio.-¿Ahora qué hacemos?
-Pues... no tengo ni idea.-admite.
Me siento en el sofá y miro al techo.
-¿Tienes patines?-sonrío.
-Si.-enarca los dejas.-Pero sin estrenar porque no se montar.
-Pues perfecto, sácalos.-río.-Porque yo tampoco sé.
Ríe suavemente y a los dos minutos llega con dos pares de patines.
-Ya veras la de hostias que nos vamos a dar.-se abrocha un patín.
-Te aseguro que es fácil.-me muerdo el labio.-O al menos, eso parece.
Cuando estamos ya con los patines puestos, me pongo de rodillas y empiezo a gatear hasta la puerta, Jesus me sigue entre carcajadas y cuando llegamos a la puerta nos ponemos de pie con ayuda de la pared.
Por la calle no hay casi nadie, y así mejor.
Me quedo de pie, las piernas me tiemblan, y a Jesus igual.
-¿Y cómo se hace?-se muerde el labio y yo me encojo de hombros.
-No se, tu mueve los pies, así, a la aventura.-sonrío y hago la demostración, cosa que hace que pierda el equilibrio y caiga de culo al suelo.-¡Auch!
Estalla en carcajadas y dios, es el sonido mas bonito que he escuchado en mi vida.
Me uno a su risa y cuando ambas suenan juntas, es una sensación increíble.
Me tiende la mano y se la cojo, rezando por que mantenga el equilibrio y no volvamos a caer.
Pero mis peticiones no sirven de mucho porque al tirar de mi se resbala y cae justo encima.
Estallamos de nuevo en carcajadas y se incorpora un poco.
-¿Peso mucho?-sonríe.
-No.-río.
Y por un momento nos quedamos mirándonos a los ojos.
Y dicen que lo bonito de los ojos no es el color, si no la mirada, y es verdad.
Porque conforme me mira, me esta matando.
Noto un pequeño cosquilleo en la barriga y trago saliva.
¿Que me esta pasando?
Su respiración esta cada vez mas cerca de la mía y veo como poco a poco se le dilatan las pupilas.
Sonrío nerviosamente y el se incorpora un poco, se aparta y me devuelve la nerviosa sonrisa.
-Me lo estoy pasando muy bien, de verdad.-susurra.-Gracias.
-Oh, no las des.-me incorporo y el hace lo mismo.-Yo también hacia mucho que no me lo pasaba tan bien.
Le tiendo la mano y el la coge con ganas, le hago una señal para que a la de tres comencemos a patinar y aún así volvemos a caernos.
Pasamos unas cuantas horas así, entre carcajadas y carcajadas, intentando mantener el equilibrio, hasta que al final conseguimos bajar toda su calle sin meternos la hostia del siglo.
-¡Genial!-me choca las manos y sin quererlo me abraza.
Se lo sigo con una sonrisa y cuando nos separamos se nos hace raro.
Una vez de vuelta a su casa, nos sentamos en el sofá y cogemos los móviles, los que no hemos tocado en todo el día.
-David está preocupado por si te he violado o algo.-dice de repente, sonriendo.
-Que poca confianza te tiene.-le saco la lengua.-Dile que estoy bien, y que no me dejaría violar por ti.
-Eso ha dolido.-se hace el ofendido.
Le tiro un beso y se acerca a mi rápidamente, pone sus manos en mis costados y comienza a hacerme cosquillas.
-¡Para!-grito.-¡Que me meo!
Enarca las cejas y suelta una carcajada.
-No puedo parar.-aumenta la velocidad y con eso, mis risas.
-¿Por... JAJAJAJA... Porque?-intento decir.
-Porque adoro tu risa.
Me quedo callada de repente, ya ni siento las cosquillas.
Nunca nadie me había tratado así de bien como hace el y mucho menos me había dicho cosas tan... tan bonitas.
-¿Que?-susurro.
-Que adoro tu risa.-repite y sonríe.
Me muerdo el labio siendo inconsciente de lo que esto provoca en el.
-Deja de hacer eso, dios.-se pone las manos en la cara.
Separo mis dientes de mi labio inferior rápidamente y lo observo.
-¿Que pasa?-digo algo molesta.
-Que me entran unas ganas enormes de besarte y no quiero cagarla.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top