Lo único que me apetece ahora mismo es estar contigo.

Lena.

Un rico olor a tortitas inunda mi habitación y me hace abrir los ojos, aunque me pesan, mucho.
¿Porque mis instintos de comida me hacen abrir los ojos antes de mi hora?
Las diez de la mañana.
¿Que hago yo despierta a las diez de la mañana un domingo?
Bufo y me levanto de la cama desenredando las sabanas de mis piernas.
Me enrollo un batín súper suave y rosa y abro la puerta dando un bostezo.

Me dirijo hasta las escaleras a paso de caracol y arrastrando los pies y bajo hasta llegar al lugar procedente de ese maravilloso olor.
La cocina.

-Buenos días.-bostezo e intento sonreír medianamente.

-¡Felicidades!-se me lanza un remolino pequeño a abrazarme y la cojo en brazos.

-Gracias renacuaja.-le doy un beso en la mejilla.-¿David a un duerme?

-¿Bromeas?-aparece ya vestido por la puerta.-El papel de marmota es solo tuyo, hermanita.

Le saco la lengua y voy hacia blanca con una sonrisa para darle un beso en la mejilla.

-Felicidades guapísima.-me sonríe y me sonrojo enseguida.

-Gracias Blanca.

Tomo asiento al lado de David y este me mira pícaro.

-¿Qué?-le susurro apartándole la vista.

-Con cada año, mas guapa.-ríe y ruedo los ojos.

-Idiota.

-Oye, es verdad.-sonríe.-¿A que sí Lucía?

-Sip.

-¿Lo ves?-me mira y suspiro.

Qué par.

Blanca sirve las tortitas y me falta poco para babear.
Que buena pinta, joder.

-Bua, que buenos.-doy un segundo bocado.-Muchas gracias.

-Hoy es tu día.-me guiña un ojo y le sonrío un poco.

Desayunamos en silencio porque hay mas sueño que tema de conversación y minutos después ya estamos David y yo subiendo a nuestras habitaciones.

-Lena.-me coge del brazo para que no entre y coge aire para empezar a hablar.-
Soy afortunado de compartir cada día mi vida contigo y cuando se cumple un año más tomo conciencia de lo que te quiero...-comienza y no puedo evitar sonreír.-Tener una amiga y una hermana como tu es un tesoro que ha llegado de la nada cada y que te has quedado como todo.-susurra y le doy las manos.-Muchísimas felicidades Lena, que aunque siempre te haga de las mías quiero que sepas que eres de lo mejor que me ha pasado en la vida y que te quiero como una hermana, de verdad, de las de sangre.-susurra.-Y tranquila por lo de envejecer, pequeña, eres tan eterna como tu sonrisa y tus ganas de vivir. No puedo dejar de pensar en ti y en todos los cumpleaños que no he tenido la suerte de disfrutar contigo.
Gracias por ser alguien con quien siempre puedo hablar, meditar, reflexionar y compartir mi vida.-no aguanto mas y lo abrazo, joder, a veces creo que no me lo merezco.-Te quiero muchísimo, y quiero que lo sepas, ¿vale?-deja un beso en mi pelo.-Gracias por todo, renacuaja.

No llores, no llores.
Pero aún así una lagrima se me escapa y no me separo de el hasta que consigo que cesen.

-No sabes lo mucho que te quiero, David.-le susurro y veo como sonríe.

-Yo también.-me despeina mas de lo que estoy.-Anda fea, ves a disfrutar de tu día.

Sonrío y entro como un rallo en mi habitación, me preparo la ropa y no tardo en meterme corriendo a la ducha.
Después de lavarme el pelo, secármelo completamente liso, maquillarme un poco y ponerme unos pitillos con una sudadera y unas deportivas, me despido de Blanca y los chicos y salgo de casa para ir a ver a Jesus, que ha insistido en verme a las once de la mañana.

Me siento en el banco donde hemos quedado y me abrazo a mi misma porque hace un frío de cojones.
Genial, encima llega tarde.
A los pocos minutos unas manos totalmente congeladas se posan en mis ojos y sonrío ligeramente.

-Buenos días.-pongo mis manos encima de las suyas.

Jesus las quita y deja un beso en mi frente, para luego sentarme a mi lado y sonreírme.

-Así que, dieciséis, eh.-ríe y me muerdo el labio.-¿Eso es una cana?

-¿Que?-señala mi pelo y frunzo el ceño mirándolo mal.-Idiota.

-Dieciséis añitos fiera..-tararea y enseguida sonrío.-Me creía el rey del mundo..

Adoro por encima de todo lo adorable que me cante.
Lo juro.

-Bueno.-me agarra las manos.-¿Vas ha dejarme darte mis regalos?

-No.-sonrío.-Te dije que no quería nada.

-¿Y desde cuando yo te hago caso a ti?

-Verdad.-pongo cara de fastidio y enseguida hay ante mi dos cajitas.
Una pequeña y otra mas grande.-¿Qué es?

-Ábrelo y lo veras.-ríe y ruedo los ojos.

Enserio, ¿vosotros sabéis que cara tenéis que poner al abrir los regalos?Porque yo no.
¿Que hago?
¿Sonrío como una tonta y doy las gracias varias veces o lo abro sin importar nada ni nadie?

Le quito el envoltorio a la cajita pequeña mordiéndome el labio y cuando la abro sonrío radiante.
Hay un par de pendientes de plata que son una "J" y de verdad que son preciosos.

-Hostia.-susurro y levantó la vista para sonreírle.-Que pasada.

-¿Enserio te gusta?-se sonroja.

Oh Jesus Oviedo, tu quieres que te coma, ¿no?
¿Me dais permiso para comérmelo o que?
Por favor.

-Me encantan, de verdad.-le abrazo muy fuerte y me separo cogiendo la caja mediana y meneándola en mi oreja.-¿Es un libro?

-Más o menos, haber si te gusta.

Me muerdo el labio mientras rompo el envoltorio y frunzo el ceño cuando veo un libro azul, y en la portada pone: "Canciones;jom"

Parpadeo varias veces y lo miro sorprendida.
Se que es.
El y Dani me han hablado docenas de veces de este libro y joder, Jesus nunca había dejado a nadie que lo tocara.

-¿Enserio es para mi?-me sorprendo.

-He ocupado ya todas las páginas, y todas las canciones tratan de ti, así que....-me acerco a el y le callo con un beso.-Te quiero.

Le sonrío y le doy un suave beso en la nariz.

-¿Te apetece ir algún sitio?-susurro.-Hace frío.

-Lo único que me apetece ahora mismo es estar contigo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top