Capítulo 5.

Nico.

Suspiré. Estaba perdido en el dichoso bosque al que Quirón me había mandado; era de noche y se empezaban a escuchar aullidos de lobos a la luna. El frío para mi no era un problema ni los monstruos, el problema era que es la segunda noche que paso aquí y la comida se me esta acabando. Debo encontrarla.

    Me subí con algo de trabajo a un pino, el cuál subí hasta llegar alrededor de 3 metros y medio de altura. Por precaución me amarré de la cintura al árbol, apoyé mi mano en el mango de mi espada, para acto seguido caer en los brazos de Morfeo.

..........

Estaba corriendo con todas mis fuerzas mientras jalaba una pequeña y tibia mano, aparentemente femenina; cuando se tropieza y cae al suelo. No tengo tiempo de ayudarle a pararse, ya que aparece una Dracnae y me veo obligado a luchar contra ella. La logro atravesar en el vientre, pulverizándola al instante, cuando escucho un grito desgarrador obligándome a voltear. Estaba una mantícora a punto de darle el golpe final a su víctima. 

    Todo sucedió en cámara lenta. La mantícora bajó la punta de su cola de escorpión hacía la chica. Intenté ver su rostro, cuando de repente todo se vuelve negro.

..........

Desperté todavía en el árbol, cuando escuché unos crujidos de ramas. Me desaté y baje del árbol lo más rápido posible. Si era algún animal, traía una cuchilla de plata.

    Me pusé a observar, avancé unos cuantos pasos cuando sale una chica pelirroja de entre la maleza junto con una manada de lobos.

    Tragué saliva y me puse algo colorado, lo único que vestía la chica era una piel de oso con una tira de bata azul desgarrada amarrada a su pequeña cintura, dejando expuesto un firme -aunque no enorme pero de buen tamaño- blanco y rosado, seno. "Para el carro, Di'Angelo, no te gustan las chicas y está mal quedártele viendo el pecho" , me regañé. Si es así, ¿por qué me sonrojo?, pensé.

Oh cariño, es inevitable que te suceda.-Habló una voz femenina. Volteé a todos lados, pero solamente estábamos ella, los lobos y yo. Decidí ignorar la extraña voz.

    La chica se acercó lentamente, flaqueando, apuntándome con un arco plateado y una flecha  con la mitad de la punta de hierro y la otra mitad de bronce celestial. ¿De dónde sacó esas armas? No lo sé. Jamás las había visto.

    De repente, me vinieron a la mente todos los recuerdos de mi mejor amiga de la infancia. Esperen, ambas son pelirrojas, de ojos grises, piel blanca...

    ¡¿ESTA CHICA ES YEVVAIOS?!

    Abrí los ojos como platos y se me imposibilitó el habla. La chica baja lentamente el arco, todavía tenso, aunque intuía que si daba un paso en falso o me acercase rápidamente no dudaría en apuntarme con el arco en un instante... Si es hija de Artemisa estoy seguro que tendrá una muy buena puntería. Noo, ¿tu crees? , me auto pregunté sarcásticamente. Se acercó lentamente, con el arco tenso apuntando hacia el suelo; un poco encorvada y caminando flexionando las rodillas; poniendo en evidencia su falta de calzado alguno, junto con algunas cicatrices en sus pequeños y pálidos pies desnudos. Debe de estar congelándose con este clima.

    Me quité mi chaqueta y me acerqué, ella me apunta nuevamente, temerosa, y me veo obligado a parar mi marcha. Baja el arco, y retomo mi marcha, esta vez más lento. Cuando llego a alrededor de un metro de distancia entre ella y yo, le tiendo mi chaqueta lentamente; escuchando los claros aunque no muy fuertes gruñidos de los lobos que parecen acompañarla. Ella voltea y los mira como una madre cuando regaña a sus hijos, y me pareció ver que el lobo rodaba los ojos. Volteó a verme y negó con la cabeza, empujando la mano con la que le tendía la chaqueta  marrón de aviador que Bianca me había regalado. Abrió los ojos como platos al fijarse bien en mi chaqueta y luego volteó a verme. Me escrutó con una cara de sorpresa, parecía a punto de llorar.

    Saltó hacía atrás y retrocedió tres metros de golpe. Empezó a tartamudear cosas incomprensibles, hasta que habló un poco más fuerte, sin abandonar el tierno titubeo.

-Tu... No puede ser..

-¿No puede ser qué?- Respondí extrañado.

-Tu nombre... Es Nico Di'Angelo... ¿Verdad, Soldatino?

...... 

Ciao. Estoy cansada, perdón si hay algún error ortográfico o soy un poco cortante. Son 722 palabras sin contar la nota.

Ba-bye.

Laura.

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