t r e s


CUARENTENA

Llevaba puesto mi uniforme de oficina, aquella apretada camisa y corta falda con tacones en punta, una oleada de enojo me invadió, estaba lista para ir a trabajar y ahora no podría salir de este maldito edificio.

Otros vecinos se encontraban en la misma situación que yo, enojados y agobiados al no poder salir de este horrible lugar, era un asco total.

Subí las escaleras resignada, escalón por escalón deseando que mi jefe me entendiera.

-¿Acaso estas enojada? 

Levante mi mirada rápidamente buscando de donde provenía esa voz encontrándome con aquel lechero en el segundo piso, este parecía burlarse de mi.

-No es de tu incumbencia.

El soltó unas risas sarcásticas, retiró el cigarrillo de sus labios nuevamente para hablar.

-Hoy estas muy enojona ¿No crees? 

-¿Acaso no sabes que en este edifico no se puede fumar? 

Su mirada recorrió mi cuerpo, desde mis pechos hasta mis pies, con un toque de diversion deje caer mi bolso y descaradamente lo recogí de la manera mas inapropiada posible, todo fue tan rápido, mi mente reaccionó cuando ya estaba acostada en mi cama bien cubierta y con una expresión de confusión por lo que había hecho, tome mi cabello con fuerza tirando de el ¿Me abre visto como una mujer de la calle? 

Quizás todo este tiempo en soledad desde mi ultima relación me ha afectado, toda esta situación de esas bestias y mis problemas me han llevado a buscar atención en un hombre que quizás sea casado y tenga una hija.

...

-¿Sabias que hay ascensor? - lo mire enojada, este tipo era tan entrometido.

-Son mis pies, es mi decisión, yo voy por donde yo quiero - señale mis pies y el soltó unas risas leves.

-Esos tacones tarde o temprano te mataran-

Baje sin restarle importancia, no quería verme como una maldita necesitada ofreciéndome al primer hombre que me hablara, pero era divertido jugar con el.

Las horas pasaron con normalidad, hacia papeleos en la oficina mientras soportaba las incansables criticas de mi jefe hacia una compañera, seguí con mi trabajo tratando de que no me viera o se acordara de mi, no quería ser su siguiente victima.

En lugar de criticar debería mejorar los implementos de la empresa, estas laptops son un maldito estorbo para el trabajo, sino soy cuidadosa borrara mi trabajo de horas.

- Y tu, ¿Por que faltaste ayer?

- Oh, jefe - aparte la mirada de mi trabajo para verlo directamente -Me encargue de enviarle por correo la razón de mi inasistencia.

Pareció tratar de recodarlo, mientras pensaba o recordaba se fue sin decirme nada.

-Oye ____ - gire  a ver a Kara - salgamos después del trabajo

-Estas loca- me miro con incredulidad- salimos tarde, no podemos salir de noche ¿Cómo regresare a mi departamento ?

-Tonta, ellos trabajan día y noche, puedes regresar a la hora que quieras.

-¿Y si esas cosas nos atrapan en la noche?

-Iremos en mi carro

...

Llegue tal como lo dijo Kara, el de la puerta estaba ahi, en mi estado dudo, pero después de una larga interrogación me dejo pasar, vi las escaleras, eran demasiado largas, por otro lado el ascensor se veía como siempre,  muchas cosas pasaron por mi mente.

Subir las escaleras era mejor.

Sentía que cada paso desgarraba mis pies, el aire se me iba, mi camisa desarreglada dejaba ver un poco de mi piel, mis tacones se encontraban en mis manos.

Era muy tarde.

-Hey - levante la mirada y ahi arriba se encontraba ese maldito hombre- borracha.

Solté unas leves risas, subí unos escalones mas para responderle.

-¿Que? ¿Me vas a vender leche? - el sonrió ampliamente - me hablas desde ahi porque eres un cobarde.

Mi corazon latió rápidamente al ver como bajaba las escaleras directamente hacia mi, quedando solo a un escalón.

-¿Decías?

-Wao, señor valiente - subí un escalón, quedando mas cerca que antes -  ¿No quieres hacer algo mas?

-Que atrevida.

se acerco poco a poco a mi, quedando nuestros rostros a milímetros.

-tonto- le dije antes de rodearlo e irme directo a mi departamento. 



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top