Capítulo uno: "Harry Hook"

CAPÍTULO UNO: HARRY HOOK.

━━━━━━•❅•°•❈•°•❅•━━━━━━

Reino de Auradon, dos años atrás.

LEVANTÁNDOME DE MI ASIENTO, suspiré y sin ninguna otra posibilidad de poder refutar algo a mi favor, comencé a caminar rumbo a mi habitación para empacar un par de cosas. Cuando estaba por salir de la oficina de los padres de Ben, dos guardias se interpusieron en mi camino, ambos custodiando la puerta.

— ¿Que carajo están haciendo? Largo de mi camino. —dije intentando pasar sobre ellos, pero era imposible.

— Ondina, lenguaje por favor —me pidió Bella. — ¿A dónde piensas ir?

— Quiero ir a guardar mis cosas personales. Si me voy por lo menos tengo el derecho de llevarme mis pertenencias —expliqué para seguir mi queja — ¿O ni eso podré hacer ahora? —me golpeé mentalmente por utilizar mi maldito sarcasmo en este momento.

— Claro que sí —comenzó Bestia — pero de eso nos encargaremos nosotros. Mañana por la mañana enviaremos a un guardia a recoger tus cosas y enviarlas a través de una de nuestras limosinas —continúo con su eterno discurso — tus padres están esperándote afuera. Despídete y luego ya sabes que hacer. —finalizó con un tono de voz bajo, hasta se podría decir triste.

Mi relación con ellos siempre había sido muy buena ya que solía ir a su casa seguidamente, era como mi segundo hogar. Su hijo Ben era mi mejor amigo y el primero que hice luego de entrar a la escuela primaria. Me dolía en el corazón marcharme sin despedirme de él, pero tenía que hacerlo, no tenía elección.

Una vez terminada la incómoda conversación, los guardias se hicieron a un lado dejándome salir de ese lugar. Con otros cuatro pisándome los talones, bajé las escaleras para cruzar la entrada principal del reino, encontrándome allí a mis padres.

— Oh, mi niña —mi madre se lanzó para darme un cálido abrazo, el cual fue correspondido segundos después — lo que has hecho no te define como persona, aún sigues siendo mi pequeña hija, mi sirenita —dijo ya con lágrimas en los ojos, al igual que yo. Maldita sea, odiaba ser tan sentimental — siempre te apoyaremos en todo, sin importar nada —musitó en mi oído en un susurro apenas audible, pude sentir como mi padre también se unía al abrazo.

— Gracias, madre —los miré separándome de ellos. Sentía como mi mundo se derrumbaba frente a mis dos progenitores. Ambos me dieron la vida, y yo les pagaba de esta manera; no lo merecían. Mi hermana menor, Melody, era la hija perfecta para ellos, su favoritismo hacia ella era bastante notorio. El ser la hermana mayor era una gran responsabilidad, ya que cuando mis padres no estaban gran parte del tiempo, yo cuidaba a mi hermanita. Se podría decir que yo era una segunda madre para ella. Cocinábamos juntas, solíamos ir a pasear por el muelle, mirar televisión, éramos la una para la otra. Pero todo lo bueno tiene su final.

Carajo, si que la vida era cruel.

Pero a pesar de todo, nunca me dejé cegar por la envidia. Bueno, no hasta hace unos momentos.

Dejando de lado mis pensamientos, salí de mi trance y comencé a caminar, luego de darle un beso en la mejilla a mis padres. Una vez que llegué a las orillas del mar, miré por última vez a ambos adultos, y sin pensar más, me lance hacia el litoral. Al fin y al cabo de unos segundos, comencé a sentir como el agua helada, gracias a los vientos de la oscura y apenas visible noche, penetraba mi cuerpo. Percibía como mi ropa desaparecía, siendo reemplazada por un sostén, hecho con escamas de color rojo. Mis piernas poco a poco se desvanecían, quedando en vez de ellas una larga cola formada por las mismas escamas, a diferencia que estas eran de un color verde agua.

Sin perder más tiempo, utilizando los beneficios de ser una sirena, nadé velozmente hacia mi destino, no sin antes pasar por la Isla de Mako.

Al llegar, me adentré en las profundidades del mar, y esquivando un par de piedras, nadé hasta ingresar a una cueva subterránea que da acceso al estanque de agua azul cristalina que conecta con el mar, justo abajo de la zona del cráter. Allí era donde pasaba mayor parte de mi tiempo y donde estaba en paz, aunque sean tan solo 5 minutos. Siempre iba con mis dos primas; Nerissa y Sereia. Y para su suerte, estaban esperándome, para recibirme con una sonrisa triste y angustiada. Apenas me vieron, las dos se abalanzaron hacia mi, envolviéndome en un tierno y afligido abrazo, para luego separarnos.

Nerissa y Sereia eran como mis hermanas. La primera era hija de mi tía Adella, la tercera hija del Rey Tritón y la Reina Athena, mi abuela fallecida. Por otro lado, Sereia era primogénita de la princesa Arista, la quinta hija de mis abuelos. Mayormente vivía haciendo travesuras con las dos sirenas, nos divertíamos demasiado juntas.

— Lo bueno es que podrás venir a visitarnos, siempre y cuando no te descubran —expresó Nerissa riendo — no me sorprendería que encuentren a Tanner durmiendo en la hora de guardia —comentó recordando al vigilante de edad mayor. Si que le gustaba dormir a ese hombre, incluso más que a mi. Yo amo descansar, pero ese tipo sin duda me ganaría en una competencia de quien duerme más.

— No seas así, Isa —refutó Sereia, mirándola seriamente — te recuerdo que tienes prohibido ingresar a Auradon, no quiero que te arriesgues —exclamó mirándome. Si me veían andando por allí, solo harían una cosa, encerrarme en la isla de por vida, y yo definitivamente no quería eso.

Al ser hija de quiénes lo era, tuve la suerte de que a pesar de ser expulsada, puedo rondar por el mar con total libertad, con una la única regla; no entrar al reino de Bella y Bestia.

— Por dios S, relájate. Ondina no es tonta, sabe cuidarse —Nerissa habló de vuelta estallando de risa, a la que luego me sumé.

— Sí, lo sé, pero... — Sereia iba a seguir pero pegué un grito tremendo que hizo saltar del susto a mis dos primas. Muy de seguro un grito que lo escucharon hasta los chinos.

— ¡Mierda! —exclamé exaltada viendo por el agujero del cráter, el cielo oscurecido a más no poder — ya tendría que haber llegado a la isla. —chillé saliendo del estanque, seguida de las chicas.

Al salir, me despedí de ambas, viendo cómo regresaban hacia Auradon. Me sentí extraña al no ir con ellas, pero recordé que me lo merecía, después de lo que hice, claro que lo merecía. No podía ponerlas en riesgo por mi culpa. No a ellas.

Retomando el rumbo hacia la isla, llegué a tierra, encontrándome con un enorme barco envuelto en un gran festín de piratas. Pude suponer que habían pescado algún tesoro, aunque no era tan posible, no al menos en aquel horrible lugar. Divise unas escaleras estropeadas no tan lejos de donde estaba, que las use como ayuda para subir al muelle que ocupaba gran espacio junto con aquel barco, el cual estaba amarrado al atraque de madera vieja.

Subí sigilosamente, sintiendo como al pisar, mi ropa volvía a aparecer intacta y totalmente seca.

Intentando que nadie me viera, seguí con mi caminata de silenciosas pisadas hacia alguna pocilga en la que pudiera vivir, cosa que claramente no logré, ya que un chico con unos increíbles ojos, exactamente igual a los míos, se puso en mi camino, interfiriendo mi paso. Viendo su ropa pude suponer que era hijo de algún pirata importante, o simplemente era el secuaz de alguien.

— Vaya, vaya, vaya... mira que tenemos aquí —murmuró de manera casi susurrando, lo cual me resultó extraño, él aparentaba tener la misma edad que yo. ¿Tan joven y tan coqueto? ¿A esta edad?

Patético.

Escaneándolo, comprobé que aunque aparentaba ser un terrible idiota, no podía negar que era bastante atractivo. El joven tenía unos ojos azules como el azul del océano, facciones perfectamente simétricas, como si fueran piezas de rompecabezas que encajaran a la perfección, un cabello color azabache, intenso y oscuro, como el reflejo de su mirada. Tenía un cuerpo fornido, musculoso y robusto, podía notarse a kilómetros que le fascinaba ejercitarse, probablemente le dedicaba mayor parte de su tiempo al deporte.

El desconocido me sacó de mis pensamientos cuando habló de vuelta — ¿Que tanto miras? ¿Te gusto? —dijo egocéntricamente. Rodé mis ojos ante su comportamiento y cuando quise seguir con mi camino, puso su largo brazo en mi abdomen mientras con su otra mano, la cual tenía un garfio, acariciaba lentamente mi cintura descubierta gracias a la corta remera que llevaba puesta, causando escalofríos dentro de mi.

— Tú no irás a ningún lado. Yo te encontré, sirena, ahora eres mi tesoro —habló, poniéndome más nerviosa de lo normal ¿Sirena? ¿Tesoro? ¿Que demonios con este idiota?

Tragué en seco cuando me llamó así. — Vendrás conmigo, ahora eres mía —declaró, haciendo énfasis en el mía.

No me convenía rechazar la propuesta en el primer día en la isla, debía asegurarme de ganarme la confianza y tener quien me proteja, aunque pudiera hacerlo sola, una ayuda no me vendría mal de vez en cuando. Por más que quisiera decir que no, no pude hacerlo.

— Bien, acepto —sin objetar, ambos empezamos a caminar a lo que parecía ser su hogar, el cual estaba cerca.

Muy pocas veces había logrado entrar por completo a la isla, pero pude ver como la vida aquí era muy diferente a la que solía tener.

En el camino vi situaciones bastantes duras y tétricas a comparación de Auradon; robos violentos, personas mayores intimidando a los más pequeños, amenazas, gritos desgarradores de Dios vaya a saber a quienes pertenecían.

Claramente la vida en la isla no era fácil.

Había personas que tenían que luchar cada maldito segundo para sobrevivir aunque sea un día. Rogaban por una migaja de pan, sin tener el suficiente dinero para por lo menos tener un buen plato de comida. Gente sin hogar, que vivía en la calle, a costa de unas viejas y sucias mantas y una casucha de cartón, sin ropa con la cual abrigarse en los días de clima difícil.

No podía creer la situación de los habitantes de ese lugar. Era lamentable.

Ya entendía el porque mi mejor amigo Ben había tomado la decisión de llevar a los hijos de los villanos a Auradon como lo hizo con Mal, Evie, Jay y Carlos. Quería darles una mejor vida. Y ojalá que pudiera seguir con ese plan, yo deseaba lo mismo que el futuro Rey.

Cambiando de ideas, durante el final del trayecto me dediqué a cuestionarme si estaba bien lo que hacía, no sabía si confiar en el extraño o salir corriendo y huir y no saber a dónde ir.

— Si voy contigo, por lo menos ten la consideración de decirme tu nombre —hablé rompiendo el silencio incómodo que había entre ambos, mientras vagábamos por la isla.

El chico bajó la mirada quedándose callado — ¿Te comió la lengua el gato? —pregunté ya irritada, mientras él lanzaba una risa acompañada de una encantadora sonrisa.

— Por supuesto que no —río — es que no suelo tener conversaciones normales con chicas —comentó, a lo que malpensé su respuesta mientras me reía.

— Oh no, me niego a creer que eres de esos galanes que tienen a media población femenina atrás suyo —lo miré estallándome de la risa.

El me miró totalmente indignado.

— Claramente lo soy —afirmó demostrando su narcisismo, a lo que lo miré de arriba a abajo, incrédula.

— Si seremos amigos más te vale, y por tu bien, te recomiendo que dejes de ser tan egocéntrico, chico sin nombre —apenas dije eso, miré a mi lado y no lo vi, hasta que escuché su voz nuevamente, esta vez atrás mío. Girando por completo para mirarlo, vi que se había detenido unos pasos detrás de mí.

— ¿Chico sin nombre? —preguntó gracioso. Lo observé, fulminándolo con la mirada.

— Es obvio, nunca me dijiste cómo te llamas —contraataque, a lo que él respondió acercándose a mi, de una forma muy sensual, si se podría decir.

Sin quedarme atrás, repetí su acción. Claramente. Por supuesto que no iba a dejar que un torpe pirata me intimidara.

La distancia entre ambos era mínima, a tal punto que podía sentir su respiración contra la mía. Nuestros labios apenas y se rozaban. Pasó por mi rostro, suavemente, el garfio que tenía en su mano izquierda, moviendo algunos mechones pelirrojos que tapaban mi cara.

Y sin romper el maravilloso contacto visual, respondió a mi pregunta — Mi nombre es Hook, Harry Hook. —expresó, aún con la mirada fija en mis ojos. — ¿Cual es tu nombre, bella sirena? —interrogó, esperando mi respuesta, expectante.

No voy a negarlo, lo dudé, pero finalmente respondí a su pregunta.

— Ondina, mi nombre es Ondina.






























mo's notita;

POR FINNN, cap 1 de este fic q me emociona tantooo, se q no es la gran cosa así q vengo a explicar mi situación ahre, bueno yo antes solía escribir un montón y lo dejé de hacer por dos años y claramente no fue fácil volver pero acá estoy intentándolo otra vez jiji nada es imposible chiquis

yo se q los graficos tampco son los mejores, hago lo q puedo añadiendo q los gifs aprendí a hacerlos hoy y los hice así nomas, claramente no sirvo para editar gente JAJAJJAJA soy un desastre

otra cosita q les quería pedir era saber de q series/pelis les gustaría algún ficcc así voy viendo si se me ocurre algo:))

yy porfii háganme saber sus opiniones de cualquier tipo q con mucho gusto las tendré en cuenta ya que me ayudará a mejorar la historia 🫶🏻🫶🏻🩷

en fin espero les guste y lo disfrutennn, los amoo🤍

xoxo, mo

5 de enero, 2024.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top