Final.

Ok, aquí está lo que les prometí.

Annabeth se encontraba sentada en su cama, con las mullidas almohadas detrás de su espalda, pensando en todo lo que había sucedido desde que se volvió paralítica.

   Ella creyó que Percy la abandonaría, sin embargo, eso no sucedió. La boda se retrasó un mes, pero Percy no quería anular su futuro matrimonio.
No era tonta, sabía que decían a sus espaldas que Percy iba a abandonarla, pero a pesar de ello, él permaneció a su lado. Una vez, le dijo por quéno la había abandonado.

......

Annabeth y Percy se encontraban en un cómodo silencio mientras veían la ventana fija en el techo, la cual Percy había mandado a hacer para que pudiesen ver las estrellas.

-¿Por qué no me abandonaste cuando supiste de mi problema?- Preguntó Annabeth de repente.-Se que algún día vas a hacerlo, por eso no quiero ilusionarme pensando que siempre vas a estar a mi lado y nunca te aburrirás de mi. Me es extraño que no me hayas abandonado como todos, aunque no sé si sólo es para ilusionarme y luego irte.

-Annie, sabes que ni siquiera sería capaz de pensarlo. Te amo, te amé y te amaré hasta el fin de mis días; sabes mejor que nadie que nunca haría eso.

 Annabeth sonrió con lágrimas acariciando sus mejillas y nublando su vista. El azabache solo atinó a devolverle la sonrisa y decirle con un suave beso más de mil palabras.

......

 Sonrió tristemente, recordando a su fallecido esposo. Él la había cuidado desde que se conocieron, de una manera u otra. Recordó lo que le había dicho Percy segundos antes de irse de este mundo, "Sé feliz, por nosotros".

 Recordó la manía que siempre tenía al entrar con ella a su casa, de hacer un baile con su silla, sólo para sacarle una sonrisa. Recordó como había buscado un trabajo que no le impidiese cuidar ni estar con ella.

 La casa que compraron juntos antes de que Percy le propusiese matrimonio, actualmente estaba triste y solitaria. Aunque ella haya contratado a gente simpática y de confianza para cuidarla y que viviesen con ella, la casa no era lo mismo sin Percy.

 Sonrió sin ganas.

-Nos encontraremos, sesos de alga.-Fueron las últimas palabras de Annabeth Jackson, una mujer sencilla, que tenía todo y a la vez nada. Ella tenía un amor verdadero.

Se que fue extremadamente corto, pero hice lo mejor que pude. Me puse a llorar como Magdalena.

Ba-bye.

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