31. Elliot
Salir de fiesta cuando a la mañana siguiente tienes clase no es una buena idea. Aún cuando la clase es a las once y crees que podrás manejarlo, no puedes.
Eso es lo que me repito mentalmente mientras lucho por no dormirme en el tren de camino a la uni.
-Lo de ayer fue una idea de mierda -gruñe Damon, sentado a mi lado en el mismo estado que yo.
Damon va conmigo en tren, porque él también vive en Miami ciudad, al parecer siempre ha vivido aquí. Mark y Caroline viven en la residencia del campus, es por eso que no tienen que tragarse el viaje de más de media hora que hacemos Damon y yo.
Cuando por fin llegamos a la estación, nos arrastramos como podemos a la uni, y al llegar a la clase que toca cinco minutos antes de la hora, prácticamente nos tiramos en las primeras sillas que encontramos.
Miro a mi alrededor y veo a Mark dormido sobre la mesa, cosa que me hace reír, pero a Caroline no la veo por ningún lado. Habrá decidido saltarse clase.
Como pensaba, Caroline no aparece hasta al cabo de dos horas, y con mejor cara que todos nosotros. Normal, ha dormido mucho más.
-Vaya caras lleváis -comenta Caroline cuando estamos comiendo en la cafetería.
-No todos hemos dormido tanto como tú -gruñe su primo, y ella se encoge de hombros.
-Uh, yo sigo enfadado porque no encontré a ninguna chica caliente -se queja Damon-. Y encima me duele la cabeza, pero no estuvo mal lo de ayer.
-Pobre Damon, que está a dos velas -me burlo de él.
-Habló el que tiene una novia en la otra punta del país -contesta-. Al menos yo a lo mejor encuentro a alguna chica alguna noche, pero tú tienes que mantenerte en abstinencia hasta que la veas.
-Tampoco me importa hacerlo, no es como si quisiera acostarme con alguien que no sea ella -me encojo de hombros, y Mark suelta un "aaaw".
Es entonces cuando mi móvil suena y veo en la pantalla un número que no reconozco. Con el ceño fruncido, me levanto y contesto a la llamada.
-¿Diga? -pregunto.
-¡Hola! ¿Eres Elliot? -me pregunta una voz masculina-. Soy Keagan, trabajo en el bar "Seventy", nos conocimos anoche.
-Ah, es verdad -miento. No recuerdo al tal Keagan, pero hay que ser simpático.
-Entonces, ¿todavía estás interesado en el puesto de trabajo en el bar? Nos iría bien un camarero nuevo, y tú eres guapo y simpático.
-¡Me encantaría! -contesto, emocionado.
No planeaba buscar un trabajo hasta que estuviera adaptado a la ciudad, pero la verdad es que me va perfecto. No quiero que mis padres tengan que mantenerme mientras vivo fuera.
-¡Genial! -contesta-. Entonces, ¿vienes esta tarde a las seis y te explico las condiciones del contrato y tus horarios?
-Claro, allí estaré -sonrío.
— o —
-Y me han contratado en un bar, ¿te lo puedes creer? -le explico a Harper, viendo cómo ella sonríe a través de la pantalla de mi ordenador portátil.
Ya es de noche, he llegado a casa bastante tarde ya que después de la entrevista en el bar he ido a cenar a casa de Ken y de Linda. Linda está encantada de que esté con Harper, y sé que en el fondo Ken también aunque no le hace gracia que su nieta tenga novio.
-¡Eso es genial! -contesta Harper con una sonrisa.
-Sí, así podré ir a verte más a menudo.
-Eso espero -suspira-. Te echo de menos.
-Y yo a ti, Harpy -contesto-. Ojalá estuvieras aquí conmigo.
-Ya me gustaría...
-Joder, ahora estoy caliente -me quejo, frustrado.
Sí, solo hace tres días que no veo a Harper, pero que ella esté usando solo una camiseta de tirantes y unos shorts como pijama no me está ayudando nada.
-Pues entonces ven pronto -contesta, con una sonrisa traviesa.
-Joder -gimo, palmeándome por encima de mis bóxers.
-¿No puedes aguantar hasta verme? -pregunta, sin abandonar esa sonrisa.
-No, joder, no puedo. Agradezco tanto que exista Skype -contesto, aún tocándome-. Tócate para mí, Harper, vamos.
Ella se muerde el labio y empieza a acariciar sus pechos, cuyos pezones se transparentan por la camiseta, y respiro hondo.
-¡Harper, a cenar! -se oye la voz de Dean gritando desde fuera de la habitación de Harper.
No me jodas.
-Ups, parece que tengo que irme -dice Harper, riendo un poco al ver mi cara de frustración.
-Voy a terminar con el síndrome de los huevos azules -suspiro-. Bueno, supongo que ahora me daré una ducha fría y me iré a dormir, así que hablamos mañana. Te amo, Har.
-Te amo -sonríe-. Que vaya bien la ducha.
Ruedo los ojos y ella cuelga la llamada, haciéndome suspirar.
Joder, la echo tanto de menos.
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ACLARACIÓN: Harry, el compañero de mesa de Harper, NO ES HARRY STYLES. Harry es un nombre muy común en el Reino Unido, joder, si hasta el príncipe se llama así. Hay más Harrys en el mundo, calmémonos todos jajajaja
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