2 meses más tarde

-Elliot -murmura una dulce voz en mi oído, pero me niego a abrir los ojos.

Ni un incendio en mi habitación me saca de la cama ahora mismo. Y menos estando abrazado al cuerpo desnudo de Harper.

-Elliot, vamos, despierta -me pide la voz de Harper de nuevo.

-Mmh, cinco horas más... -le pido.

-Levántate, vago -dice, dándome golpecitos con el dedo en la cara de una forma muy molesta.

Esta es la Harper que conozco.

Abro los ojos, haciéndome el enfadado, y Harper sonríe.

-Hay desayuno que ha dejado hecho tu padre -dice-. Tus padres no van a estar en casa hasta la tarde, tenemos toda la mañana para hacer lo que queramos.

Mierda, eso suena tan jodidamente bien. A mi amigo ahí abajo decididamente le gusta la idea.

-Serás pervertido -rueda los ojos al ver que me he puesto dura, pero puedo ver que lucha por contener una sonrisa.

Así que me levanto de la cama y bajo con ella a desayunar. Hoy es mi último día en San Diego, mañana a las diez de la mañana sale mi vuelo hacia Miami, donde me instalaré para empezar la universidad. Puedo ver que Harper está un poco triste, y a decir verdad a mí tampoco me hace gracia irme, pero ella está intentando ser positiva y disfrutar de nuestro último día juntos antes de que me vaya, así que yo también voy a esforzarme. Aunque realmente no me es difícil estar feliz con Harper al lado.

-Ven aquí -le digo cuando ya hemos terminado de desayunar, cogiéndola por las caderas y sentándola encima de mí en la silla.

Ella solo sonríe y se muerde el labio, sabiendo cuales son mis intenciones. Harper se ha vuelto mucho más segura de sí misma en estos dos meses, y en la cama es más atrevida, lo cual me vuelve loco.

Enredo mis dedos en su cabello y acerco su rostro al mío para besarla, dejando que nuestras lenguas entren en juego desde el principio. Harper solo lleva una camiseta mía y unas bragas, por lo que al acariciar su trasero puedo sentir su piel.

-Elliot -gime cuando empiezo a dejar besos por su sensible cuello.

Sonrío en su piel y sigo dejando besos húmedos en ella, bajando hasta llegar a su clavícula, que queda al descubierto ya que la camiseta le va muy grande. Entonces me aparto, ganándome un gruñido de frustración de parte de Harper, y la cojo en brazos para llevarla al piso de arriba. Una vez allí, me deshago de su camiseta y sus bragas, y me saco los bóxers, que son lo único que llevo, de forma que ambos quedamos desnudos. Ella sonríe y se echa en la cama, abriendo las piernas. Joder, estoy tan duro.

Tras colocarme un condón, me pongo encima de ella y beso ansiosamente sus pechos, haciéndola gemir. Abro sus piernas aún más y me coloco entre ellas, situando la punta de mi pölla en su entrada. Entro en ella de una sola embestida y la beso, acallando sus gritos. No sería la primera vez que los vecinos vienen a quejarse de "gritos extraños". Son una pareja de ancianos, creen que en mi casa discutimos mucho y bueno, creo que no hace falta que explique la cara que se les queda a mis padres cuando los vecinos vienen a quejarse de eso, aunque no me dicen nada porque seguramente cuando Faith y yo no estamos ellos hacen el mismo ruido.

Empiezo a moverme rápida y profundamente dentro de ella, sin dejar de besarla. Sus uñas se clavan en mi espalda y yo gimo, excitado por la mezcla entre placer y dolor.

-Oh dios, Elliot, no pares -me pide cuando vuelvo a besar uno de sus pechos.

La cojo de las caderas y nos giro a ambos, quedando ella encima de mí, y empieza a moverse inmediatamente, buscando de nuevo esa sensación de placer. Se mueve rápida y ansiosamente, justo como a mí me gusta. La verdad es que Harper se ha vuelto toda una experta en esto, supongo que es lo que tiene que tengamos una vida sexual muy activa y que yo no pueda mantener mis manos quietas casi nunca.

Teniéndola encima moviéndose y gimiendo hace que a los pocos minutos yo esté corriéndome, y ella me sigue al poco rato gracias a mis descoordinadas pero profundas embestidas y a mi dedo trazando círculos en su clítoris.

-Joder, te quiero -le digo antes de besarla, y ella sonríe en mi boca.

— o —

-Te llamaré en cuanto llegue, ¿de acuerdo? Y haremos videollamadas todas las noches, además de que intentaré ir a verte lo máximo posible -le prometo a Harper cuando estamos delante del control de seguridad del aeropuerto, sosteniendo su rostro entre mis manos-. Te amo, Harper.

-Pero llámame, ¿eh? Como te olvides de mi, voy a Miami y te juro que te mato, Elliot Hank -dice, con lágrimas en los ojos-. Te amo, muchísimo.

Dejo un último beso en sus labios y, tras despedirme de mis padres, de Faith, de Dean, Kyle, Jared y mis abuelos maternos, vuelvo a abrazar a Harper y me meto en la cola del control de seguridad.

Joder, esto va a ser duro.

— o —

Ya he estado en este apartamento varias veces, cuando venía con mis padres a Miami, así que sé cómo funciona. Dejo mis dos maletas en la habitación que usaba de pequeño, la cual en junio mi padre y yo pintamos de nuevo y decoramos con muebles más de mi edad.

Cuelgo la llamada que estaba teniendo con Harper y empiezo a meter la ropa de las maletas en el armario de mi nueva habitación. Son las nueve de la noche ya, y estoy bastante cansado, así que en cuanto ya he vaciado ambas maletas, pido una pizza. Me la como mientras hablo con Harper por Skype, pudiendo ver su cara tras casi once horas sin verla, y la verdad es que la echo de menos. Joder, ni siquiera ha pasado un día y ya la echo de menos. Supongo que es lo que tiene estar enamorado de alguien a quien has estado acostumbrado a ver a diario toda tu vida.

Cuando me termino la pizza, me despido de Harper y me echo en la cama, quedándome dormido en pocos minutos.

A la mañana siguiente ya empiezo la universidad. Es una locura haberme mudado justo el día antes, pero quería pasar el máximo tiempo posible con Harper. He dejado mi coche en San Diego, en teoría una empresa de transportes va a traérmelo mañana, así que hoy tengo que coger el tren. Al ser el primer día, la presentación de la carrera es a las once, así que no tengo que preocuparme por despertar demasiado temprano.

Llego a la universidad en media hora usando el tren, y tras perderme un poco por fin consigo encontrar la facultad correspondiente.

La presentación de mi carrera es aburridísima, y si le sumas el hecho de que no conozco a nadie, todavía lo es más. Pero afortunadamente, hay un chico a mi lado que se aburre tanto o más que yo, así que empezamos a hablar. Se llama Mark, y es bastante buen tío.

-¿Tú conoces a alguien? -le pregunto, ya que si él es de Miami probablemente conocerá a alguien de por aquí.

-Bueno, a mi prima, pero no tengo ni idea de dónde está ahora mismo -contesta-. Aunque tampoco me preocupa, siempre llega tarde a todos lados.

Es entonces cuando una chica se sienta al lado de Mark, y él la mira y niega con la cabeza.

-No tienes remedio, la presentación ha empezado hace una hora -ríe Mark, dirigiéndose a la chica.

-Me he dormido, tampoco es para tanto -contesta ella, rodando los ojos, y entonces me ve -. Vaya, ¿quién es tu nuevo amigo?

Es una chica... poco común. Tiene las orejas llenas de pendientes, el piercing del septum en la nariz y los labios pintados de rojo fuerte. Y, para qué negarlo, su cuerpo no está nada mal. Es un cuerpo pequeño, de piernas delgadas que se marcan en sus pantalones apretados y cintura fina, pero con unos pechos bastante generosos que sobresalen un poco por el escote de su camiseta de tirantes. Y lo más gracioso es que ni siquiera se me han pasado ninguna imagen sucia por la cabeza, yo solo tengo ojos para Harper.

-Soy Elliot -me presento.

-Oh, yo soy Caroline -sonríe.

Cuando la presentación termina, voy con ellos a tomar algo. La presentación era lo único que teníamos que hacer hoy, así que no hay prisa. Voy conociendo un poco más a estos dos, y la verdad es que me caen bastante bien. Caroline tiene sus cosas, es un poco rarita y fuma bastante, pero también es simpática.

Bueno, parece que las cosas no irán mal por aquí.

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Hey hey ho

¡Parece que SYA6 está de vuelta!

Me daba mucha pereza cambiar los guiones a rayas ya que en el documento de Wattpad no puedo hacerlo tan fácilmente, así que lo haré en otra ocasión.