Una nueva aventura en camino

A la mañana siguiente Hermione espero a Harry para ir a desayunar al gran comedor, por suerte no tuvo que esperar mucho pues apenas diez minutos después Harry bajaba alegremente las escaleras con Ron pisándole los talones.

Hermione miro de reojo a Ron y le sonrió a Harry que le devolvió el gesto con un bostezo mal disimulado.

- Venga, que ya es hora de despertarse, desayunar bien y empezar el día con, esperemos, buen pie – Animo Hermione.

- Tu estas muy contenta – Dijo Ron, algo extrañado, a sus ojos Hermione era una niña seria, casi un soldado, o al menos esa era la impresión que le dio cuando se encontraron en el Callejón Diagon.

- Sí, es cierto ¡Oh! ¿Has hablado con...? – Comenzó Harry, pero luego miro durante una milésima de segundo a Ron y dejo la frase tendida en el aire sabiendo que Hermione lo había entendido, al fin y al cabo, eso no era algo que podía ir difundiendo, así como así.

- Luego te cuento, ahora vamos a desayunar – Dijo Hermione, agradecida por la discreción de su amigo.

Llegaron al Gran Comedor y se sentaron en la mesa de Gryffindor, Hermione levanto la vista y saludo con un gesto a su hermano, curiosamente tanto Dumbledore como Minerva la miraron y le sonrieron con ternura, entonces recordó, claro, ambos eran sus padrinos.

En medio del desayuno en el que Harry y Hermione comían tranquilamente y sin prisas Ron en cambio comía como si la vida le fuera en ello, lo que se ganó un par de muecas de disgusto por parte de Hermione, llegaron las lechuzas como cada mañana.

Por pura curiosidad Harry levanto la mirada para ver si veía a Hedwig, pero al no verla volvió a centrarse en su desayuno, mismo desayuno en el que una lechuza vieja y bastante desaliñada acababa de chocarse ganándose las risas de los presentes.

- Errol... - Mascullo Ron, rojo de la vergüenza – Maldito pajarraco – Le arranco la carta que llevaba en el pico y al verla se puso totalmente pálido.

Hermione no comprendió a que venía tanto drama por una simple carta la cual aún ni siquiera había abierto, la miro más detenidamente, la carta estaba envuelta en un sobre rojo, pero aparte de eso parecía una carta normal y corriente. Que equivocada estaba...

- ¡Hey mirad! – Llamo Seamus – A Weasley le ha llegado un Vociferador – Hermione levanto una ceja extrañada, era en momentos como ese en los que se daba cuenta de su ignorancia en ciertas costumbres mágicas.

- ¡Ábrelo, Ron! Yo una vez ignore uno de mi abuela...y fue terrible – Advirtió Neville algo pálido también al recordar el momento que él mismo relataba.

Con un brillo de pánico e histeria en los ojos Ron abrió la carta y al momento Hermione se tuvo que llevar las manos a las orejas para tratar de aliviar el dolor que le provocaban esos chillidos que no eran otros que los de la Señora Weasley.

- ¡RONALD WEASLEY! ¡ROBARLE EL COCHE A TU PADRE, NO ME HABRIA EXTRAÑADO QUE TE EXPULSARAN! ¡ESPERA QUE TE COJA! ¡SUPONGO QUE NO TE PUSISTE A PENSAR LO MUCHO QUE SUFRIMOS TU PADRE Y YO AL VER QUE EL COCHE NO ESTABA! ¡CUANDO NOS HA LLEGADO LA CARTA DE DUMBLEDORE...CREÍ QUE TU PADRE SE MORIA DE LA VERGÜENZA! ¡NO TE HEMOS CRIADO PARA QUE TE COMPORTES ASÍ! ¡TU Y HARRY PODRIAIS HABEROS MATADO! ¡ESTOY COMPLETAMENTE DISGUSTADA! ¡EN EL TRABAJO DE TU PADRE ESTAN HACIENDO INDAGACIONES Y TODO POR CULPA TUYA! ¡Y SI VUELVES A HACER OTRA, POR PEQUEÑA QUE SEA...! ¡TE SACAREMOS DEL COLEGIO! – Dos segundos después de terminar con su griterío la carta se giró hacia Ginny y volvió a hablar, solo que esta vez en un tono más suave y bajo, hasta meloso – Y felicidades por entrar en Gryffindor Ginny, tu padre y yo estamos muy orgullosos – Dicho esto la carta volvió a girarse para encarar a Ron y le saco la lengua para después destruirse.

- ¿Estas bien Herms? – Pregunto Harry con preocupación, Hermione le había contado lo de sus sentidos y que cada vez se hacían más agudos en lo que la transformación avanzaba.

- Si si, todo está bien – Hermione se giró para ver a Derek que se había destapado las orejas y se masajeaba las sienes con una mueca de entre fastidio y dolor. Estaba sentado entre Snape y McGonagall, Snape tenía una mano apoyada sobre el hombro del joven en señal de soporte y McGonagall parecía estar preguntándole lo mismo que Harry le había preguntado a ella, Derek alzo la vista para enfocarla en Hermione, esta le sonrió y asintió lo que fue correspondido por su hermano - ¿Qué clase tenemos ahora? – Dijo para cambiar de tema.

- Herbología con los Slytherin – Respondió Harry mirando su horario, se encogió de hombros y se levantó junto a Hermione y Ron para dirigirse a los invernaderos.

- Ugghh, Slytherin, odio que nos pongan con ellos – Murmuro Ron de mal humor.

- ¿Por qué? No todos son desagradables – Replico Hermione, al fin y al cabo, un miembro de su manada es Slytherin y dos de sus nuevos amigos también lo eran, además, ella conocía bien la fama que tenían y le parecía muy injusto.

- No puedes fiarte de ellos Hermione, son todos malos, egoístas y prejuiciosos, siempre juzgan a las personas antes de conocerlas – Dijo Ron, como si estuviera diciendo una verdad universal.

- ¡Pero si tú lo estás haciendo ahora! Dime, ¿Te has parado a conocer alguno? Y no hablo de hablar un par de frases en las que la mayoría de las palabras son insultos, hablo de conocerlos de verdad – Gruño Hermione de mala manera.

- No me hace falta, ya sé cómo son. Solo me queda deciros que no os acerquéis a ellos.

Hermione decidió que no valía la pena pelear con alguien como Ronald y simplemente gruño por lo bajo, aunque Harry juraría haber escuchado un: "No te atrevas a darme ordenes Weasley" De parte de Hermione.

Finalmente llegaron a los invernaderos, dentro del invernadero 3 los esperaba la Profesora Sprout de pie, detrás de una mesa de caballetes donde reposaban unas veinte orejeras. Cuando todos los alumnos se colocaron alrededor de una mesa más grande que estaba en frente de la que estaba ella empezó a hablar

- Hoy vamos a dedicarnos a replantar mandrágoras, vamos ¿Quién puede decirme las propiedades de las mandrágoras? – Dijo la profesora, casi al instante Hermione levanto la mano y con un gesto la profesora le cedió la palabra.

- La mandrágora o mandrágula, es un reconstituyente eficaz, se utiliza para volver a la normalidad a personas que han sido petrificadas o encantadas – Lo soltó de carrerilla, como si lo hubiera memorizado y ensayado.

- Perfecto, 10 puntos para Gryffindor – Dijo la profesora Sprout – La mandrágora es un ingrediente esencial en muchos antídotos, pero también en muy peligrosa ¿Alguien me puede decir por qué? - Volvió a preguntar, y al igual que la vez anterior solo Hermione levanto la mano por lo que la afable profesora volvió a cederle la palabra.

- El llanto de la mandrágora es fatal para quien lo oye – Explico Hermione con simpleza.

- Exacto, otros 10 puntos – Dijo la profesora – Bueno, estas mandrágoras son aún muy jóvenes por lo que su llanto no es mortal pero sí que puede dejaros desorientados o inconscientes por lo que ahora os pediré que os coloquéis bien estas orejeras, sobretodo colocáoslas bien, cuando podáis sacárosla os hare una señal con el pulgar – Explico la profesora.

La siguiente hora se dedicaron a esto mismo, Hermione agarro a la mandrágora y con fuerza tiro hacia arriba, soltó una exclamación de sorpresa que nadie pudo oír al ver a la mandrágora, parecía una especie de bebé planta, Hermione sintió un escalofrió recorrerle la columna y se apresuró a trasplantarla a otra maceta, está más grande para permitir a la mandrágora que siguiera creciendo, siguió las instrucciones dichas por la profesora al pie de la letra y en menos de lo que canta un gallo ya tenía a su mandrágora felizmente replantada, y lo más importante ¡En silencio!

La clase no duro mucho más, la mayoría ya había acabado a pesar de que Neville parecía a punto de desmayarse en un par de ocasiones se recomponía bien, las plantas parecían ser el punto fuerte del chico.

Al salir de clase Harry y Hermione consiguieron escabullirse de Ron con mucho esfuerzo, pues el pelirrojo quería ir con ellos y a pesar de que ambos le decían que debían hablar de algo personal él insistía en que si eran amigos también tenía derecho a saber, con Draco fue mucho más sencillo, simplemente se despidió de sus amigos diciendo que iba a ver a Hermione y que era algo personal, por eso no los llevaba con él, Theo y Blaise lo entendieron y asintieron pidiéndole que la saludaran de su parte.

- Por fin...no te ofendas Harry, pero Ronald es un pesado... - Se quejó Hermione mientras Draco llegaba corriendo.

- Buenos días Draco – Corearon Harry y Hermione.

- Buenos días a los dos, por cierto, Hermione, Theo y Blaise te mandan saludos – Sonrió Draco.

- Que bien, cuando les vea les daré las gracias – Dijo Hermione – En fin, vamos al grano que si no llegaremos tarde para comer y me muero de hambre – Dijo Hermione a lo que sus amigos rieron divertidos.

- Has hablado con Derek – Comenzó Harry.

- Y has descubierto un par de cosas a la par de confirmar otras – Termino Draco.

- Si, ayer cene con él en la casa que tiene en el bosque, me confirmo que soy su hermana y que mi verdadero apellido es Firebreather, y también que nuestra familia es, como bien dijiste Draco, de la realeza, esto es debido a que somos descendientes directos de Thalía y por lo tanto de Marlín – Explico Hermione.

- Pero...¿Cómo es posible entonces que Derek se paseé tan libremente por Hogwarts? ¿Si es de la realeza no debería ser perseguido por el Profeta, pretendientes y seguramente Lockhart alardearía de que conoce a los herederos de Merlín? – Pregunto Harry confuso.

- Derek me explico que cuando escapo conmigo de la casa vino aquí, a Hogwarts, junto a McGonagall y Dumbledore, ellos me llevaron con los Granger y Derek simplemente se quedó viviendo aquí hasta que se construyó la casa en el bosque, nadie se sorprendió por su apellido sencillamente porque nadie sabía el apellido de la familia real, lo mantenían en secreto para prevenir situaciones como esta, además que Derek asegura que es muy importante que no se sepa que estamos con vida porque podría pasar lo que tú has dicho Harry pero también quedan Mortífagos que fueron liberados y Derek tiene miedo de que si se enteran vuelvan para acabar el trabajo que Voldemort empezó... - Siguió Hermione algo nerviosa e ignorando deliberadamente el escalofrió que recorrió el cuerpo del rubio cuando pronuncio el nombre de Voldemort.

- ¿Entonces es cierto que el Profesor Dumbledore y la Profesora McGonagall son tus padrinos? – Dijo Draco para cambiar de tema.

- Sí, es cierto, y apuesto a que ellos ya saben que hable con mi hermano y que yo sé que son mis padrinos, lo digo porque esta mañana estuvieron muy atentos cuando la voz de la madre de Ronald intento dejarnos sordos a mi hermano y a mí, me miraban con preocupación, pero también con ternura...tal vez debería hablar con ellos también – Dijo Hermione algo pensativa.

- ¿Y sobre lo de ser un dragón? – Dijo Harry.

- Derek dijo que si, que él era un dragón y que yo también lo era, además que es en esta edad por la que nos transformamos completamente por lo que es muy probable que en un puno entre este año o el siguiente me haya transformado.

- ¡Por cierto Harry, ahora en adelante seremos rivales en el Quidditch! – Exclamo Draco muy contento.

- ¿Y eso? – Pregunto el de gafas.

- Soy el nuevo buscador de Slytherin...aunque no esté orgulloso de como he obtenido el puesto. Le comenté a mi padre que quería entrar en el equipo y él dijo que me ayudaría, pensé que me compraría una nueva escoba, y lo hizo, pero también se la compró a todos en el equipo para que me metieran en él – Dijo este algo desanimado.

- Venga no te deprimas, así este año Slytherin y Gryffindor darán espectáculo para llevarse la copa – Animo Hermione abrazándose al rubio que rio y la abrazo con fuerza para soltarla segundos después.

Después de esto volvieron al castillo casi corriendo para llegar a tiempo para la comida, se separaron en la entrada y Harry y Hermione fueron a su mesa donde encontraron a un enfurruñado Ron.

- ¡No me esperasteis! – Se quejó él.

- Ron, Hermione te dijo que teníamos que hablar sobre algo personal, es algo muy íntimo de ella por lo que no puedes culparla por no querer contárselo a todo el mundo – Dijo Harry en un intento de poner paz.

- ¡Da igual! ¡No es a "todo el mundo" es a mí, se supone que soy vuestro amigo! ¡Yo también tengo derecho de saber qué es eso tan "Personal e íntimo"! – Se volvió a quejar el pelirrojo.

- ¡Ya basta Ronald! – Dijo Hermione ya cansada del comportamiento infantil de Ron – Tú no eres nadie para meterte en mis asuntos y sobretodo no eres nadie para exigirme nada ni darme ordenes, ahora déjame comer en paz.

A partir de aquí comieron en silencio salvo por una o dos bromas entre Harry y Hermione y finalmente se dirigieron a la tan esperada clase de DCAO que también compartían con Slytherin.

Entraron en la clase y se sentaron tranquilamente en sus sitios, miraron alrededor de la clase esperando ver al "Profesor Lockhart", sobre todo las chicas que parecían babear por él. Todas menos Hermione que las miraba con una ceja alzada.

Tal vez era que ser una criatura catalogada como "Sobrenatural" o tal vez era extremadamente buena leyendo a las personas más allá de las apariencias...o tal vez ambas, pero sabía que ese hombre no era tiro limpio.

El punto es sencillamente que no se tragaba a ese tipo, había algo en él que le gritaba (Mas allá de parecer un principito o niño de mamá demasiado malcriado): "¡Alerta! ¡Alerta! ¡Hombre que se cree el mayor Sex Symbol, pero en realidad es él mayor fraude de la humanidad!"

Gilderoy Lockhart entro en el aula caminando como acostumbraba, o sea, como si todos en el aula babearan por él, se paró delante de ellos y agarro el libro de Neville para mostrar la portada, con su propia fotografía.

- Yo – Dijo señalando la fotografía y giñando un ojo a la par que la foto – Soy Gilderoy Lockhart, Caballero de la orden de Merlín de tercera clase, Miembro Honorario de la Liga para la Defensa de las Artes Oscuras, y ganador en cinco ocasiones del Premio a la Sonrisa más Encantadora por la revista Corazón de bruja, pero no quiero hablar de eso ¡No fue con mi sonrisa con lo que me libre de la Banshee que presagiaba la muerte!

Claramente él pobre hombre esperaba que todos rieran de su intento de chiste, pero solo las chicas de la clase soltaron una risita de tontas enamoradas, lo que pareció satisfacer a Lockhart. Todas menos Hermione que solo lo miraba con gesto sarcástico, esto dejo al pobre hombre algo descolocado pues él esperaba que la joven castaña también babeara por él como todas sus compañeras, pero ella simplemente lo miraba como miraría a cualquier otro profesor...bueno tal vez a otro profesor lo miraría con mas interés.

- veo que todos habéis comprado mis obras completas. He pensado que hoy podríamos hacer un pequeño cuestionario. No os preocupéis solo es para comprobar si los habéis leído bien, cuanto habéis asimilado...disponéis de treinta minutos, podéis empezar...¡Ya!.

Hermione bajo la vista a su examen y de poco no se cae de la silla.

1. ¿Cuál es el color favorito de Gilderoy Lockhart? ¡Como si a ella le importara!

2. ¿Cuál es la ambición secreta de Gilderoy Lockhart? No lo sabía, pero la suya en ese preciso momento era no romper las hojas, quemarlas y arrojárselas en la cara.

3. ¿Cuál es, en tu opinión, el mayor logro hasta la fecha de Gilderoy Lockhart? ¿Haber conseguido seguir con su farsa durante tanto tiempo cuenta?

Y Así seguía y seguía, a lo largo de tres páginas, hasta:

54. ¿Cuándo es el cumpleaños de Gilderoy Lockhart y cuál sería su regalo ideal? ¿Un camión enorme para transportar su ego? ¡No podía creerse que en todas las preguntas saliera su nombre!

Media hora más tarde el profesor recogió los exámenes y los curioseo durante un par de minutos.

Comento un par de bobadas del tipo "Vaya, vaya, muy pocos recordáis que mi color favorito es el lila, lo digo en..." y trajo una jaula que estaba cubierta por una gruesa manta, la dejo sobre la mesa y miro a sus estudiantes con lo que esperaba, fuera una mirada de misterio y suspense.

- Tengo que pediros que no gritéis – Dijo en voz baja – Podrían enfurecerse.

Sin más preámbulos Lockhart destapo la jaula.

- Si – Dijo con tono teatral – Duendecillos de Cornualles recién cogidos.

Seamus, sin poder controlarse, soltó una carcajada que ni siquiera Lockhart, que vivía en su propio mundo de espejos, podría interpretar como un sonido aterrado.

- ¿Si? – Pregunto sonriéndole al pequeño.

-Bueno, es que no son...muy peligrosos ¿Verdad? – Respondió algo cohibido.

- ¡No estés tan seguro! ¡Pueden ser unos seres endemoniadamente engañosos! – Exclamo apuntándolo con un dedo acusador, pero cuando la clase entera lo miro escéptica este volvió a sonreír – Muy bien, veamos que hacéis con ellos – Entonces simplemente abrió la jaula por la que todos los duendecillos salieron disparados a atacar a los estudiantes.

Entonces cundió el pánico, unos cuantos salieron por las ventanas rompiendo los vidrios y llenando el aula de trozos de cristal, algunos encajándose en la piel de los estudiantes, dos de ellos cogieron al pobre Neville de las orejas y lo colgaron de la lámpara y el resto simplemente se dedicó a destrozar el aula.

- ¡Venga ya, rodeadlos, rodeadlos, solo son duendecillos...! – Gritaba Lockhart de lo más tranquilo, finalmente saco su varita y la apunto frente el aula – ¡Peskipiksi Pesternomi!

No tenían ni idea de lo que hacia ese hechizo, de echo dudaban de que fuera un hechizo de verdad, pero la cuestión es que no hizo absolutamente nada, de hecho, uno de los duendecillos le arrebato la varita y la tiro por uno de los agujeros de las ventanas a la vez que todos los estudiantes menos Harry, Draco y Hermione salían corriendo del aula.

Lockhart, totalmente horrorizado ahora, miro a los tres niños y les sonrió con nerviosismo.

- Bueno, vosotros tres meteréis en la jaula a los que quedan – Después de decir esto salió corriendo como él cobarde que era.

- Cobarde... - Mascullo Hermione con desprecio mientras elevaba su propia varita e invocaba un hechizo congelador que dejo a todos los duendecillos inmóviles y flotando por el aula mientras Draco bajaba al pobre y tembloroso Neville de la lámpara.

- ¿No podías haber hecho eso antes? – Pregunto Harry al acabar de encerrar a las criaturas en la jaula.

- Podía...pero eso le habría quitado diversión al asunto – Sonrió Hermione.

Paso una semana sin que hubiera más incidentes como ese, aun así, las chicas seguían babeando por el nuevo profesor y Hermione comenzó a pensar que todas las féminas de Hogwarts habían sido víctimas de un virus que Gilderoy Lockhart había soltado por la escuela que afectaba solo a las chicas y que hacían que estuvieran como locas por él, y que su organismo como dragón la protegía del virus y que por eso ella no se veía afectada.

En fin, era la tarde de un domingo en el que el equipo de Quidditch de Gryffindor tenía entrenamiento y Hermione había ido a ver a Harry, bueno ella y Ron que se le había acoplado mientras se dirigía al campo de Quidditch.

Pasaron unos minutos en silencio simplemente mirando a su equipo entrenar e intentar nuevas técnicas para el próximo partido contra Slytherin cuando el equipo de esta misma casa apareció en el campo y ambos capitanes se encararon.

- Uh oh, eso no pinta bien... - Susurro Hermione mirando a ambos equipos, sin perder más tiempo se levantó y bajo ágilmente de las gradas para llegar hasta sus amigos seguida de Ron.

- ¿Tenéis un buscador nuevo? ¿Quién es? – Pregunto Oliver Wood, capitán del equipo de Gryffindor.

Desde detrás del equipo se asomó Draco con una sonrisa arrogante que parecía muy bien ensayada.

- ¿Tú no eres el hijo de Lucius Malfoy? – Pregunto Fred, mirando a Draco con una ceja alzada.

- Así es.

- Es curioso que menciones al Señor Malfoy, ¿Os gustan nuestras nuevas escobas? Es un generoso regalo del Señor Malfoy – Ante esas palabras Draco apretó los puños con cierta rabia al recordar que ni siquiera había tenido la oportunidad de intentar entrar en el equipo por sí mismo, sino que su padre prácticamente había sobornado al equipo para que lo dejaran entrar.

- Bueno...haya paz – Pidió Hermione, oliéndose los problemas desde kilómetros – Si será por espacio, hay lugar de sobra para que ambos equipos entrenen, no hace falta empezar la tercera guerra mundial por esto.

- Nadie ha pedido tu opinión, asquerosa Sangre Sucia – Exclamo Pansy, que había venido a verlos jugar, mirando con asco a la joven Gryffindor, Hermione, en cambio, sintió la ira recorrer su cuerpo y como de repente parecía que su sangre se había convertido en lava ardiente.

Harry, temiendo que los ojos de su amiga comenzaran a cambiar y la dejaran en evidencia la agarro suavemente de la mano y la coloco detrás de él mientras le indicaba que mirara hacia el suelo.

Al momento todos los del equipo de Gryffindor se lanzaron contra ella y Ron intento algo estúpido, muy estúpido.

Trato de hechizar a Pansy Parkinson en un intento de defender a su compañera, pero a pesar del grito de Hermione de: "¡Estúpido no lo hagas, que tu varia está rota!" Lo hizo de todos modos, fue así como Ronald Weasley estaba siendo escoltado por sus hermanos mayores hacia la enfermería mientras vomitaba babosas y el equipo de Slytherin reían a carcajada limpia.

- ¿Qué está pasando aquí? – Pregunto la voz de Gilderoy Lockhart.

Aprovechando el despiste por la aparición del Profesor de DCAO, Harry, Draco y Hermione se escabulleron hacia la cabaña de Hagrid.

Una vez dentro de la cabaña de su enorme amigo, los chicos se sentaron alrededor de la mesa.

- ¿Porque esas caras tan largas? – Pregunto Hagrid, mirando a los chicos que se mantenían en silencio y mirando las enormes tazas de té que Hagrid les había servido.

- Lo siento mucho, en verdad lo siento mucho – Dijo Draco casi a modo de súplica.

- No te preocupes, sé que no ha sido tu culpa, además se supone que todos deben pensar que soy hija de Muggles ¿No? – Susurro Hermione que, al levantar la vista, como se lo temía Harry, tenía los ojos azules y las pupilas ligeramente rasgadas como las de los reptiles.

- ¡Sabes que no lo digo por eso! – Exclamo Draco.

- Lo sé, no te preocupes – Sonrió ella.

- ¿Estas bien? Tus ojos siguen siendo azules – Advirtió Harry a lo que Hermione se miró de reojo en un espejo que tenía Hagrid colgado en la pared y suspiro.

- Bueno, supongo que cuando acabe de calmarme volverán a su color original.

- Pero, ¿Qué ha pasado? – Insistió el Semi-gigante.

- Parkinson ha llamado a Hermione Sangre Sucia – Mascullo Harry algo enfadado también.

- ¡Vaya tontería! ¡Hoy en día casi no quedan magos que sean 100% magos, si los magos no se mezclaran con los Muggles terminaríamos extintos! Además, aun no se ha inventado un hechizo que nuestra Hermione no sepa hacer, independientemente de que sea hija de Muggles o descendiente de Merlín – Dijo Hagrid acariciándole la cabeza todo lo delicadamente que pudo a Hermione que sonrió con agradecimiento.

- Creo que me voy a dar un paseo por el Bosque Prohibido, nos vemos después Draco y recuerda que lo que digan tus compañeros no es tu culpa, gracias por el té y el consejo Hagrid y Harry recuera que pasare a buscarte cuando acabes tu castigo con Lockhart, espero que cuando acabes tu castigo con él no te hayas convertido en alguien tan egocéntrico como él – Dijo Hermione en tono de broma mientras se levantaba y salía de la cabaña.

- ¡Ten cuidado! – Corearon las tres voces dentro de la cabaña.

- ¡Si! – Contesto Hermione mientras se dirigía hacia él bosque.

La joven se adentró en el bosque tarareando una vieja canción que a su madre le encantaba poner en la radio cuando hacia la comida, finalmente sus ojos volvieron al acostumbrado tono miel, pero aun así Hermione siguió con su paseo tranquilamente.

No fue hasta pasadas unas dos horas que Hermione pensó que era mejor volver al castillo antes de que anocheciera.

- ¡Hermione querida! – La mencionada se giró para ver a McGonagall y Dumbledore al borde que separaba el bosque con los terrenos de Hogwarts.

- Buenas noches Profesora McGonagall, Profesor Dumbledore – Saludo Hermione, acercándose a ellos.

- Llámanos por nuestros nombres de pila mientras estemos solos querida – Dijo McGonagall mirándola afablemente.

- Suponemos que ha has hablado con Derek y nos pareció adecuado buscarte para decirte, a pesar de que ya debes saberlo, que Minerva y yo somos tus padrinos – Dijo Albus con su acostumbrado brillo travieso en la mirada.

- Si. Algo me ha comentado si – Rio Hermione.

- Bueno, solo queríamos recordarte que si necesitas algo siempre puedes acudir a nosotros, parece que tanto tu como tus amigos tenéis cierta tendencia a encontrar fascinantes aventuras y a veces la ayuda es más que necesaria – Dijo Albus.

- Así será – Respondió Hermione solemnemente.

Minerva se acercó para darle un abrazo de oso que Hermione acepto gustosa.

Después de haber estado hablando con ellos durante un rato más finalmente Hermione se fijó en la hora y les dijo que iba a buscar a Harry a su castigo con el Profesor Lockhart.

- Por cierto, ¿Porque lo contrataste? Es un inútil – Cuestiono Hermione antes de irse.

- Ah bueno, pensé que sería divertido – Dijo el anciano director a lo que Hermione rio y Minerva se dio una palmada en la frente.

Hermione recorría los pasillos para llegar al aula de Lockhart cuando una voz siseante le puso los pelos de punta.

- Ven...ven a mi...Deja que te desgarre...Deja que te despedace...Déjame matarte...

Hermione se quedó como paralizada durante unos segundos antes de llevar su mano a Llama Eterna y mirar amenazantemente a su alrededor...pero no vio a nadie.

- Quiero sangre...Dame tu sangre...Quiero sangre...

Hermione sintió como un escalofrió recorría su espalda y apresuro el paso para llegar al despacho donde se encontraba su amigo, aunque se topó con Harry al girar por el pasillo y la verdad es que el joven de ojos verdes se veía tan agitado como ella.

- ¡Harry! ¿¡Estas bien!? – Pregunto asustada.

- ¡Si! ¿¡Y tú!? – Pregunto este y cuando Hermione asintió volvió a hablar – ¡En el despacho de Lockhart he escuchado una voz, daba escalofríos y pedía sangre!

- ¿¡Tu también la has oído!?

- ¡Si! Pero lo más extraño es que cuando le pregunte a Lockhart él decía que no oía nada, dijo que simplemente estaba cansado y debía estar escuchando cosas, y todos sabemos lo cobarde que es Lockart en realidad – Dijo Harry.

- Si, tienes razón. Si él en verdad hubiera oído algo de seguro hubiera salido corriendo gritando cualquier incoherencia, lo que nos dice que él en verdad no ha oído nada.

- Mejor vayamos a cenar... - Sugirió Harry.

- Si, vamos.

Durante el camino se encontraron a varios alumnos a los que preguntaron si habían oído alguna voz o algún ruido y todos les contestaban lo mismo "Pues no que yo sepa" "No" "Ha no ser que fuera mi estómago..." "No. De seguro lo habéis imaginado" Y por el aspecto tranquilo de todos ellos tanto Harry como Hermione podían saber que efectivamente, ellos no habían oído nada.

Finalmente llegaron a su mesa en el Gran Comedor y Harry se sentó al lado de Ron mientras Hermione lo hacía en frente de ellos.

- Oye Ron, ¿Tú has oído algo raro ara aproximadamente 15 minutos? – Pregunto Harry como último intento.

- No, ¿Porque? – Pregunto mientras comía con energía el pollo en su plato.

- No, por nada...

Harry miro a Hermione que se veía tan confusa como él.

¿¡Es que acaso solo ellos habían escuchado aquella aterradora voz que clamaba por sangre y muerte!?

(Pregunta: Queréis que en un futuro haya Lemmon en el Fic)

¡Espero que os haya gustado, dejadme un Review que me anima a continuar!

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