Dulce 3

Se postró a un lado de la camilla. Volvió a observar esos trazos dulces y apacibles. Se quedó estático un par de minutos antes de cubrirse la boca desviando su vista, incluso pequeños indicios de rubor afloraron en sus mejillas.

-¿Qué demonios pasa conmigo? –Bruce se murmuró entre dientes, alejándose hacia la ventana-.

Estuvo a punto de abrir la boca nuevamente, pero un ligero tronido en la camilla llamó su atención. El sujeto de pie giró enfocando al muchacho que comenzaba a levantar su vista.

Percibió los segundos pasar como si de siglos se trataran. Todo lo demás se volvió inexistente en comparación a la mirada color cielo que se levantaba frente a sí. Hipnotizado, avanzó embelesado hasta posarse junto a la camilla. Se dio cuenta de su falta de respiración en cuanto quiso hablar y no hubo aire que pasara por sus cuerdas vocales.

-¿Dón...de...? –Clark musitó todavía aturdido por los analgésicos-.

-Es el Hospital Central... -Bruce respondió casi murmurando, forzándose por la falta de aire, todavía entrado en la magia del rostro del joven postrado-.

-¿Qué pasó? –Le preguntó levantando su mano, observándola y dándose cuenta del yeso envolviéndola-. ¿Qui... quién eres...? –Demandó alzando el rostro y mirando aquel del tipo junto a él-.

-Tú... -Musitó Bruce sacudiéndose enseguida los pensamientos-. Tú te lanzaste al cofre de mi auto. –Habló recia y duramente, justo como el momento de los reclamos se lo indicaba-. Te traje a un hospital porque no despertabas... -Le explicó metiendo sus manos en sus bolsillos-. Y espero que tengas seguro, porque los daños los vas a pagar tú...

-¿Qué? ¿Que yo qué? –Clark inquirió sentándose difícilmente en la camilla, quejándose de lo tieso que sentía el cuerpo y del golpe en su cabeza-.

-Lo que oíste. Saliste corriendo de la nada directo hacia mi auto. ¿A quién se le ocurre correr en un estacionamiento?

-¿Estacionamiento?

-Sí... En la escuela...

-¿Escuela?

-Sí...

-¡Escuela! ¡Cierto! ¡Debo salir de aquí! –Exclamó quitándose las sábanas de encima y posando sus pies en el suelo-.

-¡Oye, relájate! ¡No creo que estés todavía en condiciones para abandonar repentinamente el hospital y adem...!

Pero la falta de fuerza y el exceso de medicamento en su cuerpo le impidieron siquiera sostenerse en pie. Clark cayó desprevenidamente, pero no al frio piso, sino a los brazos de Bruce que había reaccionado prediciendo lo que iba a ocurrir.

-Además... Además dudo que aún tengas clases... Van a dar las cuatro de la tarde... -Completó Bruce suspirando pesadamente, afianzando el agarre para ayudar a levantar al muchacho-.

-¿L-las cu-cuatro? –Clark preguntó levantando la cara, inevitablemente cruzando miradas con el tipo que le había evitado la caída-.

-S-sí... -Bruce respondió sonrojándose consecuentemente al mirar su propio reflejo en los trozos de cielo que el convaleciente llevaba por ojos-.

-Per-perdón... -Clark habló también impregnando un ligero tono carmesí en sus mejillas-. Mi-mis piernas... No sé qué pasa con ellas... -Anunció desviando su mirada-.

-Debe ser el medicamento... Trata de tranquilizarte... No hay prisa... La doctora me dijo que pasarás la noche aquí...

-¿Qué? –Exclamó poniéndose de pie con ayuda del dueño del auto-. Pe-pero yo... -Enmudeció analizando la lujosa habitación y los muebles finos a su alrededor-.

-No te pasó nada grave, pero quieren asegurarse... -Bruce explicó ayudándolo a regresar a la camilla-.

-Pe-pero yo...

-Debes tener más cuidado... No iba tan rápido, pero aun así, pudo haber sido peor... -Habló arropando al joven con las blancas mantas-. Hay una fractura en tu muñeca... Y tienes una contusión, por eso quedaste inconsciente... Así que debes descansar...

-¿U-una contusión...?

-Si te sientes mal, se lo debes informar inmediatamente a las enfermeras...

-Pe-pero yo... Yo no puedo permanecer aquí...

-Descuida... Podrás justificar la falta con la receta que te den aquí...

-No, no es eso... es que... Parece un lugar muy caro... Yo no puedo pagar esto... -Confesó Clark queriendo abandonar la camilla nuevamente-.

-¿Qué?

-Eso, lo que dije... Tengo que irme... -Declaró bajando sus piernas-.

-¿Qué dices? No puedes irte, aún no estás muy bien... Los doctores no te dejarán ir...

-Estoy bien... Lo importante es no aumentar el tamaño de mi deuda...

-No seas absurdo... No te puedes ir... -Bruce anunció impidiéndole abandonar la camilla, pues se colocó justo al borde del mueble, impidiéndole seguir-.

Tomó sus piernas regresándolas a la suavidad de la camilla.

-¿No tienes seguro? –Bruce demandó cubriendo las extremidades del joven con las mantas-.

-N-no... De hecho no... -Confesó avergonzadamente-.

Bruce levantó sus cejas anonadado.

-L-lo siento... Y dices que golpeé tu auto, ¿cierto? Bueno, no te preocupes, aunque tardé toda mi vida, juro que te pagaré los daños... -Reveló insistiendo para abandonar el lecho-. Lamento haberte causado muchos problemas, pero es que es mi primera semana en la universidad y ya iba tarde a mi clase... No sabía exactamente a dónde ir... Por eso decidí acortar camino por el estacionamiento, pero ahora veo que fue peligroso... Y...

-Relájate... Eso no es importante... Lo que prioriza ahora es que te recuperes... -Bruce añadió atrapando el pie del chico impidiéndole continuar-.

-Bueno... de hecho, sí importa... Apenas y puedo mantenerme, de ninguna manera podría pagar la cuenta de este lugar, así que... -Habló forcejeando un poco para hacer que Bruce le soltara el tobillo-.

Una vez liberado, aprovechó para bajar por el otro extremo de la camilla.

-Me llamo Clark Kent, estoy estudiando el primer año de la carrera en comunicaciones... -Anunció buscando con la mirada sus zapatos, su chaqueta y su mochila-. No voy a huir, ¿está claro? Por supuesto que te pagaré... -Declaró posando sus pies nuevamente sobre el piso; lo que lo hizo reiteradamente tambalear-.

-Oye... no te ves bien... Es mejor que vuelvas a acostarte... -Habló Bruce rodeando la camilla para ir a buscarlo-.

-Estoy bien... -Respondió sosteniéndose de la silla junto a él-.

-Si es por el dinero, yo puedo prestarte...

-N-no... Ya te he causado muchas molestias y... de verdad que voy a pagarte... Cada centavo...

Lo miró revisar cada rincón de la pieza. Observó cada gesto sonrojado que lanzaba con sus movimientos ansiosos. Bruce se preguntó seriamente quién era el muchacho, de dónde venía, qué era lo que buscaba en esa ciudad, qué quería de la vida, a dónde se dirigía.

-Es mucho dinero lo que me debes... -Dijo Bruce interceptando la mirada de Clark-. Además, ya pagué todos los gastos médicos. Todo está cubierto hasta el día de mañana, así que ¿qué más da si te quedas...? Ya pagué. –Reveló el heredero tomando la silla y alejándola del muchacho, causándole un desbalance completo que lo guio directamente al suelo-. Quédate... Es obvio que aún no estás bien... -Añadió mirándolo desde su posición más alta-. Y no me devolverán el dinero que ya gasté, así que si me vas a remunerar, mejor asegúrate de disfrutar del servicio... -Completó agachándose y tomando al chico en ambos brazos para devolverlo a la camilla-.

-¿Qu-qué haces? –Le expresó rodeando al mayor con sus brazos, pues lo levantó con tanta fuerza que sintió caerse-.

-Sólo te ayudo a volver a la camilla...

-N-no... Ya te dije que no quiero que aumente mi deuda...

-Relájate... Lo hecho, hecho está... De todos modos te cobraré, así que ya no seas tan remilgoso y acepta lo que está pasando...

-Pe-pero... No, no puedo... A este paso no podré pagarte...

-No te preocupes, encontraremos un método para que me pagues... -Habló Bruce soltándolo entre las mantas-. Me llamo Bruce y estudio el último año de administración y negocios internacionales... Es un placer conocerte... Kent... -Comentó compartiendo una sonrisa al más joven-.

Quien volvió a sonrojarse bajando su mirada, percibiendo un escalofrío recorrerle la espalda.

-La-lamento haber salido así y haber dañado tu auto... -Dijo Clark apretando entre sus dedos las sábanas-. Juro que te pagaré por completo la deuda...-Confesó aceptando la situación que le aquejaba en esos momentos-.

-Yo sé que sí... Y dime... -Continuó la charla sentándose también sobre la camilla-. No eres de por aquí, ¿verdad?

-N-no... Vengo de Villachica... Acabo de llegar a Ciudad Gótica la semana pasada...

-¿Villachica? Está muy lejos de aquí... ¿Por qué no entraste a la universidad de Metrópolis?

-Bueno... -Musitó sumamente ruborizado-. La universidad de Gótica fue la única que aceptó mi solicitud para una beca... Por eso...

Bruce abrió sus ojos sorprendido. El muchacho era más sencillo de lo que pudiera aparentar. Sonrió inconscientemente.

-¿Y estás viviendo solo, Kent? –Le inquirió de verdad interesado, aunque no hallara una razón lógica para pedirle tanta información en esos momentos-.

-N-no... Vivo con otro chico... también es de primer año...

-Ya veo... -Algo en esa respuesta le hizo fruncir el ceño al heredero-. ¿Ese chico es tu novio? –Le demandó repentina y seriamente-.

-¿Qu-qué? ¡N-no! ¡No! –Respondió alterando la calma de la habitación, poniéndose rojo hasta las orejas-. ¡Nos conocimos en línea! ¡Yo necesitaba un lugar dónde quedarme y el chico quería un compañero de casa, es todo!

Bruce sonrió bajando sus hombros.

-Entiendo... ¿Entonces tus padres están en Villachica?

-S-sí...

-Vaya... Lo que quiere decir que estás prácticamente solo en esta ciudad, ¿cierto?

-S-sí... -Respondió cabizbajo, como si hubieran bajado un interruptor-.

Bruce volvió a sonreír.

-Entiendo... Bueno, es mejor que descanses... -Habló levantándose, acercándose a la mesita de centro y sirviéndose un poco de agua-.

-O-oye... -Clark comenzó a decir-. De verdad que te pagaré y lamento todo esto... No es nada personal... De verdad lo siento... -Dijo enmarcando en sus ojos al hombre parado frente a él, ruborizándose inevitablemente; gesto que llamó considerablemente la atención de Bruce-. Acepto completamente la culpa... Perdón...

El mayor no halló las palabras adecuadas en ese instante, pues esa mirada tan dulce, con esos ojos tan transparentes y puros lo transportó a un mundo repleto de ternura y bondad. Permaneció estático escuchando su voz sincera y tímida. No lo había soñado, no lo había imaginado; ese chico llevaba un aura inocente rodeándolo, impregnándolo todo con ese encanto extraño que curiosamente llamaba su atención. Bruce no pudo moverse aunque quisiera, no quería de todos modos, de hecho temió que el momento se apagara, ya que cualquier palabra o gesto de su parte seguramente acabaría con la ilusión que el chico de Villachica proyectaba.

-Lo bueno es que no pasó a mayores, ¿no crees? –Exclamó Clark acompañado de una tenue sonrisa-.

Pero no hubo respuesta en la boca de Bruce.

-¿No? –Clark inquirió dudoso-. Creo que no... -Habló semi avergonzado, pues pensó que había molestado al mayor con su disculpa-.

Bruce detuvo su mano que sostenía el vaso a punto de beber de él. Lo alejó sin despegar su mirada del rostro del menor. Le extendió el líquido indicándole con un movimiento de cabeza que debía tomarlo.

-Gra...gracias... -Clark agradeció cogiéndolo delicadamente-.

Y justo antes de posar su boca en la cristalería, sus labios fueron atrapados por aquellos del mayor, quien se había acercado sin mesura para llevar a cabo su deseo. Acción que impresionó y asustó de momento al menor. Fue tan grande su sorpresa que terminó soltando el vaso, estrellándolo contra el piso en consecuencia. Su siguiente paso fue apartar al invasivo ser que se atrevió a besarlo. Lo empujó lastimándose nuevamente su muñeca de por sí herida.

-¿Qué se supone que fue eso? –Exclamó Clark mostrando una mueca de dolor y miedo-. ¿Quién te crees? ¿Por qué hiciste eso? –Inquirió con cierta aprensión en su voz y unas cuantas lágrimas en los extremos de sus ojos, así con una mueca de vergüenza limpiándose la boca desesperadamente-. ¡Res-responde! –Pidió saliendo de la cama-.

-O-oye... -Habló Bruce dando un paso adelante-.

-¡No te acerques! –Ordenó Clark buscando sus zapatos, hallándolos sobre un sofá arrinconado en una de las esquinas de la habitación-.

Rodeó a Bruce lo más cuidadosamente que pudo.

-Oye... lo siento... No sé realmente lo que estaba haciendo... Fue una reacción... y...

-No te acerques... -Volvió a ordenar tomando sus cosas y huyendo a la salida-.

-Oye... ¡No te vayas! ¡Debes descansar!

Pero Clark hizo caso omiso. Y sin despegar la mirada del mayor, retrocedió para abandonar el cuarto.

-¡No te vayas! –Exclamó Bruce siguiéndolo-.

Sin embargo, justo antes de tomar la perilla de la puerta, ésta se abrió estrepitosamente golpeando la cara del muchacho de la mirada celeste, dejándolo fuera de combate en segundos, derribándolo inconsciente sobre los elegantes azulejos de la habitación.

-¡CLARK! –Llamó desesperado quien acababa de entrar-. ¿Estás aquí?

Al mirar lo sucedido, Bruce no dudó en socorrer al muchacho tendido.

-¿Estás bien? –Le preguntó al convaleciente, quien ya no contestó por más palmaditas que recibiera en sus mejillas para hacerlo despertar-. ¡Kent, Kent, despierta! –Expresó el heredero en un intento por hacer reaccionar al desvanecido chico-. ¿Estás loco? –Se dirigió al recién llegado que no terminaba de pasar-. ¡Mira lo que hiciste!

-¿Clark? –Expresó el muchacho de ojos verdes y cabello castaño, quien avanzó preguntando por el ocupante de la camilla-. ¡Tú no eres Clark! –Dijo hablándole de frente al otro individuo-. ¡¿Bruce?!

-¿Jordan?

-¡¿Qué haces aquí?! –Ambos expresaron al unísono, interrogantes, incrédulos, sorprendidos por la presencia contraria-.

-Yo vine a ver y saber de mi tutorado... ¿Tú qué rayos haces aquí? –Le demandó al joven portador del apellido Wayne-.

-¿Tu tutorado?

-¡Así es! ¡¿Y qué demonios le estás haciendo?! –Inquirió al ver al aludido en el piso, con la cabeza sobre el regazo del ajeno-. ¿Por qué está en el suelo? –Preguntó aproximándose a la pareja preliminar-. ¿Está bien?

-¡Lo golpeaste con la puerta! –Le contestó al castaño-.

-¿Yo? ¿Cuándo?

-Cuando entraste como el salvaje que eres...

-¡¿Qué?! ¡Claro que no! ¡Yo no le hice nada...! Y de todos modos, ¿por qué rayos estás aquí? ¿De dónde conoces a Clark?

-Eso no te importa...

-¡Caro que me importa, yo soy su tutor y él está a mi cargo...! Me informaron que tuvo un accidente, que un imbécil lo atropelló en el estacionamiento del campus... ¿Puedes creerlo?

-¿Un imbécil?

-¡Sí! ¡Maldita gente ricachona, se cree mucho! ¡Creen que pueden hacer lo que quieran y salir impunes!

Bruce frunció el ceño ignorando al ojiverde. Se ocupó mejor de levantarse y llevar consigo al muchacho inconsciente para regresarlo a la camilla.

-Pues no lo atropellé... El muy distraído saltó sobre mi cofre... Iba tan absorto en sus asuntos que no vio que un auto se acercaba...

-¿Qué? ¿Cómo sabes eso? ¡Espera! ¡No me digas que tú eres ese imbécil!

-No soy ningún imbécil... Y que ni se te ocurra contar esto a tus amistades porque me encargaré de desaparecerte si haces algo que me perjudique... -Amenazó Bruce mientras arropaba al menor-. ¡Y cómo sea, ya que estás aquí, yo me retiro...!

-¡¿Qué?! ¿Sólo así? ¿Ya te vas? ¡No me puedes dejar! ¡Fue tu culpa! ¡Y no me amenaces! ¡Yo puedo hacer lo que quiera!

-No fue mi culpa, y sí, ya me voy... ¡Y no te amenazo, sólo te estoy advirtiendo!

-¡Es lo mismo! ¡Y no...! ¡No me dejes así...! ¡Quiero saber lo que pasó...!

-Que él te cuente cuando despierte, yo me largo... -Anunció tomando su abrigo y replegándose hacia la puerta-.

-¡Bruce, esto no ha acabado! ¡Mañana te busco en la escuela, ¿oíste?!

-¡Lo que digas! –Respondió ya del otro lado del recinto, cerrando la puerta tras de sí-.

-¿Qué demonios? –Hal se preguntó mirando a su dichoso tutorado-. ¿Cómo terminamos en esto?

El heredero caminaba enérgicamente por los pasillos, ocupándose de no llamar exageradamente la atención. Arribó en cuestión de minutos al estacionamiento del hospital. Abordó su vehículo acomodando el espejo retrovisor. Y fue al enfocar el asiento trasero que se percató de las cosas del muchacho Kent, pues ahí las colocó cuando lo subió al auto.

-¿Qué rayos fue eso? –Se inquirió Bruce tallándose la sien-. ¿Por qué rayos hice eso? ¿En qué estaba pensando? ¿Por qué lo besé? ¡Qué tontería! –Exclamó sacudiendo su cabeza, encendiendo el auto y perdiéndose entre los otros autos de alrededor-.

Continuará...

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