Terminé de comer el espagueti que saqué del refrigerador y me levanté de la silla, Andrey hizo lo mismo, decidí recorrer la mansión, salí de la cocina y me dirigí a la sala, antes de que me diera cuenta, el ruso ya no estaba conmigo, empecé a caminar por la lujosa madera llena de barniz, habían muchos marcos con pinturas sobre la pared amarilla, realmente no había nada que me llamara la atención, estuve acostumbrado a este tipo de lujos, mejor iré a caminar, regresé a mi habitación por unos tenis, mi celular y mi espada, ésta la colgué en mi espalda con su funda.
Fui rumbo a la salida de la casa pasando sillones y mesas de café, abrí la puerta de madera, salí y la cerré, todo está lleno de árboles gigantes, empecé a caminar hacia enfrente sobre el pasto.
El tiempo había pasado y el brillo de la luna se hacía notar más, llegamos a las 10 de la noche, ahora llevo 2 horas en este lugar, una en la casa y otra aquí en el bosque, seguí caminando en la misma dirección hasta que encontré una montaña de piedra muy cerca, corrí rumbo a ella hasta llegar.
Quiero llegar a la sima, afortunadamente hay lianas lo suficientemente resistentes para aguantar mi peso. Tomé una de las enredaderas y comencé a subir, poco a poco iba ganando altura, hasta llegar a la punta, hace más frío, saqué de mi bolsillo mi celular negro y puse en modo aleatorio una canción, What I've Done- Linkin Park.
Me senté en la montaña para poder admirar mejor el paisaje nocturno, a lo lejos se puede ver las luces de la casa, esta canción me llena de nostalgia, se supone que soy un Al Ghul, no puedo tener sentimientos, pero la estancia con mi padre hizo que me ablandarla mucho, desafortunada mente sigo igual, esto es lo que soy, un asesino maestro, las palabras de Bruce aún sigue en mi cabeza, "justicia, no venganza".
A veces pienso que soy un desperdicio, un asco de hermano, un asco de todo, ni siquiera sirvo para hacer una misión sin que piense en los momentos que viví en Gótica, soy un montón de basura con emociones estúpidas, mi madre y mi abuelo me odiarían si supiera mis pensamientos, ni siquiera se por qué regresé a este infierno, Rachel tenía razón, Mar'i no hubiera querido que volviera a éste lugar, en este momento mi padre estaría muy decepcionado de mí.
Después de pensar en la basura que soy, regresé a la tierra, estaba agotado, mejor volveré con los demás, comencé a caminar rumbo a la casa, pero una voz femenina diciendo mi nombre me detuvo, estuve parado unos segundos, intentando averiguar de donde proviene aquél sonido.
- Damian - de nuevo se escuchó, esta vez a mi derecha, me dirigí para allá mientras sacaba mi espada - esto es tu culpa - me decía aquél extraño, voltee a ver de quien se trataba, y justo en frente mía, estaba Mar'i con el cuello cortado.