Verdades Ocultas
Han pasado dos semanas desde que fuimos a Ciudad Gótica. He vuelto a ver a Goliath.
Desde mi regreso ha estado muy meloso conmigo y Galya. Cada vez que la ve empieza a llorar.
Justo ahora me encuentro disparando flechas desde una montaña en dirección aleatoria. Necesito despejar mi mente.
Ayer mi madre notó mi cambio de humor. Me sentía confundido, sin propósito, sin metas, era como si me hubieran arrancado una gran parte de mí, como si me hubieran borrado la memoria. Inclusivamente, mis recuerdos se han ido desvaneciendo poco a poco. No tengo muchas memorias de pequeño, no puedo ver de nuevo aquellas imágenes que viví en mis primeros años de vida.
Mi arco es de un metal flexible, capaz de doblarse al grado de disparar una flecha de ochenta centímetros. De color negro y un hilo del mismo material.
Estamos aproximadamente a veintinueve grados, un clima al que me he acostumbrado.
Tomo la última varilla que me queda, la coloco en mi arma, la estiro y la dejo salir volando. Ya no tengo más, creo que ya es hora de regresar. La montaña en donde estoy es de piedra, similar a la del bosque donde estuve hace unos días.
Con animales venenosos. Con pocas plantas verdes y coloridas.
Característico de Nanda Pabart.
Empiezo a caminar para abajo. Cada paso que doy hace que unos granos de arena oscura cubran mis botas de cacería.
Termino de descender y me encuentro con un suelo rocoso al igual que más montañas puntiagudas.
Empiezo a correr para poder llegar más rápido. El aire golpea mi cara con brusquedad. Mi espada cuelga detrás mía. Mi capa roja puede ocultarla un poco. Mi armadura metálica me protege de amenazas. Y mis habilidades me hacen un guerrero.
Una hora después empiezo a ver la fortaleza. Con muros color crema y torres de vigilancia. Llego a la puerta y la abro. Estando dentro la cierro y sigo caminando. Hay pequeños salones de entrenamiento. Cada uno adaptado a la situación.
A mi izquierda está el de judo. Hay hombres y mujeres practicando. Todos principiantes. Yo podría darles clases a esos neardentales. A mi derecha está el uso de armas de fuego. A los nueve años una bala impactó mi pierna derecha, desde ese momento tengo una cicatriz en ese lugar. Diez años preparándome para ser el mejor, diez años lidiando con golpes y heridas.
Iré a ver al nuevo profesor de geología. Aún no lo he visto en persona. Pero en lo que llego puedo imaginarme su apariencia. Algo viejo, con pocas arrugas, tal vez de cincuenta años. Su vestimenta formal. De baja estatura. Llego al salón o me introdujo en él. Hay como cincuenta niños de tal vez diez años. Todos atentos a la clase mientras aquél viejo habla.
Bastardos, yo a su edad pude tener un doctorado.
Salgo y mi próximo destino es mi habitación, ya no la comparto con Galya, afortunadamente ahora cada miembro tiene su propio cuarto, por ello este lugar se expandió. Llego y me desabrocho el cinto que sostiene mi espada dejándola caer mientras camino. Prosigo con mi capa desabotonándola de mis hombros quedando en el suelo. Todas mis prendas han sido revocadas de mi cuerpo a excepción de mi ropa anterior. Me dirijo a mi armario y saco una toalla blanca y camino hacia el baño. Mientras las gotas de agua tibia recorren mis extremidades empiezo a sentir una sensación relajante. Salgo de mi ducha y me enrrollo la toalla en mi cintura. Antes de irme había dejado el uniforme que suelo usar en el día listo en mi cama, así que me visto con eso. Es idéntico al que usaba a los diez años. Un estilo ninja con piernas y brazos negros, un tipo de chaleco con capucha verde y la cinta que lo sujetaba en mi cintura. Empiezo a ponérmelo prenda por prenda. Termino con el chaleco, abajo de este se encuentra una hoja de papel doblada en cuatro. La agarro, la abro y descubro que es una carta. Una letra delgada y un poco inclinada a la derecha, reconozco esta letra. Stephenie Brown.
Damian, soy Stephenie, estoy segura de que me recuerdas, no eres tonto. La última vez que nos vimos tenías trece años, creo que ahora tienes quince. Bien, quiero hablar contigo, sin trucos.
No llevo compañía ni intenciones de atacarte, sólo quiero que tengamos una conversación. Puedes llevar tu espada si no te sientes seguro. Te veo en la segunda montaña del Norte que cubre el lugar en el que estás a la media noche.
Stephenie Brown
Hablar conmigo? Sobre qué? Creo que a esa hora nadie está al pendiente de mí. Son las siete de la noche, entonces faltan cinco horas para irme. Esa montaña está a treinta minutos escalando, la opción más segura de ir.
Sólo cargaré con mi espada.
Media Noche
He salido de esos muros casi sin problemas, justo ahora estoy escalando la montaña.
Hay hoyos que me permiten sostenerme y subir poco a poco.
Después de quince minutos de estar colgado en esta piedra gigante llego a la cima. Precisamente en frente mía se logra ver una silueta humana. Esta se voltea y se quita la capucha que traía puesta.
-Damian - su rostro no es el mismo de antes. Ya no refleja alegría como solía hacerlo. Sus facciones son depresivas, tristes, con cicatrices delgadas y cortas. También viene con su traje de su alias "spoiler", pero este está roto, con algunos agujeros esparcidos, principalmente brazos.
- Stephenie - respondo el saludo.
-Gracias por venir.
-Sólo dime qué quieres?
-Hace dos semanas fuiste a Ciudad Gótica, te dijiste a la mansión, y ayudaste a acabar con la vida de las personas que te ayudaron a ser humano, a tener una vida normal...
-No es necesario que me lo recuerdes - la interrumpo gritando, mi voz se expandió en el cielo por medio de un eco.
-Lo sé, pero no he venido hasta aquí para eso, sólo quiero que me digas el por qué lo hiciste
-Sólo seguí órdenes - respondí cortante
- Pero tú les dijiste cómo entrar- una nueva voz se une a la plática detrás mía. Volteo y logro divisar a Cassandra Cain.
-Mencionaste que habías memorizado la localización de cada trampa - me dice mientras camina y se quita la máscara negra de Black Bat - desde mi punto de vista, dar sugerencias e idear planes no es una orden.
- Por eso te preguntaré esto una vez más - prosigue la rubia - por qué lo hiciste? - antes de contestar doy un suspiro de enojo.
- He vuelto a ser el asesino que solía ser. Mi propósito, es igual al del cualquier miembro de la liga. El matar personas es algo que me han inculcado desde mi nacimiento, es algo inevitable, y algunas cosas no se pueden detener - un silencio acompañados por viento nos invadió por unos segundos. Probablemente estén pensando en matarme aquí mismo, pero la voz de Stephenie me saca de mis pensamientos.
- Tal vez pienses que fuiste la persona más cercana a tu padre, pero no es así...
- No es verdad - la interrumpe Black Bat - él no es hijo de Bruce, nunca lo fue. A caso no recuerdas lo que sucedió hace dos años?
- Qué pasó? - pregunto
- Si crees que eres el hijo de Bruce Wayne lamento decirte que estuviste viviendo en una mentira. Cuando tenías trece, tu padre descubrió un sobre con documentos médicos. Pertenecían a tu madre y a Slade.
-Espera, dijiste Slade? - pregunto un poco asustado
-Sí, déjame terminar - contesta la pelinegra - en esos mismos decían y afirmaban que Slade Wilson y Thalia Al Ghul tenían un hijo, Damian Al Ghul. Inmediatamente Batman empezó a investigar y los resultados quedaban perfectamente con esos papeles.
-Quiso mantener el secreto, pero nosotras escuchamos decírselo a Alfred tres noches después - continuó Stephenie - nos descubrió y... Nos pidió que nunca te lo dijéramos - dice mientras baja la cabeza
-Cómo sé que no están mintiendo!-les grito desesperado
-Si no nos crees, pregúntale a tu madre.
- Qué importa si les cree o no - una figura masculina aterriza en el lugar donde estábamos. Se levanta y prosigue para hablar. Jonathan Kent- Es un traidor, no merece que le quiten la venda de los ojos.
- John?
- Si, soy yo
- Se supone que te mataron, cómo es esto posible?
- Eso no te importa! Te fuiste y no te importó lo que construiste con nosotros, todos te tratamos como una familia y lo tiraste a la basura! - me grita desesperado. Ha cambiado, ya no es el mismo de antes. Su uniforme ha sido modificado. El blanco que solía llevar se ha remplazado por negro. Su jeans ahora son unos pantalones estilo militar. Sigue usando su chaqueta, pero sin tonalidades blancas. Su cabello está moldeado hacia atrás, eso le da un estilo amenazador pero elegante.
- Regresaste a este lugar sólo porque no tenias un propósito. Tú y tus compañeros eliminaron a los titanes que habías creado, y ahora... Ayudaste a matar a tu familia. Qué demonios te ha pasado? - unas lágrimas empiezan a caer, recorren sus mejillas hasta llegar al suelo.
- Tu madre... Asesinó a la mía... Pasó tres meses después de que te fuiste. Mi padre está aislado con luz roja, lo culpan de la muerte de los titanes.
- Eso ya no es asunto mío, yo ya no pertenezco a ese lugar. - De repente, él se acercó con rojo brillando en los ojos y me alzó por el cuello del chaleco.
- John, detente - Stephenie lo jaló del brazo- sus ojos volvieron a la normalidad y me soltó, haciendo que cayera de sentón.
- No te mereces haber sido el hijo de Batman - en eso me aventó un sobre para guardar documentos.
- Adiós, Damian - ellas se despidieron y salieron corriendo hasta empezar a bajar la montaña.
Tomo el sobre y lo abro. Dentro de él hay un folder beige con documentos. Uno de ellos dice de mi verdadera identidad. Nunca fui un Wayne.
Sigo examinando y encuentro un sobre para carta. Es blanco y tiene el sello que mi padre solía usar. Lo abro y una hoja doblada me espera. Es la misma letra de él. Empiezo a leer.
Damian. Siempre quise mantener esto en secreto, temía que si llegaras a saberlo ya no me verías como lo haces.
Lamentablemente, tu madre nos engañó diciendo que yo era tu padre, sin embargo, eso no es verdad.
Hace una semana encontré en medio de un banco recién asaltado unos expedientes médicos. Decían todo sobre ti. Tipo de sangre, color de ojos, entre otros aspectos. Tenían escritos los nombres de tus padres. Venía el de Thalia Al Ghul, pero el mío fue remplazado con el de Slade Wilson, tú sabes quién es.
No podía creer eso, así que investigué, interrogué, hice de todo para probar que eso era mentira, sin embargo, esos resultados eran verdaderos. Eso quiere decir... Que no hay nada biológico que nos diga que yo soy tu padre, y tú mi hijo.
Pero lo que he aprendido desde que me convertí en Batman, es que los lazos más fuertes de nuestra familia fueron creados por el cariño, no por la sangre.
Con amor
Bruce Wayne
Quisiera llorar, después de todo... Mi padre... Fue mi boleto para volver a entrar a la liga. Debo regresar, Galya debe saber algo.
Me levanto, agarro los documentos y una sombra gigante aterriza en el lugar. Goliath.
Me monto en él y este sale volando a las instalaciones. Al llegar corro a buscar a mi hermana a su habitación. Abro la puerta pero no hay nadie. La cierro y al voltearme a la derecha choco con alguien. Megan.
- Cuidado - dice mientras se soba la cabeza en el suelo
- Megan, haz visto a Galya?
- Hace poco la vi entrar a tu cuarto
- Hace cuanto? - pregunto desesperado
- No lo sé, cinco minutos, tal vez siga allí - responde mientras se levanta
- Bien - finalizo corriendo al lado contrario. Treinta segundos después llego a mi cuarto y justamente, ahí se encuentra ella sentada en un rincón llorando.
- Galya- digo mientras cierro la puerta y me acerco a ella rápidamente - Qué demonios te pasa?
- Es mi culpa, debí decírtelo desde un principio - habla entre llantos
- Qué cosa?- digo un poco asustado
- Tu regreso estuvo planeado desde un principio.
- De qué estás hablando? Mi regreso? - contesto preocupado, confundido y con voz alta
- Déjame hablar!!! - me grita desesperada - Madre quería que volvieras aquí. Por eso planeó a la perfección la muerte de Batman, Nightwing y Nighstar.
Precisamente los cinco que los mataron hace un año era el plan perfecto. El suero que Mar'i te puso en realidad era una toxina que te daba energía, pero segundos después te debilitaría para que así no pudieras hacer nada y te sintieras culpable de no haber podido salvarlos. Los cuchillos que te cortaron contenían un veneno que cambiaba tu moral inculcada por Bruce, así estarías dispuesto a matar. Y se planeó a la perfección que el Joker se suicidara al final.
También la llegada de los demás se planeó.
- Por qué nunca me lo dijiste hasta ahora!! - grito desesperado
- Porque no tenía opción - empieza a llorar más fuerte
- Qué quieres decir?
- Tú heredaste algo de Slade, los demás fue por sus padres, algo que yo no. No es necesario que me digas lo de nuestro verdadero padre, yo les pedí a ellas que lo hicieran. Ustedes tienen una peculiaridad similar a la de Superman. Por el sol tus moléculas se modifican, lo suficiente como para revivir a alguien cercano. Esto se expandió en nueve personas al rededor del mundo, esas son ustedes, sólo que Giselle y Johan murieron.
Batman lo descubrió al analizarte unas semanas después de que llegaras a Gótica por primera vez en la prueba de paternidad. Ese suero que nos mandaron a buscar está hecho con tu sangre. Así nací yo, me clonaron con tu sangre, en realidad tengo cinco años, soy como el hereje. Estuve obligada a cooperar con Ra's, si no lo hacía...
- Y a qué quieres llegar con todo esto? - la interrumpo
- A que mañana morirás si no haces nada.
He vuelto XD
Tengo razones por las que no he actualizado.
1- La noticia que di hace un tiempo es cierta. Slade es el verdadero padre de Damian, al menos eso es lo que se da a entender en Deathstroke #31. Es mejor que lo lean por ustedes mismos.
2- Si esto era verdad, quería relacionarlo con este capítulo para poder llevarlo al final, el cual está muy cerca.
3- Mi cerebro se seca y no me inspiro para escribir.
En fin, espero que les haya gustado el capítulo, si es así les agradecería que le dieran una estrellita.
Nos vemos.
H3RLA625
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