Los Holbein
- Joven Damian? - preguntó Alfred. No respondí. No hice movimiento alguno, tanto brusco como tranquilo o normal.
- Joven Damian, es usted?- volvió a preguntar. Estoy sentado en una silla negra con ruedas, adecuadas para hacer una vuelta dramática. Me impulso con mi pierna derecha para poder girarme , y al momento de moverme cruzo la misma pierna.
-Hola Pennyworth- le digo con tono serio. No ha envejecido mucho. Su cabello blanco. El cuerpo delgado. Su traje oscuro y presentable. Sigue siendo las características del anciano que conocía. - Tanto tiempo- proseguí.
- Si, ha pasado un año desde que se ausentó. Qué lo trae por aquí?
- Quería saber cómo estaban. Si algo de esta mansión ha cambiado. Por lo que pude notar es que hay un marco con una foto mía.
- Así es. El joven Tim extraña su inmadurez.
- Mi inmadurez?
- Sí, así es como él me lo comentó. Después de la muerte de su padre, el joven Dick y la señorita Grayson, ha estado muy triste, incluso del regreso de usted a la liga con su madre.
- Por eso quiso poner mi rostro en estas paredes?
- Sí. No lo demuestra y nunca lo hará, pero hecha de menos su presencia - todo este tiempo, pensé que Drake me odiaba. Sin embargo, me he dado cuenta que solía tolerar mi carácter cuando yo lo detestaba.
- Hace cuánto tiempo puso el cuadro?- pregunté
- Un mes después de su ausencia- me respondió tranquilo, más de lo habitual.
Un silencio nos atormentó. Los recuerdos invaden mi cabeza. Mierda. Estoy dudando en matarlos. ¿Realmente quise regresar con mi madre?
- Joven Damian- me llama. Tarda en responder ante su llamado- hay algo que debe saber...
No terminó lo que me iba a decir, es más, ni si quiera pudo hablar. Sus palabras fueron interrumpidas por un disparo en el corazón. La bandeja de metal plateada cayó al suelo junto al juego de té blanco que estaba colocado sobre esta. Hizo un ruido aturdidor. Se escuchó claramente cómo las tazas y la tetera de porcelana se rompieron al estar en contacto en el piso con la charola.
Torné mi vista en la herida. La sangre se esparcía con velocidad. El color rojo poco a poco invadía su camisa. Se puede ver a través de su pecho el extremo del lugar. Reconozco esa lesión. Fue causada por una Calibre nueve milímetros.
Los ojos de Alfred se abrieron con sorpresa y dolor. Su boca se abrió torciéndose un poco. Sus cejas se fruncieron. Sus brazos quedaron en sus costados. La fuerza en sus piernas disminuía. Temblaban. Segundos después, su cuerpo se derrumbó, hasta quedar completamente extendido.
Mi cabeza se elevó. Había un grupo de personas con ropa negra. El equipo.
- Damian!!!- gritó mi madre mientras ella y los demás se acercaban- hace cuánto tiempo estuviste hablando con ese viejo?- preguntó
- No mucho, como cinco minutos.- respondí mientras veía cómo la sangre llegaba hasta mis pies. Empieza a oler a hierro.
- Dejemos de perder el tiempo y busquemos ese suero- ordenó mi mamá.
Inmediatamente todos nos esparcimos por la cueva. Algunos revisaban estantes, otros mecanismos de química. Yo me enfoqué en la computadora. Esa enorme pantalla me trajo muchos recuerdos. Habían pasado como dos minutos cuando se escuchó como si las paredes se abrieran. Habían cinco hoyos esparcidos. De repente, de estos salieron unos androides. Segundos después sonó una alarma.
Eran blancos. Sus rostros estaban decorados con negro. Al igual que sus cuerpos. Tenían forma humana. Parecían que tuvieran cascos. Ni siquiera se lograba ver el tipo de mecanismo que los controlaban. Deben ser diseñados por Tim y construidos por Jason. Los robots no volaban, corrían. Eran demasiado rápidos. Estaban como a 1o metros de nosotros. Inmediatamente saqué mi espada que traía guardada en mi espalda y me puse en posición de combate, listo para atacar como los demás. Andrey, Mayalén, Galya, Johan y Giselle suelen usar más a menudo armas de fuego, en caso de emergencia usan blancas. El resto usamos espadas, sólo que Isabel pelea con dos. Los cuerpos de metal llegaron a todos en un abrir y cerrar de ojos. Así... empezamos una guerra en la cueva
Dos androides se aproximan hacia mí.
- Dispérsense!!!- ordenó mi madre.
En ese mismo instante, corrí en dirección de los robots, empuñando mi espada hacia la derecha con ambas manos. Cada autómata mide como dos metros. No obstante, eso no es desventaja para nosotros. A todos los miembros de la liga nos preparan para este tipo de situaciones. Aún puedo recordar esa clase.
Yo tenía cuatro años, para ese entonces no tenía mi carácter formado. Estaba peleando contra alguien que medía 1.50. Mi estaura era bastante baja. Era de un metro.
- Golpeen de abajo hacia arriba!!!- gritaba el instructor. De todos los profesores ese era al que más odiaba. No pasaba ni un día pensando en que deseaba matarlo- Si son unos cobardes el enemigo se dará cuenta!!! Acaso quieren ser unos niños de mami?
De repente, mi oponente me tumbó de una patada. Este quedó encima de mí. Puso su brazo izquierdo sobre mi cuello. Estaba ahorcándome. Todos los días los entrenamientos eran de vida o muerte. Si moría me metían en el pozo. Sin embargo, al momento de revivir, me iba peor que la muerte. No podía fallar.
- Damian!!! - me llamó la antención el maestro mientras caminaba furioso hacia mí - Qué demonios estás haciendo? Cómo piensas heredar el trono si no puedes contra él? Eres nieto de Ra's Al Ghul !!! Si luchas ganarás, si ganas vivirás, cómo vivirás si no luchas?- a partir de ese momento, quedé con esa presión. Cómo podía llamarme su pariente siendo tan débil? Ráídamente, una fuerza llegó a mí. Como si una chispa hubiera alterado algo en mí.
Golpee en la entrepierna con mi rodilla al enemigo. Este bajó la defensa, ablandando sus brazos, al igual que la presión en mi cuello. Aproveché eso y tomé su extremidad izquierda con mi derecha jalándolo hacia mí. Su cuerpo se balanceó, dejando mi pierna izquierda descubierta. Poco a poco se movía. Usé eso y pude quitarmelo de encima. Rápidamente me levanté, lo tomé del cuello y lo torcí. Haciendo que perdiera la vida.
Estoy como a un metro de los androides. Uno de ellos se impulsa y llega más rápido a mi. No tienen armas, pero sus manos se ven que están especializadas en romper huesos. Esto se pondrá complicado. La pared está muy cerca de mí. Como a dos metros. El primer robot abre las piernas dispuesto a atacarme. Sin embargo, no son tan listos.
Me deslizo por debajo de él. Estando atrás de él, corro hacia el muro. Empiezo a escalarlo con mis piernas. Alcanzando una buena velocidad brinco. Llevo mis manos hacia atrás, empezando a caer agarré la espada con ambas manos. Aterrizé en el suelo de pie atrás del enemigo, inmediatamente corrí, di un brinco y lo decapité. Salían chispas de su cuello. Este calló en el piso. Atrás mía venía otro androide. Voltee y se dirigía a una gran velocidad. Estaba inclinado hacia adelante con los brazos extendidos hacia atrás. Esperé a que viniera. Saltó muy alto. Tal vez dos metros. Cayó al suelo esperando golpearme. Empecé a atacarlo con el arma. No lograba acabarlo. Nos detuvimos un momento. El robot se puso en posición de combate. Una pierna adelante un poco alzada. Sus brazos cubrían su rostro. Formaban un ángulo de noventa grados. Conozco esa posición, esta vez no podré pelear con la espada. Volteé a ver a los demás. Están cansados. De repente, sentí un fuerte golpe en mi mandíbula derecha. Me distraje y me pateó. Caí al suelo. Se acercó a mí y me alzó ahorcándome. Rápidamente agarré el brazo con el que me sostenía. Golpeé su cara con mi pierna, y de un giro estaba en sus hombros. A causa de mi impulso logré tumbarlo. Tomé con más fuerza la espada y la atravesé por su cráneo.
- Alto!!!- se escuchó una voz masculina cerca de la entrada. Me dispuse a averiguar de quien se trataba. Jason y Tim.
- Damian?- preguntó Tim- Eres tú?
Me levanté con delicadeza. Caminé hacia ellos. Estando frente a frente pude notar que estaba casi de su altura. Tim está más musculoso, tiene barba. Jason se quitó su casco, era igual. Sin embargo, trae un parche negro en el ojo izquierdo al igual que muchas cicatrizes. Tim es el heredero del manto de Batman. Sigue siendo oscuro, sólo que este luce más siniestro, no trae máscara. Lo peor, es que está manchado con sangre.
- Haz crecido, mocoso - me dice Jason con arrogancia y burla
- Cuando te fuiste eras un enano- prosiguó Tim
- Siguen siendo los mismo idiotas que conocí- contesté
- Al menos ya no tienes voz de niña- me dijo el tuerto
- Al menos ya no tienes un ojo- respondí enojado. La sonrisa que llevaba su rostro maltratado desapareció.
- Como sea,qué haces aquí? Cómo lograste entrar? Por qué traes puesto ese estúpido uniforme?
- Jason- habló Tim con lágrimas en los ojos- mira- apuntó al cadáver de Alfredd. Pude ver reflejada la tristeza en ellos
Tú hiciste esto?- me dijo casi llorando Jason, estaba molesto, se acercaba a mí, yo retrocedía.
- No- contesté - yo no lo maté - dije algo temeroso
- Qué hiciste Damian? -me gritó Tim - por qué lo asesinaste?
- Él no lo hizo- contestó Galya - fuí yo - terminó caminando hacia nosotros mientras recargaba sus pistolas
- Qué demonios hacen ustedes aquí? - le preguntó Redd Hood
- Mejor díganos dónde está el suero que el verdadero Batman creó- respondió ella
- Mejor lárguense de aquí - prosiguió Tim
Un silencio llenó la cueva. Hasta que se Jason apuntó una pistola y la disparó. No pude evitarlo. Dirigí mi vista hacia atrás, esperando que alguien estuviera bien. No obstante, la frente de Giselle estaba agujerada. Desprendía sangre, hasta que cayó al suelo desangrándose.
-Giselle!!!- gritó desesperado Johan mientras corría hacia ella. Al llegar a su lado golpeó el piso. - Desgraciado!!! - agarró su arma y la disparó hacia Jason. Inmediatamente una guerra se desató.
- Mátenlos- ordenó en voz alta Tim. Los androides que estaban quietos nos empezarona a atacar. Esta vez era más difícil acabar con ellos, automáticamente se habían vuelto más fuertes. Yo no me topé con muchos. Poco a poco me iba cansando. A mi lado estaba Johan, y él cerca de Giselle. Estaba llorando. Junté espaldas con él, esperando a más oponentes.
- Olvida los sentimientos por ahora, eso te debilitarán. Venga a tu hermana - le dije. Tim se aproximó con nosotros. Rompió la regla de mi padre. No matar. Lleva en ambas manos dos armas de fuego, las mismas que usan mis compañeros. Me disparó, pero Johan me empujó. Él corrió hacia él, realmente estaba furioso. Saltó mientras daba en el aire una vuelta de carro disparando. Tim esquivaba las balas esparciéndose en el suelo con vueltas. El alemán al caer al piso disparó más. Llegó el momento de recargar, pero fué rápido. Teniendo una vez más sus armas listas, apuntó y disparó contra él. Pudo darle en la pierna. Tim se hincó en el suelo. Johan logró darle en la otra pierna. El rubio lo tumbó con una patada.
- Ahora muere!!! - le gritó. No obstante, no lo logró. Recibió un balazo en el corazón por atrás. Inmediatamente quedó en el piso pintándolo de rojo. Jason.
Corrí en dirección suya, él lanzaba más balas, pero lograba esquivarlas.
Traía en mis piernas unos cuchillos. Tomé tres y lanzé dos a sus armas, al momento de darle explotaron. El último logré clavarlo en su cráneo matándolo casi instantáneamente.
Me paré a su lado.
- Lo siento- le dije con la esperanza de que pudiera escucharme.
- Damian,cuidado!!!- escuché gritar a Galya- me volteé, y pude ver el arma de Tim apuntarme. Me hice a un lado, sin embargo, logró darme en la clavícula, luego en la derecha.
Caí al suelo, y sin esperarme, quedé inconciente. Lo único que recuerdo haber escuchado, fué un sólo disparo.
Desperté, me encontraba en una cama con sábanas blancas. El techo era de madera. El calor era muy alto, esto sólo significa una cosa. Estoy de vuelta en la liga.
- Damian - escuché la voz de Galya - voltee hacia mi izquierda, ahí se encontraba ella junto con los demás. Tenían los rostros con vendas, cortadas y cicatricez.
- Qué pasó?- fué lo primero que se me vino a la mente.
- Te habían roto la clavícula, pero... te metieron al pozo -respondió Mayalén. Me quité la sábana que me cubría. Tenía el torso desnudo. Me senté en la cama.
- Consiguieron el suero?
- Si, sólo una cantidad muy pequeña. Pero logramos encontrar la receta y algunos informes, no tan importantes- contestó Charles
- Se trajeron los cuerpos de los gemélos, sin embargo, no lo lograron, el pozo no pudo hacer nada, estaban muy deteriorados - prosiguió Megan
- Eso significa que...
- Así es Damian, Giselle y Johan murieron- finalizó Andrey
Si estamos enfrentando morir de alguna manera, el camino a elegir es aquel con probabilidades de victoria.
-Mikasa Ackerman
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