Capitulo #23
Chen cubrió con sus dos manos, sus orejas, anticipando lo que pasaría.
AHHHHH JUNGKOOK ENCONTRÓ A SU PAREJA DESTINADA - el grito de Taehyang y Taehyung, retumbó por toda la estancia.
Y las risas de Sulli y Chen no tardaron en escucharse
Jungkook simplemente se dedicaba a mirar la escena, con su rostro sereno.
De esos dos, ya nada lo sorprendía
SE PUEDEN CALLAR, DEJENME TERMINAR !! - Grito después de unos minutos ya hartó de los gritos de Taehyung y Taehyang que no habían cesado.
Qué amargado eres - Dijo Taehyang dejando de saltar junto a Taehyung.
Concuerdo con Taehyang, pobre Omega con un alfa como tú - Reprochó el peligris señalando a Jungkook.
No es mi Omega - Declaró firmemente
Ajá como no, dijiste que sentiste algo especial - Recordó el pelirrojo - No lo niegues Jungkook.
NO LO NIEGO, JODER!! - Grito perdiendo la paciencia, provocando un pequeño brinco en los presentes, por lo repentino que este fue.
Kook tranquilízate - Hablo Sulli
y Jungkook asintió.
Discúlpenme por gritarles - empezó de nuevo - pero es que ella no es mi Omega destinada
¿Y porque estás tan seguro? - Chen elevó una de sus cejas, esperando la respuesta de su hermano.
Porque lo que sentí con ella, fue como si ya lo conociera de antes, me hizo recordar a tí - Chen frucio su ceño
¿A mí? - Preguntó señalándose a si mismo, pensando en que quizás había escuchado mal
Si, a tí - Aseguro el pelinegro - ya lo sé quizás no tenga ni idea, de como es la sensación que sientes al conocer a tu persona destinada, pero estoy seguro que eso no fue lo que yo sentí.
Bueno, si estás tan seguro que no es eso, yo te creó, pero no tomes las cosas a las ligeras y deja que el destino te llevé a la persona indicada - Aconsejó Sulli brindadole una sonrisa al pelinegro.
Wow eso sonó, muy profundo Sulli - Alago Taehyung con un rostro eternecido - Eres mi ejemplo a seguir
Sulli solo negó con la cabeza, con una sonrisa en sus labios.
Gracias hyung, tomaré muy en cuenta tu consejo - Agradeció el pelinegro.
Jimin se encontraba acostado en el pasto del jardín de su casa, justo debajo de un gran árbol.
Era el lugar que siempre buscaba cuando estaba triste, le servía para llenar su alma de paz, para olvidar los problemas y pensar las cosas con claridad, pero justo en esos momentos no parecía funcionar.
Su mente estaba inundada de los recuerdos de los días anteriores, todo era una porquería, nunca pensó que al encontrar a su destino algo así le pudiera pasar.
Siempre imagino que todo sería mágico, como esas historias que solía contarle su abuelita, dónde los destinados se amaban desde el primer momento, y para toda la eternidad.
Su encuentro con su alfa, había sido, como de telenovela un encuentro inesperado, el momento cuando vió los ojos de su destinado supo que el podría entregar su vida por él.
Era lo único que necesitaba para ser feliz.
Había imaginado su reencuentro, dónde dejarían que sus sentimientos salieran a flote y empezarán algo lindo, para haci poder conocerse, para pasar toda su vida juntos
Pero nada había sido como el imaginó en esos momentos se sentía patético
Era tan iluso
Sin darse cuenta ya había empezado a llorar, gruesas gotas se resbalaban por sus mejillas, sin detenerse.
No era la primera vez que sufría por amor, anteriormente había tenido cuatro novios, de los cuales dos de ellos le habían sido infiel.
Pero nunca le había importado, simplemente terminaba con ellos.
Y continuaban como amigos, sin rencores, sin dolor, sin lágrimas, ni un poco de tristeza.
Pero ahora sentía que no podía seguir, quizás era porque era su destinado.
No tenían ningún tipo de relación formal, es más no eran ni amigos.
Pero porque le dolía tanto que le prestará tanta atención a esa Omega y no a él.
Lo que sentía era celos, y rechazó
Pero era tonto sentirse así, si el alfa no había dado indicios de que estuviera enamorado de él.
Al parecer el era el único enamorado de los dos.
Cansado de sus pensamientos se levantó del suelo, limpiando sus lágrimas, se sacudió un poco la ropa antes de ingresar a la casa por si está tenía polvo.
Iria a hacer tareas, Jin le había traído los apuntes del día anterior, ya que había faltado a clases tenía que anotarlo.
Caminó por uno de los pasillos, rumbo hacia su habitación
Nayeooon eres taaan afortunadaaa - Jimin paro en seco al oír ese nombre.
Se asomo cuidadosamente por una puerta y ahí se encontraba, la causa de sus desgracias.
Muy sonriente con otra chica que no recordaba su nombre, pero también era parte del personal de la mansión, que chillaba de emoción alrededor de ella.
Ya cálmate te digo que solo me dio su tarjeta por si necesito su ayuda, es como un pago por haberlo ayudado por lo de su alergia - Explicó pacientemente pero la otra chica no dejaba de saltar
Yo digo que eso, solo lo dijo como excusa para encubrir que le gustaste - Sonrió coqueta
Nayeon solo sonrió y negó con su cabeza, su amiga y sus insinuaciones
Jimin por otra parte subía las escaleras hacia su habitación, con la ira palpatente en sus venas, lo había escuchado todo
Y eso ni a él, ni a su lobo les había gustado.
Quería matarla, y arrancarle esa estúpida sonrisa de la cara, pero como lo hacía
¿Con que derecho?
Él no podía hacer obligar a el pelinegro a que lo amará, como el lo hacía.
Pero es nuestro alfa - Le recordó su Omega, con recelo
Entró a su habitación dando un portazo, hartó de sus pensamientos, hartó de sus lágrimas, hartó de sentirse una porquería
Hartó de todo
Tomo sus libros dispuesto a estudiar, y concentrarse en algo más.
Debia de apurarse para estar listo justo a tiempo, tenía que acompañar a Jin a la inauguración de su bar.
Acababa de conocer a su destinado, y ya le estaba volviendo su cabeza un lío.
No, tenía que parar con eso de una vez.
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