Capitulo #16










Sulli llegó a la mansión con un nudo en su garganta y con los nervios a color de hormiga.

Eran los ocho de la noche y él había estado todo el día trabajando en la empresa, estaba agotado, frustrado y preocupado.

Todo el día, se la pasó en juntas y revisando documentos, también había ido a buscar a su omega, en el mismo lugar donde lo había encontrado, pero nunca apareció.

Y para rematar en dos ocasiones sintió su corazón estrujarse de dolor cosa que solo pasaba cuando algo andaba mal con sus hermanos.

Solo esperaba poder verlos, y que todo estuviera bien, poder abrazarlos y nunca soltarlos ellos eran su fuerza y daría todo por borrar el pasado de su memoria aunque le tocará cargar con todo ese dolor por si solo.

Estacionó su auto en su "pequeño" estacionamiento donde habían más de doscientos autos.

Dio un suspiro y bajo del auto

Vió todo su alrededor, observando todos los vehículos que se encontraban en ese lugar, algunos que ni siquiera se habían utilizado ni una tan sola vez.

Tengo que empezar a regalar autos - Dijo para si mismo, caminando hacia la puerta principal de la mansión.

Entró y camino por los largos pasillos, encontrando todo en silencio como de costumbre.

Se quitó el saco y la corbata y los coloco en un sofá de la sala, un ruido se escucho en un de los pasillos y corrió hacia el lugar donde había provenido.

Conforme se acercaba pudo distinguir que el ruido provenía del cine para trescientas perdonas que tenían en la mansión, podría escuchar perfectamente las risas de sus personas favoritas dentro de aquel lugar, sin darse cuenta una sonrisa ya adornaba su rostro, camino lentamente y giro el pomo levemente, solo para asomar su cabeza.

Y ahí se encontraban, sentados en primera fila, muriendo de risa, y en la pantalla gigante se podía observar una película, de comedia al parecer.

La puerta quedaba a sus espaldas por eso no se habían percatado de la presencia del rubio.

Pero no por mucho tiempo.

El peliazul se giró rápidamente, el sentir ese olor tan característico, y de un salto se lanzó por encima del sofá dónde estaba sentado e empezó a correr escaleras arriba, el lugar era un cine en todo su esplendor.

No, bebé no corras te vas a caer - hablo el rubio, pero él peliazul no obedecio, y seguio corriendo rumbo a él.

Al llegar lo abrazo fuertemente, siendo correspondido al instante.

El rubio sintió como su hermanito, hundía su rostro en su cuello aspirando su aroma, y el se dedico a acariciar su cabello.

Si y nosotros, no existimos - Dramatizó el pelirrojo, fingiendo llorar.

El peliazul se separó de su cuello, y el lo tomo de la mano, mientras bajaban por las escaleras hasta donde estaban los demás.

En la primera fila, habían solo sillones familiares y en las demás filas sillones individuales.

Al rubio la traía tantos recuerdos ese lugar, recordaba cuando su padre lo mando a construir solo para que ellos se distraeran un poco, y que no siempre pensaran en el pasado.

Fue muy duro pero que hacer, no puedes volver el tiempo atrás, pasaron meses, hasta que por fin su padre había logrado convencerlos de que vieran una película que ahí, pero luego se volvió costumbre.

Y era un momento mágico, para poder compartir con su progenitor, después de que esté falleciera tardaron años en volverlo a utilizar y ya no lo hacen con la misma frecuencia de antes.

Flashback

Lágrimas y más lágrimas escapaban de sus ojos, en sus manos temblorosas se encontraba una foto de su Omega, la madre de sus hijos, aquella que lo amó sin medida, aquella que siempre estuvo con él, aquella a la que le entregó su corazón y alma, la que le dió lo mejor de su vida.

Sus cachorros, por los cuales el seguía de pie.

Los que vieron y sufrieron junto a él, su asesinato, se odiaba y se maldecia por no haber llegado a tiempo, por no poder evitar que sus hijos quedarán marcados para siempre, y que su esposa muriera.

Sus lágrimas no se detenían, y su mente no déjame de reproducir las imágenes de sus niños de cinco años llorando junto, al cuerpo sin vida
de su madre, el bosque, la sangre.

La noche en la cuál el se convirtió en un asesino.

Y si tuviera la oportunidad de volver a revivir a los malnacidos que asesinaron a su esposa lo haría, solo para volver a matarlos.

Se separó de su escritorio, dejando la foto de su esposa en este.

Se limpió las lágrimas y fingió estar sereno, muchas veces la idea de quitarse la vida, había cruzado por su mente, pero como decía Yeri su hermana de la vida, actualmente Nana de sus hijos, tenía que ser fuerte por ellos, sonreír por ellos, los amaba eran su tesoro, lo más preciado que su amada le había dejado.

Y aún recordaba sus últimas palabras

Proteje a nuestros cachorros siempre - Eso fue lo último que había dicho antes de morir.

Se pasó una mano por su cabello castaño peinandolo hacia atrás y salió de su despacho.

Camino rumbo hacia las escaleras, con el propósito de está vez poder convencer a sus hijos de utilizar la sala de cine que había mandado a construir para ellos.

Un sollozo se escuchó y freno sus pasos en seco, el sollozo provenía de la parte de atrás de la escaleras, así que con mucho cuidado camino hacia allá.

Su rostro se empañó por las lágrimas que querían salir.

Un adolescente de catorce años estaba echo bolita, con su cabeza gacha, y en sus manos se encontraba una foto de su madre, que yacia húmeda por las  lágrimas, que él derramaba.

El alfa mayor se agachó a su altura y acarició su cabello negro.
El chico al sentir que alguien lo acariciaba levanto su rostro, dejando ver su rostro empapado y sus ojos rojos y con ojeras.

Chen amor, porque lloras mi bebé - El chico lloró más con esa pregunta, y abrazo a su padre con todas sus fuerzas.

M..ma..má - fue todo lo que dijo, haciendo que el castaño también rompiera en llanto.

Yo estoy aquí ¿sí? Yo te amo, papá te cuida - El pequeño se aferraba a él, como si de eso dependiera su vida.

El alfa separó a su hijo de sus brazos, aunque le fue un poco difícil.

Amor mírame - Levanto su mentón suavemente, observando aquellos ojos negros brillantes que tanto le recordaban a su esposa - No me gusta verte llorar, haces que me duela - Limpio sus lágrimas con mucho cuidado -
¿Me podrías hacer un favor? - Pregunto y el pequeño asintio - Puedes subir y preguntarle a tus hermanos si quieren inagurar el cine hoy.

Todos juntos - Pregunto con emoción - Si mi bebé todos juntos - el menor corrió escaleras arribas sonriendo.

Minutos después se escucharon pasos, bajando por las escaleras, seguido de sus hijos apareciendo en su campo de visión, venían abrazados por los hombros, se sintió tan feliz.

Eran su viva imagen, a diferencia de sus ojos y cabello, sus ojos eran avellanas y su cabello castaño.
En cambio sus hijos tenían sus ojos negros y su cabello también negro.

Eso lo habían heredado a su madre, y en lo demás eran idénticos a él.

No entendía como Chen, había logrado convencerlos en cuestión de minutos, y el no lo habia podido lograr en un año, sin duda su pequeño era muy astuto.

Bajaron en total silencio, y él tampoco dijo algo, solo se dirigieron a la sala de cine.

Para así empezar lo que se convirtieron en una costumbre al pasar los días.

Hasta que él falleció

Fin del flashback

Sulli sonrió, y beso la frente de su Nana, y abrazo fuertemente a Taehyang y a Taehyung aunque él último no fuera su hermano de sangre, siempre sería su hermano de la vida.

Se sentó en el mismo sillón donde se encontraba su familia, a disfrutar de la película y de su compañía.

En ese momento se sentía casi lleno de emoción, se preguntarán porque casi y no completamente, pues sencillo faltaba Jungkook para que la paz y la emoción estuviera completamente en su ser.

Solo junto con su familia se sentía realmente feliz













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