Luz
-¡Por favor!- "está prohibido gritar en Cloud Recesses" - ¡D-Duele, duele demasiado! - volvió a golpear la puerta, maldiciendo en voz alta, sintiendo como si su espalda y caderas estuvieran siendo partidas en dos" Maldecir está prohibido en Cloud Recesses". - P-Padre, ¡a-ayudame por favor! ¡N-no volveré a romper las reglas!... ¡H-Hermano! - un grito rompió desde el Fondo de su garganta, abriendo sus piernas desnudas y empapadas, temblando aterrado se sostuvo de la manija de la puerta, pujando por instinto cuando las contracciones comenzaron a atacar cada vez con más fuerza su delicado cuerpo.
"Permanecerás en tu habitación, meditaras sobre tus pecados... Y darás a luz a ese niño, solo. "
Ese era su castigo, el lo merecía, el había roto las reglas.
Aun así estaba aterrado, suplicaba clemencia, no podía, el no podía hacerlo solo.
Otro grito escapo de sus labios, sus piernas temblaban, su rostro se contraía del dolor, el sudor escurría de su frente, y la sangre se deslizaba por sus muslos.
No supo cuánto duró aquel calvario, solo sabe que terminó cuando el delicado e infantil llanto rompió en aquella habitación.
El joven Omega olvidó todo rastro de dolor, levantando del suelo el delicado y sucio cuerpo del recién nacido, admirandolo con devoción.
Era un niño.
Curioso, acarició su mejilla, recibiendo un suspiro entrecortado a cambio. Sonrió y las lágrimas que comenzaron a caer por sus mejillas ya no eran de dolor.
Acercó al bebé a su pecho, arropandolo con sus blancas túnicas, limpiando su pequeño rostro con sus mangas, torpe. Nervioso y tímido tarareó una pequeña melodía, para que el pequeño calmara sus quejidos.
El niño abrió sus ojos y Qiren solo pudo prometerse una cosa.
Protegería con su vida al pequeño Jade.
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