23. Encierro Siniestro
AVA.
Mi cuerpo se sentía pesado, abro lentamente mis ojos, mi visión borrosa, lentamente se aclara miro a mi alrededor, estaba en el hospital, mi madre se levanta del sofá y camina hasta quedar a un lado, frunzo mi ceño al ver sus ojos inchados y rojizos como si hubiera llorado mucho tiempo.
-Mamá- Murmuro con voz ronca, hago un gesto y aclaro mi garganta, ella cruza sus brazos y baja su mirada, observo como se quiebra y comienza a llorar.
-¿Porque lo hiciste Ava?- Pregunta temblorosa, parpadeo, frunzo mi ceño -Cometiste un crimen cariño, hiciste actos terribles y no puedo hacer nada por ti-
Ante sus palabras me despierto un poco más, intento sentarme y me congelo de inmediato al notar que mis manos están atadas a la cama, el miedo me golpea de inmediato, intento mover mis piernas y estas también están atrapadas, mi respiración comienza a agitarse, miro a mi madre.
-¿Mamá?, ¿Que esta ocurriendo?- Pregunto temblorosa, ella solloza y se niega mirarme.
La puerta se abre, observo como dos hombres vestidos de enfermeros con trajes de color verde entrar, ellos se acercan a la camilla que estoy acostada, uno de ellos se asegura de las ataduras que tengo, el otro toma una inyección y la introduce en mi brazo, asustada grito, miro a mi madre ella aun no me mira.
-Iras a un lugar en el que te van ayudar Ava- Murmura mi madre con voz quebrad -Es lo único que puedo hacer por ti- Susurra, la miro sorprendida.
-¡¿A donde me llevan?!- Pregunto asustada, ella me mira, su labio inferior tiembla, detiene a los hombres y se acerca a mi, jadeo cuando su mano toma mi rostro sus dedos se unen en mi mejillas, hago un gesto con dolor.
-Es esto o prisión, has asesinado personas Ava- Gruñe entre dientes, la miro a los ojos, ella me mira con seriedad, su rostro se contrae y solloza, suelta mi rostro y se aparta dandome la espalda.
-Mamá- Digo asustada, los hombres comienzan a empujar la camilla en la que me encuentro a la salida, guardo silencio, ellos ya sabían lo que hice.
Cuando salgo puedo ver a mi padre en la banca, el me mira, sus ojos rojizos como si hubiera llorado, el aprieta sus labios y baja su mirada, mi cuerpo se va sintiendo más pesado, los hombres me llevan en esa camilla, y estoy segura de que es a un psiquiátrico.
-Es un error, ¡Yo no debo ir a ese lugar!, ¡es un error!- Le grito a los hombres, ellos no me miran, sus expresiones neutras mientras continúan el camino.
Mi mirada de vuelve borrosa, intento soltarme pero es imposible, me detengo y poco a poco mis ojos se van cerrando.
......
Abro lentamente mis ojos, observo la habitación blanca en la qu eme encuentro, las paredes acolchonadas, frunzo mi ceño, me siento en la cama que me encuentro, me miro a mi misma, me doy cuenta que tengo una camisa de fuerza.
Me comienzo a desesperar al intentar soltarme, me levanto de la cama, me acerco a la puerta, esta es de metal y hay una pequeña ventana de vidrio o no se que material, parece mucho más resistente.
-¡Ayuda!, ¡Ayuda!, ¡Hay un error!, ¡No pertenezco a este lugar!- Grito con desesperación.
Sigo gritando hasta que mi garganta comienza a dolor, salto al ver que en la habitación del frente alguien se azoma por la ventanilla, guardo silencio y miro paralizada ese rostro, es un chico, su cabello rubio y ojos negros, unos profundos ojos negros que parecían no tener alma, retrocedio algunos pasos sintiendo miedo, a pesar de ambos estar en habitaciones separadas, noto que el chico tenía una máscara que tapaba su boca, probablemente la pusieron para que no pudiera hablar o gritar.
Salto cuando alguien se puso frente a mí puerta, este abre y entra, miro al hombre frente a mi con el mismo traje que los hombres que me trajeron aquí, este introduce un carrito a la habitación, observo la bandeja que trae, hay una inyección en esta, humedezco mis labios.
-Escuche, no pertenezco a este lugar, yo, yo estoy bien, no estoy loca no tengo nada, cometieron un error- Comienzo a decir con desesperación pero tratando de mantener la calma.
El hombre mantiene su expresión neutra, ni siquiera me mira o presta atención, la frustración me golpea, nadie me creería que no debía estar aquí. El hombre con facilidad me sostiene e introduce la inyección en mi brazo.
-Vas a estar bien, pronto vas a mejorar- Murmura el hombre, lo miro con lágrimas en mis ojos, no debía estar aquí, ¿como iba a salir?.
.......
No sabía cuantos días habían pasado, ni siquiera sabía si era de día o de noche, todo era igual aquí dentro, abro mis ojos, miro las paredes, están ya no se movían de forma extraña como antes, ya no me inyectaban, ahora solo me daban medicamentos, y eso fue hasta que deje de alterarme diciendo que no debía estar aquí.
Escucho que la puerta de mi habitación se abre, cierro mis ojos tratando de adivinar, ¿Pastillas?, ¿o comida?, no lo sabía, abro mis ojos y encuentro a una mujer, su traje es diferente al resto, es blanco, ella me sonríe de forma cálida, la observo inexpresiva.
-Hola Ava, soy la doctora Penelope, y veo que has mejorado mucho- Dice con voz suave, incluso podría decir que dulce.
Una risilla inestable se escapa de mis labios sin poder evitarlo, me siento en la cama bajo su atenta mirada, elevo mi rostro para observarla mejor.
-¿Voy a salir de aquí?- Pregunto con un poco de esperanza, ella suspira.
-Ahora que estás mejor, podrás tener un poco más de libertad- Explica, y esboza esa misma sonrisa tieza y fingida, parpadeo mirándola -Gracias a que has estado tomando el medicamento, no tendrás más brotes psicóticos, si lo sigues haciendo, pronto podrás salir y volver con tu familia- Añade.
Intento reprimir una risa sin humor, simplemente la miro y asiento, ¿Volver con mi familia?, ¿Las personas que me abandonaron?.
Finge, y esa estúpida perra lo creera.
Sonrío levemente y asiento hacia la doctora, haciendo lo que la voz me instruye, ella sonríe satisfecha.
-Vas a ir a exterior a tomar un poco de aire fresco y sol- Dice ayudandome a levantarme, la sigo.
Es la primera vez que salgo de la habitación, mi mirada observa con interés el lugar, la doctora toma mi brazo para que continúe caminando, la sigo en silencio y calmada, frunzo mi ceño al escuchar algunos de los pacientes en sus habitación, algunos ríen, algunos gritan.
Entramos en un ascensor, la doctora selecciona el número uno, noto que cuando comenzamos a bajar, nos encontrábamos en el tercer piso, al llegar al primer piso me sorprendo al ver a más pacientes, pero estos visten diferente y se encuentran con mucha más libertad, aprieto mis labios, ¿Porque yo tenía una camisa de fuerza y ellos no?, ¿Porque ellos podían estar siempre fuera de su habitación y yo no?, los observo con atención.
-Vamos cariño, un poco de aire fresco será bueno para ti- Dice la doctora haciéndome caminar, me había quedado estática al ver a tantos jóvenes.
Al llegar al patio miro con interés el jardín, era bastante grande y con bancas, la doctora señala una y me siento en ella, la doctora se sienta a mi lado, guardo silencio mirando todo.
Hasta que algo llama mi atención, en una fuente a algunos pocos metros, esta Damian, con el uniforme de esos chicos del primer piso, sentado y con un libro entre sus manos, su mirada se posa en la mía, entre abro mis labios, su cabello negro desordenado, una sonrisa de medio lado se forma en sus labios y eleva su mano a sus labios, haciendo un gesto de que guarde silencio.
Parpadro mirándolo, el gesticula algo con sus labios y logró entender lo que dice.
Te voy a sacar de aquí hoy mismo. Es lo que sus labios dicen, sonrío ampliamente mirándolo, la doctora no se da cuenta ya que ella está más interesada en las notas que mira en su cuaderno.
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Nuevo capitulo ♥️
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