Despertar amargo.
No sé dónde estoy, no estoy seguro si estoy vivo o muerto pero si estoy seguro de conocer el aroma que percibo, es tan conocido para mí como la palma de mi mano. Pero solo hay dos explicaciones para eso, y una no quiero ni pensarla.
Mis párpados se sienten muy pesados, todo mi cuerpo duele y siento como si miles de agujas se clavaran en mi piel, me siento terrible tanto física como espiritualmente.
-¿Cuando cree que Terra despierte, maestro? Enserio quiero poder hablar con el- Esa voz la conozco pero... ¿Que no se supone que yo había muerto? Lo último que recuerdo fue cerrar los ojos en medio de aquel bosque, con mis muñecas sangrando, mis piernas entumecidas, y también recuerdo una luz... Una luz extraña y cálida que alejaba todos mis problemas de mi mente y corazón.
-Paciencia mi querida Aqua, hay que darle tiempo para que recupere fuerzas. No ha comido bien en varios días y perdió bastante sangre...- El maestro también está aquí, eso quiere decir... No me dejaron desaparecer, ¿que no entienden que quiero hacerlo para protegerlos de mí? Al final, si siguen a mi lado tarde o temprano se aburrirán de mi, como él, y me abandonarán, se olvidaran de mí como aquel que olvida un libro que le encantaba, o un niño que olvida lo mucho que le gustaba un juguete para ir con otro- Solo espero que nuestras palabras verdaderamente lleguen a el, si no podría volver a intentar desaparecer-
-Es un terco... Le dije que si se va, me iré con el. Y más le vale que no crea que son solo palabrerías de mi parte, lo seguiré hasta el fin del mundo y aún más lejos. No lo dejaré consumirse en tristeza- ¿Porque eres tan buena conmigo, que hice para merecerlo? Es algo que siempre quise preguntar pero jamás me atreví, y ahora que la duda vuelve me veo incapaz de hablar, mi garganta está tan seca que se me dificulta tragar saliva.
Quiero abrir mis ojos, quiero verlos y decirles todo lo que pienso para que me comprendan, quiero que entiendan y me dejen protegerlos. Solo eso pido, nada más. No quiero seguir escuchándolos preocuparse por mi, que se entristezcan por mi, que hagan lo imposible por mi, así como yo lo haría por ellos.
-Solo déjenme... Protegerlos- Mi garganta dolió horrores para decir eso, sentía como si se quebraran mis cuerdas vocales solo con esas 3 palabras. Apenas logré abrir mis ojos un poco y solo veía borrones. Mi cabeza da muchas más vueltas que antes y siento como si me sofocara.
-Terra, oh gracias al cielo estás bien. Nos tenías tan preocupados, no te vimos en ninguna parte y se me ocurrió que pudiste ir al bosque como cuando éramos niños, aunque jamás pensé que enserio estarías ahí. Me asustaste mucho- Sentí como algo frío y húmedo caía sobre mi frente, fruncí el entrecejo en respuesta. Me estoy sofocando del calor- Debes quedarte en cama por unos días, hasta que la fiebre baje y te sientas mejor. El maestro y yo cuidaremos de ti-
-Esto solo demuestra lo fuerte que es tu corazón, la voluntad para seguir con vida sigue dentro de ti aunque no la notes, pero nosotros estaremos aquí hasta que te des cuenta. Hay algo deparado para ti en el futuro, algo que yo desconozco, pero estoy seguro que será algo maravilloso- Sabía que el maestro estaba a mi lado por el lugar donde provenía su voz, aún no veía nada claramente y solo distinguía un borrón azulado que suponía era la cabeza de Aqua.
¿... Porque?
¿Porque siguen siendo tan amables y buenos conmigo? Solo soy un estorbo, una escoria, no merezco tanto cariño... Solo deseo desaparecer pero ni siquiera ese deseo es cumplido.
Solo quería terminar con todo para protegerlos, a Aqua, al maestro Eraqus... A Ventus. Quiero dejar de ser una potencial amenaza para ellos, por eso lo hice. Por eso corte mis muñecas, por eso deje de alimentarme, deje de dormir, incluso llegué al extremo de internarme en un bosque enorme para morir desangrandome... Pero ellos siguen iluminando esa senda oscura en la que solo quiero seguir caminando hasta hallar el final, un final en el que se ya no seré un peligro para los que amo.
Giré mi cabeza en dirección a mi ventana, aún no veía propiamente pero me bastaba con distinguir los colores claros del cielo y las nubes. ¿Cuánto tiempo estuve dormido? No lo sé y tampoco quiero preguntar. Si pregunto pensaré que fue muy poco a comparación del que quería pero, bueno, es lo qué hay.
-Aqua, por favor, déjanos solos un momento. Necesito hablar con Terra- Sentí un apretón en una mano después de esas palabras, apenas me daba cuenta que Aqua sujetaba una de mis manos y también me di cuenta de las vendas en mis muñecas. Mi amiga solo se fue sin atreverse a decir nada, imagino cómo se debe sentir y eso me hace sentirme tener una peor autoestima, si eso es posible, claro- Terra, hijo... ¿En serio piensas que está es la mejor solución a todo?-
No lo sé, sinceramente. Es la primera opción que se me vino a la mente, y con temor de mí mismo solo la escogí. Sabía las consecuencias pero... No me importó nada.
Ojalá pudiera hablar y decírselo, por ahora solo puedo asentir, negar o simplemente encogerme de hombros, ligeramente, para responder. Solo me encogí de hombros para responder esta vez, no me atrevía a mirarle aunque no viera casi nada.
-Ya veo, entonces, no estás muy seguro... Aún eres joven, por lo que me sorprendió mucho que llegaras a una conclusión tan auto-destructiva como esa- Sus palabras tenían mucha razón en ellas, como siempre, ahora me siento un tonto también. Siempre he tomado la primera opción que se me ocurre, admito que está fue una locura y, si, tal vez me equivoqué al pensar que ellos solo se quedarían ahí viéndome morir. Pero, Aqua lo dijo, soy un terco y también un cabezota que no sabe esperar a que más respuestas lleguen, si no que prefiero hacer las cosas a mi manera- Dime Terra... ¿Quieres seguir de esta forma?-
No se que pensar, ya no se lo que quiero con claridad. Por un lado quiero protegerlos y por el otro... Quiero volver a pasar mi tiempo con ellos, reír cuando alguno se equivoca, preocuparse cuando alguno se hace daño, relajarse juntos mirando las estrellas después de un entrenamiento... Quiero...
¿Que es lo que quiero?
Sin saber qué responder, decidí ser valiente y miré al maestro, aún no veía claro pero al menos ya mi vista se había aclarado un poco. Este suspiró al notar en mi rostro la duda, solo la había visto por qué así lo quise pues ya sabía muy bien cómo ocultar mis sentimientos.
-Comprendo, tienes tiempo para pensar en una respuesta pero quiero que recuerdes... Aqua, Ventus y yo siempre estaremos a tu lado, apoyándote para salir adelante y nosotros sabemos, que tú también lo harás por nosotros- Sentí una suave palmada en la cabeza, por un momento recordé cuando era un niño y me enfermaba, lo cual pasaba a menudo, y el maestro se quedaba cuidando de mi hasta que estuviera completamente mejor. Siempre me resultó extraño el enfermar tan fácilmente siendo que me costaba quedarme en un solo lugar tranquilo, aunque tal vez eso influía, al que hace todo tipo de cosas le pasa todo tipo cosas.
Sonreí ligeramente cuando sentí esa mano reposar sobre mi cabeza, rozando el pañuelo sobre mi frente que ya no poseía ese frío por el que me había quejado antes. Me sorprendí a mí mismo de recordar cómo esbozar dicha expresión, pensándolo bien soy incapaz de olvidarla gracias a tanto tiempo de calidad con Aqua y el maestro, sonreír me era muy fácil en esas ocasiones.
-Le diré a Aqua que vaya a descansar, tú también deberías descansar un poco más. Cuando te sientas mejor podemos retomar esta charla. Descansa- Y entonces dejé de sentir esa reconfortante sensación cuando quitó su mano y salió, le temo a esa soledad que cada día crece más en mi corazón.
Temo a esa soledad y también le temo a que estén conmigo, no se que debo hacer. Es todo muy confuso... Pero de lago si estoy seguro...
Este es un despertar amargo.
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