Capítulo 7

Diana

Entramos en su piso de nuevo. Me apoya en la mesa del salón y me quita los zapatos sin parar de besarme el cuello. Sube sus manos acariciando mis piernas. Mi piel se estremece por sus caricias. Siguen subiendo y sus dedos juegan traviesos con el borde de mi ropa interior.

Saca sus manos de dentro de mi vestido y se aleja de mí. Le miro sin saber qué pasa. Pensé que él quería seguir. Me sorprende cogiendo mi mano y tirando de ella para que le siga.

Le sigo por el pasillo del apartamento y entramos en su habitación. Vuelve a besarme y me quita el vestido que llevo sin ningún miramiento. Me tumba en su cama y separa un poco de mí. Se desviste hasta estar ambos en igual de condiciones. Se sienta sobre mí y susurra en mi oído:

- ¿Quieres seguir?

En respuesta asiento y me deshago de sus calzoncillos. Él me quita las pocas prendas que nos separan y entra despacio en mí. Ahogo un gemido en su cuello. Parece como si nuestros cuerpos estuvieran hechos para encajar.

Mi nombre se escapa de sus labios como un suspiro. Clavo las uñas en su espalda cuando acelera el ritmo de sus caderas. Gimo alto al sentir que llego al clímax. Él, en respuesta, gruñe y se corre en mi interior. Sale de mí y se tumba rendido en la cama.

Le miro y está sonriendo. Está feliz. Yo también estoy feliz. Como hace demasiado tiempo que no lo estoy. Él me acaricia el pelo y deshace lo poco que queda ya de mis trenzas.

Baja sus dedos por mi torso hasta llegar a mi cadera. Me acerca a él para que me apoye en su pecho. Cierro los ojos y los latidos de su corazón hacen que me duerma sin darme cuenta.

Me despierto y veo que no ha sido un sueño. Sigo en la cama de Carlos. Él está despierto y acaricia mi brazo con el dorso de la mano. Sonríe al ver que abro lo ojos.

- Buenos días. –Se acerca a mí y besa mis labios.– ¿Cómo has dormido?

- Buenos días. Bien, hacía mucho tiempo que no dormía tan bien. –Respondo con sinceridad.

Desde que me fui a Londres las pesadillas me persiguen y estas dos últimas noches es como si se hubieran quedado en Reino Unido. Mi móvil suena sacándonos de nuestro pequeño momento en el que no importaba nada más.

Me levanto de la cama vistiéndome con mi ropa interior mientras voy buscando mi móvil. Lo encuentro cerca de la entrada, se me tuvo que caer anoche cuando besé a Carlos. Descuelgo.

- Hola, honey. –Me dice Jace en inglés.– ¿Dónde estás?

Me muerdo el labio nerviosa.

- En casa de Miguel. –Miento.

- Perfecto. Acabo de llegar a Madrid. ¿Vienes a recogerme?

Su voz suena más a orden que a pregunta.

- Está bien. En media hora estoy allí.

- Te quiero. –Me dice en español.

- Adiós. –Susurro.

Cuelgo la llama. Me giro cuando siento a Carlos tocando la herida de mi espalda.

- Tienes un moratón muy feo, ¿qué te pasó?

- Me di un golpe. –Miento.– Tengo que irme ya.

Me alejo de él y empiezo a vestirme.

- ¿Dónde? Si quieres, te puedo llevar yo.

- No hace falta, vine en el coche de Blas. –Cojo mi bolso de encima la mesa del salón.

- Está bien, nos vemos esta noche. –Besa mi mejilla.

- Nos vemos. –Salgo corriendo de su casa.

Carlos

Diana sale de casa y yo me quedo allí parado pensando quien ha debido llamarla que se haya puesto tan nerviosa. Miro la hora. Las doce. Carla va a llegar pronto. Otra que también oculta algo. Estoy casi seguro de que es alguien más que algo.

Recojo el salón y la habitación. No hemos desordenado nada más. Carla llega con una sonrisa de haber pasado la noche en buena compañía.

- ¿Qué tal la noche?

- Bien, ¿y la tuya? Más te vale que hayáis hablado o voy enfadarme.

- Se ha ido hace como media hora.

- Lo he supuesto, ven aquí anda. –Tira de mi mano y entramos en la cocina.

- ¿Qué haces? –Le pregunto al ver que coge hielo de la nevera.

Me lo pone en el cuello y me aparto de un salto. Esta chica está loca.

- Estate quieto, Cat Noir, o prefieres aparecer esta noche con un chupetón. Porque puedo hacer como que somos más que amigos, pero por ser un rollo tuyo no paso.

Dejo que me dé con el hielo. No me apetece escuchar al resto de Auryn preguntándome qué he hecho anoche. Eso supondría contarles que precisamente yo no soy el tipo de Carla, que sigo enamorado Diana y sobre todo que pasé la noche con ella.

-Ya debe ser apasionada Diana. No hay manera de quitártelo. Todavía te tengo que poner maquillaje y todo. Tienes las cosas para esta noche, ¿no? ¿La corbata también? ¿El discurso? ¿Te lo has aprendido ya o lo vas a leer? –Empieza a preguntarme cada vez hablando más rápido.

- Carla, relájate, pareces mi madre. –Le corto.

- Intento entablar un tema de conversación ya que no quieres contarme nada sobre tu noche con Diana.

- Asaltarme a preguntas no es la solución, además tú tampoco me has dicho dónde has pasado la noche.

- Estuve en casa de una amiga.

- Sí, amiga, –Digo esa palabra con ironía.– ¿por qué no me la has presentado todavía?

- Le da vergüenza.

- ¿De mí? Soy tu mejor amigo.

- Déjalo, ¿vale? Cuando ella quiera, ya la conocerás.

- Vamos, dime algo de ella, como es, como se llama o algo. Yo te he contado todo sobre Diana.

- No puedo, Carlos, de verdad. Le prometí que no le contaría a nadie lo nuestro. Quiero que salga bien y eso si significa mantenerlo el secreto, los siento pero no te puedo contar nada.

- Está bien. –La abrazo.– Pero igualmente estaré deseando conocer a esa chica misteriosa.

Diana

Dejo el coche en el parking del aeropuerto. Cojo aire al verle ya esperándome en la puerta. Me bajo y me acerco a él. Se anda hacia mí con paso decidido. Me da un beso en los labios que siento frio como el hielo y ambos andamos hasta el coche de Blas. Me da la dirección de su hotel y conduzco en silencio. No me apetece hablar.

- ¿Comeremos juntos? –Me pregunta rompiendo el silencio.

- No puedo, hoy comeré con mis amigas.

- ¿Con amigas? ¿Segura? ¿No será con Miguel? Ya sé que me engañas con él.

- ¿Que parte de que Miguel es gay no entiendes?

- La parte en la que decides quedarte en su casa.

Aprieto en volante con fuerza para intentar calmarme.

- Solo es un amigo, además tiene novio. ¿Vale? Para mí es como mi hermano. –Paro el coche en la puerta de su hotel.– Bájate, ya.

Me mira muy serio. Trago saliva nerviosa, me da miedo cuando se pone así.

- Tú a mí no me das órdenes. –Me grita.

Me tapo la cara con los brazos al ver que planea hacer e intento retener las lágrimas cuando me golpea el brazo. Sale del coche y me quedo allí sola llorando. Busco tientas mi bolso y saco de él el móvil. Busco en mis contactos alguien a quien llamar. Mi vista se para al ver el nombre de Draco Malfoy. Carlos.

Le doy al pequeño botoncito verde de la pantalla deseando con todas mis fuerzas que me coja la llamada. Al segundo toque oigo su voz.

- ¿Quién es?

- Soy Diana. –Digo entre lágrimas.

- ¿Estás llorando? ¿Qué ha pasado?

- Ven a por mí.

- Por supuesto, dime dónde estás y enseguida estoy allí.

– En la puerta del hotel Palace.

En cuestión de pocos minutos le veo llegar corriendo en un taxi. Me busca con la mirada y al verme sonríe. Sonrisa que desaparece cuando se da cuenta de que estoy llorando. Entra en el coche con cara de preocupación.

- ¿Qué ha pasado? ¿Quieres que llame a una ambulancia?

En respuesta niego.

- Solo llévame a tu casa. –Digo en voz baja.

- Como quieras, ya le diremos a Carla que te cure lo del brazo. –Besa mi frente.– ¿Quieres que conduzca yo?

Asiento y me cambio de sitio con él intentando no mover el brazo.

- Este golpe tiene algo que ver con el de la espalda, ¿verdad? Y no me valen mentiras, sé cuándo mientes, lunita.

Le miro. ¿Acaba de llamarme "lunita"? Una sonrisa pequeña se me escapa. Me tumbo en el asiento abrazándome a mi misma y mirándole. Le he echado mucho de menos. Tal vez no le había olvidado también como creía.

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Hola, hola. ¿Qué os parece el capítulo? Cuantos sentimientos juntos, ¿no? Pregunta existencial:
¿De que team sois? #TeamDiace o #TeamDiarlos

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