Capítulo 23

Diana

- Te he dicho que despiertes. –Una fuerte voz me hace abrir los ojos.

No, por favor, no puede haber sido todo un sueño. Quiero estar en Ámsterdam con Carlos y no aquí, con Jace. Noto la cara empapada de llorar. No puedo moverme. Jace cada vez está más cerca de mí y tiene algo en la mano. Un cuchillo.

- No, por favor. –Suplico entre lágrimas.

Nunca lloro delante de él, pero ahora no puedo evitar que las lágrimas corran por mis mejillas.

- Claro que sí. Si no vas a obedecerme, no vas a hacer nada más.

Se acerca mucho a mí. Tengo miedo. Jace me agarra del hombro y me sacude fuertemente. Oigo su voz muy lejana, gritándome que despierte. Aunque, igual no es su voz...

Abro los ojos. Lo primero que veo es a Carlos, quien me mira intranquilo.

- Ya está, fue todo un sueño, lunita. Estás a salvo. –Le abrazo fuerte y me escondo en su cuello.– ¿Quieres contármelo y así te desahogas?

Asiento y entre sollozos le cuento la pesadilla que he tenido. Él intenta calmarme acariciando mi pelo y con palabras de cariño. ¿Qué sería de mi vida sin Carlos en ella?

Cuando ya he dejado de llorar me doy cuenta de que tanto Carlos como yo estamos en ropa interior. Me aparto de él e intento taparme con las sábanas.

- Perdón. –Dice Carlos rascándose la nuca.– Pensé que estarías incomoda con tu ropa. Tengo algo de ropa en mi mochila, ¿quieres que te deje una camiseta para dormir y mañana vayamos a comprarte ropa?

Asiento. Carlos sale de la habitación y a los pocos segundo vuelve con una camiseta suya en la mano. Con cuidado me la pone y, al acabar, besa mi frente.

- Anda, duérmete, son sólo las cinco. –Me dice en voz baja.

Besa mi mejilla y se levanta de la cama. Apaga la luz y cierra la puerta de la habitación después de salir.

Yo me quedo a oscuras. En esta habitación que me recuerda tanto a en la que me tenía Jace. Me siento en la cama y abrazo mis piernas. Se oye un ruido en la ventana. Tarareo en voz baja una canción infantil intentando alejar el miedo de mí.

Había una vez un barquito chiquitito
Había una vez u barquito chiquitín
Que no sabía, que no sabía,
que no sabía navegar.

Pasaron un, dos, tres, cuatro cinco y seis semanas
Pasaron un, dos, tres, cuatro cinco y seis semanas
Y aquel barquito, y aquel barquito
Y aquel barquito navegó.

No funciona.

- Carlos. –Digo en un susurro.

No hay respuesta. Vuelvo a repetirlo un poco más fuerte.

- Carlos.–Digo a media voz.

Entre las sombras, veo algo moverse tras las gruesas cortinas de la habitación. Grito el nombre de Carlos como si me fuera la vida ello.

Carlos entra en la habitación corriendo y enciende la luz. Estoy temblando de miedo. Las cortinas vuelven a moverse y algo sale de ellas. Una bonita de pelo gris suelta un sonidito agudo ante la risa de Carlos. Le miro sin saber qué pasa.

- ¿En serio estás tan asustada por una cosita tan pequeña?

Se acerca a la bolita de pelo en la coge entre sus manos. La bolita se mueve y puedo ver que es un gato de no más de un par de semanas de vida.

- Hola, chiquitín –Susurra Carlos para no asustar a mi inesperado compañero de habitación–. Menudo susto le has dado a Diana, eh. ¿Dónde está tu mami?

Miro a Carlos y sonrío. Se le ve tan tierno.

- Bueno, mañana la buscamos. Ahora ya es tarde, ¿vale? Vamos a dormir.

Deja con cuidado al gatito en mi cama y va a baño. Mientras Carlos no está, lo acaricio con mucho cuidado. El animal se mueve un poco hasta estar más pegado a mí.

- Hola, eres muy mono, ¿sabías? No me importaría llevarte a casa. Bueno, cuando encuentre un sitio que llamar mi casa. Podríamos vivir los dos juntos, pequeño McGonagall. ¿Qué me dices?

En medio de media hora McGonagall está dormido en mi mesilla sobre una improvisada cama de toallas y Carlos dormido a mi cintura.

Podría acostumbrarme a ello.

Carlos

A la mañana siguiente me despierto con el sonido de la risa de Diana. Abro los ojos con una sonrisa. Después del grito de anoche, no he dormido demasiado. He estado pendiente de que Diana no tuviera más pesadillas o sobresaltos. Sé que aunque no lo diga en voz alta está muerta de miedo. No sé qué le ha hecho Jace, pero sea lo que sea me va a pagar todas y cada una de las lágrimas de Diana.

- Buenos días. –Susurra en bajito.

- Buenos días. –Me acerco a ella con intención de darle un beso pero se aleja de mí.– ¿Quieres desayunar? –Pregunto haciendo ver que no ha pasado nada.

- Todavía no.

- ¿Nos vestimos y vamos a dar un paseo mientras te entra hambre y no?

- Sí, claro. Aunque necesito ropa.

- Te he traído un vestido. Al menos para hoy y luego ya te compraremos más cosas.

- Gracias.

- No me las des, lunita.

Acaricio su mejilla y me levanto de la cama. Me doy una ducha y me visto con una sudadera y unos vaqueros. Hace menos temperatura de que esperaba.

Cuando ya estoy listo, salgo del baño y veo a Diana con el bonito vestido amarillo que le he traído. Le sienta como un guante.

- ¿Lista? –Pregunto poniendo mi chaqueta sobre sus hombros.

- La verdad es que no, no quiero dejar a McGonagall solo. –Coge al gato con cuidado y lo guarda en uno de los grandes bolsillos de mi abrigo.– Ya está, ahora en la recepción preguntaré si hay más gatos o si no, iremos a algún veterinario para que nos diga que le podemos dar.

Sonrío. Abrazo su cintura y bajamos en ascensor hasta la planta baja. En el vestíbulo nos dicen que no saben nada de una gata que haya tenido cachorros recientemente pero nos dan leche para McGonagall.

- Tú también deberías comer, lunita. –Susurro en su oído.

Ayer cuando le puse el pijama me fijé que está increíblemente delgada. Quiero matar a Jace de la forma más dolorosa que pueda. Nos sentamos en el césped del Vondelpark, el parque principal de Ámsterdam en pleno Barrio de los Museos.

Mientras Diana alimenta al pequeño gato con una jeringuilla y mucho mimo, yo me separo cinco minutos de ellos y voy a un Starbucks que he visto la venir de camino, para comprar algo de desayunar. Vuelvo con un Frapuchino de caramelo y un café expreso, no sé si a Diana le apetece algo dulce o no.

Cuando llego donde estaba antes, veo a Diana tumbada con el pequeño gato sobre su pecho. Me siento a su lado y desayunos los dos en un sitio tan bonito. Después de desayunar, decidimos dedicar la mañana a hacer turismo. Total, algo tendremos que hacer mientras sabemos o no algo de Jace.

Vemos el Museo de Van Gogh y durante unas horas somos sólo otra pareja más que hace turismo en Holanda y no, Carlos Marco, el componente de Auryn, y la chica con la que la prensa cree que sale.

Sé que Diana no quiere ser conocida por ser mi novia por lo que procuro no subir fotos con ella a no ser que sólo salga su mano, su espalda, su boca... Algo de ella que no puede hacer que alguien pueda identificarla conmigo.

Le hago una foto de espalda sólo sacando sus zapatos y la subo a Instagram con el título: Why museum if I've you?*

Sonrío y vuelvo a guardar el móvil en el bolsillo de mis vaqueros, le sientan francamente bien esos tacones. Con ellos, es un par de centímetros más alta que yo.

Salimos del museo y vamos a comer a un restaurante cercano, no nos apetece andar mucho más.

- ¿Sabes? Creo que deberíamos intentar buscarle un hogar y una familia a McGonagall.

- Ya tiene, en mi piso cabemos K y yo como podemos caber los cuatro ahora que Carla quiere irse a vivir con Kenya.

Cojo su mano por encima del mantel y entrelazo nuestros dedos.

- ¿Qué somos ahora? Se supone que acabábamos de casarnos cuando Jace... fue a Madrid.

- Podríamos considerar este viaje nuestra Luna de Miel no exactamente planificada.

- Carlos, han pasado dos meses.

- ¿Y qué? Estos dos meses han sido horribles para mí. Quiero seguir mi vida como si nada hubiera pasado y amarte tanto como tú me dejes. Sólo quiero ser feliz –Le digo mirándole a los ojos.– y únicamente puedo si estoy contigo. Déjame que lo intente, que intente hacerte feliz.

Acaricio su brazo. Ella se levanta de su silla, por un momento pienso que se va a marchar, pero no lo hace si no que se acerca a mí hasta sentarme en mis piernas y besarme en los labios

- Yo también te amo.

* ¿Por qúe museos si te tengo a ti?

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Hola, hola. He aqui el útimo capítulo. Relajaros tod@s que todavía queda el epílogo (que subiré mañana porque soy muy malvada)

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