Capítulo 17

Diana

Me termino de rizar el pelo y lo aparto con cuidado para subirme el vestido. Miro mi reflejo. Parezco una novia de verdad. Me parece mentira, hace sólo un par de días me moría de miedo por casarme con Jace y ahora mismo voy a hacerlo con Carlos.

Aunque para aceptar le he hecho prometerme que si algún día encuentra a otra chica y quiere casarse con ella, me avisará y nos divorciaremos. Llaman a la puerta y dejo que entre quien sea que haya llamado.

- Estás increíble. –Dice la voz de Blas.

Miro su reflejo y, tras entrar él, ha cerrado la puerta de la habitación de invitados de su piso.

- Gracias. –Sonrío.

Él se acerca a mí y sube la cremallera de mi vestido. Me giro y, antes de poder hablar, siento sus labios impactar con los míos. Me alejo de él tan rápido como puedo.

- ¿Qué te crees que haces? –Le grito.– Tienes novio, ¿cómo se te ocurre...? –Pone su mano en mi boca para que deje de gritar.

- No grites, por favor. –Intento responderle pero su mano sigue tapando mi boca.– ¿Vas a gritar?

Yo niego y él quita su mano.

- Por favor, no le digas nada a Miguel. –Me pide.

- ¿Cómo no le voy a decir nada? Estáis prometidos y yo estoy a una hora de casarme con Carlos. No puedo engañarle, Carlos no se merece que lo haga.

- Era sólo una pequeña prueba.

- ¿Una prueba? ¿En qué clase de prueba le pones los cuernos a tu novio?

- Miguel sabe que te he besado. Fue idea tuya que lo hiciera.

- Definitivamente, me he perdido. Explícame exactamente en qué consistía esa idea porque dudo que me haga gracia que Carlos vaya besando a quien se encuentre.

- Prueba superada, pequeña sombrerita. –Besa mi frente y sale de la habitación.

- ¿Otra vez volvéis a llamarme sombrerita? ¿Qué se supone que significa sombrerita? ¿Que soy un sombrero pequeño? –Le grito asomándome por la puerta.

- Sombreritas y sombreritos son los fan de Auryn cuyo favorito es Carlos. Ata cabo a partir de ahí. –Me dice Miguel entrando en la habitación.

- Sabes que nunca he sido fan de ellos, los conozco demasiado para ser sólo una fan. De Carlos soy su ex y del resto, la amiga depresiva de su pareja.

- Ey, eso no es verdad. No eres depresiva. Sólo has pasado una mala época. Verás como con a partir de ahora todo va a mejor.

- Hasta que Carlos y yo volvamos a hacernos daño o yo me tenga que marchar a Londres. Ya he comprobado que las relaciones a distancia no funcionan.

Llaman a la puerta interrumpiéndonos.

- Carlos ya está aquí, llegó la hora. –Anuncia Blas.

- No me puedo creer que vayas a casarte con Carlos y así. Ya me has pisado la idea de una boda en secreto, no vale. –Dice Miguel haciendo que ría.

- Todavía queda libre la opción de escaparos a las Vegas y que os case Elvis.

- Si tú vienes vestida de Marilyn.

- Bueno, ya se hablará. Ahora es mi momento.

Cojo aíre y salgo de la habitación. Recorro el pasillo en silencio cogiendo la rosa roja que Blas trajo hace un rato. Dice que una boda no es una boda sin un vestido blanco y un ramo de flores o, en mi caso, sin un vestido corto blanco y una flor.

Cojo aíre nerviosa y lo suelto justo antes de salir al salón. Allí estás Carlos en traje de chaqueta pese a la temperatura que hace. Con una camisa blanca sin cuello.

Le sonrío y me sonríe de vuelta. Está nervioso, lo noto y sé que él nota que yo también lo estoy. Besa mi mano y me abraza sin aplastar el vestido.

- ¿Estás seguro? Aún estás a tiempo de echarte atrás. –Pregunto en un susurro.

- Creo que nunca he estado más seguro de algo en mi vida.

Se acerca despacio a mí y me besa lento. Nos separamos sin ganas de hacerlo pero la voz de Miguel y Blas nos apremian o no llegaremos a tiempo.

El camino hasta el juzgado se me pasa en un suspiro. Estoy muy nerviosa. Estoy a punto de atarme a alguien hasta quien sabe cuándo. Miro todo el camino a Carlos. Se ha desprendido de su chaqueta y la fina camisa que lleva deja entrever sus músculos tensos al apretar el volante.

Al llegar, subimos al primer piso. La ceremonia para casarnos es muy corta pero, al salir de allí, Carlos coge mi mano y deposita algo en ella antes de cerrar mi puño. El algo frío.

- Míralo cuando estemos en el coche.

Asiento y me monto en el asiento del copiloto como a la ida. Hemos decidido irnos los cuatro juntos a cenar a algún restaurante. Cuando Carlos ya ha arrancado, abro mi mano y veo que, como sospechaba, hay un anillo en ella.

Es de plata con el dibujo de medio solo y media luna en él borde. En el interior lleva grabado las iniciales DM. Lo coloco en el dedo anular de mi mano izquierda y me fijo que Carlos lleva un igual que yo. Nuestro anillo de boda.

Llegamos al restaurante y conseguimos que nos den una mesa apartada en una zona reservada. La cena pasa entre risas por parte de los cuatro y más de una indirecta de Carlos para irnos de Luna de miel a algún sitio los dos solos.

- Sigo pensando que podríamos ir a algún sitio de vacaciones. –Insiste de nuevo Carlos mientras entramos en su casa para tomar las últimas copas.

- Que no, Carlos. Me vuelvo en una semana a Londres.

Mierda, no le había dicho aún que me vuelvo.

- Pero yo pensaba... –Empieza a decir.

- ¿Qué me iba a quedar? –Le interrumpo.–Tengo mi vida allí y no voy a dejarla por lo que ha ocurrido esta tarde.

- ¿Enserio prefieres irte allí y tener que estar con Jace? Te recuerdo que la boda era para huir de él.

- Ha sido sólo firmar un papel, nada más.

- Para mí no. –Miguel me mira con cara de "te lo dije".– Esperaba que te quedaras. Jace no te merece.

- ¿Y según tú que merezco? ¿Un novio que apenas puede quedar? ¿Que no puede ir al cine o a dar una vuelta con intimidad?

- Diana, no cambies de tema.

- No estoy cambiando de tema, sólo te estoy preguntando si merezco eso. –Los ojos me arden de retener las lágrimas.– Porque la última vez que dejé de pensar con la cabeza acabé sufriendo.

- ¿Te crees que yo no sufrí o no lloré cómo un niño pequeño o no preguntaba a Miguel como estabas? Te quería, Diana, –Una lágrima baja por su mejilla. Siento el impulso de limpiarla pero no lo hago.– te quiero y te seguiré queriendo toda mi vida, te guste o no. Y he hecho lo indecible por ti. Me voy a acostarme ya, es muy tarde.

Genial, ya estropeé la noche. Blas pasa por mi lado y sigue a Carlos que ha corrido hasta su habitación. Yo me encierro en la habitación de Carla. No quiero ver a nadie y que nadie me vea.

Ahora que estoy sola, dejo salir todo el llanto que estaba reteniendo. Creo que me he pasado un poco pero no quiero sufrir más. Las dos únicas veces que he creído estar enamorada, he sufrido. Con Jace... Y con Carlos.

Miro mi muñeca sería tan fácil volver a hacerlo... Tan sólo encontrar algo afilado.

Niego con la cabeza para apartar esa idea de mi mente, los recuerdos me asaltan y me dejo llevar por ellos para no volver a hacerme daño.

Intenté esbozar una sonrisa ante la cámara de mi ordenador.

- ¿Qué pasa? –Me preguntó Miguel.

- Un día largo, estoy un poco cansada. ¿Cómo está él?

Ahogué una mueca al darme sin querer en el corte y bajé más las mangas de mi sudadera.

- Diana, enserio, respóndeme.

- No es nada, de verdad.

- Soy tu mejor amigo, puedes contarme lo que sea.

- ¿Está allí Blas? –Pregunté mordiendo mi labio.

- No, estoy solo.

- ¿Prometes no decirle nada y menos a Carlos?

- Diana, no me digas que estás embarazada.

Negué nerviosa. Lo último que necesitaba yo era eso.

- Promételo.

- Blas y yo nos contamos todo, no puedo ocultarle nada.

- Prométemelo o no te diré nada.

- Está bien, lo prometo.

- Promételo por Little Mix. –Le exigí.

- Lo prometo por Little Mix.

Puse mi brazo delante de la cámara y subí la manga hasta mi codo mostrando las innumerables marcas sobre mi piel. La piel de Miguel palideció pese a la distancia que nos separaba. Había vuelto a caer.

El sonido de mi móvil me hace salir de mis pensamientos. Tres mensajes de mi mejor amigo.

________

Mickey Blas y yo nos hemos ido a casa (02:39)

Hablad las cosas (02:39)

Os merecéis ser felices JUNTOS (02:39)

________

Miguel tiene razón en algo, debo hablar con Carlos. Me he pasado treinta pueblos y se merece una disculpa. Tal vez... No, no es buena idea. Pero a lo mejor sí...

Desbloqueo mi teléfono y sigo los pasos de mi pequeño plan. El primer paso es mandarle una foto a Carlos. Es negra y con letras blancas.

Su repuesta no tarda en llegar en forma de texto en azul.

Sí, definitivamente la he cagado y mucho. Salgo de la habitación y voy hasta la suya. No me atrevo a entrar pero sí me acerco a la puerta lo suficiente para oírle llorar.

Miro el móvil. La hora que marca son las dos y cincuenta minutos. Llamo a la puerta despacio. No oigo ningún sonido. Vuelvo a llamar con el mismo resultado. Con cuidado abro la puerta.

Carlos está llorando. Me siento en el borde de la cama y le acaricio el hombro para intentar consolarle.

- Lo siento. –Susurro en voz baja.– Soy una idiota. Te quiero, pero estoy muerta de miedo por volver a sufrir. Lo pasé demasiado mal cuando lo dejamos. Miguel me hizo prometer por ti que no me volvería a cortar. Lo he cumplido. Me costó mucho, de verdad, pensar en ti hacía que me doliera el alma. Pero conocí a Jace y él poco a poco intentó llenar el vacío que tú dejaste. No lo consiguió pero yo fingía que sí sólo para no sufrir. Por ti. Por pensar que alguien que no era yo te besaba, te miraba o simplemente estaba en tus pensamientos.

- Nadie lo ha hecho. –La voz de Carlos me interrumpe.

En ella todavía suena el llanto pero sus ojos, pese a estar irritados, están ya secos. Se levanta un poco y me abraza haciendo que quien llore ahora sea yo.

- He fastidiado la noche. –Consigo decir tras calmarme después de un rato y dejar de llorar.

- No has fastidiado nada, lunita. No me importa haber llorado sólo por escuchar que me quieres.

Una sonrisa pequeña se nos escapa a los dos.

- Te prometo que conmigo no llorarás más. –Carlos limpia mis lágrimas.

Me separo de él y corro al baño al sentir nauseas. Carlos va tras de mí y me aparta el pelo de la cara mientras vomito. Creo que no debí beber vino.

________

¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿Os ha gustado que lo narre entero Diana? ¿Qué creéis que pasará a partir de horas?

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