CAPITULO 10

CLARENCE




Como de costumbre, después de cada Neon Party, todos estan...

"Cordialmente invitados a nuestro apartamento" — yo mismo imitando a Lucas quien animadamente le había dicho a la multitud de universitarios de ambos sexos sobre la fiesta en nuestro apartamento. Una fiesta que él mismo había planeado sin mi consentimiento.

— ¡Vamos hermano! — me anima Gerard. —Solo será un rato.

Le lanzo la mirada más intimidante que me guardo. «Ni siquiera se la había lanzado a Samadhi». No me gustan del todo las fiestas. Si, me gusta follar con chicas pero eso de andarse desvelando a lo bruto lo dejé atrás después del accidente.

—Gerard, no hables por favor —lo mando a callar. Su actitud y optimismo me dan agruras y me hacen enojar.

Lo único que quería, era llegar a casa y descansar después del trago amargo que Samadhi me hizo pasar. 

Lucas se había ido con una parte de personas directo al apartamento donde Samuel ya se encontraba recibiendo a la posible multitud. El día de hoy no estaba de ánimos para una fiesta. Así que lo más seguro era ir, dejar a Gerard y para después irme a dormir posiblemente a la casa de mi padre. Algo extraño para mí ya que llevo años de no ir.

—¡Joder! Leo quiere que pasemos por él —dice Gerard mostrándome la pantalla del móvil con el mensaje de Leo.

Leo, nuestro queridísimo amigo Leo. Esbozo una enorme sonrisa porque por fin nuestro carismático Leo se nos unía. Hace tiempo que se había declarado homosexual gracias a la inoportuna ayuda de Samantha quien lo descubrió. Éste no había querido reunirse con nosotros por miedo precisamente a "el que dirán". A que lo juzgáramos, a que nuestras actitudes cambiasen en torno a él. Yo no soy de los que juzga a las personas, y menos cuando son mis amigos, así que lo primero que Lucas, Gerard y yo hicimos fue ser breves y directos con él como siempre lo habíamos sido...

Nosotros no te juzgáremos nada Leo. Eres nuestro amigo, recién salido del closet o no, pero a final de cuentas, nuestro mejor amigo — le informamos dándole una fuerte palmada en la espalda.

Siempre habíamos tenido la sospecha, solo esperamos el momento oportuno para que saliera y nos lo dijera. Que se sintiera a gusto primero de si mismo y ya después nos confiara lo que en verdad es.

—Vayamos por Leo —sonrío.

Después de veinte minutos llegamos a la acera cercana. Sale de su casa con toda la actitud del mundo que para ser honesto me contagia haciéndome olvidar por un momento mi amargues. Es hijo único. Su aspecto y su vestimenta no cambia nada, siempre y toda la vida se había vestido glamuroso y con ropa de marca.

—¡Leo! —exclama Gerard, y no se quien está más emocionado, si él o yo.

—Entonces chicos... díganme ¿a quienes se follaran hoy? —pregunta como de costumbre y con su chillona voz.

—Mejor dinos ¡¿A quien te comerás tú?! — los rumores de Leo volaban como el viento. —Mira que los rumores están fuertes —añado. 

—¡Callense! —se ríe de si mismo. —Yo no sabia que Stephan si era, así que no digan nada, no me espanten la mercancía.

—¿No que entre perras se olfatean? —inquiere Gerard.

—Pues estaba bien escondido —comienza a reírse.

El camino hacia el apartamento mantenemos la misma conversación. Gerard informando santo y seña de la chica que le gusta y su próximo viaje a México. 

Al llegar al apartamento el ambiente por fuera es el mismo de ayer cuando llegué con Sam. Mujeres, alcohol y drogas por todos lados. Lo más gracioso de todo era que a mí no me gustaba absolutamente nada de eso. El alcohol y las drogas definitivamente no estaban incluidos en mi dieta balanceada, y es por eso que no me gustaba para nada la Samadhi extrovertida y tomada. Eso sí, era gracioso verla en ese estado, pero no frente a una multitud. «Me agradaría mucho más verla en privado». 

Conocía a la perfección su entorno y las personas con quienes normalmente se relacionaba, que para ser honesto ninguna era para nada de fiar. Sobre todo su amiguita. Sin embargo decirle eso a Samadhi Stone seguramente sería llevarle la contraria, así que mejor mantener mi boca cerrada.

Aún sentía su aliento y sus suaves labios rosando con los míos. «Bien jugado Samadhi Stone». No lo quería admitir pero me traía vuelto loco. La odie tanto cuando se fue divertida, saltando y bailando dejándome con las ganas de besarla. De besar esos jodidos labios que ya no sabia cuanto más aguantaría si no lo hacia. Ver su tierna cara llena de pintura neón color azul, me tenía fascinado. Era un retrato en mi mente en estos momentos. Pero la humillación me cayó como un balde de agua fría. Yo nunca rogaba, es por eso que su rechazo de cierto modo me había afectado.

¡Pero que mierda! ¿Cómo es que me afectó?

Hoy si fue realmente jodido. El karma jugó un buen rato conmigo poniéndome a la perdición en persona justo frente a mí. No podía evitar ese maldito cosquilleo que comencé a sentir ¿Cuándo? ¿El día de hoy? Eso sí que es patético, no pensé que llegaría a sentirme atraído por alguien, debía admitirlo. Y menos de alguien como ella, tan... tan... perfecta.

Parecía broma, que no podía permitirme sentir esto por ella. La perfeccionista estaba enamorada de otro completo idiota. De mi queridísimo hermanastro Brad Labello.

Nadie más que mis queridos amigos lo sabían, no me gustaba ventilar mi vida privada como para andar abriendo la bocaza e ir diciendo que Brad era mi hermanastro. Hace ya algunos años, para ser exacto cuatro, que mi padre se había casado con su madre quedando nosotros dos como "buenos hermanos". 

Que patético.

Brad no tenía ni una pizca de actitud como la de su madre, ella era carismática y simpática. Al momento te caía bien, sin embargo Brad siempre había sido una mierda de persona, y eso Sam, sí que no lo ve. Al parecer esta cegada sin darse cuenta lo imbécil que puede llegar a ser Brad Labello.

—¿De donde sale tanta gente? —pregunta Leo para después ignorarnos yéndose a saludar a un grupo de universitarios que ni yo conozco.

En el apartamento entraba y salía infinidad de gente. Menos mal que mi padre era el dueño de los departamentos en las diferentes zonas de California, porque de no ser así ya nos hubieran corrido de todos y de éste...

Debo admitir que la arquitectura es mi pasión. Ver los bocetos de cientos y cientos de edificios posibles a existir me hacía sentir realmente feliz, sobretodo cuando yo mismo diseñaba uno de ellos. Por lo menos es lo único que agradezco me haya heredado mi padre, el ser un buen arquitecto, y daba gracias al cielo que estaba a un solo año de cumplirlo. Pues él mismo había hecho los diseños de los departamentos. Sobre todo en el que estaba viviendo en este preciso momento.

Al entrar siento una mirada clavada sobre mí cuerpo.  Volteo encontrándome con los más hermosos ojos color miel de cejas pobladas que jamás haya visto.

¡Diablos, que romántico soy!

Se encuentra ahí, recargada en la pequeña isla que se dirige a la cocina una Samadhi de cara chorreada y aun pintada en color azul. Suelto una risa que no puedo evitar, se ve tierna y graciosa. Mi cara cambia en cuanto veo a William estirando el brazo dándole un trago.

Busco a Lucas con la mirada. «De esta si no se me escapa»

—¿Qué mierda hace William aquí? — espeto molesto preguntándole a Lucas.

— Perdón hermano, pero nos escuchó y solo se nos unió. Tranquilo, no está haciendo nada malo, mira, ya hasta chica está ligando —dice el imbécil de Lucas. Pues claro, no sabía ni siquiera de la existencia de Sam.

¡Jodido cabrón, pero ella es mi chica!

Menos mal que son solo mis pensamientos, y que nadie de aquí puede leer la mente, porque de ser así...

Me encamino al sofá sentarme. Samantha nunca pierde oportunidad y deja caer una de sus largas piernas sobre las mías. La dejo hacerlo ahora que Samadhi está viendo, pero no sale como quiero. Después de eso no volvió a mirarme ni siquiera a la cara. 

Bien, si no quiere mirarme debo jugar a ignorarla. Que sepa que conmigo no se juega, y menos de esa manera en mi cara. Mira que rosar sus labios con los míos para después ni siquiera besarme, y decirme nada. Me tenia cabreado por eso. Frustrado y enojado por no haberle besado y simplemente haberme provocado.

Aún recuerdo el primer día que la vi, con su impecable vestido color gris ah media rodilla. Parecía salida de un jodido cuento de nerd. Ella no lo sabía, pero se encontraba en mi casa esperando a Brad ese día. La vi por una de las cámaras que teníamos de seguridad.

Me pareció una preciosura y a la vez una tonta, pero vaya que estaba tan equivocado. Y ahora... la tenía justo frente a mí queriendo decirle infinidad de cosas que ahora mismo no pasaban por mi mente pero que en algún momento lo harían cuando la tuviese de frente.

No era un acosador. ¡Para nada! Pero mis ojos se mandan solos y yo la sigo con la mirada dirigiéndose a la entrada. De un manotazo aviento las piernas de Samantha ignorando su queja.

Voy tras ella, no sin antes observar que William no le este siguiendo el paso nuevamente. «Espero que Lucas le haya dicho que se retirara».

—¡Samadhi! — le hablo, pero ésta como de costumbre me ignora. «Se le esta haciendo costumbre y no me gusta».

Se adentra al ascensor, y corro para alcanzarla y poder entrar con ella. Otra vez era yo quien iba hacerla de rogón. «¡¿Qué diablos me pasaba cuando estaba con ella?!»

—¿No te cansas, verdad? —me cuestiona. Aunque ya no se si sea una burla.

—Solo quiero hablar de...

— No te preocupes Clar, tú y yo no somos nada —me interrumpe. —Sé que me dejaste plantada por quedarte con tu amiga Samantha — sigue hablando. ¡Maldita Samantha y su bocaza! —No me molesta para nada, digo, no es que sea la primera vez que alguien lo haga. Pero lo que en realidad me molesta es haber perdido dos horas de mi valioso tiempo esperando por ti. Eso sí que es molesto.

Su mirada dulce y fría me cautiva. Me atrae de una manera tan determinada su jodida actitud directa y justamente en estos momentos aparecen las inmensas ganas que aun tengo de besarla.

Deshago esos pensamientos.

—Bien, me lo merezco —contesto. —Merezco tu rechazo, merezco que me hayas ilusionado, merezco ¡Todo! — digo.

¿Qué más quiere? ¿Qué me hinque?

No habla, tampoco dice nada. Simplemente se limita a no responder, lo cual agradezco porque en este preciso momento me siento humillado. Eso de pedir disculpas mil veces durante el día no me va. Mucho menos para alguien que no las quiere ni aceptar.

—¿A dónde ibas? Y a estas horas, ya es tarde ¿No crees?...

—Ah sí, William me llevara a casa —contesta sonriente.

Doy un suspiro, pero no de alivio. ¡Gracias Lucas por traer al imbécil de tu primo!

—Yo puedo llevarte — digo de inmediato. No permitiría que se fuera con el imbécil de William. Teníamos nuestro pasado y eso de dejarle el camino libre a Samadhi no me era para nada grato.

— No lo creo, no traes puesta tu cazadora —añade señalando mi cazadora la cual trae puesta sobre su ropa. Se sacude los hombros mostrándome una enorme sonrisa encantadora que no pude evitar sonreír. —Mañana en mi casa, a las ocho de la mañana.

Tenia que ser una broma.

Cuando estaba a punto de reprochar la hora y su huida, opté por decirle otra cosa. No quería arruinar lo que ya había arreglado después del plantón.

—¿Con ropa cómoda? —le digo sonriente.

Asiente tomándome desprevenido acercándose a mi boca dejándome un casto beso en los labios. No lo espero, y para cuando reacciono ya ha salido huyendo. 

¡Dios! Quería correr como cachorro contento tras de ella para tomarla y darle un beso de verdad. Las ganas que me provocó Sam no se calmarían con facilidad. Yo si queria un beso de verdad.

Salgo del ascensor con una sensación extraña encontrándome después con el señor John.

—Ya pedí el taxi para la señorita Stone joven Johnson.

— ¿Taxi? — pregunto. «Dijo que William la llevaría...»

Un alivio me recorre el cuerpo entero al percatarme de su mentira. No voy a negarlo, pero agradecía que eso de irse con William fuese mentira.

Salgo del edificio aunque sea para ver a la chica de pecas y suelto una risa cuando la veo agitando su mano desde adentro del taxi diciéndome adiós como si nada. Como si no me hubiese mentido diciéndome que se iba con William.

Sonrío como estúpido hasta ver desaparecerse el taxi. La vibra del móvil me saca de mis pensamientos y en cuanto observo la pantalla visualizo a Rachel, la mamá de Brad.

—Rachel —respondo tajante.

¡Dios, por fin me responde alguien! Clark se a puesto mal, tienen que venir al hospital — ¡Mierda, mi padre! —Por favor Clarence, trae a Brad.

No le respondo nada más. Simplemente me limito a colgar la llamada.

— ¡Joder! Las llaves de la motocicleta —susurro por lo bajo.

El sonido del ascensor suena, vuelvo la mirada y por primera vez me alegré de que sea Brad quien sale de él. Con una simple mirada Brad comprende lo que sucede. 

Brad, Sony y yo nos encaminamos al estacionamiento para subirnos a la Jeep. Me siento en e lado del copiloto mandando a Sony en la parte trasera. Ésta se queja pero después comienza a molestarme haciendo preguntas sobre su amiga Samadhi.

—Entonces... ¿Aún no sabe Sam que eres hermanastro de Brad? —pregunta, pero la verdad es que yo ni siquiera quiero hablar. La preocupación por la salud de mi padre iba en aumento cada vez mas, así que le doy la ignorada del año.

Mi padre no se encontraba bien desde ya hace un tiempo, el abandono de mi madre lo llevo a sumergirse en el alcohol y con un simple trago en ocasiones recaía. Por lo tanto era cuestión de tiempo que esto sucediera. En ocasiones, tenia constantes recaídas gracias a ello. Siempre culparía a quien decía ser mi madre por eso. Clark y yo no nos llevábamos del todo bien pero a final de cuentas era mi padre. 

—¿Podrías callar a tu novia Brad? — le pido con sarcasmo. 

Sony se molesta, y trata de imitar la jodida actitud que me derrite de Sam.

—Pero que grosero eres Clar — responde. ¡Dios! Pero que patética, no le quedaba comportarse de esa manera, puesto que yo la conocí mucho antes que Brad, y su comportamiento de antes, no era el mismo al actual.  —. ¿Quién lo diría? Que te atrae la virginal de Sam.

Su comentario lo siento como una bofetada en mi rostro, con desmayo y todo.

Me encantaría que estuviese Samadhi aquí para que escuche el como "su mejor amiga" se expresa de ella a sus espaldas. Suelto un suspiro con pesadez. Me jode la gente falsa y que se quiera creer.

—Sony, ya, déjalo estar. Eso no es de tu incumbencia. Sam es nuestra amiga — dice Brad. Al menos él la considera como tal. 

Por un momento siento celos por ello. Samadhi estaba enamorada de Brad y entre ambos si podía haber algo mas que una amistad.

—Dirás la tuya. Cariño, ¿No te has dado cuenta de cómo te mira? ¿cierto?

Mierda. ¿Lo sabrán? ¿Sabrán que a Samadhi le gusta Brad?

—¿Y cómo es que me mira? — le pregunta Brad. —No seas patética —se ríe.

— Que ingenuo eres cariño, Samadhi está enamorada de ti. Pero eres tan tonto o tan ciego que ni siquiera te habías dado cuenta...

¿Qué hacía? ¿Defenderla? ¡Mierda! Doy un suspiro tomando la segunda opción.

— Te equivocas Sony. Samadhi es mi novia, así que, enamorada de Brad no está.

¡BIEN!

Ya está, lo dije. Solo espero no amanecer colgado de un puente cuando Samadhi se entere.






AMO, AMO A CLAR ♥

¡Espero les encante tanto como a mi!

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