5

Un niño Ace por fin escucha la única respuesta humanamente decente que debió haber escuchado desde un inicio hacía su pregunta en ese bar lleno de borrachos piratas.

Había estado preguntando de bar en bar durante algunos días, la lugubre luz del lugar apenas disfrazaba la estetica de este mismo y los rostros de las personas ebrias vagaban de asiento en asiento.

Hace un par de días habían llegado unos piratas que según le dijieron,eran bastante famosos, habían llegado y presentado amablemente y alojados con los temerosos brazos abiertos en los distintos bares de la ciudad.

Eran una gran tripulación, según le habían dicho una vez más, al parecer también eran muy fuertes y podrían despellejarte vivo si quisieran, pero afortunadamente eso no había pasado todavía.

También le habían advertido que para identificarlos solamente tenias que buscar un tatuaje en común con forma de cruz y bigote en medio y luego alejarte de ellos lo más lejos posible antes de provocarles algún problema.

En consecuencia a esto, los bares habían estado inundados y los prostibulos de la ciudad también se habían envueltos en la zona con esperanza de nuevas ganancias.

A Ace no le importaba nada de esto, vivía en una montaña junto a un basurero, los bares eran incluso más decente para él que su supuesto hogar y tampoco le importaba si eran tan fuertes como decían, no le importaba porque sabía que de todas formas eran mejores que el bastardo que tenía como padre.

Exploró algunos de los bares durante varios días con la esperanza de encontrarlos y hacerles esa pregunta que tanto tenía en mente.

Al menos si eran tan fuertes como presumían, tal vez ellos podrían responder su pregunta tan anhelada, eran piratas y habían salido al mar como esa persona, ellos le dirían si realmente merecía vivir o no y si no lo hacían, bueno, incluso si les despellejaban después, les daría una paliza.

Así que fue en busca de ellos, pero no los encontró, por lo que poco a poco sus esperanzas empezaron a decaer y a rendirse en su búsqueda.

Pero fue ese mismo día en la noche en uno de los bares mas concurrido y que justo ése día parecía más animado que de costumbre, donde encontró un grupo de hombres con tatuajes iguales a los que le habían descrito.

Algúnos llevaban el tatuaje en las manos, otros en sus brazos o en sus pechos y parecían demasiados animados y borrachos para coincidir con la imagen aterradora y fuerte que le habían dicho, también eran particularmente "distintivos".

Había un tipo con un peinado que se asimilaba al de un pan, otro que parecía una piña muy cansada, uno que vestia un kimono y maquillaje por alguna razón y otros que de igual forma variaban de apariencia singular.

Quería avanzar hacía ellos, pero justo antes de que pudiera hacerlo, una mano se poso sobre su hombro haciendolo tensar y apretar aus dientes ante el agarre.

"¡Hey pero si no es nada menos que el mocoso demonio de la gray terminal!" Habló un hombre que destilaba el olor del alcohol y que definitivamente le hacían falta algunas duchas.

"¿Eh? ¿Aquel maldito mocoso que siempre anda provocando peleas en los barrios bajos? Pensé que los marines ya lo habían matado." Habló otro hombre un poco menos intoxicado que el primero, pero de todas formas seguía estando ebrio.

"Hey, ya basta chicos, no molesten al niño." Un hombre aleatorio habló.

"¡Le quitas lo divertido a la vida Jhonny! Este maldito crío golpeó a mis hombres el otro día, puede que luzca como un niño pero su fuerza es como la de un demonio."

Ace sintió su ceño fruncirse aún más con las últimas palabras y apretó sus puños hasta que esto se pusieran blancos de la presión, miró al hombre con asco y odio y tal como sus manos, apretó sus dientes tratando de no dejarse llevar por las palabras del contrario, incluso si sentía su sangre arder con fiereza y unas ganas de apalear a estos tipos, todavía había venido con un propósito y aún quería cumplirlo.

"Oye ¿Por qué me miras así mocoso?- El hombre frunció el ceño con molestia,- ¿Acaso tus padres nunca te han enseñado modales?" Dijo mientras ensanchaba su sonrisa con sorna y lo empujaba levemente. "Aunque dudo que un mocoso como tú siquiera tuviera padres."

Ace sintió que su corazón se aceleraba ante sus palabras, pero no con angustia, no, no se sentía triste por no tener padres, incluso si antes lo había hecho, ya había superado esa etapa, sin embargo no le impedía enojarse cada vez que alguien sacaba ese tema  colación.

Porque ¿Quién mierda eran ellos para juzgarlo?

"¡Tienes razón!" Gritó el primer hombre que le había hablado mientras se reía con sarcasmo. "Hey ¿Creés que Bluejam quiera al pequeño bastardo para hacerle algunos favores? Tal vez podría regalarselo al rey como mascota y en cambio por fin convertirlo en un noble de una vez por todas."

"Dudo que el rey quiera una cucaracha de alcantarilla como lo es este mocoso.- Resoplo el contrario mientras lo miraba con desprecio."

Ace tenía un objetivo, un objetivo que estaba en riesgo debido un par de imbeciles que por algún motivo estaban demasiado habladores el día de hoy.

"Oh oh, creo que el mocoso se enojo."

"¿En serio? Ups, tal vez podrías irte y ahogarte en el río si quieres bajar el calor de tu cabeza, a menos que quisieras enfrentarte a nosotros ¿Verdad? Pero dudo que quieras eso."
Dijo el hombre con provocación en su voz, a lo que Ace tenso sus músculos y presionó aún mas sus puños.

Justo antes de que pudiera lanzarse contra el imbecil que tenía en frente, otra voz distinta se hizo presente distrayendolo e impidiendo que atacara.

"¿Ustedes no estan lo suficientemente grandes para andar molestando a un niño?"

La persona que había hablado tenía la apariencia similar al de una piña y con el tatuaje tan distinguido que había estado buscando por tanto tiempo estos últimos días, también se veía serio y sonaba como si estuviera enojado.

Fue justo en ese momento que se dio cuenta que el anterior ambiente animado se había desvanecido y ahora habitaba una clara tensión en el lugar, tampoco nadie estaba hablando y todos parecían igual de serios que el tipo rubio del tatuaje.

"¿Eh y quien demonios eres tú para decidir eso?" Habló el segundo hombre mientras miraba al rubio con molestia, pero el primer hombre que antes había estado hablando con sorna y sonriendo arrogantemente, ahora se encontraba más palido de lo usual y con los ojos abiertos en par.

"Oye...", habló temblorosamente este último hacia su compañero, sin embargo el contrario no le hizo caso y continuo charlateando.

"Debes ser nuevo en la ciudad ¿Verdad? Cualquiera que conociera por aquí sabría que clase de rata es este mocoso, pero descuida, te puedo enseñar si quieres."

El pirata rubio frunció el ceño ante las palabras del hombres y con una mirada de descontento, dijo. "Puedo decir que soy nuevo en la ciudad, pero incluso si lo soy, eso no significa que no sepa que los niños solo son niños, no se que les hizo pero estoy seguro que no merece las palabras que le estas dirigiendo."

"Oye oye ¿Lo estas defendiendo? ¿Te das cuenta que en cualquier momento el pequeño bastardo te apuñalara por la espalda y robara tus bolsillos?" Dijo el hombre con disgusto. "¿Qué tal si hacemos esto? Yo acabaré con el mocoso y a cambio tú y tus compañeros podrían darme parte de ese tesoro tan apetecible del que estaban hablando hace unos momentos."

Ace pudo observar de reojo como el tipo con el kimono que vio hace rato, contraía levemente sus mano hacía sus lados.

" '¿Acabaras con el mocoso?' ¿Dijiste?" Preguntó seriamente el rubio con el rostro ensombrecido.

"¿Qué dices? Buena oferta ¿Verdad? No creo que nadie se de cuenta, siempre anda en los barrios bajos y en los bares preguntando cosas raras, dudo que siquiera alguien le interese si le pasa algo." El hombre siguió hablando del mismo modo arrogante que al inicio, sin embargo por un lado su compañero parecía estar temblando y tenía un aspecto de querer vomitar.

"¡Oye Porchemy!" El otro hombre finalmente grito con miedo.

"¿Qué quieres imbecil?" Preguntó quien se hacía llamar Porchemy frunciendo su ceño y desviando su vista hacía su compañero.

"Él...él...él..."

"¡Habla bien, idiota!:

"¡Él es Marco el fénix, de los piratas de Barbablanca!"

¿Marco el fénix? ¿Barbablanca?

Tal vez estos piratas eran más fuertes de lo que pensaba si tenían ese tipo de sobrenombres.

¿Qué es un fénix de todas formas?

Porchemy, quien había estado sonriendo con sorna, ahora esta última sonrisa se deslizaba rápidamente de su cara junto con el color de esta misma y abría los ojos de par en par, en conjunto, un sudor nervioso empezó a recorrer su rostro.

Ace podría advinar lo que su mente estaba pensando y lo miró con burla.

"A-ah ¿S-sabes? Creó que no es necesario aliarnos, s-sí, estoy seguro que estaras muy ocupado y eso ¿No lo creés?" Se dirigió a su compañero igual de palido con un tono asustadizo.

"¡P-por supuesto Porchemy! Es mas, creó que nosotros también estamos muy ocupados, así que deberíamos irnos ahora."

"¡Que buena idea! Asi que nos vamos, fue un placer conocerle s-señor Marco señor y tú también pequeño Ace mandale saludos a los bandidos de mi parte." Dijo Porchemy y seguidamente procedió a correr hacía la puerta del bar junto a ese otro tipo que le seguía.

Tsk. Esos bastardos siempre actuaban tan egocéntricos, pero tan solo el nombre de ese tipo rubio les hizo temblar, imbeciles.

Ya ni siquiera recordaría del todo lo que iba hacer inicialmente si no fuera porque el hombre rubio, a quien habían llamado Marco, seguía enfrente suyo mirandolo intensamente.

"¿Qué?" Frunció el ceño ante la sensación de ser observado tan fuertemente.

"¿Estas bien?" Preguntó el rubio ahora con una apariencia más relajada, aunque con los mismos ojos vagos de antes.

Ace asintió y se dio cuenta que de igual forma la tensión en el ambiente se había disipado.

¿Por qué...?

"¿Por qué?" Preguntó confundido.

"¿Por qué, qué?"

"¿Por qué interviniste?" Volvió a preguntar ansiosamente "No se quién eres y no te conozco y tú tampoco lo haces y por más fuerte que seas, podrías haberte metido en problemas, entonces ¿Por qué lo hiciste?"

"Eres un niño." Respondió vagamente el rubio.

"¿Y?"

Marco frunció levemente el ceño.

"Eres un niño siendo amenazado por dos tipos de mala muerte, no podía quedarme viendo eso."

¿Y si Roger tuviera un hijo? ¿Defenderias el hijo de un demonio?

"¿Por qué no? No sabes lo que he hecho." Su voz salió mas dura de lo que había esperado pero aún así mantuvo su mirada en el rubio.

"Un niño es un niño, sin importar lo que haya hecho o no, eso esta en el pasado, sigue siendo solo un niño más."

"¿Incluso si hizo algo malo?"

"Incluso si hizo algo malo."

¿Y si fuera el hijo de un demonio? ¿Seguiría siendo solo un niño?

Ace frunció los labios y finalmente desvió la mirada y resoplo con modestia sintiendo la mirada del rubio hacía él.  

Si un extraño se arriesgaba a morir por el, entonces no estaba en posición para reclamarle por ello, después de todo él no era el idiota que moriría.

Estaba apunto de darse la vuelta y salir cuando el hombre del tatuaje volvió hablar.

"¿Y qué hace un niño en un lugar como este?"

Ace estaba cansado, incluso si había encontrado a su objetivo y por fin tenía la oportunidad de hacer la pregunta que le carcomia, el encuentro con Porchemy le hizo sentirse cansado mentalmente. No es que le afectara ni nada, solamente estaba cansado de lidiar con idiotas como él. Sin embargo, por alguna razón no pudo simplemente ignorar al hombre a su lado y devolvió la vista hacía el del peinado singular.

"Ese no es tu asunto."

"Yo respondí a tu pregunta, es justo que respondas la mía ¿No crees?" Dijo Marco sonriendo levemente haciendo que los nervios de Ace se tensaran nuevamente.

Realmente no estaba de buen humor ese día ahora que lo pensaba más a fondo.

Rechisto ante el rubio y con una mirada de molestia, habló. "Solo estaba aburrido, escuhe que habían unos piratas famosos así que vine a ver si estaban por la zona, eso es todo ¿Contento?"

"¿Y estas satisfecho?" Preguntó Marco dandole una mirada de curiosidad, a lo que Ace se encogió de hombros.

"No esta mal, pero podría ser mejor."

"Oh, cierto ¿Verdad? Siempre les he dicho que no parecemos piratas fuertes y aterradores, pero a nadie le importa." Dijo Marco sonriendo cariñosamente mientras volteaba ver al resto de los piratas que peleaban por un pedazo de carne, Ace no los juzgaba, la carne es sagrada.

"Son extraños, incluso los bandidos dan más miedo." Dijo Ace provocando que el rubio se riera levemente, para volver hablar. "Tú nombre es ¿Marco el fénix?"

"Solo Marco, el fénix es solo parte de mi habilidad."

"¿Habilidad?" Preguntó con genuina curiosidad alzando una ceja, a lo que Marco asintió.

"Sí, mi fruta del diablo me p"ermite convertirme en un fénix.

"¿Fruta del diablo?"

"¿Eh? ¿No sabes que es una fruta del diablo?" El mayor alzo sus cejas con sorpresa, Ace solo se encogió de hombros ante la sorpresa del mayor.

"He escuchado algunos rumores pero nunca he conocido alguien con ello."

"Hmm...bueno, en palabras simples, la fruta del diablo, es como su nombre lo indica, una fruta que al comerla te da una habilidad y en cambio te quita la capacidad nadar."

"¿Entonces no puedes nadar si tienes poderes? Eso suena estupido."

Marco ignoro el pequeño temblor en su ojo izquierdo al escuchar al niño maldecir y siguió hablando.

"Dependiendo de que poder te den, hay algunas frutas que realmente merecen la pena y otras que simplemente son un desperdicio."

"Bueno eso tiene lógica." Murmuro Ace mientras fruncia los labios. "¿Qué es un fénix de todas formas?"

"¿Oh, lo quieres ver?" Marco levantó una de sus cejas con diversión y sonrió levemente, Ace podía sentir que el calor se asentaba en sus mejillas y desvió la mirada penosamente.

"¡No lo hago!" Exclamó el pequeño petardo enojado, sin embargo todavía tenía las mejillas sonrojadas.

"Tranquilo, tranquilo, de todas formas lo veras más adelante." El rubio levanto ambas manos en un gesto de paz, a lo que Ace resoplo.

"Como sea, de todas formas ¿Qué hacen unos piratas de su calibre aquí?"

"¿Sabes quienes somos?"

"No mucho, pero parecen importantes si todo el mundo en la isla esta vuelto loco." Dijo Ace provocando que Marco riera nuevamente con diversión.

"Hace tiempo un colega nuestro nos recomendó esta isla para vacacionar y restablecernos, estábamos cerca de ella en busca de algunas medicinas que solo se podían conseguir en estos mares, así que decidimos venir y echar un vistazo."

Ace tarareo ante la respuesta. Mientras no fueran hacia el monte corvo realmente no le importaba.

"Ahora yo tengo una pregunta." Dijo el rubio, a lo que Ace alzo una de sus cejas. "El tipo que antes estaba aquí mencionó algo sobre una terminal "

"¿Estabas escuchando desde un inicio?"

"Tengo buen oído." Dijo Marco guiñandole un ojo haciendo que Ace rodará los ojos.

"Claro, bueno, no se si te hayas fijado en los muros de la ciudad." Dijo Ace a lo que Marco asintió. "Esos muros separan las distintas zonas de la isla."

"¿Zonas?"

"Hay tres zonas destacables en esta isla, la zona alta, el cual la habitan los nobles, la ciudad y suburbios bajos y finalmente, gray terminal junto al monte corvo."

"La gray terminal esta justo al otro lado de los muros de la ciudad y es una terminal llena de basura y desperdicios en donde viven indigentes e inadaptados sociales, justo al lado de esta se ubica el monte corvo, el cual es una selva en donde viven varios grupos de bandidos, pero no vayas ahí."

"¿Por qué no?" Preguntó Marco con curiosidad.

"La selva tiene animales gigantes y peligrosos, también es muy difícil de caminar debido a las plantas y paisajes."

Marco tarareo en respuesta y sonrió levemente. "Gracias por el consejo, Ace."

Ace abrió los ojos y se tensó nuevamente.

"¿Cómo...?"

"El tipo de antes lo dijo mientras huía."

"Ah."

Ace sintió que sus músculos se relajaban nuevamente. Aunque no sabía exactamente el porque lo hacía, teniendo en cuenta que el contrario era un potencial enemigo formidable.

"¡Hey Marco! ¿Qué estas haciendo? ¡Vamos, toma un poco!" Habló de la nada el tipo con tupe en forma de pan que antes había visto al entrar.

"Sabes que no me puedo emborrachar Thatch y tú tampoco deberias tomar mucho." Reprendió el rubio y en cambio 'Thatch' hizo un puchero.

"¡Siempre eres tan aburrido Marco!" El rubio solo rodó los ojos ante la queja de su amigo y justo antes de que dijiera algo, el pompadour dirigió su mirada hacía Ace.

"¡Oh! Pero que tenemos aquí." Sonrió abiertamente Thatch, "¡Hey, mi nombre es Thatch! ¿Y tú eres?"

Ace lo miro con desconfianza y decidió que no inportaba de todas formas.

"Ace." Dijo a secas mientras que inconscientemente se acercaba a Marco.

"Así que Ace ¿Eh? ¿ Qué esta haciendo un niño en estos lares?" Preguntó Thatch acercándose hacía su lado.

"Me estaba enseñando del lugar." Interrumpió Marco y mentalmente Ace le agradecía por hacerlo.

"Oh ¿Y conseguiste la información de lo que buscamos?" El pelimarron volvió a su posición inicial para dirigirse hacía su amigo.

"No del todo, pero puede que conozca en que sitio puedo conseguir información. "

"¿Estan buscando algo?"

Marco le dirigió una sonrisa y comenzó hablar.

"¿Recuerdas que te dije que estabamos buscando algunas medicinas de estos mares?" Ace asintió. "Bueno, algunos de nuestros compañeros que provienen justamente del east blue han contraído una rara enfermedad que parece solo tener una cura en estos mares. Hemos estado buscando en distintas islas pero ninguna tiene las medicinas o siquiera conocimientos de la enfermedad."

"¿Cómo es la enfermedad?- Preguntó Ace haciendo que Marco y Thatch lo mirarán."Hay muchas enfermedades que pueden ser causa de exponerse a zonas demasiado salvajes, tal vez un insecto proveniente del east blue de una selva aleatoria pico a alguno de sus compañeros y se fue trasmitiendo."

Thatch lo miro con asombro, mientras que Marco lo miraba con curiosidad y de igual forma algo sorprendido.

"¿Qué?"

"Wow...eres inteligente."Dijo Thatch con todavía la misma expresión de asombro y desconcierto, sin embargo estas palabras provocaron que las mejillas de Ace se sonrojaran con vergüenza.

"¡Cállate, Es algo que todos deberían saber si quieren sobrevivir!" Dijo Ace todavía avergonzado.

"De todas formas es bastante sorpresivo que supieras eso ¿Cómo lo sabes?" Marco le miro con interes.

Ace no sabía el porque seguía hablando y derramando tanta información hacía esos piratas, pero extrañamente no se sentía molesto con ello y ni siquiera se dio cuenta cuando volvió hablar.

"Vivo en el monte corvo, siempre tengo que tener cuidado con los insectos y bichos del lugar, así que se esas cosas."

"¿Vives en una jungla?" Preguntó Marco frunciendo el ceño con sorpresa, a lo que Ace asintió.

"¿Qué? ¡Espera! Espera un segundo, creo que me perdí ¿Cómo es que vives en una jungla? ¿No es peligroso? ¿Dónde estan tus papás?" Habló Thatch y Ace pudo ver preocupación en sus ojos.

Ace encorvo los hombros y guardo silencio sintiendo un tiron en su estomato, Marco capto el mensaje y decidió que era suficiente de la charla.

"Como sea, todavía tenemos que conseguir las medicinas y según lo que me dijo Ace, hay otras zonas en donde buscar, por lo que mañana deberiamos explorar más el lugar y al menos preguntar por ello."

"Oh, cierto, de eso quería hablar Izo hace rato, creo que encontró algún mercante de la zona que parecía conocer dicha enfermedad."

"Bien, eso facilita más las cosas, entonces deberíamos regresar con el resto." Dijo Marco hacía Thatch, quien asintió y empezo a caminar hacia el resto de los otros piratas que ya se encontraban borrachos y antes de acompañarlo, se devolvió hacía Ace y le dio una sonrisa amable. "¿Quieres acompañarnos? Dijiste que tenías curiosidad por nosotros ¿No es asi?"

Ace asintió pero volvió hablar.

"Solo quería saber algo, eso es todo, no tienes que responderlo si no quieres."

Marco alzo una ceja, pero asintió dandole lugar a que preguntara.

"¿Conoces a Gold Roger?"

Ace pudo ver como los ojos de Marco se abrían un poco mas de lo usual y la mirada de reconocimiento se asentuaba en él.

"Lo hago ¿Por qué?"

"¿Creés que merecía morir?"

"No lo se, hizo cosas buenas y malas, todo depende de como lo quieras interpretar. "

Los labios de Ace se fruncieron y su mirada se volvió más dura, sintió como sus puños se apretaban aún más y su corazón latía dolorosamente, finalmente trago lentamente y volvió hablar.

"¿Y sí tuviera un hijo?"

Por un momento los ojos de Marco se entreceraron con sospecha y duda, antes de que los volviera abrir como antes.

"Debe ser muy dificil para el niño." Dijo Marco mientras le miraba con algo parecido a tristeza. Ace sintió como si le pellizcaran una parte de su pecho.

"¿Crees que el hijo debería morir?" Volvió a preguntar.

Marco por su parte sintió que su sangre se congelaba por un instante, no solo eran las preguntas sospechosamente hechas por el niño, si no la mirada del pequeño petardo que lo observaba con vacio y sin ninguna vacilación, en una parte de si mismo sintió que si respondía mal entonces probablemente sería apaleado por el menor.

Sin embargo no fue eso lo que le preocupo, de alguna forma sintió el miedo, enojo y soledad que el más pequeño le trasmitía, un miedo que confundío a Marco desde un inicio.

El sabía más que nada que no todos los niños tienen infancias felices, el lo había vivido y no era una experiencia placentera de recordar, pero era un pirata ahora, incluso si el niño le daba lastima, no podría hacer nada más alla que sugerir algo de compañia por algunos días, sin embargo ahora dudaba de eso.

Ace no parecía muy mayor e incluso si llego a pensar que se parecía un poco a Roger, todavía no concordaba con las fechas en las que este último había muerto, de todas formas no importaba en ese momento, tal vez más tarde podría pensarlo más a fondo, ahora solo trataría de responder al crío e ignorar la creciente sensación de frialdad y malestar en su estómago.

"Todo el mundo merece vivir, Ace."

Ace sintió como si su cuerpo se congelara y por un segundo sintió como unas pequeñas lagrimas se asentaran en sus ojos pero se deshizo de ellas antes de que el rubio las viera, no podía dejar que conocieran su secreto.

"¿Incluso el hijo del demonio?"

"¿Quién dijo que Roger era un demonio? Incluso si lo fuera ¿Qué tiene que ver su hijo en ello? Ace, todos tenemos derecho a vivir una vida sin remordimientos ni arrepentimientos, los pecados de un padre no deberían pasarse a los de los hijos."

Sentía que su garganta ardía y un estremecimiento recorría su cuerpo.

Toda su vida siempre escuchó insultos hacía la persona con quien compartía sangre, escuchó como lo maldecian a él por nacer y como deseaban su muerte, e incluso si en un inicio trato de ignorarlos, una sensación de fuego en su interior se empezo apoderar de él y de un momento a otro estaba atascado golpeando a cualquiera que dijiera algo malo de él.

"¿Deberia haber nacido?"

Esa pregunta llegó un día a su mente y jamas se alejo de su vida, todo el mundo lo odiaba y detestaba, no tenía a nadie que realmente lo quisiera y ya sea que viva o no, tan solo era una mancha que se borraría rápidamente del suelo, no habría ninguna diferencia si muriera o viviera.

"Debería ahogarse en el mar y morir mientras se disculpa por su miserable existencia."

No pudo evitar sentirse sobrepasado por las palabras de Marco, era la primera vez que alguien le decía abiertamente que tenía que seguir viviendo, incluso si todavía era el hijo del demonio y Marco no lo supiera.

"Eso es algo que tendrás que averiguar viviendo."

"Entonces...¿Merece vivir?" Preguntó tratando de sonar lo más normal posible y desviando la mirada, a lo que Marco le miró suavemente y sonrió.

Su corazón saltó y sus ojos se inundaron nuevamente de lágrimas, solo que ahora no las pudo ahuyentar, sus labios se fruncieron y se arrugaron temblorosamente.

"Lo hace."

Entonces el mundo se detuvo y sus lagrimas cayeron mientras que su corazón se oprimía lentamente así mismo.

(Años después se encontraría con los Barbablancas y les saludaria con una feliz sonrisa, nadie sabría el porqué un niño los miraba con tanto aprecio, pero nadie cuestionó cuando su padre le ofreció al mismo niño un lugar dentro de su familia.)

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