La chica bajo el cerezo
Era una tarde de otoño.
Las hojas volaban a merced del viento siendo transportadas a lugares lejanos.
En algún lugar de Japón, cerca de un prado; una niña con cabellos turquesas estaba debajo de un sakura dormido en medio de ese lugar. En sus cabellos estaban atoradas algunas hojas, lo que le daba una apariencia inocente, como un hada del bosque. La niña jugaba alrededor del árbol trepando a las ramas más bajas.
A lo lejos un par de niños de 10 años y una niña de 6 también jugaban, pero notaron extraño a aquella niña solitaria en ese prado bailando alrededor del árbol. Decidiendo acercarse notaron que la chica estaba descalza y con unos ojos aquamarinos extrañamente cautivantes. Tomando valor uno de los niños se acercó a conversar con la niña extraña.
— Ho-hola. ¿Qué haces? — preguntó con inocencia un chico rubio de ojos azules.
— Hola. Solo le canto a Prunus. Está algo triste — dijo la niña acariciando la corteza con delicadeza.
— ¿Quién es Prunus? — habló una chica idéntica al chico, pero esta traía un moño blanco.
— El árbol. Es un gran amigo— respondió la aguamarina con naturalidad — ¿No es así Prunus? — y volvió a abrazar al árbol.
— Qué tontería. Los árboles son solo árboles. Andando Len. Nos buscan pronto, es hora de irnos — intervino una rubia con una coleta de lado jalando al chico. Pero este solo miraba extraño a aquella chica — Andando Len— reprochó la rubia tironeando más fuerte el brazo del niño.
— Adelántate por favor Neru, ahora te alcanzo.
— Pffff. Como sea. Solo no te quedes mucho tiempo aquí, junto con ella. Vamos Rin— dijo antes de correr llevándose a la pequeña del moño.
— ¿Por qué no debes juntarte conmigo? — intervino con inocencia la turquesa.
— No le hagas caso, a veces se porta así. Pero Neru es buena en realidad.
La chica solo le dio una gran sonrisa mientras continuó acariciando al árbol. "¿cómo estas hoy Prunus? Descuida, estoy bien" Len solo la contemplaba embobado. Nunca la había visto por estos lados. Tal vez era una familia que se mudó recientemente. "¿Que quién es el chico?" pregunto la chica que hablaba con el árbol. Esa voz lo saco de sus pensamientos.
— Que descortés soy. Mi nombre es Kagamine Len— decía el chico haciendo una reverencia.
La chica solo sonrió y dio pequeños brinquitos.
— Mi nombre es Hatsune Miku y él es Prunus— decía abrazando el tronco.
— Ah, eh, mucho gusto Prunus— el chico estaba algo desconcertado por estar hablando con un árbol. Pero la aguamarina solo lo tomó de la mano e hizo que abrazara al árbol. Era extraño pero sentía una tibieza y tranquilidad emanando del árbol. Sintiéndose extraño se alejó unos pasos rápidamente.
La chica rio dulcemente y luego se acercó al árbol de nuevo.
— Le agradas a Prunus— susurró Miku sonriéndole a Len.
— ¿Eh? ¿Enserio? — acercándose de nuevo abrazó al árbol. Miku lo imitó y sus manos se tocaron. Para el rubio era muy extraño, pero al ver a la niña con los ojos cerrado cerró su mano alrededor de la mano de ella.
— ¡LEN! ¡LEN! ¡Es hora de regresar! — escuchó a lo lejos la voz de Neru llamándolo.
— Me tengo que ir Miku— dijo algo triste el niño.
— No te preocupes, podrías venir a vernos mañana u otro día que puedas— la chica le dedicó una sonrisa.
— Por supuesto— contestó animado el rubio y recibiendo sorpresivamente un abrazo por parte de Miku.
— Ya debes irte— susurró empujándolo un poco.
Len sonrió tontamente mientras se alejaba, cuando estuvo un poco lejos un se giró para saludar con la mano, solo que un chico aguamarino salió sorpresivamente hablando con Miku y luego desaparecieron del otro lado de la colina. El niño comenzó a formular ideas sobre aquel chico, pero al ver a sus padres y a su pequeña hermana Rin se le olvidó.
Los días pasaron y Len trataba de frecuentar a Miku siempre viéndose en aquel prado y como consecuencia ellos se hicieron grandes amigos. Len muchas veces venía con Rin y Neru pero a ella no le agradaba la nueva amiga. A veces Neru humillaba a Miku y luego rompía a llorar confundiendo a Len. Miku no sabía qué hacer y terminaba callada.
...
Ellos crecieron rápidamente y un nuevo amigo y compañero se hizo presente en la vida de ellos. Un chico de cabellos y ojos azules como el mar. Un chico que al parecer conocía el secreto de Miku.
Y así como se forjó una nueva amistad nuevos sentimientos comenzaron a aparecer en la vida de ellos. La chica rubia mostaza de la coleta comenzó a sentir "algo" por el rubio de su infancia, mientras la aguamarina y el chico rubio comenzaron a sentir algo entre ellos.
— ¿Len? — se escuchó la voz de una chica de ojos turquesa en una tarde de primavera. Ambos chicos estaban recostados bajo el sakura.
— ¿Sí? — contestó un rubio mientras sujetaba la mano de Miku.
— ¿Prometes no separarte de mí y ser siempre mi amigo? — dijo con esperanza la chica.
— Por supuesto Miku— fue la respuesta de Len dándole un abrazo tierno y un beso en la comisura de los labios.
Un día los cinco amigos se encontraban jugando en aquel prado. Len se había retirado por agua para ellos y solo quedaba la peliverde, la rubia de la coleta y el chico peliazul cuando Miku accidentalmente tropezó con Neru tirándola en un pequeño charco y obviamente ésta comenzó con su drama. Miku se disculpó pero Neru seguía alegando, Kaito trataba de calmarla pero Neru se enojó más por la atención hacia la aguamarina y comenzó a insultarla.
Miku no aguantó y le propinó una cachetada. Todos quedaron mudos por un momento, ella nunca se había comportado así pero la rubia mostaza la sacaba de sus casillas. La aguamarina inmediatamente se disculpó pero Neru al ver a Len venir que solo había visto la escena de la cachetada le grito horrible a Miku defendiendo a Neru y luego marchándose con ella.
Len se mudó con Rin y Neru dejando a una peliverde confundida y triste llorando junto a Prunus, extrañamente por el vacío de una persona en su vida.
...
(Algunos años más tarde)
Las clases iniciaron en la primavera junto con la floración de los sakuras en alguna parte de Japón. Una chica de ojos y cabello aguamarino caminaba rumbo hacia cierta escuela. Alguien le había dicho que hoy sería un gran día. Y en la entrada de la escuela diviso a un par de chicos rubios.
La chica aguamarina corrió hacia ellos feliz, pero se sorprendió al ver que estos caminaban hacia la escuela sin mirarla. Miku comenzó a sentir esa tristeza que sintió cuando ellos se fueron tiempo atrás.
Miku se enteró por Kaito que Neru la acusó hasta el cansancio de haberla insultado y Len le creyó, así como empezaron a tener "algo" entre ellos.
Queriendo volver de nuevo a su "ojos de cielo", el apodo que le había puesto cuando lo conoció, decidió esperarlo fuera de la escuela hasta la hora de salida. Al verlo salir corrió a e encontrarse con él, afortunadamente no venía con Neru y pese a la actitud cortante y fría de Len ella fue feliz poder "platicar" esa tarde con él.
Conforme pasaron los días Len comenzó a acercarse a Miku de nuevo; lo que volvía muy feliz a Miku y su lugar preferido era bajo Prunus, que ahora florecía con todo su esplendor.
Era extraña la relación que ellos llevaban pero nuestra pequeña aguamarina era feliz con eso. Sin embargo, un peligroso sentimiento comenzó a nacer y crecer en aquel tierno e inocente corazón.
— Len ¿Sabes lo que es amar a alguien? — se escuchó preguntar a Miku una tarde siendo abrazada por el rubio y con la vista hacia sus manos entrelazadas.
— Supongo que es querer dar todo por esa persona, sufrir si no estás con ella y a pesar de que si por algún motivo no fueras el indicado para ella, le deseas lo mejor. Preferir su felicidad antes de la tuya.
— ¿Lo crees en verdad? — susurró ella.
— Eso me contó mi madre— respondió Len.
— Te amo — fueron todas las palabras que susurró Miku, pero Len había oído perfectamente.
— Creo que yo también Miku— dijo Len antes de abrazarla.
Y así como floreció el árbol, aquel sentimiento de hace años floreció en los corazones de aquellos jóvenes, que en esa tarde y siendo testigo aquel árbol Len le dio un regalo que marcaría la vida de Miku: Un beso. Un beso tierno en sus labios que movió las razones en su vida para desear estar junto a ese chico.
"Sabes que no puedes tener esos sentimientos hacia esa persona." Susurraba alguien en la mente de la aguamarina que descansaba bajo aquel sakura con los ojos cerrados.
— Lo siento. Pero estos ya florecieron. Y quiero estar siempre junto él— murmuraba una chica bajo ese sakura especial.
"¿Eso es lo que deseas?"
— Con todo mi corazón.
"Y que pasara si él no te corresponde lo suficiente o te descubre"
— El me demostró que me ama.
"¿Amor? ¿No es una palabra algo grande? Ten en cuenta que no sabe lo que eres."
— Y por eso tú ya me ayudaste. Con su cariño y fuerza soy casi completamente humana.
"Y es lo que me preocupa mi niña. Esos sentimientos humanos comienzan a gobernar en tu dulce corazón. Y no quiero que salgas herida."
— Mi querido Prunus, él nunca me haría algo malo.
"¿Y qué me dices de Yuma? Eres muy especial para ese chico."
— ¿Yuma? No lo conozco. O nunca lo he visto. ¿Es humano?
"Es como tú. Y no lo conoces porque desde que lo conociste a él (Len) no le diste una oportunidad a Yuma. Y eso le molestó ya que desde siglos ustedes han estado unidos."
— Gomen, en verdad no lo sabía.
"Empieza dándole una oportunidad"
Al abrir los ojos la chica vio a un chico pelirosa frente a ella. Este chico solo le sonrió y comenzaron a platicar amenamente bajo aquel árbol. Cerca de ellos una rubia tomaba fotos ya que por casualidad o destino estaba cerca de allí. No dudaría en enseñárselas a Len.
Cuando Miku se encontró de nuevo al día siguiente con Len este comenzó a portarse agresivo y distante con la aguamarina.
Los días pasaron y el rubio pareció olvidarse de aquellas promesas hacia su "chica cerezo" como la había nombrado. Y como una rutina Len comenzó a dejar y volver con aquella chica que incondicionalmente lo amaba.
Hasta ese día.
Miku caminaba alegremente hacia donde se encontraría con su amor. Len. Ese día le contaría todo.
Lo encontró descansando bajo ese árbol que era ya el cómplice de muchas aventuras desde niños.
— ¡Hey Len! — una voz cantarina saco a Len de sus pensamientos.
— ¿Cómo está mi "chica cerezo"? — preguntó Len dándole un casto beso en la punta de su nariz, acción que hizo que la chica se sonrojara. Su inocencia era invaluable.
— Bien, muy bien. Gracias a una persona muy especial— contestó ella sentándose junto a él y recargando su cabeza en el hombro izquierdo del joven.
— ¿Supongo que "ese alguien" soy yo, no es así? — el chico depositó un pequeño beso en los labios de Miku. Ella solo se sonrojó a más no poder.
Se tomaron de las manos mientras permanecían un tiempo así bajo aquel árbol. Hasta que la chica decidió que era hora.
— ¿Len? — habló Miku.
— ¿Si mi "chica cerezo"? — respondió el rubio.
— ¿Nunca te preguntaste por qué nos conocimos aquí? ¿Justo en este árbol?
— Hace tiempo me dijiste que era porque apreciabas mucho a este árbol. Y sentías que debías cuidarlo.
— En parte, pero hay algo que debes saber. Len ¿confías en mí? — la chica estaba poniendo su corazón y alma en las manos del chico.
— Claro que sí, eres mi Miku. ¿No?
— Entonces debes saber que soy un kodama— Len solo la miró con incredulidad, había escuchado sobre eso mitos pero él sabía que no eran reales. Miku al ver la expresión de él continuó— Es cierto Len, parte de mi vida está ligada a este árbol. Prunus. Nosotros vivimos mucho tiempo. Más del que quisiera admitir.
— Miku no juegues— contestó el rubio alejándose un poco.
— Len, no miento. Mira— y mostrando su mano derecha, donde aparecían pequeñas marcas como raíces, tocó una rama del árbol que no tenía nada haciendo que este floreara intensamente. Luego movió las manos y una brisa ligera soplo donde estaban ellos, haciendo que los pétalos danzaran alrededor del chico mientras caían.
Luego de eso Miku agacho la cabeza. Su alma y corazón estaban expuestos. Len tenía la última palabra. El chico lo único que hizo fue abrazar a Miku. El la quería y mucho pero... ¿Amar a un espíritu era correcto? ¿Qué era lo que sentía en realidad hacia la chica? ¿Estaba bien darle esperanzas?
Así estuvieron toda la tarde, mientras la chica mostraba otros poderes que tenía. El chico decidió aceptarla y Miku comenzó su trascendencia hacia ser humana aun sin la aprobación de Prunus, pues este sabía que algo malo pasaría pero la aguamarina no quiso escucharlo.
Miku estaba tan concentrada que no descubrió a una rubia que los miraba con rabia. Ella había estado primero con Len. El la conoció primero y no dejaría que una verde lo alejara de su lado.
Decidida al día siguiente se acercó a ese árbol y comenzó a intentar...
En otro lado.
Miku y Len estaban paseando. Era un fin de semana muy lindo como para no desperdiciarlo... Estaban comiendo nubes de algodón cuando Miku sintió un fuerte dolor en el corazón. Comenzó a marearse y de pronto se lanzó corriendo hacia el prado.
Encontró a Neru intentando cortar el árbol. Miku se abalanzo hacia Neru defendiendo a Prunus.
— ¡Len solo será mío! — gritaba la chica mientras intentaba golpear a Miku.
— ¿Por qué lo dices? Él me quiere.
— Jajaja. ¿Qué él te quiere? No seas tonta. Quien quisiera a un tonto espíritu que ni siquiera es humano.
— ¡Len! ¡Él me quiere! — gritaba Miku tratando de validar esas palabras.
— Él no te quiere. ¡Solo está contigo por lástima! ¡Además tu solo lo utilizas para ser humana! — gritó la rubia — ¿O que me dices del pelirosa con el que has pasado mucho tiempo también? ¿Acaso lo intentas engañar al igual que a Len? ¿O solo era Len tu amante mientras te besabas con otro? — Miku no entendía, era cierto que Yuma la habia intentado besar pero no lo habia hecho. Neru estaba alterando los hechos.
— No es cierto ¡NO ES CIERTO! — la aguamarina gritó mientras forcejeaba más con la rubia.
— Claro que sí ¿No es cierto Len? — Neru se burló viendo a su espalda.
— ¿Ah? — fue cuando Miku volteo y vio a Len parado junto a Kaito. El solo miraba con el ceño fruncido.
— ¿Tú me estas utilizando? ¿Miku? — soltó Len.
— ¡Claro que es cierto! La escuche hablando con su tonto árbol el otro día— alegaba la rubia mostaza.
— ¡¿MIKU? — gritó Len.
— Si, en parte es cierto— la chica soltó a Neru, agachando la cabeza y acercándose poco a poco a Len.
— ¡Lo admites! — sonrió victoriosa Neru.
— Así que es cierto— dijo Len con enojo y veneno en la voz. Después de todo no era bueno confiar en un espíritu.
— No del todo, quería saber cómo las personas amaban y yo... me enamore a mi modo de ti Len. Y estando contigo me sentía cada vez más humana. Por eso te revele quien soy. Pero yo te amo. Y hoy te diría que necesitaba en parte que me ayudaras a ser humana para estar contigo.
— Me utilizaste. De seguro ni siquiera me amas— Len dirigió una mirada de rencor hacia Miku.
— Len, te amo. Te amo. ¡TE AMO!— solo gritaba Miku hacia Len — Me enamoré de ti aunque fuera prohibido para nosotros y en especial para mí. ¿Por qué no puedes entenderlo?
— Es mentira y esto se acaba. Len JAMAS ESTARA CON ALGO COMO TÚ— dijo Neru con una mirada terrorífica y a su señal aparecieron unos chicos con hachas directo al árbol.
El sonido del metal sacó a Miku de sus pensamientos y cuando volteo aquellas personas comenzaron a cortar el árbol.
Prunus solo lloraba en la mente de Miku y ella lo imitó.
— Deténganse, deténganse ¡DETENGANSE! — corrió hacia el árbol.
Sin embargo, aparecieron más chicos que detuvieron a Miku sosteniéndola para que ella viera como cortaban el árbol. La mitad ya estaba destrozado y Len no se movía para hacer algo. Miku decidió entregar lo que tenía para salvar a Prunus, comenzando a tejer enredaderas sobre los chicos inmovilizándolos. Todos miraban asombrados pues Miku nunca supo que tenía esos poderes. Sin embargo era el árbol quien se los otorgaba para defenderse.
Neru se enojó y tomo un hacha y se lanzó a Prunus, pero Miku se lanzó contra ella y rodaron colina abajo. Los chicos salieron de su trance y corrieron donde estaban las chicas. Neru se encontraba tirada y la sangre corriendo a un costado de ella. El hacha las había cortado, sin embargo Miku se encontraba arrastrándose hacia Prunus, quien ya estaba moribundo. Ella también estaba herida, pero debía salvar a su amigo.
Miku al ver a su amigo lloró desconsoladamente mientras hacía crecer raíces de sus manos hacia el árbol y murmuraba algo no entendible.
Len vio a Miku y esta lo imito. Se miraron por unos segundos los suficientes para que Miku demostrara en su mirada que lo amaba. "Supiste los secretos que hay en mí. ¿Ahora moriré por ti?" Escuchó Len en su mente quien solo la miró sin ningún sentimiento y llevo rápidamente a Neru al hospital. "¿Así que este es el final? Sayounara Len" escuchó débilmente mientras él se alejaba solo con Neru. Kaito había desaparecido pero en realidad había ido a buscar ayuda.
— Las mayores idioteces se cometen por amor ¿No es así? — preguntó ella al chico que aparecía a su lado dispuesta a apoyarla.
...
Después de la revisión de Neru Len se encontró a Kaito fuera del hospital y este le contó la verdad acerca de Miku.
Len había cometido un error. Y lo pagaría caro.
Al día siguiente fue a buscar a Miku. Pero solo encontró a un pelirosa descansando bajo el árbol que parecía completamente recuperado. Además de una extraña sensación de ser vigilado.
— Que quieres— fue lo primero que dijo el pelirosa.
— ¿Dónde está Miku? — preguntó Len buscándola con la mirada—¿Y tú quién eres?
— Soy Yuma. Y por lo visto Miku ya no te interesa, así que no tienes que preguntar por ella.
— Claro que me interesa. Quiero verla ¡Necesito verla!
— No la veras más. Así que lárgate a tu mundo.
Len no quiso discutir y se fue. Regreso donde Neru y ella estaba un poco mejor. Discutieron esa tarde ya que Neru culpaba a Miku de lo que paso. Sin embargo Len estaba al tanto de los sentimientos de la rubia. Marchándose entonces y dejando a la chica sin su amor ni su amistad.
Miku tendría que perdonarlo. Después de todo... ella lo ama ¿no es así?
...
Cuando Len llego donde estaba el árbol se sorprendió al ver que no estaba. Esa colina estaba completamente cambiada. Los arboles de sakura estaban floreando pero había muchos más. Los días pasaron y Len volvía a ese lugar, pero el lugar ya estaba cambiado. Miku no apareció de nuevo.
...
Una tarde casi al finalizar la primavera Len observo a lo lejos una chica de cabello rosa en dos coletas que reconocía perfectamente. Se acercó rápidamente y la encontró de la mano con un pelirosa que conocía bien; Yuma. Al ver que este se alejaba por un momento intencionalmente chocó con ella y al verla a los ojos sintió su corazón salirse de su pecho. Era Miku, pero al parecer con el pelo teñido de rosa.
— Gomen. No te vi— dijo con esa voz dulce característica de ella.
— No te preocupes, es mi culpa— dijo Len tomando su mano. La chica solo sonrió.
— ¿Nos conocemos? — preguntó inocente.
— Claro que sí, pero al parecer no me recuerdas. Soy Len, Len Kagamine.
— Mi nombre es Miku— respondió con una sonrisa. Allí estaba aquella inocencia.
— Lindo collar— habló Len admirando un hermoso collar con la forma de un árbol pero con las ramas en flor cerrando el cuello de la chica.
— Prunus— susurró la chica tocando el collar. Eso hizo que Len sintiera un escalofrió.
— Miku es hora de...— dijo un pelirosa acercándose a ellos, pero callando al ver al rubio junto a su chica — Miku, vámonos— sentenció tomando delicadamente la mano de ella.
— Qué descortés eres Yuma. En fin. No cambiaras jamás. Fue un gusto conocerte Len. Adiós — y con eso se alejó abrazando a Yuma.
Len simplemente se quedó estático al ver a su "chica cerezo" siendo cargada al estilo princesa, mientras esta reía y le pedía la chico que la bajara.
Él no lo entendía hasta que Kaito se lo explicó: Miku comprendió que su amor no sería jamás correspondido por lo que Len le dio a entender, así que acepto a Yuma.
¿Por qué Kaito lo sabía? Su novia era una kodama también; una chica castaña de nombre Meiko.
Len entendió que la había perdido, por vacilar entre un amor puro y uno insano perdió a la chica que entregó su corazón a él.
(...)
En alguna parte de un prado una chica dejaba escapar unos pétalos diciendo: Len por mostrarme lo que es amar: gracias.
(...)
Por otro lado, un chico veía unos pétalos flotar cerca de él y susurrando dijo: Miku. Vuelve por favor. Lo siento.
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Bueno, este one shot estaba en otro libro y eliminé ese, asi que aquí esta. Según yo mas arreglado. Según yo.
Pd: Me encanta hacer sufrir a Len.
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