Capítulo 9
Dio un paso, luego otro y otro más. Una mueca que reflejaba cierta molestia en su pie se presentó en las facciones de Bart. Giró y recomenzó los ejercicios. Khaji lo observaba caminar con su eterno cigarro en mano. No le quitaba la vista de encima, no pretendía intervenir en su desempeño, pero debía asegurarse de que el pelirrojo no se lastimara retomando el uso del pie herido.
-¿Cómo lo sientes? –Khaji inquirió exhalando el humo-.
-Aún duele, pero no es nada comparado como cuando recién me lastimé...
-Puedes pararte en dos pies y caminar sin muletas, eso ya es un avance... Si te duele es porque tu pie se está reincorporando... Hace casi tres semanas que no lo usas... Es normal la molestia...
-Se siente raro volver a moverme sin apoyo... -Bart confesó llegando junto a Khaji-.
-No te esfuerces...
-No lo hago...
-Si lo haces por la cita que tienes con Jaime, es mejor si te recuperas a tu ritmo...
-¿Qué? ¡No! ¡No lo hago por eso! –Bart refutó sonrojado-.
-Yo creo que sí... -Contradijo apagando la colilla en el cenicero-.
-¡Pues no! –El pelirrojo expresó falseando en su paso y tambaleando-.
Para él, el equilibrio le fue arrebatado en menos de un segundo. Trastabilló cayendo irremediablemente. Y su cara hubiera terminado en el alfombrado si no es por los brazos del hombre misterioso que se lanzaron a atrapar al menor. Lo atajó justo para terminar bajo él impidiéndole un choque inminente.
-¿Estás bien? –Khaji le demandó sentándose, sin abrir sus brazos para liberarlo-.
-Sí, perdón...
-¿Qué ocurre? –Jaime preguntó súbitamente en cuanto entró a la casa y los miró en semejante posición-.
-¡Jaime! –Bart expresó sonriente-.
-¿En qué momento llegaste? –Khaji preguntó soltando al menor y poniéndose de pie-.
-Hace unos momentos... ¿No me oyeron?
-No, fuiste muy silencioso... -El hombre serio exclamó acercando la muleta y ayudando a Bart a levantarse-.
-¿Cómo te fue? –Bart inquirió yendo al encuentro del moreno-.
Lo saludó candorosamente al tiempo de pasar de largo hacia la cocina.
-¿Quieres galletas, Jaime? –El pelirrojo ofreció animado-. Khaji y yo estábamos haciendo algunas. Me enseñó cómo hacerlas. No sabía que fuera tan fácil. Te daré algunas. ¿Quieres café o té?
Aunque atendía las palabras del menor, por alguna razón no le quitaba la mirada de encima a su mejor amigo, quien percibió una atmosfera tensa y equivocada por parte de Jaime.
-No imagines cosas innecesarias... -Khaji le indicó mientras se encaminaba a la cocina-.
-No sé de qué hablas... -Jaime añadió suspirando, continuando su camino a su habitación-.
-Yo las saco... -Khaji anunció poniéndose los guantes y abriendo cuidadosamente el horno-.
-¿Y Jaime? –Bart demandó al no mirarlo junto a ellos-.
-Fue a su habitación... -Khaji respondió colocando la charola caliente en la mesa-.
-Creo que se ven bien... -El pelirrojo comentó infantilmente-.
-Sí. Te quedaron bien. Ahora prueba una y me dices qué tal...
-¡Está bien! –Expresó tomando la más grande-.
-¡No, espera! –Khaji ordenó, pero fue muy tarde-.
Así como la cogió entres sus dedos, Bart soltó la galleta inmediatamente. Chilló un poco agitando su mano.
-¡Sigue caliente! –Dijo metiendo algunos de sus dedos a la boca-.
-Por supuesto. Las acabo de sacar del horno. No creí que la fueras a tomar ya mismo. ¿A quién se le ocurre? –Habló pidiéndole le enseñara la mano-.
Bart se negó en un primer momento, así que Khaji insistió atrapando su mano y obligándolo para que la mostrase.
-No es para tanto... -Bart señaló forcejeando para recuperar su izquierda-.
-Déjame ver... Y no llores que no eres un niño...
-¡No estoy llorando! –Bart alegó ofendido-.
Khaji dejó de aplicar fuerza y cambió su movimiento a uno más suave. Bart percibió el intento y también se relajó. El mayor abrió la palma y pasó los dedos sobre la piel enrojecida.
-¿Duele? –Le preguntó al pelirrojo-.
-No, no mucho...
-Te pondré algo del ungüento de la abuela de Jaime, eso te quitará el ardor y la molestia.
-No, no es necesario... Yo...
-¿Qué le sucedió a tu mano? –Jaime volvió a interrumpir llegando de la nada a la cocina-.
Khaji soltó inmediatamente al repostero inexperto.
-Nada... -Ambos contestaron renuentes-.
La frente de Jaime se arrugó con aquella respuesta. Entró de lleno y con una servilleta de papel, tomó una de las galletas de la charola. Sopló sobre su superficie antes de llevarla a la boca.
-¿Qué tal está? ¿Te gustó? –Bart preguntó con algunas centellas en sus ojos-.
-Sí, está muy buena... ¿Tú las hiciste?
-Sí, bueno... Khaji me ayudó en todo...
-Ya veo... -Jaime musitó volviendo a la estancia-.
-¿Se enojó? –Bart se inquirió comentando en voz baja-.
-No... Sólo está viendo cosas donde no las hay... -El alto misterioso farfulló indiferente-. Voy por el ungüento, ahora vuelvo... -Anunció saliendo de la cocina-.
-¿Cosas donde no las hay? –Bart repitió ignorando el comentario-.
Se dirigió a la estancia y se sentó junto al moreno.
-¿Cómo te fue hoy? ¿Qué aprendiste en la escuela? –Le preguntó acomodándose lo más cerca que pudo-.
-No mucho... -Contestó fríamente-. Mejor tú dime qué hiciste en toda esta semana... Últimamente no te he visto... Los finales me tienen realmente ocupado.
El menor percibió cierta hostilidad en el ambiente, pero lo dejó pasar adjudicándola al cansancio que posiblemente Jaime cargaba debido a sus tareas escolares y su trabajo de fin de semana.
-Khaji ha estado enseñándome un par cosas... -El ojiambar respondió buscando un tema de conversación-. Por ejemplo, yo no tenía idea de que debías separar la ropa en colores para lavarla... Si no lo haces puedes arruinarla. ¿Y sabías que no debes mezclar ciertos detergentes y desinfectantes cuando limpias o podrías crear un gas venenoso que podría asfixiarte...? ¡Eso me impactó! –Expresó sonriente, mirando fijamente el rostro de su, al parecer, malhumorado acompañante-. También me ha estado enseñando a cocinar.
-¿En serio? –Interrogó despreciativamente-.
-¡Sí! ¡Incluso me enseñó a remendar la ropa y coser un botón! ¡Eso fue fantástico! ¡Khaji sabe muchas cosas!
-¿Muchas?
-¡Sí! ¡Y esa teleserie que ve es muy buena! ¡Yo nunca había visto una y realmente me parece muy genial! ¡Khaji es un fanático verdaderamente entregado, conoce todo de todos! ¡Ha visto todos los episodios! ¡Me alegra que me haya invitado a verla con él! ¡Ayer estuvimos como cinco horas viendo un maratón! ¡Fue épico!
-¿De-de verdad?
-¡Sí! ¡Y él ha sido muy amable y paciente conmigo, me ha ayudado con los ejercicios para mi pie...! ¡Khaji sabe incluso sobre terapia física! ¡Es asombroso!
-¿Asombroso? ¿Él te parece asombroso? –Jaime preguntó con el ceño fruncido-.
-¿Qué? ¿Él? Bueno... sí, también...
El mayor exhaló acomodándose en el sofá y creando un poco de distancia entre él y el pelirrojo.
-Veo que... veo que ustedes han pasado mucho tiempo juntos... -El moreno comentó aprensivamente-.
-No realmente... -Khaji contestó llegando a la estancia-. Toma, ponle un poco en la mano... -Le indicó a Jaime extendiéndole el pequeño frasco de pomada-.
Más tardó en darle el diminuto recipiente que alejarse de los dos menores. Jaime miró a Bart tratado de ocultar su mano. Frunció el entrecejo en consecuencia.
-¿Qué te pasó? –Le inquirió con una voz ronca-.
-Na-nada... No tengo nada... -El pelirrojo respondió poniéndose de pie y volviendo a la cocina-.
Jaime suspiró cabizbajo. Abandonó el frasco en la mesita de centro y dirigió sus pies hacia su habitación.
-Si me buscan estoy haciendo tarea... -Aclaró perdiéndose en el pasillo y cerrando la puerta posteriormente-.
-Está enojado por algo... -Bart musitó al mirarlo partir-.
-Claro que no. -Khaji negó sacando algunas ollas de la alacena-. Ya te dije, está viendo cosas donde no las hay...
-¿Qué cosas?
-Olvídalo... Es mejor que lo dejes solo por ahora, al menos hasta que se le enfríe la cabeza...
-Pero, ¿qué le sucede?
-Nada relevante... ¿Quieres ayudarme a hacer la cena?
-¡Claro! –Expresó concentrándose en aquel hombre sin despegar su mirada del camino que había tomado Jaime-.
El anfitrión se aventó a su cama abrazando una de las almohadas. Hundió su rostro en la tela apreciando el aroma de quien últimamente ocupaba las sábanas.
-Supongo que es mi culpa... -Susurró aspirando nuevamente-. No he pasado tanto tiempo con él como lo ha hecho Khaji... Y sí, él es asombroso... Yo realmente no tengo nada que ofrecerle a Bart... ¡No! ¡¿Qué estoy diciendo?! ¡Puede que ese traidor lo esté seduciendo a mis espaldas! ¡No! ¡¿Qué demonios digo?! ¡Eso es incluso peor! ¡Khaji nunca haría eso! ¡Maldición, soy un imbécil! ¡¿Cómo puedo dudar de mi amigo?! ¡Soy de verdad un estúpido! ¡Mejor me calmo! ¡No he dormido bien y estoy agotado... sólo imagino cosas! ¡Sí, Khaji lo dijo, veo cosas donde no las hay...! ¡Él no está pretendiendo a Bart y yo debo encontrar un poco de tiempo para él! Eso fue lo que acordamos, dijimos que nos conoceríamos mejor... Él quiere conocerme y yo a él... ¡No debo pensar más de lo necesario! –Expresó enérgicamente en cuanto se levantó cambiando el colchón por la silla del escritorio-. Pero... -Lanzó una concesión a su brío-. Bart estaba feliz hablando de él... Y a mí no quiso decirme lo que le había pasado... Y... aunque haya dicho eso... Bart es libre de estar con quien él quiera... Y si Khaji le parece más interesante... Yo... Yo... -Susurró melancólicamente, tomando asiento y sacando su ordenador para comenzar sus deberes-.
Pasaron un par de horas antes de poner la mesa y comenzar a servir la comida. Khaji le pidió al pelirrojo buscar a Jaime para cenar. Misión que aceptó gustoso. Se encaminó a la habitación, donde el muchacho escribía un par de cosas sin despegar la mirada de la pantalla. La puerta yacía semi abierta, así que tocó y la empujó levemente para indicar que iba a entrar.
-Jaime..., la cena está servida... -Indicó sonriente-.
El aludido se sobresaltó de pronto. Detuvo su apresurado tapeo y viró para enfocar al pelirrojo. Lo miró un par de segundos en silencio.
-Sí... voy enseguida... -El moreno respondió estoico, retomando su labor frente a la computadora-.
-Está bien... -Bart murmuró agachando el rostro-.
"Sí está molesto." Pensó al regresar al comedor. "Seguramente le pasó algo y no quiere decirme, o quizá dije o hice algo que lo molestara..." Reflexionó entristeciéndose un poco.
-¿Quieres que te ayude? –Le preguntó al amigo de Jaime que arribaba con una garrafa de agua-.
-Ya está todo listo... -Afirmó al sentarse él mismo a la mesa-. ¿Y Jaime?
-Dijo que vendría enseguida...
-¿Y tu mano?
-No fue nada... Estoy bien...
-Déjame verla...
-En serio, no le pasó nada...
-Dé-ja-me ver-la... -Khaji ordenó extendiendo su mano-.
Bart se la entregó a regañadientes.
-¿Jaime no te puso la pomada?
-No lo vi necesario...
-Sigue enrojecida... -Comentó riéndose burlonamente-.
Hecho que sorprendió a Bart, pues no lo había visto hacerlo desde que llegó a esa casa. Y acto mucho menos común fue aquel donde el mayor llevó su palma a su boca. La acción sobrecogió al pelirrojo quien intentó apartar su mano, pero Khaji le sugirió forzadamente que la mantuviera en su sitio. El mayor no hizo nada pudoroso o extraño. Bart se relajó en cuanto comprendió que lo hizo para poder apreciar la temperatura de su piel.
-De verdad es muy tonto que te hayas quemado con una galleta caliente... -Habló al instante de alejar la mano de sus labios-. Nunca conocí a alguien que le pasara... ¡Qué hilarante! –Añadió sonriendo nuevamente-. ¡Y tonto!
-¿Interrumpo? –Jaime inquirió jalando la silla para sentarse-.
Khaji soltó precipitadamente la mano lesionada del pelirrojo.
-Claro que no... -Khaji contestó borrando su gesto risueño-. Ya era hora... La comida se enfría...
-¿De qué hablaban? –El dueño del apartamento interrogó sumamente molesto-.
-Nada importante... -Bart comentó llevándose la cuchara a la boca-.
-¿Para mí no es importante o para ustedes no es importante?
-Bart se quemó la mano con una galleta recién salida del horno. Nada grave... -Khaji explicó sirviéndole agua-. ¿Contento? No es nada...
-¿Qué? –Jaime exclamó sin entender si hablaban en serio o se trataba de una treta para excluirlo-.
El pelirrojo bajó la mirada sonrojado.
-No es nada... -Bart añadió ocultando su izquierda bajo la mesa-.
Ese gesto no hizo más que empeorar el enojo en el muchacho de los ojos cafés. Optó consecuentemente por comer en silencio. O lo intentó, ya que Khaji lo interrogó respecto a un proyecto que hacía semanas llevaba a cabo en las aulas de la universidad. A lo que Jaime respondía breve y vagamente. Esa actitud incomodó de sobremanera a Bart, quien se afligía percibiéndose como el culpable del malhumor de Jaime. Ni siquiera terminó lo que en su plato había.
Khaji resintió la atmósfera creada. "Espero no arrepentirme." Pensó suspirando, poniéndose de pie.
-Bart... -Llamó recogiendo los platos-. ¿Me ayudas a lavarlos? –Le preguntó sonriéndole-.
Gestó que indiscutiblemente encrespó al ojicafé.
-Por supuesto... -Bart aceptó dejando la mesa y yendo hacia la cocina-.
-Luego podemos ver otra teleserie que me gusta... Sé que te va a encantar... -Khaji agregó intencionalmente para ser escuchado-. Nos prepararemos café y comeremos las galletas que hiciste... La pasaremos bien...
-¿De verdad? ¿Quieres que veamos otra serie juntos?
-Sí... Esta vez se trata de una comedia romántica, pero los personajes valen la pena...
-Interesante, no creo haber visto una comedia romántica antes... -Bart declaró emocionado-.
Jaime los miró estupefacto. No les apartó sus ojos presintiendo algo extraño en su estómago. Los observó acercarse al fregadero. Vio a Khaji abandonar los platos dentro y abrir el grifo para que el agua comenzara a correr. Escuchaba su plática, cosa que de verdad empezaba a enojarlo exponencialmente. Por alguna razón no le fue posible apartar la mirada de aquellos dos, sobre todo, de los movimientos sutiles que Khaji le mostraba a Bart, como rozarle el brazo, tocarle la espalda cuando pasaba por detrás o acercar su rostro cuando debía decir algo.
Su molestia fue tan intensa que no se dio cuenta de que su mano apretaba hasta desmoronar una de las galletas que yacían servidas en la mesa. La despedazó en cuanto vio a Khaji coger su mandil y colocarlo dulce y atrevidamente en el cuello de Bart. Ese acercamiento dio indicios de terminar en un acontecimiento que obligó a Jaime a levantarse y correr para apartar al pelirrojo lejos de su amigo, pues no iba a permitir que éste besara a su invitado.
Llegó justo a tiempo evitando que el mayor de los tres lograra su cometido. Jaloneó a Bart quien tambaleó soltando la muleta y tropezando con los pies de Jaime quien le abrazó la cintura impidiéndole caer descontroladamente.
-¡¿Qué demonios crees que haces?! –Jaime exclamó enardecido-. ¡Khaji, creí que eras mi amigo!
-Y es aquí donde resolvemos todas las inquietudes... -El mayor habló fríamente percatándose de la llegada del moreno. Se aproximó a la ventana mientras encendía un cigarro-. Ahora díganse cuanto se gustan y salgan fuera de mi vista... -Añadió exhalando el humo-.
-¿Qué? –El moreno expresó confundido-.
-¿Qué pasa, Jaime? –Bart le preguntó rojo como un tomate mientras se quitaba el mandil recién puesto-.
-¿Qué... qué pasa? Pues... Khaji trataba de besarte y... y... y...
-¿Qué? ¿Khaji? ¿A mí? ¿En qué momento? –Inquirió sorprendido-. ¿Qué-que-querías besarme? –Se dirigió a Khaji-.
-Claro que no. Y como dije antes, Jaime está viendo cosas donde no las hay... -Habló fumando su tabaco-.
-¡No estoy loco! ¡Has estado coqueteando con Bart desde que llegué! –El moreno afirmó afianzando el agarre que sostenía la cadera y la espalda del ojiámbar-. ¡No te basta con tenerlo cerca todo el día, sino que lo haces descaradamente frente a mí!
-¿Qué? –Bart exclamó sintiendo su cara estallar debido al bochorno-. E-e-e-so no es cierto, Jaime...
-¡Evidentemente no! –Khaji habló lanzando su colilla por la ventana-. Jaime, deja de buscar pretextos, sólo dile lo que sientes y pasemos a otros temas... -Dijo sacando una lata del refrigerador-. Y por cierto, no eres mi tipo, no es nada personal, Bart... -Anunció abandonando la cocina-. ¡Y para que quede claro, Jaime, NO, no intentaba besarlo, pero sabía que te dejarías llevar por tus imaginaciones infructuosas y vendrías a salvarlo, así se rompería el hielo que tú mismo colocaste entre ustedes dos! ¡Puedes agradecerme después! ¡Y por supuesto que ustedes se ocuparán de la limpieza! –Aclaró despidiéndose y encerrándose en su habitación-.
-Pe-pero yo... -Jaime musitó completamente anonadado dándose cuenta del error que acababa de cometer-.
Luego, ambos chicos permanecieron mudos ante las declaraciones. El primero en moverse fue el pelirrojo, quien se sintió avergonzado por la posición en la que estaba. Quiso separarse de Jaime, pero éste, al percatarse de lo que había sucedido, volteó para enfocar su rostro ruborizado. Le sonrió tímidamente.
-Creo que... debemos hablar... -Jaime pronunció soltando al menor unos instantes-. ¡Pero no aquí, espérame unos segundos! –Exclamó escapando a su habitación-.
Bart, un poco pasmado, escuchó como el mayor movía cosas y arrastraba algunos muebles. Tardó algunos minutos en volver con un estuche largo cuyas correas atravesaban el pecho de Jaime y una manta que usó para cubrir a Bart. Una vez abrigado, lo cargó en ambos brazos y los dos se dirigieron a la puerta saliendo del apartamento.
-¿A dónde vamos? –Bart preguntó al mirar que Jaime tomaba las escaleras para dirigirse hacia arriba-.
-Vamos al techo, te mostraré algo... -Le respondió equilibrándose en cada escalafón-.
Tardaron varios minutos en alcanzar su objetivo. La noche se desplegaba con su típico frío otoñal. Jaime colocó a Bart sobre una ventila de cemento. En cuanto se desocupó las manos, comenzó a sacar el instrumental que llevaba en el estuche. Armó un trípode y ajustó un telescopio sobre él. Antes de presentárselo a Bart, lo acercó tanto como pudo al muchacho.
-No tengo muchas habilidades como Khaji y sé que no es mucho, pero es algo que me gusta y que conozco de sobra... Espero que te gusten las estrellas... -Le dijo mostrándole una inocente y tímida sonrisa-.
-¿Es-es en serio? ¿Un telescopio? –Bart le preguntó posando sus dedos sobre el aparato-. ¡Esto en fabuloso!
-Es mi manera de disculparme por el arrebato de hace unos momentos y mi pésima actitud que te mostré el resto de la tarde... Fui grosero y no estuvo bien. No quise desconfiar de ustedes. Y si te hice sentir mal, lo lamento...
-Me preocupaste, pero me alegra saber que ya estás mejor... Y no me digas, ¿acaso estabas celoso? –El pelirrojo le preguntó burlonamente-.
-¿Y si dijera que sí? ¿Te enojarías? –Pero Jaime preguntó serio y muy convencido de lo que decía-.
-¿En serio? ¿De verdad estabas celoso?
-Sí... Y mucho...
-¿Aunque se tratara de tu amigo...? –Bart inquirió extrañado-.
-Eso es lo que más me duele. Khaji tenía razón, vi cosas donde no las hay... Lamento haber dudado de ustedes...
-Pero, ¿por qué te pusiste celoso? No hay motivo.
-Pues... Es que... Hablabas maravillas de Khaji y los vi ser un poco cercanos, luego empezaron a excluirme...
-¿Excluirte?
-Sí. Cuando no quisieron contarme lo que te había pasado en la mano.
-¡No quise excluirte! Es que me dio vergüenza decirte que me había quemado con una galleta. ¡Eso fue muy tonto!
Jaime se soltó a reír con esa última declaración.
-¿Entonces es verdad? ¿En serio te quemaste con una galleta?
-¡Cállate! ¡Ya sé que es muy estúpido!
-¡Y es muy gracioso!
-¡Por eso no quería contarte! ¡No te estaba dejando fuera! Y respecto a eso de que piense que Khaji es fantástico, es sólo que me ha enseñado muchas cosas que para ti pueden ser básicas, pero para mí son nuevas... Perdón si me escucho infantil o me hago ver como un inútil...
-No, perdóname tú a mí por pensar cosas innecesarias... No quise hacerte pasar un mal rato... Debí haberte dicho lo que pasaba por mi cabeza...
-Jaime... -Bart llamó tomándole la mano-.
-Sí...
-De ahora en adelante cuéntame todo, no te guardes nada. Si algo te molesta, dímelo y trataré de remediarlo de inmediato, así también cuando te sientas triste, o cansado, o quieras compartirme alguna de tus alegrías... ¿Está bien?
El mayor le sonrió sonrojándose. Se sentó junto a él pidiéndole un poco de la manta.
-Lo haré con una condición... -Le dijo cubriéndose también con ella-.
-¿Cuál?
-Que tú también me cuentes todo...
Bart dudó unos instantes, pero no fue capaz de sostener su hesitación al mirar su reflejo en los ojos cafés de Jaime, muy a pesar de la casi inexistente luz que la ciudad les cedía.
-¿Estás seguro? –Le preguntó un poco afligido-.
-Dije que quería conocerte. Y saber sobre tus pensamientos viene con el paquete... -Jaime le respondió encerrándolo en sus brazos-. Lo que pasó esta tarde me hizo darme cuenta que realmente me intereso por ti, Bart. Te has metido en mi cabeza y no sé qué pensar de los sentimientos que estoy desarrollando por ti... Me causan un poco de temor y al mismo tiempo... me emocionan, me ilusionan... No estoy muy seguro...
-Jaime... -Susurró imitando el agarre con sus brazos-. A mí también me da un poco de miedo lo que estoy sintiendo por ti, pero también quiero conocerte. Y aunque no esté seguro de lo que está creciendo en mi corazón, sólo sé que me gusta y no quiero alejarme de ti... -Confesó levantando el rostro, buscando la ya característica caricia que los conectaba-.
Las estrellas que planeaban ver se convirtieron irónicamente en los testigos de su tierno acercamiento. Los dos muchachos se fundieron en un largo y muy pronunciado beso que selló su acuerdo, sus planes y sus deseos. En ese momento, ni siquiera el gélido viento revolviendo sus cabellos fue el mínimo obstáculo para separarlos.
Continuará...
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