Capítulo 8: Consultas del corazón


Tal y como si se tratara de un deja vu volteo y se llevó una sorpresa al ver al pelirrojo mirándolo con un leve sonrojo lo saludó de manera amable, saludo que el chico de cabellos turquesas le devolvería.

-Hola bon!, ¿cómo te sientes? ¿Tu tobillo está mejor? - dijo algo amable el chico sin de dejar su tono de siempre.

-Hola fox, estoy mejor muchas gracias, te tengo que agradecer sin ti no hubiera podido llegar a mi casa- sonrió nervioso acariciando su nuca estando bastante nervioso.

-No es nada, pero si realmente quieres agradecerme- dijo haciendo una pausa dramática y soltar de la nada –vamos a comer helado, tu invitas, pero para la próxima yo lo haré - se puso tímido y miro a otro lado con un leve sonrojo.

-Oh fox, no puedo hoy, tengo mi cita con la psicóloga, si no, con gusto te aceptaba el helado- dijo con algo de pena, aunque no entendía el comportamiento ajeno, porque más que nada porque no eran amigos.

-Si gustas puedo acompañarte y esperarte, lo digo para que vayamos conociéndonos, para ser amigos y todo eso- dijo esto último de manera algo nerviosa tratando de sonar algo desinteresado.

-Está bien, espero no te aburras de esperar- rio y miro al mayor con una leve sonrisa.

No para nada realmente entiendo que puede ser algo raro que tu y yo hablemos ya que después de todo solo nos hablamos pocas veces por mi hermana y también puede que sea incomodo para ti ya que Bonnie es mi mejor amigo- dijo el chico con algo de nervios y pena ante la situación, lamentando un poco mencionar el nombre de su amigo al ver el como cambio la expresión del chico de cabellos turquesas.

-Si... pero tranquilo, podemos ser amigos y conocernos sin la necesidad de que Bonnie sea tema de conversación- dijo algo triste pero muy sincero al respecto.

Realmente había mil cosas que esos dos no sabían uno del otro y pudiera parecer que son polo opuestos, pero bien dicen que los polos opuestos se atraen y se entienden más que dos mitades idénticas del corazón.

Minutos antes en la entrada de la escuela, el chico de cabellos morados miraba con intriga a su amigo mientras este ingresar de nuevo a las instalaciones de la escuela.

Seguía a aquel pelirrojo con la mirada mientras movía la cabeza de igual manera ignorando completamente a su novia mientras esta lo arrastraba lejos de aquel lugar.

Volviendo al par de chicos, ellos empezarían a avanzar para ir a donde se encontraba el salón donde la psicóloga escolar daba sus terapias, realmente reinaba el silencio, pero el pelirrojo, aunque sonrojado hasta las orejas, intentaba que la situación mejorará para que pudieran tener una conversación, mirando el ambiente o algo con lo que apoyarse.

-Vamos fox que tan difícil es sacarle conversación a alguien- pensó tratando de formular algo, pero su mente estaba en blanco, hasta que vio las uñas del chico, pintadas de un color azul turquesa bastante brillante.

-Yo también me pinto las uñas- miró sus manos para enseguida enseñar sus uñas pintadas de negro y un toque de rojo- no están tan bien pintadas como las tuyas, pero es lo que puedo hacer- río un poco.

-Ohhh a mi me la pintan las chicas, pero a mi me encanta, se ven bien tus uñas, tienes talento- sonrió y lo miro- he visto que tocas la batería, yo toco la guitarra, se que eso lo sabes, dios que tonterías digo – río con algo de nervios ante semejante tontería según su pensar, diciendo lo ultimo en voz baja pero perceptible.

Palabras que hicieron reír al pelirrojo al notar el tono nervioso y torpe del chico – así es, toco la batería y mi amigo freddy me está enseñando a tocar el bajo- sonrió para así seguir la conversación, de una forma tan natural que hacía sentir que los dos chicos se conocían de años.

Después de un rato de charla, una tan placentera y con demasiadas risas por la torpeza de ambos, llegarían a el salón de la psicóloga donde esta misma estaría esperando a bon.

-Bueno- río algo leve bon mirando a aquel pelirrojo a los ojos- te quedarás a esperarme entonces? - sonrió, sonrisa que al pelirrojo lo ponía tan nervioso a la vez que llenaba su corazón de calidez, pues hace tanto que ese chico no sonreía genuinamente.

-Claro que esperaré, me debes un helado- dijo de broma lo que hizo que ambos empezaran a reír levemente.

Aquel momento fue explotado como una burbuja por la voz de la psicóloga llamando al chico de cabellos turquesa quien entró corriendo disculpándose un poco y tropezando sin caer en el acto, acciones que harían reír a el pelirrojo que momentos después estaría sentado en una silla fuera de aquel ¨consultorio¨ donde el silencio empezó a reinar. 




No es el mejor capitulo pero les juro que se vienen cositas muejeje, disculpen mi ausencia esque ultimamente he estado concentrada en mi vida personal pero ahora si se viene jajaja.

también me faltan los dibujosssss pronto volveremos a la normalidad  

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