Capítulo 71.- Por fín en casa.
Bianca
Hogar, dulce hogar como echaba de menos mi casa, mi habitación, mi precioso sofá el cual ningún otro se adapta a mi precioso trasero como él, mi increíble freidora en la cual ninguna fríe también las croquetas... mi despensa llena de dulces, y otras delicias de la vida, que los médicos no recetan, serán hijos de su madre, un bollito de chocolate debe curar todos los males, mi televisión, cansada de ver buenorros... bueno creo que me estoy yendo del tema.
Sí, después de varios días echándola de menos, estoy ya en mi hermosísimo y admirado pisito, el cual como sabréis comparto con Emily, a ella no le pongo adjetivo, que ya las flores me las hecho yo...
Pero las alegrías duran poco, en este mismo habitáculo están también los gemelos, no se podrían haber ido a su casa, mejor dicho, no podrían dejar de idear cosas, bueno ellos no, su santa madre Eva, esa señora tiene el cielo ganado por aguantar a semejantes palurdos, simios mugrientos, bueno, recuerda también que ella los trajo al mundo... un fallo lo tiene cualquiera, pobre señora, bastante tiene con lo que tiene. Pero no, están aquí abriendo la puerta junto a mí, y no, los señoritos ¿Cómo iban a cargar con nuestras maletas? Prefieren dejar dos pobres chicas...
-Sois dos marranos, asquerosos, ojalá os jodais la manicura y tengáis que gastaros cien euros en arreglarla, desgraciaos - insulté, a lo que ambos rechistaron.
-Hemos gastado muchas fuerzas - pronunció uno de los dos haciéndose los chulos, y no, no he diferenciado quien afortunadamente, porque como lo hiciese ha podido bajar los escalones que antes subieron sin pisar un escalón.
-Bianca, amiga creo que deberías controlar tus impulsos - habló esta vez Emily suspirando.
-¿Impulso? Un impulso habría sido soltar las maletas, haberle retorcido los huevos a estos dos malnacidos y después haber seguido subiendo las escaleras - solté la maleta rebusqué las llaves, y bualah, no las encuentro por el bolso ¿para qué mierdas tendré un bolso tan grande? Ah bueno sí, para guardar chasca que no utilizo desde hace años, un pintalabios gastado, el envoltorio de varios paquetes de pañuelos, bolígrafos, pasta de dientes, maquillaje la mayoría cuarteado.... Creo que algún día debería hacer limpieza- y eso es otra, si tenemos ascensor ¿Por qué nunca funciona cuando se le necesita? - pregunté más alterada vislumbrando al fondo las llaves.
-Pues para que se te ponga buen culito - contestó uno de los gilipollas de los gemelos, y no creo que mejor no le voy a contestar porque la voy a liar parda- joder, menos mal que ha desfogado en el campo, sino nos pega - dijo el imbécil de Daniel al oído de su hermano, ¿Por qué tengo que aguantar esta cruz? ¿Por qué?
-Mira chimpancé pulgoso - comencé a subirle el tono, pero mi amiga me tapó la boca con una mano y con la otra dirigió la mía hasta la cerradura.
-Parezco la madre de todos ¿tenéis dos años? - cuestionó rodando los ojos- joder, a ver ahora como mierda lo hacéis, pero os recuerdo que tenéis que parecer una pareja, y lo veo complicado...
Entramos en la casa, dejé las maleta en la entrada y fui directa hasta mi querido sofá, me tiré en él como si fuera una disciplina olímpica, detrás pude observar como Dani me tiraba mi osito a la cara, pero como encima de ser tonto tiene mala puntería no me dio, gilipollas... creo que hoy sí estoy demasiado alterada, creo que después necesito irme a una discoteca a darlo todo para celebrar que no volveré a ver en mucho tiempo al dúo de palurdos, no entiendo porque insulto también a Jesús, si me caía bien... bueno da igual, Bianca en sí toda ella no tiene explicación, y ahora hablo en tercera persona, menos mal que no me escucha nadie sino creerían que estoy loca.
-Como se te ocurra posar tu culo pedorro sobre mi inigualable sofá, te juro que te corto a Danielín, ¿me has entendido o te lo digo en tu idioma? - amenacé viendo que estaba cerca de mi preciado sofá.
-Pesada - contestó revisando las estanterías de la casa, ¿y este que se cree ahora Sherlock Holmes? Que no me toque mucho la fibra sensible, eh, que no tengo el chichi para farolillos.
-Unga, unga, unga - imité a un mono- cuando tú me hablas solo escucho eso, cerdo...
-¿Pero no has imitado a un mono?- fanfarroneó riendo.
-Vete a la mierda y déjame, australopitecus - joder, cada vez insulto mejor, ¿por qué no harán un concurso de insultos en televisión? lo ganaría seguro.
-Dejad de pelead y vístete ya que llegamos tarde - me mandó Emily pasando por nuestro lado, mientras se hacia un moño con una pinza de la ropa, madre mía, y después la loca soy yo- coño, que me tenéis cansada con tanto insultito - nos señaló parándose- y tú Jesús - miró ahora al otro gemelo- ¿después de lo que habéis hecho ni siquiera os vais a duchar?- aclaró moviendo la cabeza- Sois unos guarros - y después yo soy la que tengo mal genio.
-Tenéis prohibido ducharse en mi casa - me levanté del sofá como si fuera una momia- no quiero tener que echarle amoniaco, lejía y todos los productos para el baño y encima pintar de nuevo la bañera cuando salgáis, ¿me habéis entendido? - emití y ambos asintieron con la cabeza- me alegro - espeté antes de terminar de elevarme.
-Si tampoco teníamos pensado hacerlo, si acaso nos cambiamos ¿no Dani? - habló Jesús, serán guarros.
-Me cago en todo, con lo cómoda que estaba en el sofá, que ahora tenga que ir a casa de estos dos, manda huevos - puse camino hacia mi cuarto- con lo tranquila que me iba a quedar yo - pero antes de irme del todo se me ocurrió algo, no, no, me niego- y si queréis cambiaros lo hacéis aquí mismo, inútiles - ahora sí, ahora sí que me podía ir tranquila.
Llegué a mi cuarto, cerré la puerta, abrí mi precioso y ordenado armario, notese la ironía sobre todo en lo último, y puse lo primero que vi, un vestido azul, con una raja en la pierna, pues esto mismo, si tampoco es tan importante la cena.
Empecé a desvestirme, primero el pantalón, después la camiseta... cuando me senté vi justo debajo del armario los zapatos que me iba a poner, no por bonitos, sino por la simple razón que no quiero buscar otros, sino pegan con el vestido me la trae al pairo, di que si bonita, cada vez más fina... como pude logré ponerme el vestido, últimamente creo que he engordado, normal estoy todo el día comiendo bollos, esto sabía que algún día pasaría, pero que le den, que hay que incentivar el gasto...
Justo cuando iba a cerrar la cremallera, la cual me costaba porque estaba en la espalda, noté como alguien lo hacía por mí...
-Normal que no te entre - noté la voz del imbécil del simio al que todos llamaban Dani, menos yo, que lo llamaba simio a secas- te has pasado todo el día comiendo chocolate, dulces... - ¿y este quien era? ¿mi dietista? Sin notar nuestra posición, notaba su aliento sobre mi nuca, algo que hacia que cada segundo estuviera más acelerada, y esto lo tenía que cortar.
-Mira bueno para nada - manifesté dándome la vuelta pegando justo frente a él- si me estás llamando gorda me lo dices claro y te arreo la hostia de tu vida, ¿me entiendes? - no, si cada vez soy mas choni- y eso es otra - sin dejarlo ni hablar seguí mi discurso amedrentador - ¿Qué mierdas haces aquí? - señalé- en mi habitación - aclaré- ¿eres tonto, o te faltó oxigeno al nacer? Acláramelo, porque no lo entiendo patán...
-Yo lo que sé es que estás muy buena - se mordió su labio, dejándome un suspiro desgarrador, puso su mano en la raja de mi falda- por la raja de tu falda yo rompí tres cuerdas de mi guitarra - comenzó a susurrarme la canción en mi oído- por la raja de tu falda yo tuve un piñazo con un seat pandaaaa - joder, y ahora se me pone cantarín el panoli.
-Sí, definitivamente me estás dejando claro que te ha faltado un hervor - dije en voz baja- bueno, me dices lo que haces aquí o llamo a la policía para que te lleve - ogh, el policía buenorro que habrá sido de él- bueno y así de paso veo al policía buenorro, que madre mía que culito y que... joder, me pierdo - al pronunciar al policía Daniel me pegó más a él.
-No iba a dejar que tus vecinas cotillas vieran a este cuerpecito serrano - eché una mirada hacia abajo y vi que venía casi desnudo- mi hermano ha hecho lo mismo con tu amiga - me susurró a mi oído, se está poniendo tontorrón- creo que tenemos tiempo para jugar - ¿otra vez? ¿este que se ha tomado? Madre mía que virilidad ¿no? quiere echar dos en un rato, pues no, ahora no se me apetece pero jugar un rato con él quizás, por gilipollas.
-¿Ah sí? - me hice la interesante, su respiración cada vez estaba más agitada- ¿a qué quieres jugar? - pregunté coqueta y este puso una sonrisa victoriosa en su rostro, me toqueteé mi pelo, y comencé a resoplar cada vez más rápido- quiero jugar - pegué mis labios a los suyos, con mi mano fui descendiendo su cuerpo y este me hizo caso, cuando estaba a una altura prudente y cuando estaba a punto de llegar a las zonas sensibles, sonreí- búscame los zapatos bonito, que no tengo ganas de agacharme - comenté y rápidamente carcajee.
-Eres, eres... - protestó, se levantó rápidamente y se sentó sobre la cama para vestirse- si quieres los zapatos los coges tú - expresó enfadado como si fuese un niño que le acababan de quitar su piruleta, abrí la puerta, le cogí por su oreja y lo acompañé hasta ella.
-Si te quieres vestir hazlo fuera - respondí del mismo tono, y con una sonrisa victoriosa cerré la puerta dispuesta a terminar de retocar mi peinado y maquillaje.
Será cerdo, marrano, salido, anda y que le den al muy mugriento, a mí, me va a intentar chulear, a mí, a la diosa del divismo, por favor, pobre necio.... Aunque bueno cabe decir que me ha gustado verlo arrastrándose, en todos los sentidos, que mala soy por favor.
Mientras que me ponía los zapatos de la disputa, pude escuchar como Emily se la estaba liando a Jesús, los gemelos van a llevar empate de zascas por lo que veo, me gusta, los pobres no dan para más...
Me hice una coleta alta, ya que no tengo muchas ganas de peinarme, y me retoqué el maquillaje el cual me hice esta mañana, no tengo ganas de nada, estoy perra, y bueno total, soy guapa de todas formas.
Emily me dio varias voces para que saliese ya del cuarto, ya que el tiempo se nos echaba encima, y por lo visto llegábamos tarde, pero eso no me preocupa, lo bueno se hace esperar... ¿No? tu desde luego creída tampoco eres.
Salí y allí estaban los tres de brazos cruzados, quizás si me he podido retrasar un poquito, pero ¿Qué son veinte minutos para tener la suerte de contemplar esta hermosura?
Dani se quedo mirándome de nuevo con la boca abierta, que la cierre no vaya a ser que le entren moscas, Emily también iba muy arreglada, su conjunto es precioso, ya me lo pondré algún día cuando esté descuidada.
Cerramos la puerta y bajamos de nuevo por las escaleras, hoy voy a hacer deporte, que pereza.
-¿Y si nos pasamos por una pastelería? - propuso mi amiga, sí por favor, después del esfuerzo sobrehumano de bajar la escalera necesito azúcar y pasteles, se me hace la boca agua de solo pensarlo, los gemelos la miraron no muy convencidos- seguro que le gustan a mi suegra - dijo jocosa, bueno a tu suegra y a tu amiga, esa que te quiere tanto, pensé.
-Sí por favor, tengo antojo de dulces - objeté alegre por la ingesta que me pegaría, como se descuiden me comeré hasta la caja- y como pongáis esa cara otra vez juro que os pongo el bolso de peineta, simios - insulté de nuevo, no me dejan tranquila, con lo pacifica que soy.
-Conozco una cercana - apuntó Emily- está a medio camino de la casa de los gemelos...
-¿Qué pasa? Nadie me había dicho que vamos andando - protesté con un puchero en la boca- no es justo, si llego a saberlo me quedo en casa, sois unos malajes, como sabíais que protestaría no me dijisteis nada ¿no? - pregunté obvia- marranos - los insulté y todos rieron.
-Si quieres te llevo yo en brazos - se ofreció un Daniel muy jocoso.
-No gracias - lo rechacé- antes voy descalza en un suelo de lava - me pronuncié y este alzó los hombros.
Y sin poner ninguna objeción pusimos rumbo a la pastelería, por el camino noté como Dani no paraba de mirarme, en el fondo y aunque tenga fama de dura, me da penita, es como un niño grande, algo salido, muy simio y con poca vergüenza pero no puedo dejar de reconocer que era mi ídolo, y en el fondo, muy, muy en el fondo, lo sigo queriendo.
Llegamos a la pastelería, nos paramos a mirar el gran escaparate, a mí se me iban los ojos detrás del gran cartel expositor que tenían montado en el escaparate, tartas, dulces de todo tipo, chocolate, crema, cabello de ángel, fresa... con solo imaginarme con uno de estos se me hace la boca agua... y el vestido polvo, porque como coma un trocito esto me explotará, menos mal que ninguno de los dos monigotes han hecho el chiste de pareces una morcilla, bueno, lo hacen y juro que su cara se convierte en un aeropuerto para que aterrice mi mano...
-Espérame un segundo -exigió Emily a los gemelos y supongo que también a mí.
-Si no tardas mucho te espero toda la vida - contestó Jesús con la mano en el pecho, ahora es cuando yo vomito, que asco de verdad, estas ñoñerías y romantiqueos me quitan las ganas de vivir, rodé los ojos y los puse en blanco.
-Dame paciencia para soportar tanto empalagamiento - pedí mirando al cielo y vi como Jesús le daba un codazo a su gemelo.
-¿No le dices nada? - lo animó riendo- eres muy poco romántico, se supone que es tu novia ¿no? la tienes que piropear - que gracioso, espero que tenga el mismo sentido del humor cuando le meta el servilletero que tengo justo a mi lado en su culo.
-No, ni falta que hace - tomé la delantera antes de que la fiera se lanzase- y ahora voy adentro que los dulces me interesan más que vuestras absurdeces y comentarios de monos salidos - manifesté mi rabia- unga, unga, unga - los volví a imitar esta vez entrando.
Y sí, me he enamorado, ahora mismo mis ojos me hacen chiribitas, un mostrador completo de arriba hasta abajo, de lado a lado completo de dulces, tartas... creo que acabo de entrar en el cielo, por favor, que diferencia de estar escuchando a esos dos simios a estar viendo algo que debería ser considerado bien de interés público.
-Quiero una docena de dulces - oí a mi amiga pedirle a la dependienta conforme me iba acercando.
-Y yo quiero media para el camino - solicité una vez que estaba al lado de Emily- ¿Qué pasa? Andar me da hambre, y no me vais a quitar ninguno - me relamí al verlos todos tan bien puestecitos en la cajita- cóbrele a ella - la señalé cogiéndole los dulces.
-Oye cara - protestó, y yo solo me dediqué a devorar los dulces, ¿devorar? Se me ha venido un nombre que prefiero ni pronunciar.
Nos reunimos de nuevo con los gemelos y pusimos de nuevo rumbo hasta la casa de los marcianos estos que tengo a mi lado, aunque bueno ni que decir tiene que voy más contenta, Dani me miraba sin creerlo, ¿cómo podía estar engullendo los dulces de dos en dos? Ni yo misma lo sabía.
-¿Qué pasa? ¿tengo monos en la cara? - cuestioné tragando, bueno si me han entendido, porque lo he dicho con la boca llena, ambos negaron con la cabeza mientras proseguía.
En un abrir y cerrar de ojos llegamos a casa de los gemelos, espero que sean caballerosos y la vuelta sea en coche, o rodando porque la verdad no sé ni cómo saldré con tanta comida.
Subimos los pocos escalones que nos separaban y tocaron el timbre porque no se habían llevado las llaves de casa, estaba a punto de conocer la casa de mis ídolos, ¿Cómo sería? ¿Qué comeríamos? ¿Su habitación estará ordenada? Mi yo de hace medio año creería que está viviendo un sueño... y si os digo la verdad, la actual también lo piensa.
La puerta se abrió su hermano mayor Juanqui nos recibió dándole un fuerte abrazo a los dos, los tres se unieron en uno por varios segundos y no tenían intención de separarse, Daniel en estos momentos parecía un bebé, se nota que quiere muchísimo a su bro, según sé la mayoría del tiempo vive en Londres, se ven poco, pero cada vez que lo hacen lo viven por todos esos que no están juntos... una vez se dijeron algunos comentarios en sus oídos, Juanqui puso su atención sobre nosotras, le echó una sonrisa picara a sus hermanos.
-Vaya hermanitos ya era hora que os echarais novia - rápidamente vino hasta nosotras y nos dio un beso a cada una- y por lo que veo son muy guapas - nos guiñó su ojo izquierdo- y os deben de querer porque aguantar a este par de descerebrados - los picó, definitivamente en esta familia todos me van a caer muy bien- ustedes debéis de ser muy pacientes, son dos gorilas sin raciocinio - comentó jocoso y Dani dio un sonoro resoplido.
-No sabes la razón que tienes - definí mientras pasaba dentro- debes haber acaparado todas las neuronas de los tres, sino no es normal... aunque simio número uno me cae mejor - señalé a Jesús y este río ante mi comentario- se nota que nació cinco minutos antes.
-Pues yo no estoy tan segura - murmuró Emily por lo bajini- son igual de cavernícola, no sé cómo no te dieron ganas de estamparlos contra el suelo cuando eran dos mocos...
-¿Qué le habéis hecho a las chicas ya? - cuestionó su hermano llegando al salón, allí ya estaban Eva y Juan Carlos padre.
-Di mejor que no nos han hecho - respondí segura, los gemelos cada vez estaban más incómodos- y no nos han presentado los marranos estos, soy Bianca la novia del cerdo al que llamasteis Dani, y esta - marqué con el dedo- Emily, y creo que no tendré que decirte de quien es pareja...
-¿De la marmota llamada Jesús?- levantó sus cejas y puso su mano en posición para que chocáramos las manos, definitivamente este chico es maravilloso, que forma tan perfecta de definir a sus hermanos.
-De verdad, me has caído fenomenal - le dije sin ningún pudor- creo que tendremos que quedar para hacerle rabiar a estos mangarrianes...
-Cuando querías parad - nos frenó Daniel mientras su madre le daba besos por toda la cara, pringado, por cierto, como haga lo mismo con Jesús le va a ver su maravilloso chupetón, creo que Emily tiene problemas.
-Aburrido - comentamos al unísono y comenzamos a reír.
-Bastante harta la tienes que tener para que hable así... esto es lo que te hacía falta una chica que te diera mano dura - apuntó ayudándose con sus gestos- tú no te cortes, si se porta mal, le das un cate de mi parte...
-Eso creo que ya lo hace sin que se lo digas - mi amiga tomó la palabra y el Oviedo Morilla más enrollado asintió con su cabeza.
Ahora los besos fueron a parar a Jesús, su madre le chupetéo toda la cara mientras que su padre iba a la cocina a retirar la comida del fuego, ¿están cocinando pollo? Pensé mientras olisqueaba como si fuera un perro...
-Pareces rastreator - señaló entre risas a mi oído el simio que se supone que es mi novio, espera rastreator es un perro, ¿me ha comparado con un perro el marrano? Pero sin que pudiera decir nada, Juanqui se acercó a mi oído sin esperármelo.
-¿Es cosa mía, o Jesús tiene un chupetón en todo el cuello? - preguntó obvio- espero que mi madre no se dé cuenta, tu amiga es una salvaje, lo voy a llevar al cuarto de baño a ponerle maquillaje de mi madre - me explicó.
Con delicadez Juanqui se llevó a su hermano y a Emily, que al darse cuenta los acompañó hasta el servicio, el chico es bastante enrollado, no les dirá nada, pero Jesús y sobre todo mi amiga deben estar pasando una vergüenza, por favor estoy en el suelo.
Eva nos indicó que nos sentaremos mientras Juan Carlos traía el primer plató a la mesa, Dani se sentó a mi lado, la mesa era rectangular, Dani y yo juntos en un lado, cuando volvieron del baño los demás se pusieron en sus respectivos asientos Emily a su lado, Jesús un poco daleado para estar, y el resto enfrente.
-¿Qué pasa Jesús? - preguntó Eva preocupada- ¿Por qué te has ido?- pero justo cuando pronunció esto algo proveniente de la cocina corrió hasta nosotros viniendo hasta mis piernas, levanté un poco el mantel y vi que era un perrito monísimo- oh vaya, el regalo se ha escapado, Juan Carlos has dejado la cocina abierta - lo regañó.
-¿Mamá que es esto? - preguntaron los gemelos, son imbéciles, ¿No ven que es un perro? Madre mía vaya dos, el perrito seguía conmigo, creo que cree que soy su dueña, normal los perros son muy listos y conocen quien lo vale, sí soy una diva.
-¿No lo ves? - le quité el turno de palabra a Eva- es un perro, Dani lo deberías saber que ncluso se parece a ti - cogí al perro en brazos y lo puse pegando a mi "novio"- veis sois igualitos - al acercarse a él la perra gruñó, me cae bien.
Todos comenzaron a reír y Dani hizo el mismo ruidito que la perra...
-Ves Dani, si hasta gruñes igual - pero sin esperármelo puso su mano en mi muslo y comenzó a juguetear por la zona.
-Verás, esto es un regalo para los dos, creo que os vendrá bien responsabilizaros de algo, que últimamente estáis muy sueltecitos - Eva lleva razón son dos irresponsables- sobre todo tú Dani que espero que las pruebas de paternidad den negativo - zasca, eso ha dolido- y es una perra, que le has dicho perrito - me corrigió con una sonrisa, creo que la perrita le cae mal Dani, en estos momentos le está reventando los zapatos mientras hace unos ruiditos como si fuera el demonio de Tazmania.
Ahora la tensión se podía cortar con un cuchillo, solo se escuchaba el ruido propio de comer, aunque Dani seguía muy juguetón, intenté quitar su mano, pero al hacerlo llevó mi mano hasta su... y me lanzó una sonrisa picara, un momento ¿me ha puesto la mano en su paquete? Debería retorcérselos.
-Es mirar la raja de tu falda y me vuelvo loco, antes me has dejado con las ganas pero ahora no - siguió pasando sus dedos por mi zona, llegando ya a... oghh joder que pare- estoy como una moto, te haría de todo aquí mismo - expresó en susurros dejándome un leve gemido.
Sin quitar la mano de él, me levanté con cuidado, le dí una patadita a Daniel en su pie para que me siguiese el rollo y tiré la servilleta que nos cubría en la silla donde estaba sentada.
-Necesito ir al baño - mentí, bueno o no- pero no sé ir - este imitó mi gesto y terminó de tragar un trozo de pollo.
-No te preocupes te acompaño, y me paso por mi cuarto que tengo que coger el móvil que está dentro de la maleta - se excusó- no me acordaba que me tenían que llamar.
Corriendo me guió hasta él, joder, al final siempre acabamos igual, esto no debe ser normal, es un simio, un guarro, un unireunal, que me pone demasiado... sin dejar pasar el tiempo, se fue quitando su pantalón mientras avanzábamos, los dos teníamos ganas de lo mismo.
Llegamos al baño, abrimos la puerta y me puso encima del lavabo.
-No grites, no hagas mucho ruido y termina prontito, no quiero que nos descubran - le pedí- esto es una locura pero me encanta...
Empezó besándome por todo mi cuello, pero sin apretar mucho, después fue acariciándome... todo pasó muy rápido, nunca había estado tan presionada, pero esto a la vez me encantaba, la situación me ponía más.
Terminamos y abrió la puerta del baño mientras nos recomponíamos.
-Vamos a mi cuarto, tengo que hacer que he cogido el móvil - me pidió cogiéndome de la mano- si te preguntan diremos que nos hemos perdido o no sé... pero que suene creíble por favor.
Llegamos al cuarto, era precioso, creo que lo compartía con Jesús porque hay dos camas, me fijé en todo y repetí el gesto que hizo en mi casa, pero pude ver algo que no me gustaba, me cago en todo, ¿Qué mierdas hace ahí eso de Deborah? Me ha engañado aquí se va a liar... uy, si se lía.
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