Palmaditas
Espero que les guste~
Nota: Esto es algo viejo pero al fin encontré la inspiración para terminarlo ^_^
Nota-2: ¡Ame el nuevo capítulo!
V no entendía a N y su extraño cariño hacia el bocadillo andante a la que llamaba su amiga. Le parecía molesta, aunque divertida porque daba más pelea que cualquiera de los demás y eso lo hacia más interesante, pero de igual manera, su sola presencia la molestaba y le asqueaba tener que ser testigo de la extraña relación entre ese par.
Se suponían que eran robots asesinos, con todo un arsenal para múltiples posibilidad a la hora de matar a los obreros, y el bastardo que tenía como único compañero temporal usaba todo eso para ayudar y proteger a la obrera, como si ella fuera algo realmente importante.
Era molesto ver a N inclinarse con poca vergüenza ante la simple obrera, su cola moviéndose con animo y como la de un perro mientras ella le da una ligera caricia en la cabeza. Es humillante que un asesino caiga tan bajo.
Lo empieza a entender por puro accidente.
Explorar la chatarra era lo más entretenido que podía hacer, aunque la desventaja era tener que soportar al par y su rara relación pero romper cosas para distraerse era a lo que venia. Estaba en su propio mundo, ignorando al par, y de repente, sus sensores detectaron algo cayendo justo encima suyo. Extendió sus manos como simple reflejo, sorprendida cuando se dio cuenta de que había atrapado a la obrera, quien parecía haberse trepado sobre el montón y había perdido el equilibrio.
-Oh, eso estuvo cerca...- dijo ella y antes de que pudiera reaccionar, levanto su mano. Quería gritarle, quizás soltarla de golpe y amenazarla con un arma por haberla tocado pero su sistema esta congelado, sintiéndose extrañamente cálida y blanda, sus ojos cómicamente abiertos. Sus sensores son avanzados y sensibles, así que puede sentir y memorizar la sensación de la pequeña mano que acaricia la parte superior de su cabeza, suave y ligero, sin tirar de su cabello o tocar sus múltiples ojos allí. -Gracias, V- y todo lo anterior solo empeora cuando se encuentra con una sonrisa amable. Ni siquiera se da cuenta de que se mueve automáticamente, bajando con más suavidad de lo usual a la obrera y apenas escuchando la conversación del par, su sistema más ocupado en repetir constantemente la sensación anterior, sintiendo una extraña felicidad que no puede apartar.
Podía entender un poco la razón por la que N se inclinaba con tanta facilidad y no puede negarlo, quiere sentir eso otra vez.
La segunda vez ya fue a propósito.
Estuvo atenta, esperando su momento durante horas y cuando la vio sentarse en el suelo, sus manos hundidas entre los cables que estaba revolviendo, tarareo con una sonrisa casi macabra a pesar de no tener reales malas intenciones por primera vez desde su creación. La obrera palpo a su lado ciegamente, solo para voltearse con el ceño fruncido al no encontrar lo que necesitaba y esa fue su señal, avanzando con pasos elegantes hacia ella.
-¿Buscabas esto?- saco la herramienta que había tomado para esconderla, tomándola entre dos de sus dedos para colgarla y hamacarla frente a los ojos violetas, notando como se abrían de la sorpresa.
-Justo lo que necesitaba- su mano izquierda agarro la herramienta y aunque se sentía algo extraño, V se inclino al verla levantar la mano derecha, sonriendo cuando el mismo gesto anterior se repitió. Una pequeña mano, amable y tranquila, que le acariciaba la cabeza en señal de agradecimiento. -Gracias, V- le mostro una pequeña sonrisa antes de volver a lo que estaba y aunque el momento fue breve, la asesina estaba contenta, su sistema repitiendo el gesto.
Estaba totalmente encantada y no había manera de negarlo, adoraba ese gesto.
La tercera vez también fue a propósito.
Fue cuando la obrera anuncio su partida al deposito de chatarra para buscar más piezas y no va a mentir, le rompió las piernas a N con tal de que él no pudiera salir y solo ella se presentara.
Ir con la obrera a solar a la chatarrería fue mucho mejor de lo que realmente esperaba. Era extrañamente agradable escucharla divagar sobre series raras y los movimientos locos que tenía tantos deseos de imitar, anunciando que se lo iba a mostrar apenas volviera, y estaba contenta con la sonrisa que se gano cuando decidió cargar la pesada bolsa con cosas, sin siquiera quejarse en todo el camino de vuelta.
No había duda de que estaba orgullosa, sintiendo la pequeña mano acariciar su cabeza y viendo el ceño fruncido con el que N las estaba mirando, luciendo molesto.
Fue una declaración silenciosa de guerra entre N y ella para ver quien recibía más palmaditas.
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