Mysos: Helado de fresa
SeHun despidió a su último paciente de la mañana con un leve dolor de cabeza. El chico de labios gruesos había estado estornudando aun con el cubre bocas puesto y eso lo había hecho sentir terriblemente asqueado.
Bueno, un médico sintiéndose incomodo con las bacterias no debería ser tan extraño. A menos que ese medico estuviera inundando su consultorio con un poderoso desinfectante en aerosol y estuviera pasando un trapo nuevo por los muebles con otro desinfectante líquido.
Pero no podías juzgarlo si no sabías su más grande cualidad.
La Misofobia de SeHun era el mayor impedimento en su trabajo y siempre lo había sido desde sus 13 años. Recordar el cómo empezó a aborrecer la suciedad siempre le causaba dolor de cabeza, un agrio sabor de boca y un odio cegador.
Sus manos se apretaron en un puño, arrugando con fuerza el trapo en sus manos. Su ceño se marcó y sus labios se torcieron un una fina línea. Extendió su palma libre y saco el guante para apreciar la cicatriz que cruzaba toda su palma.
—Maldito bastardo...— el rostro lloroso de un muchacho de cabello negro lo hizo debilitarse y volver a sentirse con culpa. Nunca iba a poder vivir en paz con ello.
Los toquidos en su puerta lo obligaron a colocarse el guante esterilizado de nuevo y acomodar su material de limpieza de regreso en el casillero.
—pase. — acomodo su cabello con un solo movimiento a la par que se acercaba a su escritorio. Su turno ya había terminado y solo ansiaba llegar a su departamento para ducharse y dormir.
JongDae se asomó con su típica sonrisa gatuna. —hey SeHun, ¿de casualidad has visto donde deje mis notas rojas?
El castaño elevo una de sus cejas. —creí que el único que perdía sus cosas era YiXing.
—y lo es pero estaba hablando con YiFan y en eso paso MinSeok y corrí detrás pero mis notas no estaban cuando llegue a él. — explico el psicólogo con pesadez. —y YiFan no las tiene.
— ¿ya buscaste con MinSeok?
El pelinegro se crispo y miro a otro lado. —me dijo que no me acercara por el resto de su turno o no saldría conmigo en la noche.
El medico suspiro sintiendo lastima por el pobre enfermero. —es tu castigo entonces. Aguántate y déjame en paz que quiero ir a ducharme.
JongDae asintió con una sonrisa. —perfecto. ¡Nos veremos mañana, Hun! — y emprendió la huida para no recibir un pantuflazo del médico. Ya había pasado que SeHun se había cabreado con JongDae y le había lanzado una pantufla médica directo a la cara.
Camino hasta su auto y se subió el cubre bocas. Una vez en su casa camino directo a la cocina, su estómago rugía. Abrió el refrigerador y soltó un suspiro de frustración.
—seré imbécil, olvide hacer las compras de la semana. — se palpo la frente con fastidio y volvió a descolgar sus llaves de la madera en la pared. Tendría que volver a salir.
En el camino encendió el radio, moviendo levemente su cabeza al compás de Dancing King, una canción que comenzaba a ser popular por su ritmo contagioso. Canto algunas líneas que usualmente cantaba YiXing junto a ChanYeol en la hora del almuerzo y que nunca cantaría frente a nadie más.
La música era como el aire para SeHun, la amaba y la admiraba. No podía pasar su día sin que estuviera escuchando alguna melodía o bailara, porque bailar era otra de las pasiones de SeHun.
Se sentía sumamente libre, poderoso, sano y normal. El baile era su mayor liberación, en sus bailes no había más Misofobia. No necesitaba estar sosteniendo un desinfectante o usar sus guantes. Simplemente era SeHun.
Sonrió suavemente en cuanto llego al supermercado y bajo con un humor mejorado. La música siempre causaba eso en él.
Se fue tarareando durante el camino, tardándose mucho menos que en otras ocasiones. Ni siquiera se enojó cuando no encontró sus preciadas manzanas verdes que rigurosamente limpiaban y exhibían con orgullo. Se encogió de hombros y camino directo a la plaza comercial donde vendían manzanas.
Le gustaba aquella plaza, era colorida e higiénica. Los policías vigilaban con severidad que la gente no tirara basura en el suelo y si lo hacían les decían y hacían recoger la basura.
Llevo sus manos a sus bolsillos y sonrió de nuevo cuando vislumbro su fruta favorita. Pidió dos kilos y dio la vuelta campante. La música de los altavoces era divertida y pegajosa.
Estaba tarareando de nuevo cuando a lo lejos vislumbro una figura ya conocida. Ladeo la cabeza con extrañeza al encontrarlo solo. BaekHyun miraba al piso mientras mantenía sus muñecas hacia arriba a la altura de su pecho.
Estando de perfil podía apreciar su expresión vacía y la rigidez de su cuerpo. No le gustaba lo que estaba viendo, era una sensación muy parecida a lo que paso en el supermercado. Pronto se encontró caminando hacia el castaño.
Al momento de acercarse no pudo evitar arrugar los labios cuando noto las cicatrices que cruzaban las muñecas del peliblanco. Estas se veían con facilidad una vez te acercabas, dado que las mangas de la sudadera de BaekHyun se bajaron un poco al doblar los codos.
— ¿Baek? — pronuncio con temor a equivocarse con su nombre. Seria vergonzoso.
El chico no respondió. Solo se quedó mirando al suelo y fue entonces cuando el medico logro escuchar los débiles susurros.
—BaekHyun... me llamo Byun BaekHyun, tengo 18 años, he dado 18 pasos desde las escaleras.... BaekHyun...me llamo Byun...— SeHun torció las cejas con intriga. Parecía un mantra y por la manera en la que miraba al vacío, debía estar completamente absorto.
Aun así no pudo dejarlo, la gente comenzaba a murmurar por su estática. Movió su palma enguantada frente a BaekHyun, al no obtener respuesta decidió tronar los dedos. El peliblanco salto causando un respingo en SeHun.
—y-yo... yo...— BaekHyun miro desconcertado al castaño y luego hecho una ojeada temerosa a su alrededor.
—Baek ¿me recuerdas?
El menor regreso a mirarlo y sonrió con nerviosismo. — ¿trabaja con hyung?
—sí, ¿recuerdas cómo me llamo?
Baek asintió. —es el doctor Oh.
—perfecto. Ahora, ¿Qué haces aquí solo?
El chico miro al suelo durante unos segundos en lo que meditaba su respuesta. —no lo sé, estaba durmiendo y.... aparecí aquí.
El medico asintió lentamente. —JongDae debe estar muy preocupado, vamos a casa.
—hyung...— la mano enguantada de BaekHyun jalo con timidez la manga de SeHun y este se frenó en el acto.
— ¿Qué sucede?
— ¿podemos comprar helado de fresa? — sus mejillas estaban rojas. Al mayor le pareció tierno. —es que a hyung le gusta mucho.
—claro. Sígueme. — el alto espero a que el peliblanco siguiera su paso y lo llevo hasta el centro naturista donde te permitían formar tu propio helado.
SeHun le dejo a Bae su bolsa mientras retiraba sus guantes y se limpiaba rigurosamente las manos con su propio material de limpieza. El gerente ya lo conocía y había sido tan amable de dejarlo traerse sus accesorios. Empezó a llenar su bote de helado con nuevo material y se dirigió a pagarlo.
Al salir se topó con un BaekHyun con la mirada nuevamente perdida. De nuevo enarco una ceja y agito su palma delante del muchacho. Este reacciono con mucha mayor lentitud y un gesto aturdido.
—y-yo... ¿doctor Oh? — pronuncio con cansancio.
—sí, ¿te sientes bien?
BaekHyun asintió apartando su cabello de sus ojos. — ¿Qué hago aquí?
La pregunta tomo por sorpresa a SeHun, haciéndolo cambiar su inexpresividad durante unos segundos.
—venimos por el helado. — levanto la bolsa blanca con el helado dentro.
— ¿Qué helado? — el chico ladeo la cabeza con curiosidad y miro la bolsa. — ¡es de fresa! — exclamo con emoción.
SeHun asintió confundido. —dijiste que a tu hyung le gustaba. ¿A qué hyung te referías?
El chico de sonrisa cuadrada lo miro sin entender. — ¿de qué hyung habla, doctor Oh?
—pues de.... No es nada, volvamos a casa. —el castaño movió la cabeza con dirección a las escaleras y el menor lo siguió dando pequeños brincos.
Al entrar en su auto, BaekHyun exclamo un "waau" bastante largo. El coche era bonito, limpio y acogedor. No tardo en sentarse y abrazar el frio bote contra sus piernas.
SeHun encendió la radio y se sorprendió cuando BaekHyun comenzó a cantar una vieja canción que se había hecho famosa por una película. Hanging On sonaba mucho mejor cantada por la sorprendente voz de BaekHyun. Parecía que el chico había sido bendecido con una preciosa y poderosa voz.
El medico se prometió añadir esa canción a su reproductor diario e imaginarla cantada por BaekHyun.
El chico se quedó rápidamente dormido después de cantar y despertó cuando estaban frente al departamento del psicólogo.
—Baek, llegamos. Despierta. — el mencionado tallo sus ojos y salió estirándose igual que un gato.
—muchas gracias, hyung. — BaekHyun sonrió y su sonrisa se hizo más grande en cuanto vio salir regresar a JongDae. — ¡hyuuuung! — exclamo lanzándose a abrazarlo.
El psicólogo de cabello negro lo estrecho alegre y sorprendido, reparando en el doctor unos segundos después. Su ceja arqueada le pregunto el motivo de su presencia.
—solo lo encontré en el centro comercial y lo traje.
El pelinegro asintió y miro con extrañeza la bolsa en el brazo de BaekHyun. — ¿Qué es eso, Bae?
El menor respingo por la pregunta y hecho una mirada al interior de la bolsa. — ¡es helado! — volteo su mirada hacia el más alto de los tres. —doctor Oh, lo ha comprado para mi ¿verdad?
SeHun asintió más confundido que nada.
— ¡gracias, gracias! Es el favorito de hyung. — el peliblanco se abrazó a JongDae y dio un tierno bostezo. —tengo mucho sueño, me iré a dormir. ¡Hasta luego, Doctor Oh! — agito su mano en el aire y entro dando brincos al departamento.
Estaba por preguntar cuando JongDae le sonrió con pena. —gracias por cuidar de él, te lo explicare en el trabajo. — se despidió con una sonrisa y entro siguiendo a BaekHyun.
El castaño mantuvo el ceño fruncido hasta que llego a su casa y acomodo las compras.
Se dio una ducha caliente y se aventó a su cama, dispuesto a dormir.
Tan pronto se acostó en su cama volvió a recordar las cicatrices de BaekHyun. Se mordió los labios y apretó los ojos para sacar la imagen de su cabeza, pero no pudo hacerlo. Las conocía demasiado bien y verlas solo le había traído malos recuerdos.
BaekHyun... había intentado suicidarse.
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Les dejo una fotito de los chicos como doctores~
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