Tengo que odiarte para poder olvidarte.
Unos suaves toquecitos en el hombro hacen que me despierte.
Ann me sonríe ampliamente y se sienta a mi lado.
-He traído helado.-celebra.-¿Buen desayuno, no?
Soy una carcajada apagada y me incorporo.
Mis grandes ojeras y mis ojos rojos seguro que se ven a kilómetros.
-¿De chocolate con leche o de tarta de queso con arándonos?-saca las dos opciones de una bolsa.
-El chocolate para ti.-sonrío un poco, cogiendo el sagrado helado.-Y gracias.
-Oh vamos, tu hiciste lo mismo con mi ex.-se ríe.
Sonrío recordando como le saque unas mil sonrisas cuando estaba tan mal.
Llegue a su casa con media heladería en una bolsa, con un almohadón rojo y otro azul, para que pegara a uno y abrazara al otro, con una foto de su ex y dardos para tirarlo y unas entradas para una película que deseaba ver.
-Esta rico.-señalo el helado.
-No hay nada mejor que desayunar un buen helado para llevar un día diez.-celebra, levantándose.-¿Como se plantea el día?
Me levanto de la cama y me estiro dando un bostezo.
-Hay que pintar la azotea.-sonrío.
-¡Genial!-da un brinco.-¿Te acuerdas cuando pintemos mi habitación como nos lo pasemos?
-Si, por eso.-río.
Y entro en el baño, me lavo la cara y me hago un moño.
Me pongo un chandal viejo y le dejo otro a mi amiga.
Salimos de mi habitación y chocamos de pleno con Carla.
-Buenos días.-saluda Ann.
-Buenos días.-sonríe Carla, intentando ser amable.-Diana, ¿hace falta que pregunte como estas?
-Podría estar mejor.-suspiro.
-¿Donde vais?-pregunta al ver nuestras pintas.
-A pintar la azotea.-contesta Ann, arreglándose el moño.
-¿Quieres venir?-pregunto.
-Emm..-me mira.-¿Enserio?
-Enserio.-intento sonreír.
-Vale, me cambio y subo.
Nos sonríe y le devolvemos la sonrisa.
Si no lo había mencionado, últimamente Carla y yo no nos llevamos tan mal como antes.
Quizá ella esta menos irritante y yo mas maja.
Subimos las escaleras y entramos.
Tapamos el piano con una manta para no mancharlo y cogemos las pinturas.
-Ahora es cuando no se de que color pintar.-miro a mi amiga.-Elige tu.
Da una carcajada y se acerca a la caja con pinturas.
Esta el azul agua, el verde agua, rosa clarito y blanco.
-Podríamos pintar de un color cada pared.-apunta.-Quedaría bien.
Observo mi alrededor y asiento.
-Verde, rosa, azul y blanco.-señalo las cuatro paredes.-Perfecto.
Y comenzamos a pintar la pared del fondo de verde agua.
Me encanta este verde.
Carla sube y se nos une enseguida.
-Oye Ann.-le llamo, y cuando se gira le mancho la cara de verde, cosa que me devuelve pintándome una mejilla.
Carla comienza a reír a carcajadas, miro a Ann y ella a mi y las dos a la vez manchamos a Carla.
-¡Oye!-grita, aun riendo.
Y me lo estoy pasando muy bien, porque no me estoy acordando de Dani.
-Venga, a por el rosa.
...
Nos sentamos en el suelo las tres a la vez, aun riendo a carcajadas.
La habitación a quedado genial, mejor que nosotras.
Vamos manchadas de pintura de arriba a abajo.
-Esto se merece una foto.-apunta Ann, cogiendo el movil y poniendo el temporizador.-Y luego la subimos a Instagram.
Se acerca al piano y coloca el movil estratégicamente y le da al play para que el temporizador empiece.
Nos colocamos las tres sonriendo, haciendo posturas raras con un pincel en la mano.
Sacamos varias fotos distintas para que cada una suba una, y rápidamente Ann nos las pasa.
-Esta me pido subirla yo.-les enseño el movil.
Salgo subida a caballito encima de Carla y Ann sentada en el suelo con una pose graciosa.
Las tres salimos poniendo morritos a lo exagerado y queda genial.
Le pongo marco para que quepa entera y le doy a subir.
"Para los malos momentos, buenas compañías."
Y joder, al primero que le gusta mi foto es a Dani.
A Dani.
Y la vista se me vuelve a nublar de nuevo.
*Narrador en tercera persona.*
Dani está tumbado en la cama con el movil, mientas le salen lagrimas de los ojos.
Jesus se coloca a su lado para comprobar que esta viendo de nuevo la foto de perfil de Diana.
-No se a quitado la foto.-susurra acariciando la pantalla donde se refleja una imagen de Dani y Diana abrazados.-No puedo perderla, la quiero demasiado tío.
-Y ella a ti.-suspira su hermano.
-Acaba de subir una foto.-suspira el pequeño de los gemelos al ver sus notificaciones.
Se mete a verla y sonríe.
-Ann es genial.-suspira.-Le ha echo sonreír.
-Lo es.-sonríe Jesus.-Pero conozco a mi mejor amiga.-señala a Diana.-Y se que esta intentando no recordar.
Dani agacha la cabeza y abraza a su hermano.
-Voy a ducharme.-se levanta Jesus.-Y no llores mas, que no te reconozco.
*Narra Diana.*
-Hazme una trenza.-le pido a mi amiga.
Nos acabamos de duchar y hemos quedado en ir las tres a comer al centro comercial.
Mientras me la hace, le cotilleo el movil como suelo hacer.
De repente le llega un mensaje de Dani y trago saliva.
-Eh..-suspira Ann.-Haber lo que quiere.
Entro en el mensaje y sonrío un poco al ver el contenido.
-Ann, muchas gracias por sacarle una sonrisa.
Cuídala ya que yo ya no puedo, y dile que lo que le prometí siempre lo voy a cumplir.
Miro el suelo y le tiendo el movil a mi amiga.
-Contéstale anda.-suspiro.
-Diana, yo creo que tienes que escucharlo.
Niego con la cabeza.
Yo soy una persona que le cuesta muchísimo confiar en las personas, y cuando lo hago y me fallan, es como una patada en el estomago.
Y luego me cuesta muchísimo volver a confiar, por eso prefiero olvidar a esa gente antes de perdonar.
Porque el miedo me come por dentro.
El miedo de que me vuelva a fallar.
Cojo mi movil y comiendo a escribirle un mensaje a Dani.
Un mensaje que por mucho que me duela, lo envío.
Porque es así como lo pienso ahora.
Y puede que me arrepienta, pero lo he echo.
-Me encanta cuando me sorprendes a cualquier hora con un ''te quiero''. Me encanta cuando intentas picarme, para después abrazarme y recordarme que me necesitas. Adoro cuando finjo enfadarme y tú me buscas las cosquillas, porque dices que te encanta mi risa. Me gusta cuando me besas el cuello y la espalda, provocando en mi un escalofrío que nunca antes había experimentado. Es increíble la forma ''tan tuya'' de saber hacerme sentir bien. Me encanta hasta el blanco de tus ojos, el olor a ti que aún recorre mis sábanas, que inunda mi habitación. Me encanta esta sensación de que serás para siempre.
¿Lo has entendido?
Bien, pues ahora viene lo mejor.
No quiero que me digas te quiero, nunca más, no quiero que me saques esas típicas sonrisas de adolescente enamorada. No quiero volver a sentir el roce de tus labios ni recordarte cada vez que alguien pasa con tu mismo perfume. Aunque si me hubiese gustado que fueses para siempre. Pero se acabó, no me hables nunca más. Y si alguna vez no puedo resistirme y te hablo yo, haz que te odie. Ignorame, se un borde, haz que dejes de importarme tanto hasta tal punto que no recuerde como era vivir sin ti.
No puedo seguir así, esto me está matando, te lo juro.
Puede que me arrepienta de esto pero, si me quisiste alguna vez, ayúdame, tengo que odiarte para poder olvidarte.
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