Mi peonza humana.
Noto varios besos en mi cuello que erizan mi piel.
Comienzo a reír debido a las cosquillas, pero aun así no abro los ojos.
-Buenos días bichinisastre.-se ríe cerca de mi oreja.
Pero yo me sigo haciendo la dormida, aunque la sonrisa que tengo en la cara me delate.
-Venga, no seas vaga.-se tumba encima mía, chafándome.
-Gordo.-me río.-Me chafas.
-Oye, que estoy muy bueno.-se levanta, guiñándome un ojo.
-Que creído por dios.-suelto una carcajada.
-¿Te vas a levantar?-me mira, sentado a mi lado.
-Bah.-susurro, con una sonrisa.
Iba a levantarme, lo juro, pero antes de que pudiera actuar Dani me agarro y a los pocos segundos estaba colgando de su espalda y saliendo de su habitación.
-No vale.-me quejo, entre risas.
-No pienso perder ni un minuto mas contigo.-me baja, y cuando me ha dejado delante de él me planta un beso que se alarga demasiado.
-¿Que nos hemos perdido?-pregunta Ann, saliendo de la habitación de Jesus con el de la mano.
-mmm..-me pongo roja y me aparto de el.-¿Nada?
-¡Os estabais besando!-grita enseguida Jesus, y viene corriendo a abrazarme.-¡Tengo nueva cuñada!
Comienzo a reír mientras Ann abraza a Dani.
-Como le hagas algo te mato.-le amenaza, entre carcajadas.-Lo digo enserio.
-¿Vamos a desayunar?-digo, oyendo el ruido que hace mi tripa.
Todos se ríen al escucharlo, y enseguida estamos en la cocina sacando zumos y bollería.
-Me pido el cruasán.-digo, cogiéndolo rápidamente.
Y pocos minutos después estoy llena.
Dani tira de mi hasta su habitación, y mientras el se cambia de ropa, yo recojo todas mis cosas y me visto con la ropa del concierto.
-Ahora podemos ir a mi casa, y que me cambie y tal.-le sonrío.
Veo como Dani va hasta su escritorio y coge los dos cascos de la moto.
-¿Vamos?-sonríe.
-Venga.-le agarro de la mano, y tiro de el hasta llegar a la calle, donde esta su moto.
-No pienso dejarte conducir.-dice, como si oyera mis pensamientos.
-Vale.-digo alargando la "e".-Pero me tendrás que enseñar.
-Te prometo que lo haré.-me da un suave beso, antes de subirse a la moto.
Me subo detrás y me abrazo a el, absorbiendo su perfecta aroma a perfume.
Y minutos después, ya esta aparcando en el jardín de mi casa.
-¿Te podré dejar con Carla o te absorberá la sangre?-pregunto, soltando una carcajada y abriendo la puerta.
Entramos a mi casa y puedo ver que están las tres, Carla y sus amigas desayunando.
Al vernos se levantan y sonríen a Dani.
-Hola Dani.-dicen a la vez, poniendo una voz demasiado.... dejémoslo.
-Aj, gatitas en celo.-murmuro, haciendo soltar una carcajada a Dani.-Mejor te vienes conmigo.
Le agarro la mano y tiro de el hasta mi habitación.
Abro el armario y busco algo que ponerme.
Al final me decido por unos vaqueros ceñidos de talle alto blancos y un top de tirantes negro, mas las converse negras.
-Voy a ducharme.-aviso, señalando el cuarto de baño de mi habitación.-Quédate aquí.
-Vale, pero no tardes.-se ríe.
Y minutos después ya estoy bajo los relajantes chorros de agua.
*Narrador en tercera persona.*
Dani se sienta en la cama de su novia, por llamarlo así, y se queda observando la habitación, mientras oye como los chorros de agua caen contra el suelo de la ducha.
-Diana.-llama.
-Dime.-grita esta,desde dentro.
-¿Puedo coger tu tablet?-pregunta.
-Claro, bobo.
Dani coge el dispositivo y lo enciende.
Lo primero que ve es su fondo de pantalla, es ella de bebe.
"Que cosa mas mona".-piensa.
Va hasta la galería y la abre.
Hay varias fotos de ella con Ann muy bonitas, otras haciendo el tonto y otras riendo a carcajadas.
También hay de ellas dos cuando eran pequeñas, incluso cuando eran bebes.
Luego hay vídeos, casi todos son campeonatos de fútbol femenino, desde que es pequeña hasta ahora.
Pero hay otra carpeta, en ella hay más vídeos, pero no de fútbol, si no de patinaje sobre hielo.
Le da play a uno y se proyecta la imagen de Diana con unos cinco, seis años, apunto de salir a competir.
Tiene un vestido rosa chillón con purpurina, y un moño muy mono.
Segundos después sale a hacer su actuación.
Y para tan poca edad, es buenísima.
Increíble, para ser verdad.
-¿Como lo hace tan bien?-pregunta en un susurro.
Cuando acaba de bailar sobre el hielo,saluda al jurado y corre a abrazar a una mujer guapísima, morena y de unos ojos color avellana.
La mujer la abraza muy fuerte, y la felicita entre lágrimas.
-Esa es mi madre.-susurra Diana, al lado de Dani.
*Narra Diana.*
Cuando acabado de ducharme, me visto rápidamente y salgo del baño en silencio.
Puedo oír la música de uno de mis vídeos de patinaje sobre hielo y un escalofrío recorre mi cuerpo.
Veo a Dani atento a las imágenes que se reproducen, y que no se ha dado cuenta que he salido.
Me coloco a su lado para ver mejor en la parte del video en el que esta.
Noto como mis ojos se humedecen, y trago saliva.
-Esa es mi madre.-susurro, sentándome a su lado.
Dani enseguida para el video y me abraza, muy fuerte, lo que hace que salgan varias lagrimas de mis ojos.
-Lo siento.-susurra.-Yo no quería...
-Tranquilo.-le sonrío, separándome.-¿Era guapa, eh?
Dani sonríe asintiendo, me atrae hacia él para que me apoye en su pecho y me abrace más fuerte.
-Se parecía mucho a ti.-admite, haciéndome sonreír.-¿Ya no haces patinaje? Eras muy buena.
Niego con la cabeza, mirándolo.
-Dani..-suspiro.-Mi madre era patinadora.-admito.-Y cuando murió, lo deje y cogí el fútbol.
Pero también me he dejado el fútbol, digamos que no es lo que de verdad me gusta.
-¿Sabes?-susurra.-Yo creo que le hubiera gustado que siguieras patinando.
Me muerdo la mejilla y lo abrazo mas fuerte si se puede.
-Ya.-susurro, casi inaudible.
-¿Te cuento un secreto?-se ríe.-Cuando era pequeño y veía el patinaje en la tele, creía que eran peonzas en forma de humano.-se ríe, y me contagia la risa.-Y un día le pedí a Papa Noel una peonza humana guapa, para que fuera mi novia.
-¿Enserio?-comienzo a reír.
-¿Y sabes lo mejor de todo?-me mira.-Creo que me acaba de llegar el regalo, quizá un poco atrasado, pero te tengo.
-¿Soy tu peonza humana?.-me río.
-Solo si tu quieres.-me agarra de las mejillas y me besa.
Me besa intensamente, haciéndome olvidar por un segundo todos los problemas.
Nos separemos y sonreímos, le doy un beso en la mejilla y me incorporo.
-Espera un momento.-le digo, levantándome de la cama y cogiendo la silla del escritorio.
La pongo justo delante del armario y me subo en ella.
Estiro mis brazos hasta arriba del armario y consigo coger la gran caja de cartón que esperaba.
Bajo dando un saltito y la dejo en el suelo.
Me arrodillo ante ella, la abro y sonrío.
-Ven.-le indico con la mano.
Se acerca a mi y se pone de cuclillas a mi lado.
En la caja hay muchas cosas de cuando yo patinaba.
Los vestidos, patines, los frenos de los patines, incluso trofeos de campeonatos.
-Si que eras buena, valla.-sonríe.
Rebusco un poco hasta conseguir lo que quiero.
Mi primer par de patines.
Son blancos, pequeños, con los cordones azul neón, muy bonitos.
-Solo tenía apenas cuatro años cuando empecé.-susurro.
-Que bonitos.-sonríe.
-Quiero que te los quedes.-se los doy.-Así tendrás pruebas de que tienes una peonza humana.
Le sonrío mientras me muerdo el labio y cierro la caja.
Vuelvo a subirla al armario y me quedo mirándolo, ya que aun no ha reaccionado.
-No puedo aceptarlos.-susurra, tendiéndomelos.
-Te recuerdo que soy mucho más cabezota que tu.-le señaló.-Y no pienso aceptar un no por respuesta.
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