Capitulo 16
Estaba en el campo de la escuela, había empezado a llover. Miraba con tranquilidad, apuntaba y tiraba. Practicaba arquería, siempre me a gustado y nunca he fallado.
Tire la última flecha y justo en el blanco. Después de eso fui por los valones de americano y empece a lanzarlos con fuerza. Estaba triste y mientras tuviera algo con que distraerme...estaría mejor.
—Escuche que terminaste con Hipo—era Axel.
Volteo enojada. No sabía que decir, quería romper en llanto, pero no podía, ya no. El maquillaje se me había corrido, mi rompa estaba empapada y no quería parar. El silencio no era tan incómodo, gracias a la melodía de la lluvia. Se podía escuchar perfectamente como baja y chocaba con la tierra.
—¡Si!—dije enojada y volteo a lanzar el valo—¡Si rompí con el, soy libre!...¡Ya no más golpes, no más explicaciones, no más llanto!—tome otro balón—Soy libre.
Lo lanzo con fuerza, esto no me lo había imaginado, siempre pensé que nunca podría dejarlo. Pero lo hice, por fin lo hice. Era sorprendente.
—Pues...no te vez feliz—.Volteo a verlo con enojo. Era obvio que no estaba feliz. ¿Quién en su sano juicio estaría feliz?
Terminar con el amor de su vida, para mi no es sencillo.
—¿Y qué esperabas?...lo amo, lo amo, lo amo con cada célula de mi cuerpo, pero me hace tanto daño—dije y aventé el balón—¿y a qué vienes?—dije con mucha seriedad—¿vienes a decirme que hay que celebrarlo? A decirme que fue lo mejor que he hecho en mucho tiempo y que debería estar feliz por mi, por agarrar valentía y quererme aunque sea un poco.
Me mira con una sonrisa amplia. Era el colmo, todos piensan que festejare mi libertad, pero ellos nunca sabrán lo que yo siento, lo que en verdad siento.
Que no tiene otra cosa que hacer.
—Hipo te enseño bien—dice con media sonrisa.
Volteo con enojo. ¿Era en serio? No podía creerlo. En verdad estaba tratando de olvidarlo.
—¿Quiero olvidarlo y me lo recuerdas?...sólo....sólo largate.
Dije con enojo y aventé el balón. Mi brazo me dolía, ya no podía resistir, mis pies tampoco aguantaban, pues había corrido por toda la cancha como cinco o diez veces. Me acabe todas las flechas que tenía. Y quiero acabarme los balones para después tirarme y llorar como nunca lo he hecho.
Era tan difícil para mi alejarme de el. Es tan difícil, que nadie puede comprender mi dolor. Siento como una manos me abrazan por detrás. Así era como me abrazaba, tenía la mala de llegar abrazarme con fuerza y besar mi cuello. Diciéndome, que lo perdonara.
Caí rendida, mi cuerpo no aguanto más. No podía levantarme.
—Vamos Mery, te llevare a casa—.Me cargo en brazos y me sacó de ahí.
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