Por un padre inexperto y alfa...

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¿Quién dice que un alfa no puede educar a su cachorro solo?

Pues yo hago mi mejor intento aun cuando hay días muy malos o cuando no me alcanza el tiempo para hacer todo lo que quiero. La mayoría de la sociedad nos tiene a los alfas como sin sentimientos, arrogantes, violentos, violadores, capaces de abandonar a la familia... y me da vergüenza admitir que hay muchos así, pero no todos debemos ser metidos en el mismo saco.

Los omegas también rompen corazones, también engañan, son arrogantes y también abandonan... a su alfa, beta y a sus cachorros.

El omega que ame por tres años y con quien procree un pequeño niño que cumpliría tres meses, se había ido una semana después de dar a luz. Mi omega se había ido con otro alfa y nuestro lazo se rompió.

Lo busque desesperado los primeros dos meses, asustado de haber cometido algún error con él o de que estuviera en peligro, hasta que sentí el lazo romperse. Mis dos mejores amigos me ayudaron a buscarlo y TaeHyung, uno de ellos, fue quien encontró a mi omega de la mano de otro alfa. Obviamente no quise creerle pero mi corazón se fragmento cuando los vi y se rompió un poco más cuando el que considere el mejor omega, admitió no tener intenciones de volver a mi o de hacerse cargo de LeiMing.

Sufrí por él y porque mi cachorro se quedaría sin conocer a uno de sus padres, pero tuve que endurecer mi corazón y echarle una demanda para que mi bebé se quedara enteramente conmigo y así, jamás pudiera querer ser padre de mi niño.

Ahora, a pesar de que WonHo y TaeHyung eran mi mayor apoyo, seguía siendo un alfa sin nada de conocimiento en bebés o con la fuerza mental necesaria que muchos omegas solteros con niños, parecían tener. No digo que no haya betas o uno que otro alfa como padre/madre soltero y solteras pero todos parecen poder llevarlo mejor que yo, alguien con algún gen defectuoso.



Así que ahí me encontraba yo, en el departamento de bebés con dos paquetes de pañales de diferentes marcas y con un bebé que dormía profundamente en el carrito.

— ¿Qué diferencia tienen estos dos? ¿Por qué uno vale más si ofrecen lo mismo? — murmuraba confundido, mirando el que decía suavidad de algodón y el otro que decía absorción máxima.

—Es la marca, pero si es para un pequeñito como esta preciosidad, entonces elige este. — menciono un hombre joven de cabello rubio y ropas oscuras.

Lo mire como si fuera un ángel, recibiendo el paquete de pañales. — ¡Dios, enserio te lo agradezco! No sé nada de bebés y la vecina que me compraba los pañales se mudó. —dije haciendo una reverencia de 90° hacia él, que seguía admirando a mi bebé.

—No agradezcas, tu bebé esta precioso. — alago acariciando una de las regordetas mejillas rosas de LeiMing. —Pero pronto empezaran los fríos, estaría bien que pudieras cubrir sus orejitas con un gorro de tela polar y unos guantecitos. — giro su cabeza hacia los estantes de ropita y troto hasta las gorritas y los guantes que cubrían toda la manita de los bebés. —Estos me parecen muy buenos para los cachorros, como se agarran la carita, a veces se rasguñan y estos guantecitos evitan eso aunque luego se los quitan— le coloco uno de los guantecitos a LeiMing, quien abrió sus deditos sin despertar. —; estos gorros los protegen del frío y son cómodos.

Yo asentí atento a lo que me decía, mirando cómo le acomodaba la pequeña ropa a LeiMing mucho mejor de lo que yo podía. Le acomodo el resto del mameluco y lo envolvió mejor en la cobija después de obtener mi permiso para levantarlo.

—Así como lo cubres le dará frío en las piernitas, debes envolverlo así...— seguir mirando con atención, curioso por el hecho de que LeiMing había enterrado su carita en el cuello del rubio desconocido, abriendo sus ojitos. —Oh, lo siento precioso, te desperté.

Lei no se sentía a gusto siendo cargado por extraños pero con aquel chico, sonrió y meneo sus manitas con emoción. El chico le hizo mimos en las mejillas y jugo con sus manitas y su nariz, diciéndole lo bonito que estaba. Yo, como todo padre orgulloso de que alagaran a su hijo, sonreí enternecido de la imagen. También capte las miradas amigables y enternecidas de varias personas que pasaban por el pasillo.

—Es un poco extraño que un alfa venga solo a comprar para su bebé. — menciono el rubio, arrullando a LeiMing para que volviera a dormirse.

Mi sonrisa cayo, suspirando. — Bueno, solo somos LeiMing y yo, así que hago lo que puedo. —mi revelación lo hizo dejar de sonreír, mirándome con vergüenza.

— ¡Lo siento mucho! Yo de verdad... no fue mi intención...—sus mejillas se volvieron más rojas que las de mi niño, haciéndolo lucir realmente bello.

—No te disculpes, ese hombre no tiene nada que hacer con nosotros. —gruñí recordando al despreciable omega que nos había dejado.

LeiMing arrugo su nariz antes de empezar a llorar, llamando nuestra atención. El chico desconocido lo meció mientras le daba suaves palabras amorosas, calmando su fuerte llanto.

—Aún es muy pequeñito como para soportar tu fuerte aura, no debes dejar que tus malos sentimientos le hagan daño. — me reprendió suavemente, secando las lágrimas de mi bebé.

—Lo siento, pero su mero pensamiento me hace enojar. — recupero mi ánimo cuando deja a mi niño en esa cosa enfrente del tubo de donde empujas al carrito, ese hecho para bebés pequeños. —No es nada fácil hacerlo solo.

El rubio, de quien apenas notaba que tenía ojos claros, cambio su semblante a uno triste. —Entiendo eso...—volvió a sonreír, despegando con cuidado su dedo atrapado en la manita de LeiMing. —, pero ellos lo valen, cada segundo.

Asentí bastante de acuerdo con el rubio, confundido cuando lo vi mirar con anhelo a mi hijo. Le acaricio la mejilla una vez más antes de enderezarse y pasarme un paquete de toallitas húmedas. —Puedes guardar la envoltura para saber cuáles comprar a la próxima, solo recuerda que en unos meses deberás comprar de la siguiente etapa, para cuando este más grande.

—En serio te agradezco mucho la ayuda, estaba muy perdido. — agradecí volviendo a inclinar mi cabeza. —Me llamo Oh SeHun y este caballerito es Oh LeiMing.

El rubio me miro con una sonrisa que tenía un hoyuelo. —Zhang YiXing, un placer conocerlos. — inclino su cabeza con respeto, sin borrar tan hermosa sonrisa. —Bueno, tengo que irme, buena suerte a ambos. — movió su mano mientras pasaba a mi costado y se marchaba hacia otro pasillo.

Mientras tanto yo, me quede deseando volver a encontrarlo.

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Para mi suerte, encontré al chico mirando el colorido cartel de un puesto de helados cerca de la empresa donde trabajaba. Parecía demasiado sumergido en elegir un sabor que me quede imaginando como seria llevarlo a comer helado después de un agitado día de trabajo o estudios, siendo acompañados por LeiMing.

— ¿También te cuesta elegir, caballero mayor? — su voz me saco de mis pensamientos, haciéndome saltar. Lei solo agito sus manitas, reconociendo el aroma a suave flor blanca, un olor único que no había llegado a percibir en algún otro omega.

—Que gusto volver a verte. — dije con sincera emoción, recibiendo una dulce sonrisa.

—Lo mismo digo. — YiXing me inclino su cabeza antes de inclinarse hacia LeiMing y empezar a hacerle mimos. —Hola, mi amor, ¿Cómo esta este hermoso lobito? —no me sorprendió que supiera nuestra raza, el aroma podía delatarnos.

—Le gustas, no suele emocionarse con los extraños. Suele ignorarlos. — explique mirando con diversión como mi niño estiraba sus emocionados bracitos hacia el omega de cabello rubio. —Adelante. — dije al ver el brillo anhelante en los ojos de Zhang.

—Oooh, eres tan lindo~— YiXing no espero un segundo permiso cuando levanto a LeiMing de la carreola, sosteniéndolo con una maestría que envidie. — ¿Quién es un niño hermoso? Mira que ojos tan bonitos.

Yo me embobe mirándolos, creyendo que era la visión más linda que podía existir.

—Entonces, ¿A dónde iban? —pregunto mirándome, dejando que LeiMing le diera palmaditas en el pecho.

—Pues íbamos a la librería que esta frente al parque. — respondí a la par que caminaba a su lado, orgulloso de que algunos alfas y betas me miraran con envidia al verse junto a un hombre tan bello como YiXing, aunque fuéramos algo parecido a amigos.

— ¡Aiyoo wei! Yo trabajo ahí. —exclamo con una amplia sonrisa, señalando el botón con el logo de la librería.

Creo que me emocione bastante porque sus mejillas se tiñeron de rojo, después me di cuenta de que mi aroma había cambiado a uno lleno de excitación y felicidad.

—Entonces podrás ilustrarme, quiero comprarle un libro a LeiMing. —y así, mi niño y yo pasamos otra tarde preciosa junto a una persona hermosa.

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Con el paso de los días, que se volvieron semanas que se convirtieron en meses, logre darme valor para cortejar a un omega que valía todo el Rodio del mundo, si, decidí compararlo con aquel metal mucho más valioso que el oro y que era tan fuerte como para resistir la corrosión.

Tanto TaeHyung como JungKook, su omega recién reclamado, y tanto WonHo como MinHyuk, su omega recién encontrado, me aconsejaron y se alegraron de que me estaba dando otra oportunidad para amar.

La reacción de YiXing sigue estando en mi memoria, parte de esos pequeños recuerdos que a veces bajan a alegrar mi corazón cuando la carga quiere pesar de más.

Sus ojos, que estaban enfocados en acomodar los rebeldes cabellos de LeiMing, que estaba mirando atento con su chupón, me miraron con un brillo capaz de iluminar el corazón del mas frio ser; sus mejillas se sonrosaron de un nuevo rosa y su hoyuelo se marcó dulcemente cuando me regalo la risa más tierna de todas.

Obtuve un sí, poco antes de que el celoso de mi hijo decidiera que ya tenía suficiente de la atención de YiXing y echara a llorar lágrimas de cocodrilo.

Después de aquello, me encargue de que cada detalle mío hacia él hiciera la diferencia de cada gesto que habitualmente tenia. Como por ejemplo: enredar mis dedos en su cabello cada que lo veía demasiado enfrascado en un libro, tintinear mis dedos en su cuello cuando él necesitaba descansar un poco, enredar una pulsera de flores blancas en su muñeca cada viernes (porque ese día lo conocí), dejarlo escuchar Tony Montada de AGUST D una porción de cada lunes porque esa canción lo animaba bastante (aunque me pusiera algo celoso de que se le enchinara la piel por ese pálido rapero), dejarlo comer más de la mitad de las palomitas que comprábamos cada jueves, dejarle una nota de color a rotulador negro deseándole buenos días cada mañana que pasaba por su trabajo (claro que él al ser el dueño, no me metí en problemas por pegar post-it en el vidrio) o besar ese pocito de alegría cada que estábamos juntos. Cursi, pero nacía hacerlo.

Para cuando LeiMing empezó a querer empezar a aprender a caminar, con diez meses, finalmente logre que YiXing aceptara ser mi pareja y que llevara mi marca en su cuello.

El primer inconveniente vino cuando se negó a retirarse la camisa, pidiéndome un poco más de tiempo para dejarme ver su cuerpo sin nada de ropa, no fue realmente mucho problema pero cuando se repitió incluso con su celo, empecé a preocuparme de que escondiera algo más de mí. Dicha preocupación paso a segundo plano cuando LeiMing dijo el nombre de mi omega como primera palabra y nos envolvió una nube de ternura y felicidad por las siguientes semanas.

Y al igual que las relaciones y el amor como tal, se debe de enfrentar adversidades para fortalecer la unión y la nuestra llego con dos piernas y un resentimiento de mí que esperaba ya haber superado.

El hombre con el que engendre a LeiMing, apareció una tarde cuando íbamos al parque como familia. Decidimos ignorarlo, porque YiXing ya sabía de él y a LeiMing no le importaba su existencia, pero el bastardo, creo yo que se movió por los celos, se acercó a alardearle a YiXing de que él había estado primero en mi cama. YiXing se portó tan maduro como para enorgullecerme y barrió el piso con aquel omega sin escrúpulos, nombrándome como demasiado hombre para una basura como él, terminando con mi proclamación de amor hacia YiXing.

A pesar de que no nos hizo algún daño significativo, pudrió mi ánimo y un poco de mi confianza durante el resto de la tarde/noche. Me desquite con mi YiXing, dejando salir el resentimiento que sentía hacia aquel omega.

Culpe en general a los omegas por aprovecharse de los alfas cuando estaban en cinta para manejarlos o de que el dolor de un lazo roto también nos hería de gravedad; no medí mis palabras para cuando empecé a quejarme de que las cosas habían sido realmente difíciles para mi mientras él se había largado, quitado de la pena.

Cuando YiXing intento consolarme, le recrimine que no entendía porque no había pasado nada tan difícil como lo mío. Ahí cruce el límite.

— ¿Enserio crees que no he pasado nada difícil? —su tono acusatorio me hizo darme cuenta de la gravedad de mis palabras.

—Bueno... no tienes hijos. — respondí inseguro.

Su rostro se tiño de dolor e ira, levantándose la camisa para dejarme ver una línea que atravesaba su abdomen. De inmediato me estremecí de vergüenza al reconocer que tipo de cicatriz era.

—Lo tuve, al menos el tiempo suficiente como para aprender a cómo cuidarlo una vez lo tuviera en mis brazos. — su voz temblaba, conteniendo las lágrimas que veía en sus ojos. —Te quejas de que estabas solo, cuidando un bebé cuando yo también estaba solo, asustado de mantener un niño sin ayuda.

Me quede callado, mirando esa línea e inseguro de las preguntas en la punta de la lengua. — ¿Dónde... dónde está tu...?

Sus labios temblaron, mirando su cicatriz. —Lo perdí.

La boca se me seco y no pude evitar mirarlo con devastación. — ¿Qué?

—En el quinto mes, el bastardo alfa que creía era el padre perfecto, discutió conmigo porque lo encontré marcando a otro omega y me había mudado a otro lado tan pronto paso, me empujo en medio del pasillo cuando me negué a dejar que viera a mi bebé. El dolor del lazo roto y el golpe contra la mesa y el suelo, me provoco una hemorragia interna. Para cuando desperté en el hospital de nuevo, me dijo que habíamos perdido al niño. — su voz se rompió, abrazándose mientras se dejaba caer al suelo. —Lo demande tan pronto pude volver a caminar y logre que lo encerraran...

—YiXing...—estaba desolado, incapaz de encontrar manera de consolarlo.

—Y mi bebé... ni siquiera pude sostenerlo en mis brazos más que para despedirme de él... Y tú quejándote por estar solo cuando tienes a tu bebé contigo...— y estallo en un llanto doloroso que me quebró el corazón.

¿Cómo haría para poder consolarlo con tan terrible tragedia? Sus lágrimas me quemaban el corazón.

Gracias a eso, nuestro lazo se fortaleció tanto que podía sentir perfectamente cuando estaba muy feliz o cuando estaba demasiado preocupado, al igual que él también podía sentir cuando necesitara un abrazo o un beso suyo.

Cuando LeiMing cumplió un año de edad, le pedí matrimonio a YiXing. Mi pequeño, de quien teníamos sospechas de que se volvería un alfa protector y amoroso, fue quien le llevo el añillo a YiXing, con sus pacitos torpes y la peculiar risa que había heredado de mí.

Era un poco gracioso porque yo era un lobo, LeiMing era un lobo, YiXing era un husky y el pequeño o pequeña que crecía en su vientre, tendría dos razas para elegir.

Tuve un gran mal paso con un mal omega, pero necesario para poder encontrar al omega que esperaba por mí, un omega que también había tenido un gran mal paso con un alfa que jamás lo mereció.

Yo era su lobo, su novio lobo, su esposo lobo y el alfa que cuidaría de él hasta que descubrieran cuantos universos había y terminaran de contar todas las estrellas.

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FIN

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Un pequeño OS inspirado en el omegaverse, espero que les haya gustado.

PD: si sus días llegan a ser demasiado malos, espero recuerden que estamos hechos de estrellas y aunque parezca que no brillamos, siempre habrá alguien que agradecerá nuestra existencia.

Un consejo que espero aprecien de parte de alguien que cae demasiado en negatividad autodestructiva y que espera que, a quienes lleguen sus letras, haga estar un poco mejor.

Fighting, sinceramente.

PD2:

De un príncipe imperfecto para un príncipe imperfectamente perfecto:

 Te amare hasta que terminen de contar las estrellas del universo.

Próximamente; pista: por la canción de Seventeen...

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