Soy _____, Tengo × años y soy bastante solitaria, recuerdo que en mi infancia solía tener un amigo pero no lo he visto desde hace años, aun así no dejo de pensar en el ni en las clases.
Me siento a un extremo de mi salón, de las ultimas. La verdad me arrepiento de elegir este puesto por mis problemas de visión y esas cosas, pero de alguna forma me las arreglo.

El día ha sido bastante largo y igual a todos, miro siempre por la ventana del 4 piso de mi instituto imaginandome si mi muerte sería inmediata si me tiro desde ahí, sin darme cuenta tocaron para el inició de clases, como si estuvieran estúpidamente programados mis compañeros se sentaron en sus pupitres, todos mirando al pizarron, no me podía quejar, pertenecía a ellos y era igual a ellos.
Sumida en mis pensamientos existenciales (como todas las putas clases) un chico que se me hizo familiar entro para presentarse, acababa de trasladarse a esta aula.
Acepto que me dio un poco de gracia como las chicas lo miraban como si fuera un personaje de anime romántico perfecto y cliché. Como era de esperarse no le tome importancia y seguí mirando por la ventana.

La clase trascurrió con ¿normalidad? Estaría segura de eso di no fuera por que me di cuenta que a cada maldito segundo el nuevo me miraba, estaba apunto de denunciarlo por acoso pero tocaron el timbre para recreo.
Pude ver por el rabillo de mis ojos como se levantaba y caminaba hacia mi, las chicas lo miraban, no, NOS miraban con recelo esperando que habláramos.
???: Cuanto tiempo hermanita..

Su cálida y tranquila voz, su sonrisa que ofrecía una paz estúpidamente relajante... Era el.