Noche 5

-¿Tim, qué sucede? La-la... la salida... La salida desapareció... -Musitó Jason entrando a un ciclo de desconcierto y angustia-.

-Tranquilo, es para que no huyas... -Reveló Timothy calmo, insistiendo con su intromisión, empujando a Jason sutilmente hasta atraparlo contra las enredaderas del jardín-.

-¿Qu-qué...? –Exclamó confundido, asustado igual-.

-Para que no huyas... -Repitió caminando un último paso, aproximando su boca a la periferia del rostro ajeno-. Y es que Jason, me gustas tanto que nunca te dejaré ir... -Le susurró al oído invadiéndolo con su aliento y provocándole un escalofrió que le retorció la espalda-. Nunca... -Reafirmó Tim conduciendo sus labios hacia los de Jason-.

Ese beso resultó ser diferente. Fue más intenso y más profundo. El ojiturquesa fue atrapado inmediatamente en el encanto. Cerró sus ojos entregándose a su derrota. Las sensaciones que nacieron en sus labios rápidamente lo invadieron inmovilizándole las extremidades y cualquier otra voluntad. Esa parálisis fue del interés para Timothy, quien se empeñó en ocupar cada centímetro sensible de aquella boca que lo enloquecía.

El ojiazul se esforzó, a pesar de no requerirlo, para que Jason saboreara el acercamiento y no se atreviera a abandonar la caricia. Se entrometió jugando más allá de los labios, obligando sutilmente al mayor a abrir su boca y darle acceso a su lujuria apenas controlada. Su comportamiento entonces cambió. Tim devino claramente posesivo, agresivo en sus términos sin mostrarse cruel. Rozaba la lengua, los dientes, cada rincón que deseara lo tenía al instante.

Ese hechizo colocó a Jason en bandeja de plata. Con su sumisión impregnada de demanda por más placer, Jason ya no tuvo escapatoria. Sin darse propiamente cuenta, el mayor fue absolutamente sitiado. En ese instante, al tenerlo bajo su completo control, Tim lo abrazó rodeándole la cintura, atajándolo fuerte para apartarlo de las enredaderas y conducirlo hacia una de las frías bancas. Ahí, sin soltar sus labios y con la necesidad de tomar aire, lo invitó gentilmente a sentarse.

Tim ya no desistió. Se permitió imprimir todo su deseo en ese beso. Se sentó junto a Jason sin liberar su torso. Debió acomodarse para estrechar la distancia y no dejar ningún espacio entre los dos. Gradualmente, Jason detenía cualquier reflexión al respecto. La cálida sensación naciente de su ilusión realizada le concedía dicha y mucha felicidad. Pensar de más ya no fue su trabajo. Se dejó tomar y acariciar. Después de todo, eso fue lo que siempre buscó de Tim; su atención, su cariño, sus abrazos. Ahora lo estaba teniendo. Ahora el destino se lo concedía e indagar en excusas para no aceptarlo francamente no tenía sentido.

"Me corresponde... Tim me corresponde..." Pensó Jason súbitamente remplazando mágicamente todas aquellas dudas de hace unos instantes. Estar con Timothy lo hacía sentir querido y en calma. Renunciar a ello a causa de sus hesitaciones le dolería mucho. Mejor dejó de auto sabotearse olvidándose de todo eso que lo apartaría de su sueño cumplido. "No, no es una broma... Tim quiere estar conmigo... No necesito de más..." Concluyó Jason entregándose sin miramientos, deteniendo cualquier otra función en su cerebro que no fuera la de disfrutar de ese encuentro clandestino en el laberinto del jardín.

Timothy percibió su devoción. Jason ya había capitulado ante él y ya no había vuelta atrás. Fue tal la sensación de entrega, que Tim se decidió a alcanzar el siguiente paso. El beso aún no concluiría y el menor se aseguraría de eso. Lo aprisionó más fuerte entre sus brazos sin algún lugar a donde moverse o apartarse.

Durante breves instantes, le permitía a Jason dar bocanadas de aire, pero ese gesto lo utilizaba para encajarse más y empujar hasta donde encontrara más terminaciones nerviosas.

Volvió a arreciar el agarre de su encuentro. Lo sujetó con mayor fuerza, pero con una sola de sus manos. La otra la llevó a la espalda acariciándolo mientras implícitamente, le pedía que también lo abrazara. Jason obedeció inercialmente llevando sus manos a la nuca de Tim. Con ese movimiento, relajó sus hombros y curvó tenuemente su espalda haciendo su cabeza hacia atrás. Con ello en su comprensión, Timothy se recargó descaradamente sobre Jason, incitándolo a recostarse sobre la banca de mármol.

El cuerpo de Jason obedeció sin pesquisas. Dulcemente, su cabeza tocó la fría piedra. Ello sólo estimuló los impulsos de Timothy, quien no regalaba ningún instante de libertad. Al contrario, se acomodó suave y desenvueltamente sobre Jason.

El mayor se aferró inconscientemente al cuello del más joven. Sus dedos comenzaron a acariciar los mechones un poco largos y revueltos por el viento. Timothy en cambio, se ocupó de dirigir una de sus manos al rostro de Jason, deteniéndola ahí sólo algunos segundos. Luego la llevó al cuello y después al hombro, donde ralentizó su toque invadiendo por debajo de la bata que mal vestía a Jason.

Paulatinamente, recorrió con sus dedos el pecho y las costillas de Jason, quien dedicaba diminutos estremecimientos al advertir los roces, pero que no dejaba que lo distrajeran de la atracción principal, pues el beso se había vuelto incontrolable e inquisitivo; tanto así, que en menos de una respiración, ambos se volvieron insaciables y posesos de sus instintos. Timothy entendió el sobresalto en Jason e infirió sus diminutos ahogos.

-Jason... -Sólo hasta cambiar los labios por el cuello, Timothy pronunció-.

-Tim... -Llamó el mayor en respuesta con su voz temblorosa e imperceptible expulsando aire caliente entre respiraciones agitadas-.

Entonces ya no lo pensó dos veces; Timothy se las arregló para meter su mano bajo la ropa del ojiturquesa. Lo hizo disfrutando de cada detalle de la piel y el estremecimiento que provocaba. Jason le otorgó un balbuceo en cuanto sintió su ombligo ser acariciado. Luego vinieron los sutiles jadeos que el ojiturquesa trataba de encubrir con sus labios apretados consiguiendo solamente sofocarse.

-Déjame oírte... -Pidió Tim en tanto maliciosamente descendía su mano, introduciéndola bajo la bermuda de Jason-. No te calles... -Completó rozando la intimidad del mayor-.

Jason respondió con un estremecimiento que lo hizo retorcerse. Estuvo a punto de liberar su voz, pero se retuvo al llevar uno de sus puños entre sus labios.

-Jason... -Llamó Tim insistente-. No hagas eso... Déjame oír tu voz... -Le dijo recargando provocadoramente las yemas de sus dedos sobre la virilidad del muchacho-.

Jason atendía sus palabras, pero la sensación era tan fuerte que creyó no controlar el tono de su voz. Y para eso no estaba del todo preparado. De por sí ya se encontraba avergonzado como para mostrarse como una damisela en pleno acto. Eso de verdad sería demasiado para él. Además, gemir de esa manera no era su estilo. Sin embargo, incluso con esa premisa en sus ya casi desaparecidos estribos, no estaba muy seguro del tiempo que resistiría más, pues entre más segundos pasara bajo los toques de Tim, más rápido se dejaría llevar y se perdería periódicamente en el placer.

Con aquellas emociones inundándolo, Jason ya se había convencido de su maravillosa suerte. Finalmente, estaba pasando y no lo podía creer. Tim lo acariciaba y no era su imaginación. Ahora, él era el centro de su atención y convencerse a sí mismo de ese momento le ayudó a concluir sus pensamientos. Cerró así su círculo de dudas. De igual forma, confirió el disfrute de ese encuentro íntimo y terminó por aferrarse incontestablemente a quien ahora lo sujetaba atenta, dulce y lascivamente.

-Jason... ¡cómo me gustas! –Exclamó Tim mientras aprisionaba decidida y fuertemente entre sus dedos el miembro apenas despertando del mayor, dejándose guiar maliciosamente para provocarlo-.

Inevitablemente, Jason se rindió a la caricia. Reaccionó gimiendo tiernamente y sin ser capaz de evitarlo o silenciarlo. Al contrario, se sintió derretirse, extasiado, anormalmente dependiente.

-De verdad me gustas tanto que nunca te dejaré ir... -Musitó Tim al oído del mayor, causándole un escalofrío que le hizo arquearse dolorosamente-. Jamás... -Completó al compás de su mano que había comenzado su masaje íntimo y penetrante-. Jamás... -Repitió manoseando más fuerte y obscenamente-.

Jason no prestó propiamente atención a esa declaración tan repentina. La adjudicó al brío del momento. De cualquier forma, los violentos espasmos que Tim le provocaba lo distrajeron de inmediato. Sólo cerró los ojos y trató de disfrutar las caricias sin perder el control y olvidándose de todo lo demás, menos de sus propias sensaciones. Quiso permanecer lo más consciente que se pudiera y no desperdiciar la sesión relegando los detalles.

-Jason... Jason... -Pronunciaba Timothy mientras lamía su oreja y se concentraba en avivar la rigidez de la intimidad de su acompañante, quien contestaba emitiendo gemidos que se atoraban en su garganta-. No te contengas... -Le pidió perdiendo el recato con el miembro de Jason, frotándolo, palpándolo, consiguiendo un resultado favorable al cabo de algunos minutos-.

Fue entonces que Tim les dio una pausa a sus susurros. Devolvió su boca a los labios ya hinchados y enrojecidos de Jason. Ello ayudó sobremanera al renegado, quien ya no debió preocuparse por encubrir su voz lujuriosa.

Mientras se dedicaba a invadir con su lengua, Timothy ocupó la mano que sostuvo la cintura de Jason para despojarlo de aquella bata estorbosa. Como pudo se las arregló para desvestirlo sin soltar su boca o desatender su miembro ya apretado. Jason cooperó hasta donde pudo, pues no deseaba terminar con su placer.

-Tu cadera... -Habló Tim momentáneamente antes de abandonar la entrepierna de Jason y ocupar su mano para bajar su bermuda-.

Fue al sentirla atorada que le pidió al mayor levantarse un poco para sacarla de su cuerpo. Jason atendió inmediatamente siendo recompensado por el beso que Tim continuó.

Su ropa fue bajada sin mesura. Lo suficiente como para que Tim ampliara sus caricias sin limitarse a la prenda. En consecuencia, el recio muchacho incrementó sus atenciones a la sensible parte de Jason, rozándola, frotándola y apretándola, logrando llegar a la cúspide preliminar de su acto carnal.

-Eres delicioso, Jason... -Acotó Tim justo antes de darse unos momentos para reacomodarse-.

Soltó al muchacho y se irguió. Jason permaneció acostado jadeando, cubriéndose los ojos con su antebrazo, temblando y a medias vestir.

-No te inquietes... -Musitó Timothy al tiempo de alejarse un poco, dirigiéndose a las piernas de Jason para cargarlas y así terminar de quitarle sus pantaloncillos-. Juro que haré que el frío se vaya... -Comentó mientras colocaba las extremidades de su chico sobre la banca y se deslizaba cautelosamente entre ellas-.

Las sujetó gentilmente y las abrió para darse espacio. Fue al sentirse expuesto que Jason levantó un poco su brazo y enfocó a quien se entrometía entre sus piernas. Observó lo que Tim pretendía y se sonrojó todavía más comprendiendo lo que iba a pasar a continuación. Tragó saliva perdiéndose en la emoción que empezaba a tragárselo vivo.

-Tim... ¿acaso...? –Demandó impresionado y también nervioso-.

-Ya no puedo contenerme más, Jason... He esperado por mucho... -Musitó Tim acomodándose hasta que su propia entrepierna se ajustó a aquella del renegado, subiendo las piernas desnudas sobre las suyas, dándose un soporte para que Jason no las bajara ni las cerrara-.

-Tim... -Le llamó de verdad avergonzado por la posición que el ojiazul le había hecho tomar-.

-Tranquilo... Seré gentil... -Le dijo maliciosa y provocativamente en tanto sus manos se posaban sobre los muslos del mayor-.

Jason tragó saliva apenas sintió el roce sobre su piel. Volvió a ocultar su cara enrojecida, ahora bajo sus dos brazos. Pensar en lo que iba a sucederle lo agitó hasta arrebatarle el aliento y encender sus sensaciones impúdicas, que no disminuían conforme los instantes pasaban. Al contrario, su cuerpo devenía deseoso y más erótico de lo que nunca se creyó capaz. Timothy entonces sonrió al verlo completamente perdido en su encuentro y en las emociones libidinosas que en el centro del laberinto se evocaban.

-Jason... -Le llamó tomando los brazos que cubrían su rostro-. Me gustas... -Le dijo en cuanto tuvo su mirada turquesa libre de tapaderas-.

El renegado le devolvió un gesto anhelante, ávido por más reacciones y más caricias, como si estuviera bajo los influjos de algún narcótico. Así también, trazó una tenue y tímida sonrisa; una que en su cara ruborizada y sudada, en serio encendió la lujuria en el menor.

-De verdad... no tienes idea de lo mucho, mucho, mucho que me gustas... -Habló relamiéndose los labios, terminando su declaración con una mueca alegre que también evocó un aura un poco siniestra-.

Ese gesto se metió en los sentidos sesgados de Jason, quien lo remarcó entre sus lentos parpadeos y sus reflexiones inexistentes. De igual modo, volvió a atestiguar sin querer aquel halo obscuro que rodeaba a Timothy a pesar de la hermosa luz de la Luna. Y aunque fue sólo un instante, Jason percibió repetidamente ese pinchazo en el pecho; lo que lo asustó algunos efímeros santiamenes. Sin embargo, se hallaba tan extasiado y hechizado que lo dejó pasar culpando a su cuerpo alterado y a su visión distraída.

-Jason... -Le murmuró Tim inclinándose, llevando su boca hacia los labios ardientes del renegado, extrayéndolo de ese último pensamiento que le había causado miedo-.

Tim llevó las manos de Jason por encima de su cabeza y ahí las sujetó mientras se entretenía con su boca. Entonces, su embeleso continuó. Ambos se entregaron a ese reinicio de caricias y besos. Se fundieron en aquel acercamiento que muy pronto devendría un acto carnal elemental. Un acto profundo entre dos adultos que disfrutaban de sus cuerpos y las sensaciones que estos pudieran darles. Así lo dictó Timothy y así lo aceptó Jason.

De ese modo, se dejó llevar nuevamente. Jason se rindió al cumplimiento de su deseo y ya nada lo detendría o se lo impediría; ni siquiera él mismo.

En eso gastaba tan espesamente sus pensamientos volátiles que prácticamente no prestó atención a lo gélido de la noche ni las ventiscas que arribaban para revolverles el cabello y rascar sus pieles. No obstante y pese a sus sentidos casi adormilados o hipnotizados, Jason percibió sutil y repentinamente en el ambiente aquel aroma ajeno que Timothy emitía inexplicablemente. No sólo debido a la cercanía que el muchacho proyectó con esa serie de besos o roces, sino gracias también a una ráfaga entrometida que los golpeó a espaldas del menor.

La fragancia era casi imperceptible y más cuando Jason no estaba muy consciente de la realidad que lo rodeaba. Sin embargo, de forma instintiva, ese olor creció y creció inundando su sentido primario. Fue tanta la carga aromática que el renegado ya no pudo ignorarla. Se decidió entonces a aspirar ese perfume cuánto pudo y cuánto quiso. Creyó en consecuencia que si el aroma era de Timothy, no importaba que fuera uno que aún no le conocía. Con esa conclusión en su cabeza, respiró llenando sus pulmones de la esencia que el cuerpo sobre sí liberaba.

Con cada inhalación, pareciera que Jason pronto le encontraría un nombre a aquel bálsamo. Repentinamente, se obsesionó inconscientemente con reconocer la esencia. Así se dividió su temple, entre sentir y saber.

No obstante, su concentración se mermó al escuchar súbita y sorpresivamente a Tim, quien acompañó sus palabras con la sujeción de su miembro ya erecto.

-¿Entiendes, Jason...? Jamás te dejaré ir... –Le afirmó al oído mordiéndole el cartílago de manera repentina, haciéndolo tan fuerte que Jason terminó quejándose-.

Continuará...

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