Capítulo 48: Una noche de intimidad

En lo profundo de la guarida de Hekapoo se escuchaba el sonido de las gotas de agua cayendo en la bañera, corta fue su duración hasta cuando el grifo se cerró. De la bañera salió figura con el agua goteando por su piel. Con su mano buscó una toalla para secarse. Al salir del baño fue en busca de compañía.

En la parte de arriba se encontraba Hekapoo sentada en un banco junto a la fuente de lava donde solía forjar las tijeras. Entre sus manos se hallaba el Njönder. Esta miraba fijamente la piedra que descansaba en el centro del cinturón. Era una gema perfectamente esférica, en su centro había una luz diminuta y amarilla que brillaba de forma tenue. A su alrededor bailaban otros múltiples destellos de luz de forma continua, todo envuelto en ese cristal del mismo color que el atardecer. Sus luces simbolizaban la vida eterna que el artefacto prometía. Acercó sus dedos a la gema y los deslizo delicadamente sobre esta con infinita curiosidad. Pero su atención se vio mermada cuando el sonido de unos pasos provenientes de la escalera llegó a sus oídos. Llevó la mirada hacia la puerta que daba a la escalera y allí vio al hombre que venía con el pelo húmedo, cayéndole por el rostro. Al verlo, esta le sonrió. Marco, que solo llevaba puestos unos pantalones una la toalla rodeando su cuello, correspondió la sonrisa de esta y se sentó a su lado.

- Que haces? – preguntó sin más.

- Estaba mirando el Njönder, su gema me resulta interesante, es la fuente que le da al individuo la eternidad. – respondió ella acercándole el cinturón al tipo para que lo viera. Este lo tomó entre sus manos y le echó un vistazo. La gema del centro también le llamó la atención.

- Así que esta cosa me hará vivir por siempre. – dijo sin darle mucho énfasis a la frase, su mente estaba en otro sitio en ese momento, Hekapoo lo notó, y él sabía que esto era evidente – Oye Heka, en el templo... no fue mucho lo que pude hacer para ayudarte. La mayor parte del trabajo la hiciste tú, y muy posiblemente no habría conseguido el Njönder si hubiese sido yo quien adentrase solo en ese templo.

- De que hablas? Si gracias a ti es que pudimos superar varios desafíos y conseguir el cinturón de la eternidad. Puede que yo haya hecho gran parte, pero eso no significa que tú no hayas hecho nada. Además, todo a lo que te has enfrentado hasta ahora no es lo mismo con lo que te enfrentarás de aquí en adelante. Es por eso que necesitas aprender a enfrentar estas nuevas amenazas, pero confío en que aprenderás, después de todo conseguiste apagar todas mis llamas. Puede que te haya tomado dieciséis años, pero una vez modifique esta gema, el tiempo no será algo que deba importarte. – explicó ella, consiguiendo que este se sintiese un poco mejor consigo mismo.

- Jeje, entiendo, gracias. – agradeció este sonriéndole a la forjadora.

- No es nada. – respondió ella cortésmente.

- Pero hay algo que aún me ronda la cabeza. – mencionó, a lo que ella se giró para prestarle atención – Cuando estábamos luchando contra el golem dijiste que aún no tenía las herramientas necesarias para acabar con una criatura así. Que es lo que querías decirme con eso?

- Ah eso. Verás, si vamos a tener aventuras juntos necesito que seas más fuerte, aún más de lo que te has vuelto. Es por eso que una vez tengas la gema contigo, comenzaremos tu entrenamiento para poder vencer a enemigos como los que nos enfrentamos en el templo. – le explicó ella.

- Entiendo.

- Pero por el momento vayamos a la cama, estoy algo cansada y prefiero forjarte algo con la gema cuando esté centrada al cien por ciento. – acabó por decir y se levantó del asiento, tomando el cinturón consigo y dirigiéndose hacia las escaleras. El muchacho la siguió.

Tras entrar a la habitación Hekapoo dejó el cinturón en su mesa de noche y se tiró en la cama, ya llevaba puesto consigo su pijama. Marco apareció tras ella y también se dejó caer sobre el colchón, haciendo que la mujer saltase un poco en su lado. Ella soltó una pequeña risa por eso último. Dejó su cabeza caer sobre la almohada y se giró para ver al muchacho, este le sonreía. Al verlo pensó en lo lindo que se veía con su pelo aun humedecido cayéndole por el rostro. Le acercó una de sus manos y se lo apartó un poco de la cara, entornó un poco la mirada centrándose en los ojos del muchacho y no pudo resistirse a la atracción que la empujaba a acercársele y fusionar sus labios con los de él. Este cerró sus ojos y pasó su mano por la mejilla de la mujer a la que amaba, acariciándola con sumo cariño. Esos preciados segundos en que ninguno de los dos quiso alejarse de los labios del otro se hicieron horas para ellos, horas en las que sus mentes se perdieron en el cariño del otro, hasta que, con suavidad, se separaron.

- Buenas noches Marco. – le dijo al muchacho sonriéndole con infinita ternura.

- Buenas noches H-poo. – contestó él, pensando que ella era la mujer más hermosa que había visto nunca en su vida.

Hekapoo no se molestó esta vez cuando Marco la llamó de esa forma. El tipo apagó la llama de su cabeza y con su mano acercó a la dama delicadamente hacia su pecho. Ella apoyó su cabeza en él y cerró los ojos para descansar.

Pasaron varios minutos, pero Hekapoo aún no había conciliado el sueño, había algo que no la dejaba dormir, y era el hecho de estar tan cerca del tipo al que quería. Su ritmo cardiaco estaba muy acelerado, también había aumentado su respiración. Esta tenia apoyada su mano derecha en el pecho de él, debido a la presión que ella sentía cerró su puño.

- Estás bien? – preguntó el muchacho aun despierto– Te noto caliente, más de lo normal quiero decir.

No tuvo respuesta alguna a su pregunta, Hekapoo simplemente levantó su rostro y buscó desesperadamente los labios de este. Cerró sus ojos con fuerza y lo tomó por la nuca para aferrarlo más a su boca. Marco se sintió desconcertado por un momento, pero se contagió de la pasión que ella le estaba transmitiendo a través de ese beso. Este se dejó llevar por la situación y la tomó de su cadera, acercándola más hacia él. Sintió como la lengua de ella buscaba la suya, acariciándose la una a la otra, danzando y entrelazándose. Tuvieron que separarse un momento para respirar, cuando lo hicieron y fino hilo de saliva salió desprendido de sus labios. Ambos comenzaron a respirar de forma pesada, hacía calor, incluso Hekapoo lo sentía.

- Heka, acaso quieres... - quiso preguntar entre su pesada respiración.

- Esa pregunta esta fuera de lugar. – respondió ella antes de que el acabase su pregunta y rápidamente volvió a juntar sus labios con los de él.

Sus mentes ya eran presas del placer proporcionado por el otro. Marco mordió suavemente el labio inferior de Hekapoo, quien no pudo evitar soltar un suspiro profundo y apretar la mano con la que se estaba aferrando al hombro del muchacho. Esta comenzó a darle besos en su cuello, los cuales se convirtieron a pequeños mordiscos que le producían una agradable sensación de cosquilleo. Deslizó su mano derecha por su pecho, acariciándolo suavemente, pasando por sus abdominales, los cuales hicieron que ella se excitase más al palparlos, hasta casi llegar a su pantalón. Por inercia Marco tomó la muñeca de Hekapoo antes de que continuara. Ella detuvo un momento sus suaves mordiscos.

- Tranquilo – le susurró ella al oído mientras este respiraba pesarosamente debido a la exaltación que le estaba produciendo todo aquel erotismo – Te sentirás bien.

Marco aflojó su mano, permitiéndole a la forjadora continuar en donde ella se había quedado. Introdujo su mano en el pantalón de este hasta que sus dedos tocaron la punta de su pene. Este soltó un suspiro al sentir el contacto de sus dedos en su entrepierna. Hekapoo lo tomó con sus dedos y comenzó a frotarlo de forma suave, ella lo sentía bastante caliente y duro. Marco cerró los ojos y se apoyó sobre sus codos en el colchón, dejándose llevar por el placer que le producía Hekapoo mientras le masturbaba.

- Está bien así? – preguntó ella con voz suave.

- Ahh – gemía este – s-sí, puedes hacerlo más rápido si quieres, ahh. – intentaba decir mientras aun su mente seguía parcialmente estable.

Le bajo un poco el pantalón junto con el calzoncillo para que la ropa no le estorbase y él se sintiese más cómodo, acto seguido comenzó a frotar más rápido. Esta miró al tipo a la cara mientras lo masturbaba, tenía los ojos cerrados y una expresión que a ella le pareció muy tierna. No pudo resistirse a volver a buscar esos labios que gemían por ella. Mas esta vez fue Marco quien, a pesar de estar disfrutando su tacto, tomó la iniciativa y buscó con su lengua la de ella, acariciándola y sintiendo la humedad y el calor de su boca.

La excitación subía por momentos en el cuerpo de Hekapo. En su entrepierna se denotaba una mancha de humedad, producto del estímulo bucal que ella sentía, gracias a ello comenzó a masturbar al muchacho con más fuerza.

- Heka, ya casi llego... - intentaba decir.

- Shhh - le cayó ella - Solo déjate llevar. – decía en voz baja, casi susurrando.

El placer que sentía gracias a ella, estaba llegando al punto sin retorno, hasta que finalmente Marco acabo por tener un orgasmo. Ambos separaron sus labios, dándose la oportunidad de recuperar el aliento, sobre todo el muchacho, quien había eyaculado. Miro un momento a Hekapoo, parecía ser que este había le manchado la parte de arriba de su pijama.

- Perdón, no era mi intención... - quiso decir este.

- No, te preocupes, es normal que pase esto, solo se deberá lavar y ya. – respondió ella sin darle tiempo a que el terminase su frase.

- Sabes, hoy no me estas dejando acabar casi ninguna frase. – indicó él.

- No sé de qué te quejas, después de todo sí que te deje "acabar". – mencionó ella resaltando la última palabra y mirándolo al tipo con una sonrisa. Este se frotó un poco la nuca, apenado, pues esta tenía la razón.

- Bueno, ahora me toca a mí hacerte sentir bien. – dijo mientras el tono de su voz se suavizaba y se aproximaba a ella para volver a ocupar sus labios.

Mientras él la besaba iba levantándole la parte de arriba del pijama hasta quitársela por completo y lanzarla a la alfombra. Aprovechó para deslizar sus manos por los hombros de esta, eran suaves y tibios, bajó por ellos pasando sus dedos por las puntas que sobresalían de esto, hasta finalmente llegar a sus manos. Entrelazó sus dedos con los de ella y luego le llevo sus manos al cuello para que esta lo rodeara. Aun fundidos en el beso, Marco buscó con sus manos, el cierre del sujetador para poder desabrocharlo, más cuando lo halló, se dio cuenta de que desabrocharlo no era tan sencillo como él lo hubiera esperado.

- Necesitas ayuda? – preguntó ella ligeramente burlona y separándose del beso.

- No, no, ya casi lo tengo. – dijo intentando conseguir un poco más de tiempo para poder desabrochárselo, hasta que final lo consiguió – Ves, ya está.

- Muy bien. – añadió apremiante y con un ligero toque de sarcasmo.

Con delicadeza le quito el sujetador, deslizándolo por sus brazos para luego dejarlo en la alfombra junto con la parte de arriba del pijama. Cuando se volvió para verla se deleitó con los senos de esta. Eran firmes y voluptuosos, se veían suaves, pero sobretodo, pensaba que se veían hermosos. Ella, al ver que este no paraba de mirar su pecho, se sintió un poco apenada.

- No te quedes ahí mirando... - soltó mientras apartaba un poco la mirada y se tomaba del bazo – di algo.

El muchacho la tomó de las manos, entrelazando sus dedos en los de ella y acercándose para besarla. La empujó contra el colchón, presionando sus manos contra la almohada, dejándola expuesta y mirándola a los ojos.

- Te ves hermosa. – dijo el con voz suave y seductora. Ella se ruborizó aún más tras escuchar su elogio.

- Eres un tonto. – le dijo sonriendo.

Fue directo a mordisquear su cuello con suavidad, lo que produjo pequeño gemido salió de los labios de ella al sentir el contacto del muchacho. Fue descendiendo junto con su mano izquierda hasta llegar a sus pechos. Comenzó a masajear uno de ellos, mientras que son su lengua comenzó a lamer su pezón. Hekapoo respiraba pesadamente mientras soltaba gemidos sutiles. Marco comenzó a chupar el pecho de ella, mientras que con su mano le pellizcaba el pezón. Heka no pudo evitar llevar la mano que disponía a la cabeza del tipo, y presionarla contra ella. Al cabo de un momento Marco volvió a subir y colocarse a escasos centímetros del rostro de ella, ambos se miraron fijamente sin decir una sola palabra, hasta que súbitamente volvieron a beber el uno de los labios del otro. La mano derecha del tipo comenzó a deslizarse por su brazo, pasando por el cuello, acariciando su pecho, descendiendo por la cintura e introduciéndose bajo la ropa interior de ella. Al sentir el contacto de la mano de él en su zona intima no pudo evitar juntar sus piernas por impulso, pero luego las aflojo para que continuara. Comenzó a acariciarle el clítoris con sus dedos, haciendo círculos sobre este, produciéndole un pequeño estremecimiento que recorrió todo el cuerpo de Hekapoo, provocando que ambos se separasen momentáneamente del beso, más fue ella quien rápidamente lo tomó la cabeza para volver a saborear sus labios. El salvajismo que ella mostraba excitaba al humano, provocando que este se adentrase más en su entrepierna, hasta introducirle su dedo medio en la vagina. Hekapoo sentía como el acariciaba, curioso, las paredes de su interior, buscando palpar cada centímetro de su vagina. Sentía como su cuerpo se adormecía, producto del placer de ser acariciada desde dentro por el hombre al que quería. Cuando este introdujo un segundo dedo en su vagina ella soltó un fuerte gemido y se aferró al brazo de él, quien continuaba introduciendo y sacando sus dedos hasta que ella, sin poder soportarlo más, llego súbitamente al clímax, gritando de placer.

- Como te encuentras? – preguntó este mientras veía como ella respiraba pesadamente.

- Bien, estoy bien. Eso fue genial. – decía mientras jadeaba – Estas listo para hacerlo? – comentó ella.

- Tienes prisa? – dijo este levantando una ceja.

- No, pero yo si admito que quiero hacerlo, en cambio tú, – hablaba mientras poso su mano en el pene erecto del muchacho – también quieres hacerlo, pero no lo admites.

- Solo lo preguntaba porque acabas de terminar y quería saber si necesitabas un pequeño descanso. Además, como no querer hacerlo cuando tengo frente a mis ojos a tan bella mujer. – ella no dijo nada ante ese alago, solo sonrió y acerco al tipo hacia ella, dándole un beso.

- Quítate los pantalones. – le decía a la par que lo besaba – Y luego quítame los míos si eres tan amable.

Como ella solicitó, el muchacho acabo desnudándose por completo. Luego se le acercó y le quitó sus pantalones, revelando unas piernas blancas y tersas, este no pudo evitar pasar su mano por los muslos de ella. Levantó celosamente su mirada hacia los ojos de la dama.

- Sabes, creo que me gustan tus piernas. – comentó este.

- Crees? – dijo, a lo cual el joven volvió a mirarlas.

- Es un creo muy seguro.

Continuando con su labor, Marco procedió a quitarles las bragas, estas eran negras y sugerentes. Disfrutó cada segundo que deslizaba esa pieza de ropa interior por la piel de la chica. Ella levanto una de sus piernas para cubrirse, no por vergüenza, sino por misterio. Cuando el joven dejó las bragas con el resto de la ropa volvió a ponerse encima de su compañera, rodeándola con los brazos. Ambos se miraron con una sonrisa que indicaba el ánimo que tenía cada uno por continuar. Quisieron volver a perderse el uno en el otro, acabaron cediendo ante los besos, provocando que el ambiente se volviese a cargar de puro éxtasis.

- Marco, mételo. – indicó ella con la voz perdida por el placer y relajando las piernas para dejar al tipo proceder con facilidad.

Este tomó su pene y ubicó en la vagina de ella de forma que entrase adecuadamente. Fue empujando lentamente hasta que las paredes le dieron paso y le permitieron penetrar a la dama. Ambos soltaron un gemido de placer al sentirse mutuamente. Hekapoo aferró sus manos al colchón, arrugándolo por la presión que ejercía.

- Sigue. – dijo mientras cerraba los ojos para dejarse llevar por la sensación.

Marco comenzó a moverse lentamente, permitiéndose sentir el cálido interior de Heka, ella realmente estaba muy caliente por dentro, sentía como las paredes de la vagina le acariciaban toda la cabeza y el tronco del pene. A su vez ella sentía como Marco entraba más y más en lo profundo de su interior, haciendo que este perdiera la cabeza. Él se le acercó para besarla y ella rápidamente lo tiró para sí, abrazándolo con brazos y piernas mientras este no paraba de moverse. Marco, ahora pegado a ella, notó el aroma embriagador que desprendía, se perdió en un mar de sensaciones producidas por su fragancia erótica y su suave tacto interno, mas este sintió como las uñas de ella se clavaban en su espalda. El dolor que esto le producía traía consigo un aire de placer que, colmado con los gemidos de ella, creaba en su mente un momento intimo en el que solo existían ellos dos. Hekapoo ya sentía como se estaba acercando al final, quería estallar en un placentero orgasmo junto a su hombre.

- Heka, estoy a punto. – decían este despegándose de la boca de ella por un momento.

- Lo sé, sigue, no pares, por nada del mundo se te ocurra parar. – respondió ella trayéndolo bruscamente para sí y dando rápidos gemidos acallados en los labios del chico.

Ninguno de los dos podía aguantar mucho más, ardían en deseos de compartir un orgasmo juntos, hasta que finalmente ambos culminaron en un grito de placer en donde liberaron sus fluidos sexuales. Marco sintió como eyaculaba súbitamente en el interior de Hekapoo, a la vez que ella sentía como el semen de Marco la llenaba por dentro y le transmitía calor a pesar de ser ella la más caliente de ambos.

En un segundo todo acabó, ambos aflojaron sus cuerpos, permitiéndose respirar tras experimentar el acto sexual. Marco se hizo a un lado para darle espacio a Hekapoo. Estaban sudados y calientes, aun conservaban el calor de la excitación. Se sentían exhaustos, pero contentos por haber compartido un momento de placer e intimidad juntos. Volvieron a mirarse otra vez tras haber recuperado el aliento. En sus ojos se notaba la alegría que ambos compartían.

- Te quiero. – le susurró Marco a la chica, cargando aquellas palabras con el mayor cariño que su corazón podía darle.

- Y yo a ti. – respondió ella, feliz de escucharlo decir aquellas palabras.

Los ojos de los dos comenzaron a cerrarse, presos del cansancio. Se tomaron de la mano y dejaron sus mentes descansar por aquel día.

A la mañana siguiente despertaron. Primero fue la dama, quien abrió los ojos lentamente hasta que su visión fuese clara, pudo ver a su lado al hombre al que amaba, este aun dormía. Se le acercó gentilmente y le dio un beso en la mejilla, dejándole dormir. Miró a su alrededor, todo estaba hecho un desorden, las sabanas estaban a medio salir de la cama, la ropa estaba tirada en la alfombra, pero la fragancia de pasión aún seguía flotando en el aire. Tomó un respiro, permitiéndose rememorar el sentimiento de aquella noche, inconscientemente sonrió y decidió levantarse para tomar un baño, pero cuando estaba por salir de la cama, algo la tomó de la mano.

- Buenos días. – dijo el muchacho con el rostro aun afectado por el sueño, pero aun así con una sonrisa en él y con su mano sujetando la de ella.

- Buenos días M-co. – saludo ella también.

- M-co? – preguntó entre confundido y dormido.

- Si, ya que tú me diste un apodo, yo te daré el tuyo. Te gusta? – preguntó presuponiendo la respuesta de este.

- La verdad es que suena terrible. – soltó sin miramientos.

- Entonces es perfecto. – dijo ella sonriendo alegremente, lo cual alegró también al muchacho – Voy a tomar un baño. Me acompañas?

- Nada me gustaría más.

Ambos se hallaban cruzando la puerta del pasillo para dirigirse al baño, Hekapoo miraba a los lados para ver si alguien venia.

- Acaso te escondes de ti misma? – preguntó haciendo referencia a los clones. Ella solo se rio ante ese comentario y lo tomó de la mano para llevarlo consigo.

En un momento se encontraban sumergiéndose en el agua de la bañera. Se ofrecieron ayuda para ducharse. Hekapoo le lavó la cabeza a Marco, y luego lo hizo el con el pelo ella, aunque recibió un poco de ayuda por su parte, ya que nunca había manejado un pelo tan largo.

- Oye Marco. – dijo ella buscando llamar su atención mientras le lavaba el pelo – Disfrute mucho haciendo el amor contigo anoche.

Esas palabras hicieron que al tipo se le dibujase una sonrisa en la cara, que a pesar de que ella no podía verla, presentía que estaba ahí.

- Yo también lo disfrute mucho, hay que repetir otro día. – dijo un tanto gracioso.

- Calma, tenemos mucho tiempo para estar juntos, ya habrá tiempo para el sexo. Y hablando de tiempo, hoy te forjaré un accesorio que se adecue a ti para portar la gema del Njönder. Tu que harás? – preguntó sin más.

- No lo sé. A lo mejor podría ir a visitar a alguien por la mañana, pero la verdad es que aún no tengo nada pensado. Algo se me ocurrirá. – decía este.

- Jeje, de acuerpo.

Disfrutaron de su compañía en el baño durante un rato más. Luego cada uno realizaría sus tareas, lo cual daría paso a otro punto importante ya planeado en la mente de Hekapoo.

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Vaya, vaya, quinto capítulo del tomo segundo y  ya hay contenido erotico? Ante esto solo tengo que decir una cosa. Lo prometido es deuda, y mi deuda sera pagada, en varias cuotas y con intereses. Quería traer un capítulo en el que pudiesemos disfrutar de la intimidad de estos dos personajes, lo cual es algo que ya dije en su momento que haria, y que seguire haciendo hasta el dia en el que esta historia se acabe. Pero por el momento, espero que hayan disfrutado de la RIKURA... ahora enserio, espero que les haya gustado el capítulo, ya habra otros como este en su determinado momento. Hasta entonces, nos vemos la semana que viene.

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