Capítulo 45: La primera aventura juntos
Sobre la mesa del que sería el comedor de Hekapoo se encontraban ella y Marco. Esta le estaba explicando los detalles de la aventura. En una de las hojas se veía la imagen de un templo sepultado entre las rocas junto a una montaña. Cuenta su historia que dentro había varias trampas ocultas y una serie de criaturas que resguardaban varios de los tesoros que había tras sus paredes. En otro extracto había un plano de los caminos tomados por los expedicionarios que cartografiaron todo lo que allí encontraron. Pero en cierto punto de las imágenes se dejaron de ver cartografías, aun así continuaban los extractos escritos. Meticulosamente Hekapoo prosiguió leyendo los extractos desde donde acababan las cartografías. En un determinado punto detuvo la mirada y apuntó con su dedo índice.
- Aquí. En este extracto se menciona una puerta tras la cual debe estar oculto el Njönder. - al acabar de decir esto se llevó a la boca un trozo de cuervo rostizado y le dio un buen bocado.
- Y por cierto que es el Njönder? – preguntó él, también dándole un bocado a su trozo de cuervo - Ygh padhra quef sirfve?
- Puesf - termino de tragar - el Njönder es también conocido como el cinturón de la eternidad. Su portador dejará de envejecer en el momento en el que lo use. Sin embargo el tiempo sigue transcurriendo, el cinturón lo único que hace es mantener un elemento del presente para que no cambie. Es decir, que si alguien que ha llevado el cinturón durante diez años se lo quita, su cuerpo comenzara a envejecer a gran velocidad hasta cumplir esos diez años no transcurridos.
- Eso quiere decir que si alguien lo utiliza durante quinientos años, siendo su esperanza de vida de ochenta, cuando se lo quite esa persona... - quiso indagar el muchacho.
- ... Envejecerá hasta volverse polvo.
Todo aquello le pareció interesante, su primera aventura sería para buscar un objeto raro. Sin embargo quería saber los motivos por los cuales ella quería este objeto.
- Y para que quieres este objeto? - preguntó él.
- Lo quiero para ti. Cómo imagino que ya sabes yo he vivido, y viviré, incontables años. Si vas a quedarte aquí conmigo debes saber lo que es la eternidad, debes convertirte en alguien capaz de vivir eternamente como yo y conocer cómo funciona el tiempo para aquellos que no envejecen. - acabó de decir completamente segura de sus palabras.
- Wow, realmente lo tienes todo planeado de forma detallada. - añadió alagador.
- Gracias. Por cierto - dijo dando otro mordisco a su trozo de cuervo - al final mne volhferé adicta af la carfne dfe cuehfvo.
- Tef lho difje. - le respondió él con la boca llena.
Rato después de haber comido prepararon las cosas necesarias para el viaje. La ropa de Marco ya estaba limpia, por lo que pudo estar vestido para la ocasión. Llevaron un par de loncheras, hechas por Hekapoo, en donde cargaron con un poco de carne y maíz. También llevaron cantimploras a parte en una mochila junto con las impresiones y la comida. No cargaron con nada más en esta, exceptuando un escudo que la forjadora insistió en llevar, no para ella, sino para Marco. Este cargaría con la mochila y el escudo en su espalda. Dijeron que Nachos se quedaría en la guarida en esta ocasión, lo cual no le importó en demasía. Con todos los elementos necesarios para llevar a cabo la búsqueda ambos aventureros se pusieron de pie y caminaron hacia el que sería su primer viaje.
En una enorme montaña nevada, la ventisca soplaba con la fuerza arrolladora de rjin guardián. El viento no paraba de soplar, y este, más que susurros, aullaba con fiereza amenazando a todo aquel desafortunado que quisiese desafiarlo. Frío y gélido era el aire que se respiraba, importunando a los que no fuesen propios de aquel sitio. Ocultos entre la blancura del lugar se ocultaban muchas criaturas que se confundían con el ambiente. Algunas ocultas para evitar ser vistas por depredadores, otras para evitar que sus presas los percibiesen, y entonces atacar. Desde la parte más alta hasta el inicio de esa formación rocosa, la montaña gritaba peligro a todos aquellos que se le acercaran.
En la parte más baja de aquel lugar se abrió un portal rojo. De este salieron Marco y Hekapoo. El muchacho llevaba puesto un abrigo de cuero de una de las criaturas que habitaban en el bosque de las aflicciones. Este era gris y robusto, Hekapoo le había dicho que mejor lo llevase, y ahora entendía el motivo. En donde ellos se encontraban aún no llegaba el aire frío de la montaña, pero él sabía que tendrían que subir, y cuando lo hiciese la temperatura bajaría.
- La entrada al templo está más arriba, tendremos que subir y hallarla, según las indicaciones en los escritos que tenemos, si avanzamos rectos deberíamos de toparnos con ella.
Marco miró un momento hacia arriba y apreció el paisaje nevado de la montaña, poco conseguía ver aparte de espesura blanca.
- No habría sido mejor ir con un portal hacia la entrada del templo, o a su interior? - pregunto el muchacho.
- Inténtalo tú, ahora tienes unas tijeras propias. - dijo señalando a su bolsillo.
Este se llevó la mano al bolsillo y de este extrajo sus tijeras dimensionales. Las abrió preparándose para cortar el espacio y crear el portal hacia la entrada del templo. Pero cuando estuvo a punto de hacerlo se detuvo.
- Que pasa? abre el portal. - señaló ella sonriendo mientras con su mano apuntaba a donde tendría este que abrir el portal.
- No, - quiso decir - no puedo. - soltó a la vez que la mano con la que portaba las tijeras descendía.
- Aaah. - exclamó ella alargando la palabra - No puedes. Si no puedes visualizar el lugar al que quieres ir, o si no visualizas algo que te atraiga de allí, no conseguirás abrir portal alguno. Hay una serie de normas a cumplir para usar las tijeras de forma correcta.
- Ahora entiendo. - exclamó este.
En ese momento recordó a Lawrence cuando estuvo fusionado con Mondar. Este había abierto el portal desde la colmena rjin al templo de monjes, y no viceversa. Ya entendía por qué lo había hecho de aquella forma. Aclarada la duda del tipo, comenzaron a subir por la montaña. Pocos eran los caminos que se denotaban en aquella montaña, esto evidenciaba lo poco transitada que era. Comenzaron a caminar por una parte allanada cubierta de con piedras, al menos el principio de la montaña era un lugar por el que las personas si habían pasado. A los extremos del camino crecían diversos árboles desprovisto de hojas, estos estaban cubiertos de nieve y sus ramas envolvían el camino, simulando ser varios arcos consecutivos que obstruían la luz del sol, la cual se filtraba por los diversos espacios vacíos que había entre las ramas y la nieve de estas, dándole una iluminación suave a esa especie de túnel formado por árboles.
Mientras avanzaban a Marco se le vino una idea a la mente. Miró la nieve que había en los árboles y este se fue acercando a ellos a medida que caminaban.
- Hey Heka, que es eso? - dijo girándose un momento y apuntando con su dedo hacia arriba.
- Que es qué? no veo nada. - dijo ella al girarse e intentar encontrar alguna cosa extraña en la dirección que él muchacho le apuntó.
Cuando ella se encontraba de espaldas a él rápidamente golpeó con fuerza uno de los árboles y se alejó de este, provocando que la nieve de sus ramas cayese sobre Hekapoo, sepultándola en un pequeño montículo de nieve. Esta no tuvo tiempo de poder moverse, solo vio la nieve cuando ya la tenía encima. Pudo sacar la cabeza del montículo que la cubría, tenía un poco de nieve sobre esta, y su llama estaba apagada. El tipo, cuando la vio, comenzó a reírse de inmediato. Los ojos de Hekapoo se tornados rojos y un manto de llamas estalló cubriendo su cuerpo rápidamente. La nieve de su alrededor se evaporó al instante, dejando consistente solo la que estaba más alejada de ella. Súbitamente la risa de Marco cesó. Hekapoo tomó dos montos de nieve y se los lanzó al muchacho. Este inmediatamente interpuso sus brazos para bloquear las bolas, las cuales se deshicieron al impactar con estos.
- Ha ha. No me dis... - quiso decir pero una enorme bola se estampó en su rostro, dejando nieve en su cabeza y nariz.
- Ha ha. Quien ríe al último ríe me... - también quiso decir ella pero otra bola había impactado en su rostro, apagando la llama de su cabeza.
Marco comenzó a reírse entre dientes. Ella el ver esto apretó los puños. La llama de su cabeza se hizo más grande, derritiendo la viene que tenía. En ese momento comenzó a perseguir al muchacho, quien al verla venir comenzó a correr montaña arriba. Los pequeños rayos de luz solar que atravesaban las ramas se deslizaban fugazmente sobre los cuerpos de la pareja que esprintaba.
- Vuelve aquí. - exclamó ella agitando su puño en el aire.
- Nunca, primero tendrás que atraparme. - desafío el volteando la cabeza un momento para mirarla. Apretó con fuerza las agarraderas de la mochila para no perderla, y siguió corriendo.
Por culpa del suelo nevado Hekapoo no podía correr por temor a resbalarse. Marco al ir dando zancadas caía de forma plana al pisar, lo cual evitaba dar lugar a resbalones. Así que ella tuvo que tomar otras medidas para atrapar a muchacho. Giró en dirección descendente y abrió un portal con las tijeras que guardaba en su escote, cuando lo atravesó se encontró al hombre de bruces, lo cual provocó que cayeran. Hekapoo cayó de espaldas, pero no se hizo daño alguno. Y Marco cayó encima de Hekapoo, este consiguió parar la caída con sus brazos para no aplastarla, quedando en una posición muy personal. Las piernas de ambos estaban entrelazadas, y las manos de Marco rodeaban a Hekapoo por su cabeza. Ambos se quedaron un momento mirándose el uno al otro.
- Parece que me atrapaste. - dijo Marco en un tono sugerente - Bueno, más o menos. - alegó evidenciando que parecía ser más bien ella la atrapada.
Ella centró su mirada aún más en él, sus ojos se dilataron y acercó sus manos al rostro del tipo, este sonrió pensado que vendría un momento íntimo para ambos, ella le devolvió la sonrisa, pero lo tomó de las mejillas y comenzó a pellizcarlas.
- Ouch! - exclamó.
- Discúlpate. - exigió ella, levantando un poco el tono.
- No sé de qué me hablas. - respondió él. Entonces las manos que sujetaban sus mejillas comenzaron a presionar con más fuerza - Está bien, está bien, lo siento. - al decir esto la presión cesó, y Hekapoo soltó su rostro.
- Espero que hayas aprendido la lección. - dijo ella cruzando sus brazos y cerrando los ojos en señal de reproche. - Sino te torturaré más la próxima vez. - susurró entre dientes.
Entonces la expresión del muchacho pasó a una de crítica, como si estuviese planeando algo. Hekapoo al no escuchar respuesta de él abrió el ojo que no tenía cubierto por el flequillo para ver el motivo de su silencio. Cuando vio su expresión se quedó extrañada.
- Que? - preguntó sin más.
Marco comenzó a flexionar sus brazos y a dejar su peso caer encima de Hekapoo. Cuando ella vio que se aproximaba rápidamente movió sus brazos y los quiso interponer para evitar que la aplastara, pero ya era demasiado tarde, él se encontraba encima de ella.
- Levántate - dijo ella haciendo fuerza para mantener la presión a raya - pesas mucho.
- Oh, perdona, solo quería dejar en claro que no eres la única que puede "torturar".
Ella entornó un poco la mirada, observándolo fijamente, él se la mantuvo.
- Está bien. - dijo finalmente - Tu ganas.
- Je, así me gusta. - sonrió triunfal.
Por respuesta el tipo recibió un giro de cabeza y una mirada apartada por parte de la forjadora. Este, antes de levantarse le dio un beso en la mejilla a su "prisionera". Esta abrió de golpe los ojos al sentir el contacto de los labios del muchacho en su mejilla. Sin poder evitarlo se ruborizó y se giró de golpe para ver al tipo. Este se levantó con cara de satisfacción y le ofreció la mano a Hekapoo. Se quedó observando su gesto por un segundo, pero al final decidió levantarse ella misma. Se limpió un poco el vestido y continuó caminando montaña arriba cruzada de brazos, aún estaba ruborizada. Marco la observó alejarse por un momento y luego decidió continuar también. "Creo que la hice enojar" pensó él contento. "Porque tiene tanto control sobre mi" pensó ella algo avergonzada aún.
Su caminata continuó en silencio durante un rato, pero ninguno de los dos se sentía mal por la situación, ambos sabían que solo era una tontería, pero ninguno estaba dispuesto a ceder. Más su pequeña contienda tuvo que esperar un poco, pues estos habían llegado a un punto diferente del camino. Ante ellos se alzaba un muro de rocas y hielo que obligó a ambos a pararse.
- Crees que deberíamos haber traído un equipo de alpinismo? - preguntó el mientras alzaba la mirada buscando el final de ese muro.
- No. - dijo despreocupada.
De su escote volvió a sacar las tijeras y abrió un portal. Marco levantó una ceja al verla hacer eso. Esta desapareció en el portal. El muchacho miró hacia arriba y avistó a su compañera, quien le saludaba, se metió en el portal también, para seguirla.
- Ingenioso. - comentó él.
- Las tijeras son usadas comúnmente para ir a distancias lejanas y para acceder a sitios a los cuales no podrías acceder fácilmente sin ellas. Yo en cambio las uso para todo aquello que me sea posible, después de todo el poder de las tijeras es ilimitado, solo necesitan ser forjadas. - explicó ella. Volviendo a guardarse sus tijeras.
Cuando ella mencionó el alto uso que daba a las tijeras se recordó a si mismo cuando usó las de Star para prácticamente todo. Un pequeño zarandeo lo hizo volver a posar su mente en donde se encontraba, era Hekapoo, quien le estaba indicando que continuasen caminando. Desvío su mirada al frente y vio la gran expansión. De nieve que cubría todo el terreno, varios trozos de hielo y muchos montículos de nieve adornaban el paisaje. Las pocas rocas que antes se veían por donde vinieron, aquí no podrían hallarlas a menos que se pusiesen a quitar nieve. Se dieron cuenta que deberían de ver por dónde pisan o podrían acabar bajo un montón de nieve si diesen un paso en falso. O al menos fue el muchacho quien pensó aquello porque cuando se quiso dar cuenta, Hekapoo estaba abriendo otro portal. Esta lo cruzó y Marco sin meditarlo demasiado también lo hizo. Aparecieron en el punto más lejano al cual había llegado la vista de la forjadora. El muchacho calculó que habrían avanzado un kilómetro. El suelo donde pisaban parecía firme, miraron a varias partes, pero no sabían exactamente a donde dirigirse. Tuvieron que consultar las impresiones que tenían del sitio.
- Según esto, debemos dirigirnos hacia aquella dirección. - dijo ella apuntando con su dedo hacia sus diez.
Abrió un portal para seguir avanzando y cruzó. Ese sitio también parecía firme así que se dispuso a caminar. Marco asomó la cabeza por portal, estuvo a punto de cruzar, pero escuchó crujido que instintivamente le hizo parase en seco. Al escucharlo, Hekapoo también se detuvo. Bajo sus pies la que sería una fría capa de hielo comenzó a resquebrajarse. Cuando quiso darse cuenta su cuerpo ya estaba cayendo en el agua gélida, rápidamente comenzó a cubrirla. Una mano la tomó de la muñeca y tiró de ella. Haciendo gala de su fuerza Marco sacó a la mujer del agua antes de que se hundiese. Al sacarla de allí el portal se cerró. Ella estaba empapada desde su cuello a sus pies.
- Oh dios mío, tienes frío? - preguntó el preocupado.
Inmediatamente comenzó a quitarse la mochila y la chaqueta para cubrirla. Pero ella le hizo una señal para que detuviera. Le pidió un poco de distancia. Este hizo caso y se alejó. Las llamas envolvieron el cuerpo de la dama y evaporaron toda el agua que había mojado su vestido y su piel.
- Ya está. - dijo ella simplemente.
- Oh, pensé que necesitarías la chaqueta para cubrirte del frío. - soltó mientras volvía a colocarse la mochila.
- No. Por mi cuerpo corre el calor de las llamas. Nunca tengo frío, aun cuando estuve en contacto con el agua no sentía el frío que esta emite. - explicó ella.
- Jeje, supongo que no podré hacer ese cliché que hacen en la tierra. - ella mostró confusión ante estas palabras - Cuando estás saliendo con una chica y ella tiene frío es costumbre que el chico le deje su chaqueta para que esté más cálida. - explicó el.
- Ah, no entiendo porque una chica no llevaría su propio abrigo presuponiendo que puede hacer frío, porque uno fácilmente puede presuponer si hará frío en un sitio o no. Pero no te preocupes, conmigo nunca tendrás que hacer eso. - sonrió ella.
Marco sabía que está no lo estaba diciendo con malas intenciones, pero en su interior le hubiese gustado poder protegerla del frío. "Supongo que a ella nunca la podré tratar igual que a una chica normal" pensó él. Pero no le dio importancia, porque aun así quería conocer a fondo a la forjadora.
- Oye, y la hoja? - inquirió él cuando se dio cuenta de que ella ya no lo tenía en sus manos.
Comenzó a palpar su cuerpo para ver dónde había dejado la hoja, y entonces se dio cuenta de que debió habérsele caído cuando el hielo se rompió. Volvió a abrir un portal para asomar la cabeza un momento y ver si hallaba la hoja. La vio flotando en el agua, esta había corrido la tinta del papel, haciendo que quedase ilegible. Ni siquiera intentó recuperarla, ya no le servía.
- Creo que tendremos que seguir sin el mapa ni los apuntes de esa hoja. - indicó ella.
- Alguna idea de cómo seguir? - preguntó él.
Hekapoo miró un momento el suelo que pisaba, era roca. Cuando usó las llamas para evaporar la nieve de su cuerpo también lo había hecho con la que estaba cerca de ella. Eso le dio la idea para continuar de forma segura.
- Seguir usando los portales en esta zona y sin la hoja de esta es muy incierto, podría pasar algo como lo de hace un momento. Es por eso que yo nos guiaré. - al decir esto hizo aparecer una bola de fuego en su mano. Puso está al frente para derretir la nieve, al hacerlo se mostró el suelo que había bajo esta - Usaremos mi fuego para avanzar, si encontramos algún pozo o un lago lo sabremos y así podremos rodearlo. Al menos hasta que lleguemos a una estructura formada por una columna y dos pilares de hielo, que es lo último que pude ver en la hoja.
- Ingenioso. - inquirió él.
Pusieron a prueba la idea de la forjadora y así pudieron avanzar en su trayecto sin encontrarse con sorpresas. En un par de ocasiones se encontraron varios pozos y el borde de dos lagos, o puede que fuese un solo lago que abarcase en dos partes diferentes, realmente ignoraban este hecho, pues no era de gran importancia. Continuaron avanzando hasta que finalmente llegaron hasta la columna en la cual reposaban dos pilares, uno a cada lado.
- Es aquí. - dijo ella simplemente - Podrías pasarme las hojas? Debo ver hacia donde hay que dirigirnos ahora. - mencionó extendiendo la mano.
El muchacho llevó su mano a la mochila y extrajo de esta las impresiones que solicitó su compañera.
- Ten. - soltó al extendérselas.
- Gracias. - le respondió ella.
Comenzó a buscar en los escritos la hoja que continuará la explicación del recorrido desde donde se habían quedado en la que perdieron. Mientras ella hojeaba sus impresiones unos siseos casi imperceptibles resonaban por la cercanía, tras varios pilares de no más de dos metros de alto se ocultaban unas criaturas vigilantes ante los extraños. Marco creyó oír algo, pero cuando se giró para confirmarlo solo pudo ver el paisaje nevado y las nubes de nieve que levantaba la gélida brisa del lugar, esta era constante. Volvió su atención a Hekapoo, quien parecía haber hallado lo que buscaba. Fue a regresarle el resto de impresiones al muchacho para que las guardase y aprovecho para inquirir.
- Lo has notado? - preguntó sin dejar de hacer lo que estaba haciendo.
- Si. - respondió el sin variar su expresión.
Confiando en que sus víctimas no se habían percatado de su presencia, las criaturas salieron de su resguardo y arremetieron ciegamente contra los individuos. Uno fue directamente a donde se encontraba Marco, estaba a punto de alcanzarlo pero este desenvainó su katana y la interpuso entre él y la criatura. Tan veloz fue su reacción que la cosa no tuvo tiempo de percatarse siquiera del filo que se interpuesto entre ellos. Por unos instantes Marco pudo ver la figura de esa criatura. Parecía una especie de anguila hecha de hielo, solo podía verse su exoesqueleto y una ventisca en el interior de este. Venía hacia él con la boca abierta enseñando esos enormes dientes afilados como estacas de hielo. Sus ojos brillaban con un azul intenso como dos pequeñas estrellas en esos huecos vacíos de su cráneo. Bruscamente esta cosa chocó contra el filo de su espada, quebrando el hielo de esta y partiéndola a la mitad. Fue similar a un espejo rompiéndose, el sonido era prácticamente el mismo. Ambas partes cercenadas chocaron en el suelo y se rompieron en mil pedazos.
- Que fue eso? - preguntó el tomando su espada con ambas manos y dejando la mochila en el suelo.
- No lo sé. - respondió ella y miró a su alrededor, avistando a varias de estas criaturas - Pero no vino solo. - añadió mientras sus manos se encendían y en estas se formaban dos bolas de fuego.
El resto de anguilas ocultas salió de su escondite, todas se prepararon para atacar en cualquier momento. Marco apretó con fuerza el mango de su espada y tomó posición. Hekapoo creó dos clones y estos prepararon sus bolas de fuego también.
- Prepárate! - anunció ella antes de que el asalto comenzase.
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Tengo sueño, ahora mismo estoy bostesando. Pero la historia esta subida y eso es lo que importa. A parte, debo subir a oro.
Como siempre, es un placer traerles el entretenimiento que tanto les gusta. Sin mas que agregar, hasta la semana que viene.
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