Capítulo 43: Fin del trayecto
Pequeñas nubes de polvo eran levantadas por suaves brisas en aquel páramo terrible. En ese momento Marco se hallaba parado junto a su compañero mirando fijamente hacia la dirección que había indicado el mensaje de aquel clon. Llevaba así un rato. En su mente debatía cuando dirigirse hacia allí. El simple hecho de saber que toda aquella aventura iba a terminar le producía un sentimiento de nostalgia. Desde el día en el su aventura había comenzado fueron varios los progresos que tuvo. Creció tanto en mente como en cuerpo. Conoció a gente maravillosa y a monstruos que le enseñaron que no importa lo que seas, sino cómo seas. Sentía que ya había formado parte de esta aventura durante mucho tiempo, y todo aquello fue gracias a la contienda que tuvo con su rival. Se sentía inseguro por lo que podría suceder una vez recuperase las tijeras de Star. Que haría después de recuperarlas? Por algún motivo sentía que no tendría un objetivo después de conseguirlas, no sabría lo que haría. Recordó que al recuperar las tijeras tendría de devolvérselas a su amiga, pero aún después de hacer eso tampoco sabría qué hacer, él era un adulto ahora, tenía otra vida. Ella probablemente también sería una adulta ya, que habría sido de su vida desde que él se fue?
Muchos pensamientos eran los que rondaban su mente, en su rostro se reflejaba la duda y la incertidumbre del porvenir. Nachos pudo observar a su compañero nervioso. Sintió pena por él. Acercó su hocico hacia este e intento llamar su atención para que reaccionará. Súbitamente el muchacho pegó un brinco ante el repentino contacto de su amigo. Se giró para verlo y pudo notar que este se mostraba preocupado por él. Comprendió al instante que todo aquello lo estaba distrayendo en demasía. Se acercó a su compañero para calmarlo.
- Está bien chico. - dijo frotándole la cabeza - lamento haberte preocupado, es solo que... hay una cosa que debo hacer antes de dirigirnos a la guarida de Hekapoo.
Se alejó un poco de su amigo y se sentó con las piernas cruzadas en el suelo. Hacía tiempo que no realizaba esta práctica, pero recordó que lo ayudaría a calmar su mente, esas fueron las palabras de un hombre sabio en sus momentos de vida.
"Cuando tu mente esté en conflicto consigo misma y tú espíritu se sienta intranquilo, recurre a la meditación para despejar las nubes de tormenta que perturban en tu alma. En tu corazón hallarás la respuesta."
Buen hombre y gran sabio fue para Marco el maestro Wûseng. En su interior dio gracias por el apoyo que en su momento el recibió. Dispuesto a corresponder aquellas enseñanzas procedió a continuar con la meditación. Colocó sus manos sobre sus rodillas y enderezó su espalda, colocándose lo más recto posible pero sin limitar su comodidad. Sus ojos se cerraron y solo se centró en respirar. Intentó despejar su mente de todo pensamiento y solo dejar a su espíritu ser libre y recobrar la calma. Nachos volvió a acostarse en el suelo para hacerse un ovillo mientras esperaba a que su compañero terminase sus asuntos personales.
Al cabo de unas horas Marco abrió sus ojos lentamente. A su izquierda vio a su fiel compañero dormido, supuso que este lo estaría esperando para cuando acabase de meditar. Se puso de pie y se acercó para despertarlo. Apoyó su mano en la cabeza del dragón y lo meneó un poco. La criatura despertó de su sueño para encontrarse con la imagen de su amigo delante de él.
- Despierta Nachos, tenemos una Hekapoo a la que atrapar. - dijo con una sonrisa en su rostro.
Al ver esa cara Nachos pudo percibir seguridad en la mirada de aquel hombre. Se sintió contento de volverlo a ver seguro de sí mismo. Tanto fue así que este se lanzó a él para lamerle la cara.
- Jaja. Ya todo está bien chico. Ya todo está bien. Y ahora, prepárate.
El dragón motocicleta se colocó en posición para que su amigo subiese a lomos de él. Marco se sentó en la silla de la espalda de su amigo y colocó sus manos en los cuernos de este. Su motor comenzó a rugir al igual que lo hizo su espíritu, estaba listo para acompañar a su amigo hasta donde hiciera falta. Raudamente emprendieron marcha a la guarida de su mayor rival.
Sobre la rama de un árbol se posaba un cuervo, vigilante del panorama con cada uno de sus cinco ojos. Soltó un graznido al aire amenazando a todo aquel que se le acercase. Nada sospecharía que a lo lejos se acercaba un tipo haciendo rugir ferozmente el motor de su dragón motocicleta.
Próximo al ave se alzaba una pintoresca guarida, era similar al tronco de un árbol enorme, fácilmente alguien podría pasar ese sitio por alto del resto del bosque si no buscaba con exhaustividad. Esta estaba custodiada por dos guardias, uno a cada lado de la entrada del tronco. Ambos clones de la dama de cabellos carmesí. Cada una portaba en sus manos una alabarda apoyada en el suelo, aguardando la orden de su portador para acabar con todo aquel que se atreviese a cruzarse en su camino. Una de las dos guardias sintió un picor en la nariz, lo cual la llevó a estornudar repentinamente. Estaba a pocos metros de su compañera, pero en solo esa distancia el aire producido por su estornudo hizo temblar la llama de su compañera, quien inmediatamente se estremeció de golpe al pensar que su llama se apagaría.
- Achus? Ten más cuidado! - protestó señalando la llama de su cabeza.
- Disculpa. - dijo apenada pensando que habría sido lamentable haber acabado por error con una de las suyas.
Su compañera no le dio mucha importancia, así que volvió a retomar su posición. Ambas oyeron el sonido de un motor acercándose desde el barranco. De este salió un muchacho encapuchado montado en su dragón motocicleta.
- Ahí viene. - señaló una de las dos al avistar al hombre.
Llegó hasta abajo derrapando antes de detenerse a unos metros de distancia de los guardias. Se bajó del lomo de la criatura y desenvainó su espada, haciendo un corte en el suelo y provocando una nube de polvo que se dirigió con fuerza hacia los guardias. Sorprendidas tuvieron que intentar reaccionar ante el repentino ataque del muchacho. Una de ellas pudo saltar, evitando aquella ráfaga. Sin embargo la otra fue alcanzada por el polvo. La tierra y el viento generado fueron los suficientes para apagarle la llama de su cabeza, haciéndola esfumarse. El otro clon volvió a caer en su sitio. Esta, llena de furia, se rodeó de llamas y las traspasó a su alabarda, imbuyéndola de fuego. Arremetió contra el tipo haciendo que el fuego imbuido estallase. Por el impacto generado Hekapoo cerró sus ojos un momento durante su ataque, cuando los abrió el muchacho ya no estaba frente a ella. Solo pudo ver una marca producida por el impacto de la arremetida. En su interior pensó que lo había fulminado por la potencia del golpe.
- Ja ja. - exclamó victoriosa colocando sus puños en la cintura e inflando su pecho de orgullo.
Desafortunadamente para ella el muchacho no había sido vencido. Este apareció por su espalda y la tomó por sus brazos, aprisionándola.
- Oh mierda. - maldijo ella por el exceso de confianza en sus habilidades.
Marco sopló ligeramente la llama de su cabeza haciendo que el clon se esfumase. Sonrió ligeramente por su logro. De su espalda sacó el cuaderno que Flikin le había regalado para apuntar el número de Hekapoos vencidas. Estaba un poco desgarrado por fuera, producto de las diversas batallas que obtuvo. Lo abrió y en sus páginas se podían ver cientos y cientos de llamas marcadas con una cruz. Llegó hasta donde había un par sin marcar, y les dio su merecida cruz a ambas. Volvió a guardar el cuaderno en su sitio y se preparó para lo siguiente.
Ante sus ojos se alzaba la entrada a la guarida de su rival, la verdadera. No sabía cuánto le costaría apagar la llama de esta, pero si sabía que estaba preparado para llevar a cabo su tarea. Sin más dilación entró junto con su compañero detrás de él.
En el interior de tronco se podía apreciar una construcción echa de piedra. Estatuas de cabezas de serpientes de las cuales salían chorros de lava. En el centro había una enorme fuente de lava, sobre la cual colgaba un enorme barril. Justo debajo de este se encontraba Hekapoo, al parecer estaba ocupada forjando algo, de veía tranquila. Pudo escuchar perfectamente al joven entrar por su puerta. Este también sabía que ella ya se había percatado de su presencia, era obvio para ambos.
- Así que, aquí es donde todo acaba. - comenzó a decir el de forma relajada - Dieciséis años. Muchos clones, los cuales desaparecen como si fueran de humo. Pero finalmente pude encontrarte.
- Así es - dijo esta, volteando su mirada - realmente soy yo. No más clones, así que...
Marco se quitó su capucha mostrando su nuevo rostro desde la última vez que se vieron, y las marcas que sus aventuras le habían dejado, tanto física como mentalmente.
- Quien es el niño pequeño ahora? - preguntó remarcando el hecho de que el ya no era aquel pequeño de quien se había reído y menospreciado al principio.
Nachos se acercó hacia ellos sin intención de intervenir en su reencuentro, este simplemente se recostó al lado de un banco de piedra que había detrás de Marco, haciéndose un ovillo y descansando.
- Esta es la parte en la que apagas mi llama. - apuntó ella sonriendo con calma.
- Ja. - soltó el muchacho echándose hacia atrás y tomando asiento en el banco - Por poco te atrapó en aquella ocasión en las planicies de Flendar. Cuando te perdí el rastro en la zona prohibida me metí en un templo en el cual fui entrenado por monjes durante años para luego encontrar unos pergaminos cuyos textos me llevaron a una academia dimensional en donde conseguí aprender tu idioma. Después de eso fue cuestión de sobrevivir en el bosque de las aflicciones para finalmente acabar justo en tu puerta.
Hekapoo escuchó atenta todo lo que el muchacho le dijo, ella simplemente sonrió más ante todo aquello. Marco interpretó su gesto como el final de su apuesta. Ella y él sabían que él había ganado. Este se levantó con calma ubicándose justo delante de Hekapoo. Ahora Marco ya se encontraba a la altura de su llama, este había crecido desde su primer encuentro, y ahora estaba a punto de acabar con lo que empezó hace dieciséis años. Tomó un poco de aire y soplo suavemente la que sería la última llama, esta desapareció, dejado una estela de humo sobre la cabeza de su rival, pero esta vez, ella no se desvaneció.
- Nada mal para un humano. – dijo, buscando concederle al muchacho un merecida recompensa.
Aquel objeto que estaba forjando se mostró ante el hombre. Eran unas tijeras, estás levitaron hasta sus manos. Al posarse sobre ellas el nombre de Marco en letras humanas apareció grabado en su hoja. Marco sonrió complacido ante aquel gesto.
- Realmente te las has ganado. Debo admitir que te he subestimado.
Finalmente había conseguido su objetivo, había obtenido unas tijeras dimensionales completamente suyas y merecidas. Su felicidad era inmensurable. Sus ojos se posaron un momento en los de la forjadora. Ella también lo estaba mirando. Su sonrisa era preciosa a la vez que encantadora. Pensó que podría ser el mejor momento para decirle una cosa muy importante. Por fin podría esclarecer sus dudas. Más este no tuvo siquiera tiempo de mover sus labios para hablar porque fue interrumpido por alguien que entró por la puerta, dándole a esta una patada. Era Star.
- Hekapoo! - dijo ella con el ceño fruncido y apuntando con su varita a la dama de cabellos carmesí. – Donde esta marco?
Marco no podía creer lo que sus ojos le estaban mostrando. Realmente era ella. Se preguntó porque ella estaba ahí o también porque no había cambiado en lo más mínimo desde que se fue de la tierra. Aun así la alegría que le produjo verla después de tanto tiempo fue superior a todo lo anterior mencionado. Instintivamente fue corriendo para darle un abrazo.
- Star! - gritó emocionado.
Ella se sintió extraña al ver que un desconocido la abrazaba. Su primera reacción fue la de separarse de este, confundida.
- Atrás, apuesto extraño. - amenazó aun así sin poder evitar elogiar el aspecto del hombre que se le había acercado. También apuntó a este con su varita por seguridad. – Como sabes mi nombre?
Marco recordó que, para ella, el sí había cambiado. Por lo cual no era de extrañar que se mostrase sorprendida ante su encuentro.
- Soy yo, Marco. - señaló este, sacándose la sudadera para evidenciar que en efecto era quien decía - Ves?
Star bajo la varita confusa ante las palabras del desconocido. Realmente será él? Pensó ella.
- Marco? - soltó remarcando su duda. Lo examinó de arriba a abajo con la mirada solo para darse cuenta de que realmente se veía como una versión mayor de su mejor amigo. - Marcooooo - dijo embobada al ver el nuevo aspecto de su amigo.
El muchacho no pudo evitar mostrarse emocionado por volver a ver a su amiga. No se le ocurrió otra cosa que comenzarle a contar anécdotas de sus aventuras.
- Oh viejo. Hay un montón de cosas qué debo contarte. He visto vivido un montón de aventuras y... - quiso contar el. Más no sé percató de que su amiga no estaba escuchándolo.
Ella estaba maravillada con los abdominales marcados de su amigo. Tanto fue así que realmente no fue capaz de escuchar una sola palabra de lo que él decía. Casi estuvo a punto de babear por sus músculos.
- ... saltando en una motocicleta acuática por una cascada. - continuaba el ignorando la falta de atención de esta, y poniendo énfasis a lo que estaba contando - Ah, y por cierto, mira. - apuntó sacando las nuevas tijeras que había conseguido - Me tomó dieciséis años, pero finalmente recuperé tus tijeras.
Star despertó de su trance al ver que el tema había cambiado. Las últimas palabras que él dijo la desconcertaron.
- Espera... dieciséis años? Pero si solo llevas ocho minutos desaparecido. - esclareció ella.
Al escuchar esto último el rostro de Marco cambio drásticamente y analizó un momento lo que su amiga le dijo.
- Ocho... MINUTOS!? – dijo pasando de la incredulidad al enfado este expresó su desconcierto.
En ese momento Hekapoo los interrumpió haciendo su puesta en escena para despejar las dudas que estaban surgiendo de la mente del muchacho.
- Lo siento. Olvidé mencionar que el tiempo aquí avanzaba de forma distinta al de tu dimensión. - explicó ella mientras miraba sus uñas - Bueno, en verdad no lo siento. - dijo un poco graciosa. Su sentido del humor era algo peculiar.
Cómo era de esperar a este no le hizo mucha gracia. Sin embargo para Star estás fueron buenas noticias.
- No, no, no. Está bien, así no te habrás perdido de nada en la tierra. - exclamó Star.
Esta última afirmación devolvió al tipo a la realidad por un momento. Recordó que él no tenía intención de volver a la tierra, pues su vida había cambiado por completo. Y ahora al saber que él ya era un adulto pero en la tierra todo seguía igual, tenía más motivos para no volver, pues este desencajaría. Miró a Star a los ojos, su rostro evidenciaba que él no estaba contento por lo que ella había dicho.
- Star - comenzó el, un tanto pesaroso - No volveré a la tierra. – sentencio finalmente.
- Que!? - reaccionó de golpe - Pero en la tierra está tu familia y tus amigos. Que hay de ellos... Que hay de mí? - su voz temblaba.
Marco respiró hondo, sabía que no sería fácil decir lo siguiente, le pesaba enormemente en el corazón, pero tenía que ser sincero con su amiga.
- Desde que me fui muchas cosas han ocurrido. He conocido a muchas personas maravillosas y he vivido aventuras increíbles. Incluso tengo una espada y un nuevo compañero. - dijo señalando a Nachos - Mi vida ya no es la que era antes de venir. He adquirido otra forma de vida. Mi lugar está aquí, al menos por el momento es eso lo que quiero.
Star comprendía las palabras de su amigo, pero aun así sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Esta cayó de rodillas al suelo. La idea de no volver a ver a su mejor amigo le rompía el alma.
- Eh, eh. - intentó el chico calmar a la joven apoyandole sus manos en sus hombros. Con su mano derecha le secó sus lágrimas - Esto no significa que no volvamos a vernos. Regresaré para visitarte, y a mis padres. Lo prometo.
Star intentó calmarse y mirar a Marco a los ojos.
- Lo prometes? - preguntó ella a duras penas.
- Lo prometo. - dijo el suavemente.
Ambos se dieron un fuerte abrazo. Ella cerró los ojos e intentó disfrutar de aquel abrazo, pues no sabría cuando tendría la oportunidad de volver a tener otro por parte de él.
- Te voy a extrañar. - dijo ella.
- Y yo a ti. - consiguió expresar el también.
Ambos se separaron con calma y se pusieron de pie. Los dos tomaron aire y se prepararon para despedirse.
- Oh, casi lo olvido. Ten. - señaló el chico extendiéndole las tijeras a su amiga.
Ella las observó con desdén.
- Quédatelas, son tuyas. Las necesitarás para visitarme.
Él sonrió ante estas palabras, sonrisa a la cual Star correspondió con gusto.
- Bueno, es hora de irme. - dijo con dificultad. Star se giró para volver por donde vino. Pero antes de hacerlo volteó la cabeza y miró a su amigo - Hasta otra, Marco Díaz.
- Nos vemos, Star Butterfly.
Ella comenzó a caminar sin voltear atrás ni una vez, hasta desaparecer entre los árboles. Ahora Marco volvía a estar a solas con la forjadora.
- Entonces, elegiste quedarte, no? - preguntó ella aun mirándose las uñas tranquilamente. Pero el muchacho no dio respuesta, solo siguió mirando el punto en el que Star había desaparecido. La sonrisa en el rostro de Hekapoo se esfumó y pregunto un poco más seria - Estás bien?
No respondió al instante. Su silencio perduró unos pocos segundos más. Hasta que este decidió guardar las tijeras en su bolsillo y voltearse a ver a Hekapoo, le sonrió.
- No, no me encuentro bien. Despedirme de mi mejor amiga fue realmente duro, pero no miento cuando digo que de verdad quiero quedarme aquí.
- Y que tienes planeado hacer ahora que conseguiste tus tijeras?
- Expresar lo que siento. - dijo con una expresión llena de determinación en su rostro.
Hekapoo levantó una ceja confundida por esto último. Después de pasar por aquel melancólico momento Marco se vio en la oportunidad de decirle a Hekapoo aquello en lo que había meditado. Se acercó más a ella para poder decirle todo aquello que buscaba de cara. Su corazón palpitaba con fuerza. Respiro profundamente y se preparó para hablar.
- Sabes, desde que esta aventura comenzó, muchas fueron las cosas que he aprendido y vivido. - apoóo su mano en el collar de la academia Ledge, recordando a todos sus compañeros y profesores que estuvieron ahí para ayudarlo en su búsqueda de conocimiento - Aprendí que el conocimiento es un arma muy poderosa, y que debemos ser ambiciosos y buscarlo para crecer continuamente. - luego pasó su manos por el mango de su espada. Rememorando a sus compañeros en el templo y a sus maestros quienes le ayudaron a crecer en cuerpo y mente. - Fui adiestrado en las artes de combate más fuertes que he conocido, y junto con ellas me enseñaron a hacer un uso correcto de las mismas. - miro un momento el tatuaje de las tijeras en su brazo izquierdo. Se lo había hecho después de la invasión en Rotchville, cuando todo el mundo celebró la victoria sobre el gremio de asesinos - He formado parte de grandes batallas, y en ellas aprendí que a veces tenemos que hacer sacrificios para defender a los que queremos. - ahora llevó sus dedos hacia sus hombreras. Estas estaban hechas de la piel del stikaag que había cazado y al cual Krun había despellejado - Me enseñaron a sobrevivir por mi cuenta y a no dejarme convertir en la presa de otros. - y finalmente se llevó la mano al pecho, recordando a aquel tritón que lo recibió cuando estaba perdido y lo acogió en su hogar - Y por último aprendí que no importa lo que seas, todos tenemos un corazón en nuestro pecho. Todo esto lo aprendí gracias a que comenzamos esta apuesta. Y a pesar de que fui conociendo a gente para luego despedirme de ellos, siempre hubo alguien a quien veía en todos mis viajes. Ese alguien eras tú. A pesar de ser mi rival muchas veces me ayudaste a seguir adelante, me ayudaste a crecer, me ayudaste a convertirme en merecedor de lo que hoy he conseguido. Sin ti, yo no sería el hombre que soy hoy. Realmente te estoy agradecido por todo.
Hekapoo se quedó un poco atónita por todo lo que el muchacho dijo. No sabía exactamente qué responder a todo aquello, pero no tuvo que hacerlo, porque Marco aún no había terminado.
- Yo elegí quedarme porque quiero seguir viviendo estas aventuras, quiero seguir viendo a muchas personas nuevas y ayudarlas. Pero sobretodo, quiero poder vivir todo esto junto a ti. Me gustaría poder pasar tiempo contigo, vivir aventuras a tu lado, conocerte mejor. No sé cómo decirlo exactamente. Pero quiero formar parte de tu vida, y tú de la mía.
Ella simplemente sonrió ante él, complacida al escuchar esas palabras.
- Je je, hemos pasado muchos años conociéndonos. Creo que ya sabes cuál es mi respuesta. - dijo segura de sí misma.
- Puede que sí. Pero quiero escucharla de tus labios. - señaló él, astuto.
- Entonces creo que no me dejas opción.
Ella se acercó lentamente al hombre. Ambos estaban realmente cerca. Se miraron el uno al otro, los dos se perdieron en los ojos del otro. Hekapoo llevó sus manos a la nuca de Marco, rodeando su cuello. Se puso de puntas para poder llegar hasta él, y acercó su rostro despacio hacia el del muchacho. Ambos juntaron sus labios y los sellaron en un beso que marcó un momento en el que el tiempo de detuvo para ambos. Marco acarició la mejilla de Hekapoo con su mano derecha mientras que con la otra tomaba su cintura. Hekapoo deslizó sus manos por el cuello del muchacho, llevándolas a su rostro. Poco a poco fueron separando sus labios. Ambos se miraron el uno al otro y sonrieron complacidos.
- Mmm, aún no me ha quedado claro lo que me querías decir. - dijo Marco con una sonrisa tonta y con una expresión cómplice en su rostro.
- Oh, ven aquí.
De nuevo volvieron a besarse pero esta vez disfrutaron más del contacto de sus labios y del calor que ambos se transmitieron. La sensación cálida de cariño y afecto los llenó a ambos en su pecho. Otra vez volvieron a separarse suavemente. Sus miradas se volvieron a encontrar.
- Ahora si tienes clara mi respuesta?
Este sonrió de nuevo de forma similar a la anterior, como si solo por volver a probar sus labios fuese a repetir la misma frase de antes. Ella también se mostró expectante a su respuesta, sin importarle si había de volver a besarlo una tercera vez, lo haría las que hiciesen falta.
- Eres muy buena explicando. Me quedó claro. - dijo satisfecho - Pero aun así quiero escucharlo de ti. Realmente quieres esto?
- Tanto como tú - respondió sin vacilar.
- Entonces porque no intentaste convencerme para quedarme aquí igual ir lo hizo Star?
Ella sonrió más y se separó de él con calma.
- Marco, realmente me he divertido luchando contigo durante todo estos años... - empezó a contar ella.
- Y también cuando no luchábamos - añadió él.
- Y también cuando no luchábamos. Saber que ahora podré tener aventuras junto a ti es algo maravilloso. Pero eres un adulto. No intentaría interferir en tu decisión de volver o no a casa. Habría aceptado perfectamente la idea de volvieras si era eso lo que realmente querías. Yo quiero esto, quiero pasar tiempo contigo también, pero quiero que sea por la voluntad de ambos.
El muchacho se acercó a ella y tomó su mano entrelazando sus dedos con los de ellas.
- Pues, que así sea entonces. - susurró con aprobación. - Este será el comienzo de nuestra nueva vida juntos.
- Que así sea entonces. - también dijo ella complacida.
Desde ese momento Marco y Hekapoo vivirían su historia juntos. Este sería el principio de su relación y el principio de su nueva aventura.
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Bueno... ahora toca esto.
FIN DEL TOMO UNO!
Era necesario poner esto, quiero dejar claro que aqui se marca un punto de inflexión en el que se deja atrás algo para comenzar con otra cosa relacionada con lo anterior.
Que puedo decir, disfruté bastante de esta historia, realmente me gustó escribirla hasta ahora, de hecho, estuve tan emocionado por subir este capítulo que lo termine con cuatro días de antelación. Necesitaba escribir. Me he sentido muy empático cuando escribí esto, hasta yo mismo sentí pena por Star, pero todos sabíamos que esto llegaría.
Quiero decir también que es posible que la siguiente semana puede que no haya capítulo, quiero darme un pequeño tiempo para pensar en lo que haré ahora con la historia, el rumbo que tomará.
Como siempre, espero que lo hayan disfrutado, ya volveré con más. Hasta la proxima.
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