Lamentablemente no todo era de color de rosa. El joven plebeyo únicamente podía presenciar como su amada hacia su vida con otro.  Odiaba al nuevo rey, pues el se le había quitado a su  amada. El trato de conquistarla antes de su llegada, el estaba ahí para ella, pero fue en vano. Lo que se le hacía muy curioso es que cuando vio al supuesto rey, ella quedó embelesada, inclusive iban a tener un hijo.

Antes de que ese hijo naciera, buscó una respuesta y por desgracia la encontró. Por alguna razón encontró una copia del libro plateado que había en la gran biblioteca del palacio.

Leyó cada historia, sin embargo estaban incompletas. Comprendió  que el nunca iba a tener una oportunidad con ella, pues estaba "obligada" amar para toda la eternidad a esa persona por lo que decidió, crear un ente que pudiera quitarle la atención al sol.

Su mente pensaba que estaba siendo obligada cuando fue por su propia voluntad, pues la reencarnación hizo lo que fuera con tal de cumplir sus sueños.

Para poder "salvarla" era necesario que existiera alguien más para que pudiera amarla de mejor manera que el sol y sin tanto sufrimiento, alguien parecido a ella.

Por lo que empezó a crear un alma que pudiera intervenir. El corazón de aquel hombre se oscureció, demasiado y no le importaban las consecuencias. Para eso necesitaba sacrificarla, era algo duro, pero necesario, por lo que planeo todo antes del nacimiento de aquel esperado príncipe.

Una noche, la Reyna estaría checando unas cosas en la biblioteca, pues quería que su Niño creciera leyendo los mejores cuentos que había en el reino, su favorito era acerca de unos guardianes que protegían la pureza del mundo, por lo que quería ver si había unos que pudieran mejorar aquella expectativa.

Debido a que el palacio se consideraba seguro, no había problema de que hubiera tanta seguridad, pero todo eso estaba por cambiar

En la biblioteca había armaduras y algunas armas antiguas de sus antepasados. Al igual forma libros y otros archivos reales que no tenían relevancia. Aquel plebeyo se adentró con facilidad, tomó una daga que se encontraba colgada y sin previo aviso la degollo, apuñalo directo en el corazón. A su alrededor colocó un poco de sal, en la cabeza una piedra de obsidiana y un vaso de agua fría. Tomo la obsidiana y embarro un poco de su sangre para absorber la energía mientras pronunciaba— Limpio el cuerpo, limpio el alma,
el agua purifica, que calme la calma—

Posteriormente la introdujo en el agua. Por último pero no menos importante, tenía que tomar el alma del bebé. Sin embargo, el hombre no contaba que Apolo, entraría y vería aquel acto maligno. Antes que pudiera lastimar a su hijo el rey tomó una espada y se la clavó en el pecho, sin embargo, era demasiado tarde, la princesa había muerto y con ella su esperado y amado hijo. El rey gritó con fuerza, maldiciendo al sujeto mil veces. Abrazo a su amada con fuerza y sostenía su vientre.

Una fuerza energética se elevó y pudo presenciar que una estrella bajó del cielo, lo que indicaba que un alma del reino obscuro había sido solicitada. El cual se introdujo en aquel plebeyo.

Querían separarlos, era muy obvio por lo que clavó otra espada en su mano. El hombre no iba a poder levantarse, o no por el momento. Volteo a ver a su amada.

—Perdón por no haber tenido el arma suficiente para defenderte, perdón por no llegar a tiempo, perdón por no haber hecho una armadura que te protegiera...perdón por no tener un cabello mágico que cure tus heridas...perdón por haberte dejado sola juntó a nuestro hijo...perdón por no tener a nadie que los protegiera —pero algo pasó. Aquel hombre resurgió de la muerte , Apolo no se percató  de eso y fue asesinado junto a su esposa.

Fue una noche muy triste y desde ahí, el sol y la luna tardaron en rencarar pues habían sufrido un dolor que nadie lo desea.