El embarazo es complicado

Ahh el embarazo, una de las mejores cosas que puede pasarle a una pareja de casados, en la mayoría de los casos, ya que algunos otros prefieren ir a comprar cigarrillos o leche para no volver jamás.

Afortunadamente este no era el caso para la pareja con algunos meses de casados, y si bien ninguno de ellos había planeado esto, estaban más que felices por asumir de nueva cuenta el papel de padres.

Las familias de ambos los estuvieron apoyando en todo momento, brindandoles consejos y conocimientos básicos para lo que se avecinaba en los próximos nueve meses. Sus amigos también los ayudaban cuando podían, pero al ser héroes también estaban ocupados, y eso también era algo de lo que la castaña ya no tenía que preocuparse.

Al llegar al tercer mes, con una licencia de maternidad, Ochako tuvo que ausentarse de sus deberes como heroína profesional, por lo que permaneció en casa hasta que se recuperara completamente.

Y como estaba en su primer trimestre ese sólo eran un poco de problemas para el peliverde, un problema del cual él no podría quejarse a menos de que quisiera hacer enojar a su esposa.

Las bases y vómitos matutinos se habían detenido, pero rápidamente fueron reemplazados por los mundialmente conocidos cambios de humor.

Midoriya: Entones simplemente lo noqué y lo entregué a la policía - terminó de relatar su día.

Uraraka: Me alegro, ojalá pudiera ayudarte - dijo algo desanimada.

Midoriya: Sé cuanto amas tu trabajo, pero esto es lo mejor para el bebé

Uraraka: Lo sé, no haría nada para poner en peligro a mi bebé - dijo acariciando su vientre levemente hinchado.

En eso la puerta se abrió y entraron los niños quienes se subieron a la cama y se acurrucaron cerca de la castaña.

Midoriya: ¿Terminaron sus tareas?

Eri: Sí, y mira, nos pidieron un informe de nuestros héroes favoritos y los pusimos a ustedes - mostró su tarea.

Kota: E hicimos un dibujo - levantó los dibujos.

Uraraka: Aww, recuerdo cuando antes hacían dibujos de nosotros y competían para ver cuál era el mejor, snif, ¡crecen tan rápido! - exclamó apretando a los dos en un abrazo y llorando tanto como su esposo.

Eri: Mamá... - dijo poniéndose azul.

Kota: No... respiramos - habló tratando de zafarse de su agarre.

Uraraka: Oh lo siento - se disculpó mientras los soltaba y dejaba de llorar - es sólo que es uno de los recuerdos más importantes de mi vida

Midoriya: Ya lo creo, ahora si me disculpan iré por el trapeador - dijo para luego irse.

Y ese era sólo uno de los tantos cambios de humor de la castaña, el peor aún traía pesadillas al peliverde.

Luego de un día duro lleno de trabajo, Midoriya acababa de llegar a su casa a muy altas horas de la noche, muy cansado y hambriento, pero al ver que ya todos estaban dormidos y que no quedaba nada para cenar, decidió comerse los mochis que la castaña guardaba en el refrigerador.

Midoriya: Ahh, esto era lo único que necesitaba - dijo aliviado.

Uraraka: Izuku Midoriya - pronunció su nombre de forma siniestra, pero sobre todo enojada.

Midoriya: ¿O-Ochako? - preguntó asustado, dándose la vuelta.

Uraraka: ¿Por qué... te comiste... mis... mochis? - preguntó con ligeras pausas y sonando cada vez más enojada.

Midoriya: L-lo siento pe-pero t-tenía hambre y no ha-había nada pa-para cenar

Uraraka: Esos eran mis últimos mochis - tronó sus nudillos.

Midoriya: ¡Te-te compraré los que quieras, pero por favor no me mandes al sofá - suplicó de rodillas.

Uraraka: Esos eran los mochis que comería en el desayuno - dijo aumentando el miedo en el peliverde - y no quiero desayunar sin mochis, así que saldrás de esta casa y no volverás hasta que hayas comprado mis mochis

Midoriya: ¡Claro! - exclamó activando su quirk y yéndose de ahí.

El hombre volvió media hora después y para su sorpresa y terror, la pelicastaña aún lo estaba esperando de brazos cruzados en la sala.

Midoriya: A-aquí están t-tus mochis, mi amor - dijo con la bolsa en mano.

Uraraka: ¡Gracias! - exclamó contenta antes de abrazarlo - ¡eres el mejor Izuku, te amo!

Midoriya: Y-yo también - dijo un poco más aliviado, correspondiendo al abrazo.

Uraraka: Ahora dejalos en el refrigerador y vayamos a dormir, de seguro tuviste un día muy pesado

Midoriya: Sí, lo tuve

Un mes después, los antojos extraños y el hambre excesivo de la castaña se hicieron presentes.

Uraraka: Izuku, tengo hambre - dijo sacudiendo al pecoso.

Midoriya: Pero son las 2 de la mañana - dijo sin querer levantarse.

Uraraka: ¡Izuku Midoriya, baja las escaleras y traeme de comer o dormirás en el sofá!

Midoriya: ¡Sí mí amor! - exclamó antes de levantarse - ¿que quieres de comer?

Uraraka: Quiero mochis y una ensalada de frutas

Midoriya: Entendido - dijo a punto de irse.

Uraraka: Y no olvides ponerles mostaza

Midoriya: Claro, no olvidaré ponerles... ¿mostaza? - preguntó confuso y asqueado.

Uraraka: Sí, quiero mucha mostaza - rectificó hambrienta.

Midoriya: ¿Está... bien?

Unos minutos más tarde, Izuku volvió a la habitación con un tazón lleno de fruta y otro con mochis, ambos cubiertos de mostaza.

Midoriya: A-aquí tienes

Uraraka: Gracias cielo - agradeció sonriendo antes de tomar uno de los mochis y embarrarlos aún más con esa sustancia amarillenta para después comerlo - umhh, está delicioso

Midoriya: ¿Delicioso? ¿cómo puede disfrutar ese horrible sabor? - pensó estupefacto.

Uraraka: ¿No quieres un poco cariño?

Midoriya: No querida, tú disfruta, yo volveré a la cama - dijo antes de acostarse.

Los antojos de las mujeres embarazadas realmente son extraños.

Sin embargo, en el cuarto mes del embarazo, también sucedió uno de los momentos más bellos en el embarazo de la mochi, las primeras pataditas del bebé.

Todos estaban en la habitación de la pareja, hablando de sus días en el trabajo/la escuela/la casa, cuando salió a relucir el tema de las pataditas.

Eri: ¿Cuando va a patear? - preguntó curiosa, con su mano en el vientre de su madre.

Uraraka: El doctor dijo que empezaría a patear al cuarto mes

Kota: Espero que no se tarde mucho

Midoriya: Yo tampoco

Uraraka: ¡Ay!

Midoriya: ¡¿Qué pasa Ochako?! - preguntó asustado.

Uraraka: ¡El bebé pateó! - exclamó entusiasmada.

Eri: ¡Lo puedo sentir! - sonrió sintiendo las pataditas.

Kota: ¡Yo también! - exclamó contento.

Midoriya: ¡Esperen, yo también quiero sentirlo! - se acercó y puso su mano en el vientre de la mujer.

*Tum

Uraraka: Ahí está de nuevo - dijo contenta y orgullosa.

Midoriya: Jeje, mi bebé ya patea - se inclinó un poco más y los abrazó a todos - creo que voy a llorar

Uraraka: Por favor no lo hagas, la última vez que lo hiciste inundaste el cuarto - dijo sin poder contener sus propias lágrimas.

Midoriya: Espera, quiero hablarle al bebé - tocó el estómago hinchado de su amada y habló - hola bebé, no puedo esperar para tomarte en brazos y poder abrazarte, te quiero mucho mucho, y todos aquí te amaremos sin importar nada

Uraraka: Así es

Eri: Siempre te amaremos

Kota: Y siempre te protegeremos

Los cuatro: Es una promesa - se abrazaron y sonrieron.

No importa por cuántos problemas tuvieran que pasar, ellos estaban más que dispuestos a hacer lo que sea con tal de que el nuevo miembro de la familia llegara con ellos fuerte y sano.

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