Capítulo 89: Preparación IV

Después de tomar una ducha y vestirse, Marco y Jackie abrieron un portal y fueron directos a Mewni. Para ser más precisos, a la habitación de Star. Ella y Tom los estaban esperando. Se veía a Star con gesto preocupado. Tom, por su parte, se veía casi tan confundido como ellos.

El saludo fue corto. Star quería hablar cuanto antes, y en un sitio privado. La chica abrió un portal y todos aparecieron en el viejo edificio en donde hicieron la fiesta monstruosa. Marco no pudo evitar que se le vinieran a la mente recuerdos desagradables de aquella noche. Notó la mano de Jackie apretar la suya, y se fijó en que esta también parecía algo incómoda. Parte de la decoración del sitio aún estaba allí: la barra de bebidas, la barra de comidas, mesas y sillas.

—Esperen un momento, iré a buscar a otras personas —dijo Star antes de abrir otro portal e irse.

En el ambiente prevaleció un silencio que Marco hizo desaparecer en un instante.

—¿Sabes qué ocurre, Tom? —Mientras Marco intentaba averiguar lo que ocurría, Jackie se paseaba por el lugar.

—Tengo una ligera sospecha, pero no estoy del todo seguro, si debo serte sincero. Preferiría esperar que Star vuelva y nos lo diga ella. No me gustaría malinterpretar la situación y decir algo que no es.

—Tienes razón.

Jackie volvió hacia ellos y dejó un par de sillas cerca.

—Si vamos a hablar, qué mejor que estar cómodos, ¿no? —sugirió ella.

Los muchachos se miraron un momento y asintieron. Imitando a la chica, buscaron unas sillas para ambos y algunas de más para quienes viniesen.

Star regresó y trajo consigo a Eclipsa, la cual saludó a todos de forma cordial y con una sonrisa agradable.

—Es un gusto conocerlos. —Posó su mirada en él—. Tú debes ser Marco —se le acercó—. Star me habló mucho de ti. —La mujer estiró una mano y lo tomó de la mejilla—. Eres muy guapo. —Pronunció con una pequeña risita mientras se llevaba la otra mano a los labios. Marco se sentía apenado. Le recordaba a sus tías y abuelas cuando le apretaban las mejillas de pequeño.

—G-gracias.

Cuando lo soltó, se giró hacia Jackie.

—Tú debes de ser Jackie —le dijo, estirando una mano enguantada para saludar con un amistoso apretón, el cual Jackie aceptó—. Star también me habló mucho de ti. Te ves igual de madura que lo que ella me dijo.

Jackie sonrió.

—Gracias, señora. Me gusta mucho su pelo y el estilo victoriano con el que viste.

Eclipsa terminó el saludo y sonrió, llevándose una mano a los labios.

—Por favor, llámame Eclipsa, cariño. Y agradezco tus elogios.

Se giró hacia Tom.

—Tom —saludó con una ligera inclinación—, ¿llevas bien las visitas con el psicólogo?

—Oficialmente estoy graduado de mis sesiones. Brian dijo que espera que no nos volvamos a ver.

—Seguro que lo dijo con la mejor de las intenciones.

—Bueno, aunque no necesite volver a terapia volveremos a vernos, aunque sea una vez más, tarde o temprano. —Lo último lo dijo con un tono algo siniestro.

Star había hablado de Eclipsa en más de una ocasión. Según lo que había leído sobre esa mujer en los libros de historia, se le consideraba una traidora y máxima exponente de la maldad por utilizar magia oscura. Por la forma en la que Star solía hablarle de ella, no parecía ser la bruja malvada que retrataban en los textos. Y ahora que la tenía delante suyo, no podría estar más en desacuerdo con los libros.

Cuando se giró hacia su amiga, vio que esta estaba abriendo otro portal.

—¿Vas a buscar a alguien más? —preguntó Marco.

—Sí. En cuanto los traiga, les explicaré todo. —Desapareció tras decir eso.

Dejaron cuatro sillas vacías y se sentaron a la espera de que Star volviera. Cuando lo hizo, trajo consigo a dos jóvenes que parecían rondar los veintitantos: un hombre y una mujer. Estos se sentaron a petición de Star y luego ella se ubicó en la silla central.

—Chicos, ellos son Veros y Lara —señaló a los jóvenes.

—Hola —saludó la chica en tono alegre.

El muchacho, por su parte, lo hizo levantando la mano con cordialidad.

Todos los saludaron, pero en el aire permaneció la duda.

—Disculpen, ¿quiénes son? —les preguntó Marco.

Veros estuvo a punto de decirlo, pero Star se interpuso.

—Ahora les explicaré. Por el momento, piensen que ellos nos ayudarán.

—Eh, no hemos accedido a nada —dijo Veros.

—En cuanto sepan lo que ocurre, lo harán. —Star se quedó pensativa por un momento—. Probablemente. —El joven se mostró escéptico, pero Star no perdió los ánimos—. Bueno, comenzaré, hay mucho que explicar y es necesario que todo el mundo entienda lo que ocurre. —Se le notaba nerviosa y preocupada, lo cual hacía que Marco se preguntase qué le podía estar ocurriendo.

—Bien, comenzaré. ¿Se acuerdan de Mina? —Todos asintieron—. De acuerdo, pues, resulta que ella no es la única solari con vida... —Así comenzó la explicación de Star. Una explicación sobre la raza de mewmanos guerreros que creó Solaria, sobre su presunta muerte, sobre el lugar donde se ocultaron, y sobre cómo consiguieron reproducirse para formar un ejército lo suficientemente grande y fuerte como para exterminar a todos los monstruos del bosque de la muerte segura. A cada explicación que daba, más atónito se quedaba Marco. Tom y Eclipsa estaban en una situación similar. Jackie, pese a no entender mucho del tema, comprendía la gravedad de lo que significaba la existencia de otros como Mina. Veros y Lara, en cambio, no se veían nada sorprendidos, más bien, se les notaba incómodos, sobre todo a la chica.

—Entonces, Mina no es la única de la que tenemos que preocuparnos, ¿no? —preguntó el muchacho, casi en retórica.

Star se limitó a asentir. Tan contundente como un balde de agua fría.

Tom levantó la mano, llamando la atención del resto. Star le cedió la palabra.

—No quiero ser descortés con gente que no conozco, pero, ¿por qué no están sorprendidos? —los ojos del demonio fijos en la pareja. Se apreciaba un dejé de desconfianza en su expresión.

Veros y Lara se mantuvieron impertérritos. Star suspiró y se puso de pie, acercándose a ellos.

—Ellos... —comenzó la chica, casi insegura de cómo proseguir— son solaris —admitió, aseverando el porte para mostrarse segura de sí misma—. Solaris de tercera generación.

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¿Sale alianza o batalla campal?

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