Capítulo 81: Nuevo comienzo I

Veros apartó las ramas y hojas que cubrían la salida de la cueva para asomarse. No vio ninguna luz en el cielo nocturno ni en las inmediaciones. Una buena señal, pero no podía estar tranquilo.

—¿Ves algo? —preguntó Lara desde el interior.

Veros se giró y caminó hacia ella con gesto de reproche, llevándose un dedo a los labios para callarla en su camino a la fogata.

—Harás que nos encuentren.

—Pero has dicho que no has visto nada. —Sus ojos se clavaron en los de él, observándolo con pena desde la roca sobre la que se hallaba sentada.

—No he visto ninguna luz. —Se sentó en torno a la fogata—. Eso significa que no están utilizado el estado albor. —Tomó una de las dos ramas en las que habían empalado una liebre para cocinarla—. Sin embargo, es posible que nos estén buscando en su forma normal para no llamar la atención. —Se llevó la liebre a la boca y le dio un buen mordisco.

—¿Tú crees que llegarían hasta ese punto? —preguntó Lara.

—No lo sé, pero toda precaución es poca. Estamos hablando de Edwin. Después de ver la forma en la que actuaron todos los de primera generación, me los creo capaces de cualquier cosa.

Lara se quedó callada mirando al fuego. No tocó el palo donde tenía su liebre asada. Tampoco podía culparla. Desde que escaparon del asentamiento solari, tuvieron que huir por tres días hasta perderlos, y ahora que por fin tenían un momento de paz y descanso, sus mentes eran capaces de pensar en todo lo ocurrido con más detenimiento, y de también darse cuenta de en cuan fatídica situación se encontraban.

—Veros, ¿por qué decidiste salvarme? —El muchacho enarcó una ceja, extrañado por una pregunta así—. Fui yo la que tuvo la idea de abandonar a los solaris. Si no me hubieses defendido y le hubieras hecho caso a Edwin, ahora serías uno de ellos, y tendrías el respeto que tanto buscabas.

Se la quedó mirando por un momento. Ella tenía una expresión alicaída.

—Yo valoraba a los nuestros porque toda mi vida pensé que la imagen que transmitíamos los solaris era la de unos protectores que utilizan sus cualidades superiores para salvar y defender a los más necesitados. En cuanto esos valores se perdieron, no tenía motivo alguno para seguir a un grupo con una convicción en la que no creo. —Tomó el palo con la liebre asada de Lara—. Dices que fuiste la que tuvo la idea de abandonar a los solaris, y que te sientes mal por ello, pero la realidad es que fuiste la única con tanta valentía como para abandonar un grupo con unas convicciones en las que no creías. Fuiste la única que se mantuvo serena y actuó con cabeza. —Le entregó la liebre a Lara, incitándole a comer. Ella tomó el palo—. No podía traicionarte cuando eras la única que se mantenía fiel a los principios originales de los solaris —recordó las palabras de Eadric—. Si es que alguna vez los hubo.

Lara sonrió y le dio un mordisco a la liebre en su palo.

—Te das cuenta de que ahora somos desertores, ¿no? —dijo después de tragar—. Ya no tenemos un sitio al que volver. Tampoco tenemos un hogar.

—Lo sé. Pero al menos nos seguimos teniendo el uno al otro.

Lara lo miró, volvió a sonreír, pero con la boca llena, y le dio un golpe en el hombro.

—Ay. Oye.

—Y yo que pensé que jamás podrías decir cosas tan cursis —rio ella, pero luego le apoyó la mano en el hombro—. Pero sí, al menos no seguimos teniendo el uno al otro.

Veros también sonrió, y los dos miraron al fuego durante un momento.

—¿Qué haremos ahora? —preguntó Lara, rompiendo el silencio.

—Por lo pronto, salir de este bosque.

—¿Y luego?

Sí, esa era la gran pregunta. Salir del bosque era algo que tenía claro. No sería sencillo, pero lo tenía claro. En cuanto a lo siguiente... no estaba tan seguro.

—He barajado algunas opciones en mi mente. Una de ellas era buscar a Eadric.

—Oye, esa es muy buena. Cuando estuvimos en esa fortaleza él intentó evitar que peleáramos, por lo que me dijiste. Seguro que se vuelve nuestro aliado.

—Repito, era una de las opciones. Después de lo ocurrido, dudo mucho que siga en la misma fortaleza. Seguramente se habrá ido a otro sitio para evitar que los nuestros lo encuentren.

—Sí, tienes razón —concordó ella entre decepcionada y frustrada.

Veros se la quedó mirando un momento, y cuando Lara se percató de ello, frunció el ceño.

—¿Qué?

—Cuando viniste a buscarme para que los dos nos fugáramos, ¿cuál era tu plan?

Ella apartó la mirada un momento y arrugó los labios.

—Nada en especial. Era una tontería.

—Dímelo. A lo mejor es una opción a tener en cuenta.

—Te vas a reír.

—Prometo no reírme.

—¿Lo juras?

—Lo juro.

Lara tomó aire y trató de serenarse.

—Mi idea era que los dos nos fuéramos de aquí y comenzáramos una nueva vida en un sitio donde nadie nos conozca. Y donde nadie pueda molestarnos. Un nuevo comienzo.

Veros se quedó callado, mirándola. Lara hizo lo mismo, hasta que, pasados unos segundos, frunció el ceño.

—Di algo.

—No es una mala idea. Comenzar de nuevo —dejó que la frase flotara en el aire para saborearla un poco más—. No me molestaría hacerlo. Sé que puedo confiar en ti, y que podríamos vivir a salvo durante mucho tiempo. —Al escucharlo decir eso, Lara sonrió—. Sin embargo, hay algo que me sigue molestando. Eso que dijo Mina... No podemos ignorar lo ocurrido.

—Ella dijo que se enfrentarían a aquellos mewmanos que se aliasen con los monstruos en caso de que la princesa continuase con su plan.

—Sí, pero después de ver cómo se comportó Edwin, temo que no sean tan pacientes.

—¿Qué sugieres?

—Creo que deberíamos ir a Mewni y advertirle a la princesa y a los reyes de la situación. Creo que es lo menos que podemos hacer por protegerlos.

—¿Y luego?

Veros se la quedó mirando, pensativo.

—Luego, quizá sí que podamos buscar un sitio para nosotros, donde nadie nos conozca, donde nadie pueda molestarnos y donde podamos empezar de nuevo.

Lara se lo quedó mirando un momento, sin borrar la sonrisa de su rostro.

—Lejos de los solaris —dijo, pasados unos segundos.

—Lejos de los solaris.

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Volvemos el foco un momento a este par. Ahora que se han convertido en desertores, su rumbo es incierto, pero, al menos, saben cómo encaminarlo.

¿Conseguirán huir de todo y tener una vida tranquila? ¿O Edwin se hará una alfombra con sus pellejos...? Je, je. Me encanta ser dramático.

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