Capítulo 8: Bienvenido I

Se colocó el casco, las coderas, las rodilleras y se plantó en la puerta de su casa, patineta en mano.

—Papá, me voy al parque a patinar —avisó, abriendo la puerta.

—Cuídate —se limitó a decir este. Tan escueto como siempre, aunque a Jackie no le hacía falta más.

Cerró al salir y se subió a su patineta, tomando el camino de la izquierda.

—Jackie —escuchó detrás, desde la esquina. Esa voz. Tan familiar, tan añorada.

Se giró de golpe, pensando que, por un momento, su mente le estaría jugando una broma de mal gusto, y lo vio. Allí, envuelto en su sudadera roja, con la misma sonrisa de siempre, antes de que Star se fuera, y con un brazo enyesado y alguna gasa en el rostro. ¿Qué le había pasado? ¿Por qué estaba tan herido? ¿Qué había ocurrido en Mewni? ¿Star estaría igual? De pronto notó una fuerte opresión en el pecho y no supo cómo reaccionar. Estaba allí, Marco había vuelto, quería correr a abrazarlo y besarlo, pero, a la vez, el pensamiento de que, de haber ido con él, tal vez no estaría así, le hizo sentir que no merecía su cariño. Pese a ello, se hallaba caminando hacia él, olvidándose por completo de la patineta y tirando el casco al césped, entre ilusionada y asustada por saber lo ocurrido.

—Jackie —saludó alzando su brazo sano mientras caminaba hacia ella—. Regresé esta mañana. Te habría dicho algo, pero quise darte una sorpresa.

—Santo cielo, Marco, ¿qué fue lo que te ocurrió? —preguntó cuando se hallaron el uno frente al otro. Por dentro, se reprochó a sí misma el no haber saludado.

Para sorpresa de ella, Marco se comenzó a reír.

—Lo siento, es que mi madre me preguntó lo mismo cuando me vio.

—Tienes el brazo enyesado y heridas por todas partes. Es normal que te lo haya preguntado. —Aunque no soltar esa pregunta antes siquiera de saludar habría sido todo un detalle—. ¿Qué pasó en Mewni? ¿Al final era cierto lo que dijiste de Judo y su ejército?

—Ludo —le corrigió—, y sí, tenía razón, pero no del todo. Toffee, otro enemigo de Star, estuvo manipulando a Ludo para que hiciera lo que quisiera sin que se diera cuenta. Derrotó a los mayores guardias reales, a la reina, se apoderó del reino de Mewni y casi mata a Star.

—¿Casi la mata? —Justo lo que necesitaba para sentirse mejor consigo misma—. ¿Ella está bien?

—Sí, mejor que cualquiera de nosotros, de hecho.

—¿Y cómo te hiciste esto? —preguntó, posando sus manos con cuidado en el yeso. Este iba desde los nudillos del chico hasta la parte del codo. Tenía un trozo de tela rodeándole el cuello y le llegaba hasta el yeso para que pudiera apoyar el brazo.

Marco le apoyó su otra mano sobre la de ella y ambos cruzaron miradas.

—Tranquila, no es nada que no haya sufrido antes. —Sí, ella también se acordaba de cuando se había roto el otro brazo, pero esto era algo diferente, en aquel entonces no se sentía tan unida a él. Ahora verlo así le dolía. Y, a juzgar por la expresión, Marco se dio cuenta de ello—. Toffee me mordió el brazo. Era un monstruo similar a un lagarto, así que sus dientes eran bastante duros. No hubo fractura, aunque creo que alguno de sus dientes llegó hasta el hueso. El yeso es solo por el tema de las heridas, pero en una semana lo cambiarán por un vendaje. Y al cabo de un par de semanas este brazo estará como nuevo.

Él no parecía darle importancia al asunto, pero ella seguía pensando que, de haber ido, tal ver la situación sería distinta. No pudo más, dejó su brazo en paz y rodeo a Marco con los suyos, cuidando de no apretar el yeso. Apoyó el mentón en su hombro y cerró los ojos, repitiéndose una y otra vez que tendría que haber estado allí. Notó como Marco también la rodeó con el brazo y le acarició la nuca.

—Hice que te preocuparas, ¿no? —preguntó el con voz suave. Había culpa en la forma en la que lo había preguntado—. Lo siento.

Lo tomó de los hombros y se separó de él para mirarlo a los ojos, sentía que estaba a punto de llorar, pero no se lo permitió.

—No, Marco, yo soy quién debería disculparse. Tendría que haber ido contigo y el resto. —Solo entonces recordó a los demás—. ¿Cómo están ellos?

—Están bien. —No estaba muy convencida—. En serio —dijo Marco con más convicción, la suficiente como para que Jackie tomase en serio su palabra—. Aunque Janna decidió quedarse más tiempo.

—Viniendo de ella, no me sorprende. Pero, me alegro todos estén bien —suspiró ella, bajando la mirada y sintiendo un poco de alivio.

Notó la mano del chico apoyándose sobre la suya, y volvió a mirarlo.

—Jackie, no te martirices. Si hubieses venido solo te habrías puesto en peligro. De hecho, me alegro que te hubieses quedado, no habría soportado que salieras herida por mi culpa.

Quería decirle que eso le daba igual, que querría haber ido de todas formas, pero ella misma se estaba cansando de decirse una y otra vez lo que pudo haber hecho o no. No podía volver atrás y deshacer sus decisiones, solo podía aceptar los hechos e intentar hacerlo mejor la próxima. El sentimiento de culpabilidad tardaría en irse, pero lo aprovecharía para recordarse a sí misma su error y que, de ahora en adelante, antepondría el ayudar a sus amigos en sus tiempos de necesidad. Así nunca más tendría que arrepentirse de fallarle a alguien otra vez.

—Está bien —dijo ella.

Dejaría de mostrarse preocupada. Marco había regresado, y parecía estar mejor que cuando se había eso, al menos anímicamente, y eso era un motivo para alegrarse.

—¿Ibas a patinar? —preguntó Marco, señalando la patineta y el casco que Jackie se había dejado atrás.

Ella se giró, se había olvidado de ellos.

—Oh, no te preocupes por eso. Has vuelto, puedo dejar de lado mi práctica para otro día. —Leo la estaba esperando para practicar, pero el regreso de Marco era más importante. Ya hablaría con él y se disculparía.

—No hace falta. Mi idea era pasear un poco por el barrio y estar contigo.

Jackie sonrió y colocó los brazos en jarra.

—Marco Díaz, te recuerdo que me debes una cita.

—Es verdad —recordó él, con una sonrisa apenada, y luego miró hacia arriba, pensativo—. Ya sé. Si no tienes planes, ¿te parece si tenemos la cita mañana? Así esta tarde puedes ir a practicar igualmente. —Estuvo a punto de protestar, pero él no le dejó—. Y antes de que digas que no, quiero decirte que me gustaría verte practicar con la patineta. Siempre te he visto desde lejos usándola, pero nunca te vi en una pista. —Jackie estaba dudando. Por un lado, no quería que él estuviese sentado en un banco, solo, y mirándola sin hacer nada. Y por otro, en verdad parecía querer verla practicar. Marco se acercó más a ella y le colocó una mano en la cintura—. ¿Te parece bien? —preguntó con voz suave, y un tanto pícara.

Ella sonrió coqueta, entornó la mirada y le colocó la mano en el hombro del brazo sano.

—No sé, tendrías que convencerme.

Él le sonrió, también con los ojos entornados, y más pronto que tarde se acercó a ella, buscando sus labios. Lo había estado deseando durante toda la semana. No solamente estaba preocupada por él, sino que echaba de menos poder verlo, de abrazarlo, de besarlo. Había pasado poco más de una semana, pero no podía negar que el estar cerca de él le aportaba cierta calidez. Tal vez sería la emoción de tener una relación y llevar poco tiempo, de todavía tener muchas cosas que vivir juntos. Fuera lo que fuera, no quería perder esa sensación agradable que él le aportaba. Y por cómo sentía los labios de él apretar contra los suyos, pensó que él tampoco quería perder esa sensación.

Se separaron para recuperar el aliento. Sintió como le había subido la temperatura del cuerpo y el corazón le golpeaba como si de un tambor se tratase. Su mente se había adormecido un poco, y todas las preocupaciones anteriores quedaron relegadas a un segundo plano. Era algo mágico para ella. Podría volverse adicta a esa sensación.

—¿Te he convencido? —preguntó él, con esa mirada profunda y relajada después de un beso.

Jackie se sentía como una tonta. No podía dejar de sonreír.

—Puede que me hayas convencido —dijo ella, intentando en vano controlar su sonrisa—. Puede.

Los dos se rieron como un par de tontos y luego se separaron del todo para emprender camino hacia el parque, tomados de la mano. Estaba disfrutando bastante del momento.

—Por cierto, ¿cómo se encuentra Star? —quiso saber. Hasta entonces no había caído en la cuenta de que aún no le había preguntado nada al respecto.

—Ella está bien. Después de que todo el asunto de Toffee se resolviese, pudimos hablar con calma. Evidentemente el motivo de su partida era ese. Pude estar más tranquilo una vez que eso se resolvió. Debo admitir que me quedé unos pocos días más para que me curen el brazo. Quise ayudar a reconstruir algunas cosas, pero debido a mi estado no me lo permitieron. Oh, sí, y nos dieron un colgante en honor a nuestra contribución al reino. —Marco sacó un colgante de plata que guardaba debajo de su camiseta. Este tenía un rubí en el centro, y al mirar fijamente se podía descubrir la imagen de una mariposa rodeada por tres círculos mágicos.

—Se ve genial —dijo ella al verlo de cerca antes de devolvérselo—. Entonces, ¿Star no ha vuelto?

Marco terminó de guardar el colgante en su sitio y volvió a tomarle de la mano.

—No. Dijo que tendría que encargarse de varios asuntos reales en Mewni. Entre ellos, la reconstrucción del reino.

—¿Volverá para el próximo año escolar? —preguntó, intrigada.

—No lo sé —respondió él, sereno.

Por un lado, aquello entristecía a la chica. Después de lo ocurrido, tenía ganas de volver a ver a Star y pasar algo de tiempo con ella. Por otro lado, una pequeña parte de ella se alegraba de que no estuviese, porque así no estaría celosa de ella. Sin embargo, no sabía cómo sentirse respecto a eso último.

—Oye, Marco, ¿crees que podremos visitarla alguna vez?

Él la miró y le respondió con una sonrisa.

—Claro. Star estará más que encantada de vernos.

El comentario hizo que Jackie se sintiera mejor consigo misma. Pese a los celos, Star seguiría siendo su amiga, y eso no iba a cambiar.

—-—⩵ ⨀ ⩵—-—

Nos vamos al parque de patinadores con los tórtolos. 

Sí te gustó el capítulo escribe un comentario, sin importar que estés leyendo esto después de uno o dos años de su publicación, pues me encantar leer a mis lectores. Y si gustas, también deja un voto.

Gracias por tu tiempo y apoyo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top