Capítulo 78: Rescate V
Jackie notó a Marco sujetándola con fuerza. Luego notó como ambos se sentaron sobre algo. ¿Era Nachos? No se atrevió a abrir los ojos. Escuchó el rugido de la criatura. Luego una ráfaga de calor. El sonido de la madera destruirse como si nada. Movimientos bruscos de un lado a otro, como si estuviesen esquivando proyectiles. Estaban subiendo, lo notaba por la velocidad y la fuerza de gravedad. Hasta que, de pronto, todo se calmó. Ya no hubo más sacudidas ni ruidos, solo un vuelo calmado y apacible. Jackie abrió los ojos. Marco la sujetaba con una mano mientras que, con la otra, sujetaba las riendas de Nachos. Ella se había aferrado al brazo con el que la sostenía y su otra mano estaba sujeta con desesperación a la sudadera de Marco.
Aflojó el agarre, y el chico bajó la mirada para clavar sus ojos en los suyos. Respiraba con dificultad y tenía una herida en la ceja izquierda, de la cual manaba sangre, hasta mancharle el ojo. Al verla, el muchacho soltó las riendas y le acarició el rostro. En cuanto lo hizo, frunció los labios y se le humedecieron los ojos.
—Por un momento pensé que te perdía —dijo con voz rota. Las lágrimas brotaron de sus ojos y le cayeron en el pecho—. De verdad pensé que te perdía. Pensé que todos los momentos que pasamos juntos se esfumarían en el aire, y que no podría hacer nada para impedirlo. —Jackie notó como las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos también, y se lanzó al cuello del chico para abrazarlo con fuerza. Él correspondió el gesto mientras sollozaba y sorbía los mocos—. Tenía tanto miedo, Jackie. Tenía tanto miedo.
—Está bien. Está bien —dijo ella, intentando anteponerse al nudo en su garganta—. Me salvaste, Marco. —Lo apretó con más fuerza—. Me salvaste la vida. Gracias.
—Te quiero, Jackie —dijo, sin dejar de sollozar.
—Yo también te quiero, Marco —respondió en iguales condiciones.
Star seguía lanzando sus descargas de energía mágica. Comenzaba a notar el cansancio de tanto usar la forma Butterfly.
Miró al cielo para ver cómo le iba a Marco, y se percató de que este ya había salvado a Jackie, y que ahora estaba surcando los cielos, fuera de la lluvia de escombros. Tom parecía estar ganando su batalla. De pronto, vio las tijeras de Ludo volar hasta donde estaba su último aliado. Era ahora o nunca. Tenía que recuperar la varita.
Cargó hacia él, pero antes de llegar, Ludo la detuvo con la varita. Los escombros que caían encima de él se quedaban amontonados antes de llegar a caerle, como si hubiese un techo invisible protegiéndolo. Otra muestra de su poder.
—Lo siento, princesa, pero ya he perdido demasiado tiempo aquí. Es hora de irse.
Ludo comprobó que su aliado entrara en el portal que hizo con las tijeras y luego las atrajo para sí. Solo entonces volvió a dirigirle la mirada a la chica.
—No te saldrás con la tuya.
—Princesa, salirme con la mía no es una opción. Es cuestión de vida o muerte. Así que hazte un favor a ti misma y olvídate de buscarme. Porque si lo haces, entonces te trataré como una enemiga, y no seré tan piadoso como lo he sido hoy.
Con una fuerza increíble, Ludo empujó a Star hacia las profundidades del bosque. Mientras se alejaba, pudo ver a Tom cargando desde arriba contra Ludo, pero este se protegió golpeando al demonio con todos los escombros acumulados encima de él. Lo último que vio, fue a Ludo entrando al portal antes de que las copas de los árboles la engulleran.
Marco y Jackie bajaron a tierra una vez terminó la lluvia de escombros. Fuera lo que fuera que hizo Ludo, dejó un desastre enorme. Allí donde antes estaba la torre, y todo lo que había a más de doscientos metros a la redonda, estaba destrozado y tirado en el propio pozo que se formó al arrancar los árboles y la propia tierra del suelo. No daban crédito a lo que veían.
Llegaron a tierra, y ambos se bajaron despacio. Todavía estaban conmocionados.
—¿Dónde está Star y Tom? —preguntó Jackie.
—Aquí —escuchó responder a Star.
Ambos se giraron y vieron a la pareja caminar hacia, ellos apoyados el uno en el otro. Jackie caminó hacia ellos tan rápido como le permitieron sus temblorosas piernas. Marco la siguió. Star se separó de Tom y abrazó a la chica con fuerza.
—Me alegro de que estés bien —dijo Star.
En cuanto Marco estuvo al alcance, lo tomó de la sudadera y lo obligó a entrar en el abrazo grupal. Hizo lo mismo con Tom.
—Chicos, no sé cómo agradecerles lo que hicieron por nosotros —dijo Marco.
Star se separó y los miró con gesto cansado, pero enternecido.
—No hay nada que agradecer. Somos amigos. Eso es lo que hacemos.
—Pero, Star, tu varita —dijo Jackie.
—No te preocupes, es solo una varita. El reino Butterfly es mucho más que solo eso.
—Pensé que tu madre la había puesto en custodia desde lo que pasó en la fiesta monstruosa —comentó Marco—. ¿Cómo conseguiste sacarla sin que se diera cuenta?
—Digamos que acudí a "un experto". —Al oír eso, Jackie sonrió y Star hizo lo mismo en un gesto cómplice—. Tenía que venir aquí con algo. Pero no era tan estúpida como para venir sola. Le dije a Tom que me siguiera por encima de las nubes para que nadie lo viera.
—Era complicado ver a Star entre tanta nube y las copas de los árboles, pero me las ingenié para seguirla —explicó Tom.
—Cuando llegó el momento, le di la señal.
—La verdad es que me sorprendió —admitió Marco.
—A mí me sorprendió que estuvieses preparado con Nachos y tu espada. ¿Cómo lo supiste?
—Fácil. No lo supe. —Star enarcó una ceja—. Verás, cuando Ludo me dio las órdenes, recordé aquella vez que me secuestraron para utilizarme como rehén para obtener la varita. Pensé que esta vez sería similar, así que antes de irme envié a Nachos a Mewni con mi katana. Así tendría algo con lo que intentar defenderme en caso de necesitarlo. Por suerte tuve razón, pero fue una corazonada más que otra cosa.
—Lo importante es que todos estamos bien —les recordó Tom.
—Sí, pero —intervino Jackie con gesto apenado— ¿qué hay de la varita? Ahora la tiene tu mayor enemigo.
—Ludo nunca fue nuestro mayor enemigo —dijo Star.
—Tal vez, pero ya no es el mismo de siempre —le recordó Marco—. Lo has visto. Lo que hizo, lo que es capaz de hacer.
El gesto de la chica se ensombreció.
—Tienes razón. Le faltaba un brazo, podía usar magia sin la varita, y su forma de actuar... —Se quedó pensativa—. No sé para qué querría la varita, pero ahora que pienso en cómo es el actual Ludo, debo admitir que me preocupa. Solo espero que no tengamos que enfrentarnos a él pronto.
—Si vuelve, ya sabes que puedes contar conmigo —aseguró Marco.
—Y conmigo —dijo Tom.
—No estoy segura de en qué puedo ayudar, pero también puedes contar conmigo —dijo Jackie.
—Son los mejores, chicos.
—No, Star. Tú eres la mejor —dijo Jackie, dándole un abrazo.
—Bueno, tenemos que regresar. A estas alturas mi madre debe haberse enterado que falta la varita. Y no quiero que la culpa recaiga sobre Janna.
—Nosotros también nos iremos —dijo Marco—. Jack está preocupado, y mis padres también. Vamos hablando.
La chica asintió, y luego se despidieron. Marco buscó en las alforjas de Nachos hasta encontrar las tijeras dimensionales. Luego abrió un portal que los llevaría directo a casa, donde podrían estar tranquilos, por fin, pero también donde los esperaban muchas explicaciones que dar.
⫷—-—⩵ ⨀ ⩵—-—⫸
Por fin, el grupo de amigos puede volver a respirar una vez más. Sin embargo, Ahora la varita pasa a estar en manos de Ludo. ¿Qué consecuencias traerá esto? Lo sabremos en el futuro.
Si te gustó el capítulo, escribe un comentario sin importar que estés leyendo esto después de uno o dos años de su publicación, pues me encanta leer a mis lectores. Y si gustas, también deja un voto.
Gracias por tu tiempo y apoyo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top