Capítulo 50: Maldición IV
Jackie miró a Marco, confundida. Este se miraba al pecho, mientras se quedaba sin palabras ante la afirmación de Janna.
—Espera —dijo al cabo de un rato—, eso no tiene sentido. ¿Cuándo he sido maldecido? ¿Y por qué si la maldición fue lanzada sobre mí solo le causa males a Jackie? —preguntó Marco, visiblemente molesto.
—Tranquilo, Díaz —dijo Janna—. Hay muchos tipos de maldiciones. Algunas de ellas no afectan al individuo al que fueron lanzadas, sino a todos los que lo rodean.
—Pero, eso no tiene sentido. De ser así, entonces mis padres y otras personas deberían haber padecido la misma racha de mala suerte que Jackie.
—No tiene por qué. Según la maldición, es posible que afecte solo a personas en específico que rodean al maldecido: mujeres, hombres, amigos, familiares —Janna hizo una pausa y miró a Jackie—, romances...
Ahora fue Marco quién miró a Jackie. Pudo ver culpabilidad en sus ojos. Hasta ahora el castaño se había mostrado escéptico, pero después de escuchar las palabras de Janna, su rostro cambió. Jackie conocía ese rostro. Era uno similar al que ella misma había puesto cuando recordaba que no había ido a Mewni a ayudar a Star cuando pudo hacerlo. Un rostro que revelaba que el chico, ahora consciente de la situación, se culpaba de todo.
—¿Cómo puedo deshacer la maldición? —preguntó Marco al girarse hacia Janna.
—Eso es algo más complicado. Cada maldición tiene su propia forma de disiparse. Algunas tienen más de una, pero, cuanto más específica sea la maldición, menos posibilidades hay de que haya más de una forma de disiparla. Y antes de eso, hay que realizar el paso más importante —dijo Janna—. Averiguar cuál es la maldición.
—¿Y puedes hacer eso? —preguntó, denotando impaciencia.
Janna sonrió.
—¿Con quién crees que estás hablando, Díaz? —sonrió ella—. Toma un poco de la ceniza del círculo e intenta atrapar el humo que baila a tu alrededor.
Marco hizo caso y se llenó las manos de ceniza, las frotó, imitando a Janna y luego las enterró en el humo. Al instante, este se estiró, como si de una cuerda se tratase, y fue directo hacia el elevador mágico por el cual bajaron, dejando un rastro conectado con Marco.
—Solo hay que seguir el rastro para dar con algo que esté relacionado con la maldición. Eso ayudará a identificarla. Aunque, aviso, puede tomarte bastante tiempo dar con ello. Sobre todo, si la maldición te fue lanzada en la tierra. A saber dónde estarán los restos del maleficio, y en qué estado.
—No me importa. Ahora que sé que Jackie lo está pasando mal por mi culpa, buscaré esos restos el tiempo que haga falta —dijo, con una voz decidida.
—Me alegro por ti —dijo ella, colocándole una mano en el hombro—. Te deseo suerte. Yo volveré al laboratorio. Cuando encuentres los restos del maleficio, tráemelos y tal vez pueda identificar la maldición. Y de paso tráeme las uñas y escamas de dragón.
—Te las traeré.
Jackie se levantó de la silla y volvió a pararse con ayuda de las muletas. Marco le ayudó y ambos siguieron el rastro del humo mientras que Janna recogía sus cosas. A medida que lo seguían, el rastro desaparecía cuando Marco se acercaba a él.
Ambos subieron a la plataforma del elevador y esperaron a subir del todo. Jackie se fijó en el chico. Estaba cabizbajo, con la mirada en el suelo. Jackie mantuvo el equilibrio entre su pierna sana y una muleta, y con su mano libre tomó la del castaño. Este la miró y dibujó una sonrisa leve en su rostro.
—Oye, no pongas esa cara —le dijo ella.
—Jackie...
—No, Marco, ya sé lo que me vas a decir. Y no quiero que pienses eso.
—¿Qué cosa?
—Que esto es tu culpa. —Marco se mostró sorprendido al escuchar eso. Una clara evidencia de que había dado en el clavo—. Marco, no es tu culpa, y lo sabes.
—Ya escuchaste lo que dijo Janna. Si no fuera por mí, no habrías pasado por esos meses tan horribles.
—Marco —dijo con firmeza y alzando la voz—. Tienes que dejar de martirizarte. No elegiste tener esa maldición. Pero sí elegiste ayudarme con ella. —Apretó la mano del chico y lo miró con cariño—. Sé que nunca me harías daño. —Tiró de él para abrazarlo—. Tú nunca le harías daño a los que te quieren. —Al escucharla decir eso, Marco también la abrazó.
—Te prometo que descubriré qué es esta maldición y la desharé —dijo en un susurro. Y ambos se separaron.
—Lo sé —dijo ella, y se acercó para darle un beso.
Eso estaba mejor. Lo prefería así, más decidido y menos martirizado. Le gustaba que se preocupase por los demás, que se preocupase por ella, pero no quería que se sintiera mal consigo mismo por algo de lo que no era responsable.
Los dos se separaron poco antes de llegar hasta arriba. El rastro los guiaba por un pasillo y lo siguieron. Varios guardias a lo largo del castillo se mostraron extrañados al ver ese rastro en el aire. Y aún más extrañados se mostraron cuando este iba desapareciendo a medida que Marco pasaba. Hasta que el rastro los llevó a una cocina. Dentro estaban Star y Tom. Los que le sorprendió a Jackie y a Marco, fue que el humo que giraba alrededor del pecho del segundo, también giraba en torno a Star. La chica intentaba quitarse, sin éxito, el rastro gris que giraba en torno a ella, también le atravesaba el pecho. Lo cual hizo preguntarse a Jackie qué estaba ocurriendo.
—¿Star? —preguntó Marco.
Ella se giró hacia él y se sorprendió al verlo.
—¿Marco? —hizo una pausa—. ¿Qué está pasando?
—No lo entiendo —dijo Jackie—. ¿Star también? ¿Por qué?
—Chicos, ¿qué es esto? —inquirió Star, confundida—. ¿Por qué me sigue?
—Es un ritual —dijo Jackie—. Le pedimos a Janna que me lo haga para saber si estoy maldita.
—¿Y por qué lo tenemos Marco y yo?
—Porque estamos malditos —respondió Marco.
—¿Qué? Pero si a mí no me ha pasado nada.
—Y a mí tampoco, pero Jackie ha pasado por una muy mala temporada debido a la maldición. —Marco se dirigió a Tom—. ¿A ti te ha pasado algo últimamente, Tom?
El demonio se cruzó de brazos y pensó durante un momento. Luego abrió los ojos y miró a Star.
—A decir verdad, desde el baile de príncipes y princesas, he pasado por varias calumnias.
—Entonces es como dijo Janna —prosiguió Marco—. La maldición afecta a las relaciones románticas de quienes la sufren.
—¿Y por qué somos solo Marco y yo quienes la tenemos? —preguntó Star, acercándose al chico—. ¿Y qué se supone que es esto? —dijo Star, tocando el humo que rodeaba a Marco.
Cuando los dedos de Star entraron en contacto con el humo que rodeaba a Marco, este y el de la chica se expandieron hasta abarcarlos a ambos. El humo bailó alrededor de ellos, dejando atónitos a todos los de la habitación. Este se comenzó a comprimir hasta rodear la muñeca derecha de Marco y Star, hasta que se adhirieron a ellas y un hilo los conectó a ambos, tornándose de un color rojo, y sorprendiendo nuevamente a los presentes. Algo que a Jackie le hizo recordar a la creencia asiática del hilo rojo del destino. Tom parecía el más atónito. Este caminó hacia Marco y Star y tocó la figura de humo, pero, cuándo lo hizo, esta desapareció, como un vapor que se difumina en el aire.
—Ya sé lo que ocurre —dijo Tom, mirando a ambos—. Es la maldición de la luna de sangre.
Marco y Star abrieron los ojos como platos, mientras que Jackie no sabía nada de lo que el demonio estaba diciendo.
—¿Maldición? Pero se supone que era un vals —dijo Marco.
—Lo sé. El ritual de la luna de sangre debía unir a dos personas para toda la eternidad. Pensé que no había funcionado, pero está claro que cometí un error —admitió el chico.
—¿Un error? —preguntó Marco, molesto—. Una maldición no es un error, Tom.
—Chicos, me siento un poco perdida. ¿De qué están hablando? —preguntó Jackie.
Los tres se miraron entre ellos, Marco dirigió una mirada severa a Tom, el cual no se lo tomó bien, pero acabó por soltar un suspiro.
—Tiempo atrás intenté reconquistar a Star invitándola al vals de la luna de sangre —comenzó Tom—. Si lograba que ambos bailásemos bajo la luz roja de la luna, estaríamos destinados a estar juntos para siempre.
—Como yo no me fiaba de Tom en ese entonces, los seguí a él y a Star disfrazado para mezclarme con los monstruos —continuó Marco.
—Al final, fuimos Marco y yo quienes acabamos bailando debajo de la luz de la luna roja —terminó Star.
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La luna roja vuelve a entrar en escena, y ahora Jackie sabe cómo ocurrió todo. ¿Qué pasará ahora que ella sabe todo esto? Síganme para descubrirlo.
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