Capítulo 31: Fiesta monstruosa VIII
Los invitados que estuvieron más cerca de la entrada pudieron escapar, el resto se vio obligado a esconderse en las salas contiguas a la de entrada. Salir era demasiado arriesgado como para intentarlo, así que la mejor opción era resguardarse y esperar a que derrotasen a esa mujer super desarrollada a la que llamaban Mina. Sin embargo, Marco, Tom y Kelly no conseguían derrotar a Mina. Daba igual lo que hicieran, sus golpes no surtían efecto.
¿Por qué? ¿Por qué no podían hacerle nada? ¿Por qué alguien así estaba ahí para hacerles daño?
Jackie estaba sentada de espaldas a la pared con el rostro asomado por el borde de la puerta para observar a sus amigos. Junto a ella había un montón de monstruos y mewmanos. Todos ellos abrazados, y llenos de miedo. Y, pese a que intentase disimularlo, ella también estaba en las mismas. Ver a sus amigos luchando la hacía querer ir a ayudarlos, pero el miedo la paralizaba, y el sentido común le recordaba que ella poca o ninguna habilidad tenía en el combate, así que de poca ayuda sería. Eso, o tal vez solo era su cobardía buscando excusas para que no saliera de su escondite.
Star, del otro lado del marco de la puerta, miraba la batalla con rabia e impotencia.
—Debería estar ahí con ellos —se quejó ella.
—A mí también me gustaría hacer algo, Star, pero tengo la sensación de que solo estorbaríamos.
—No, no lo entiendes. Yo podría ser de ayuda —dijo con frustración—. Si tan solo tuviera la varita. —Star dio un golpe a la pared en un intento inútil por calmar su impotencia—. No debería haberle dejado la varita a Letosh.
—No sabíamos que ocurriría algo así. Hiciste lo necesario para convencer a los monstruos de venir, y gracias a ello pudiste conseguir que los invitados empatizasen entre ellos.
—Tal vez, pero eso no servirá de nada si no salimos de aquí con vida.
En eso tenía razón. Tenían que salir de allí de alguna forma. Permanecer encerrados no iba a servir de nada.
Jackie buscó con la mirada alguna ruta segura a través de la cual burlar a Mina y escapar, pero las opciones eran nulas. Sin embargo, algo llamó su atención. Vio la puerta al otro lado de la sala, allí estaban Letosh y Janna moviendo los brazos de arriba abajo, como si quisieran llamar su atención. En cuanto estos vieron que Jackie reparó en su presencia, Letosh metió la mano en un bolsillo de su delantal y sacó una varita con aspecto de bola de estambre y la señaló.
—Ah, Star —dijo Jackie, sin despegar la mirada de la puerta—, ¿eso que tiene Letosh es tu varita?
Star buscó al felino con la mirada, y cuando lo halló abrió los ojos en grande.
—Sí. Sí que lo es. Tenemos que tomarla.
Era más fácil decirlo que hacerlo. Jackie se fijó por un momento en Marco corriendo para esquivar a Mina mientras Tom le lanzaba bolas de fuego que estallaban y Kelly alzaba la espada esperando el momento indicado para atacar. La escena le hacía pensar que conseguir la varita era un sueño equiparable a sacar un diez en un examen de aritmética avanzada sin estudiar. Pero Star parecía decidida a recuperarla, tanto, que estaba preparándose para salir corriendo como una loca.
—Star —dijo Jackie, provocando que esta se girase hacia ella—, tengo una mejor idea.
Jackie miró a Letosh y le hizo un gesto para que lanzara la varita. El felino miró el campo de batalla, y a los combatientes que se movían de un lado a otro como animales rabiosos. Era más seguro tirar la varita, pero eso tampoco garantizaba que fueran a atraparla. Letosh se preparó para lanzar, y miró con detenimiento la pelea para elegir el momento indicado, pero no parecía haber ninguno.
—¿Qué está esperando? —dijo Star.
—Tiene que haber un hueco para que podamos atraparla.
Star se impacientó y le hizo un gesto a Letosh para que lanzara la varita de una vez. Janna, igual de impaciente, le quitó la varita a Letosh y la lanzó.
—No —se quejó Jackie.
La varita pasó por encima de la batalla, y los combatientes se dieron cuenta de esta.
—Oh, no, no los dejaré —dijo Mina, dando un salto con el brazo para atraparla.
Por un momento, Jackie pensó que la mujer se robaría la varita, pero Tom placó contra ella antes de que pudiera sujetarla. La varita salió volando, cambiando de trayectoria y cayendo cerca de la barra de comida. Star no se lo pensó dos veces y corrió hacia ella, pero Tom salió disparado de espaldas y chocó contra ella. Mina voló hacia la varita y Kelly le cayó encima, haciéndola estrellarse contra el suelo. Marco corrió para ayudarla. Jackie miró la escena con el corazón en la mano. Palpó el collar de concha marina, lo apretó con fuerza e intentó hacer el miedo a un lado. Corrió tan rápido como pudo, centrándose en la varita. Mina se recuperó y la vio. Jackie sintió que el corazón se le paró por un momento cuando ella y la mujer cruzaron miradas. Esta alzó su forzudo brazo e intentó golpearla. Jackie, en un acto reflejo que no sabía que fuera capaz de tener, se agachó hacia atrás y se deslizó en el suelo, esquivando el golpe y llegando a la varita. Rápido, la tomó y se preparó para lanzarla. Mina, con Marco y Kelly intentando detenerla, saltó hacia ella con un puño listo para golpearla. Jackie lanzó la varita hacia Star y luego se cubrió el rostro con ambos brazos. Se preparó para recibir el golpe, deseando que fuese rápido, pero, para su sorpresa, solo escuchó un estruendo. Entre tímida y temerosa, entreabrió sus brazos para ver qué había ocurrido. Un escudo rosa semitransparente había bloqueado el puño de Mina.
—Mega golpe narval —gritó Star.
Un rayo acompañado por una estampida de narvales furiosos impactó contra Mina, la cual se cubrió y fue arrastrada hacia atrás.
—Puño arcoíris.
Un enorme puño multicolor gigante salió disparado hacia a la mujer, y esta lo interceptó con el suyo. Star dio un giro sobre sí misma y volvió a apuntar.
—Golpe de pastelitos.
Un montón de pastelitos envueltos en energía mágica salieron disparados contra Mina, y esta se cubrió con ambos brazos y agachó la cabeza.
—Continua, está retrocediendo —dijo Marco.
—Araña con sombrero de copa.
Star invocó a una araña cuyo sombrero se convirtió en una ametralladora que comenzó a disparar a Mina sin descanso. Tom se colocó en el aire con sus llamas y también comenzó a disparar. Mina no podía responder.
—Star, acaba con ella —le gritó Tom.
Star se pasó un dedo por la nariz con gesto serio y luego coreografió unos pasos de ballet. A medida que lo hacía, su varita iba cobrando brillo e intensidad. Hasta que llegó a un punto álgido.
—Estampida de guerricornios.
La sala retumbó con el relinchar de decenas de equinos invisibles. Se podían escuchar los cascos pisando la tierra, acercándose.
Ya venían.
Una estampida de unicornios feroces y recios apareció como si se tratasen de fantasmas. Todos ellos cargaron hacia Mina, la cual abrió los ojos con sorpresa y recibió una decena de cornadas que no paró ni por un momento. Intentó golpear a alguno de los equinos, pero se llevó un golpe en el mentón que la desequilibró y cayó al suelo, siendo aplastada por un sin fin de pezuñas furiosas. Cuando llegaron al final de la sala, los guerricornios desaparecieron como una cortina de humo.
Cuando la estampida acabó y el polvo se disipó, vieron el cuerpo de Mina tirado en el suelo. Star jadeaba. Tomó un poco de aire y luego bajó la varita.
—Lo conseguimos —dijo, cayendo de rodillas.
Marco y Kelly hicieron lo mismo, apoyándose en sus espadas. Tom, todavía en el aire, también se mostró aliviado. La gente de las habitaciones comenzó a asomarse.
—¿Ya está? ¿Es seguro salir? —preguntó Ponyhead, asomando la cabeza de debajo de un bol en el cual se había escondido. Miró a Mina y salió de su escondite—. ¡Ja!, y eso te pasa por meterte conmigo. —Se acercó a ella para burlarse más de cerca—. Espero que hayas aprendido la lección. Nada ni nadie se mete con Ponyhead —dijo con orgullo.
De pronto, la mano de Mina tomó el cuerno de Ponyhead y todos contuvieron el aliento. Mina se volvió a levantar y lanzó a la princesa por la puerta de entrada.
—Mierda —se quejó Tom—. Rápido, hay que atacarla.
Marco y Kelly volvieron a ponerse en guardia. Star levantó su varita, lista para recitar un hechizo.
—Ya me tienen harta —gritó Mina, apretando los puños y liberando un aura aterradora. Echó la cabeza hacia atrás, cruzó ambos brazos por delante de su rostro, y cuando se echó hacia adelante, las quitó de en medio y liberó un rayo de energía por su boca, el cual fue directo a Star.
—Cuidado —gritó Jackie.
—Escudo... —llegó a decir Star antes de que el rayo la alcanzara.
Una barrera de magia se interpuso entre ella y el rayo, pero en pocos segundos se agrietó, permitiendo al rayo alcanzar a Star y que la estampara contra la pared. Cuando la energía se desvaneció, Star quedó clavada en la pared por unos segundos antes de caer al suelo.
—¡No! —gritó Tom, y voló hacia ella.
Marco y Kelly se giraron por un segundo. El horror se reflejó en sus rostros, pero al instante se volvieron hacia Mina y corrieron hacia ella, soltando un grito de furia. Mina intentó golpear a Marco, pero esta la esquivó, y le hizo varios cortes con la espada, pero no tuvieron efecto. Kelly volvió a saltar y descargó un fuerte espadazo contra la mujer, pero esta lo bloqueó con ambos brazos y luego le dio una patada que la mandó a volar hasta el segundo piso.
—Kelly —gritó Marco, y Mina aprovechó ese momento de distracción para darle un golpe y estamparlo contra la pared, haciendo que cayera inconsciente.
Todos habían sido derrotados.
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Les dije, no tenía esperanzas.
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