Aria se quitó de encima y le ofreció la mano para levantarse. Jackie aceptó de buena gana.

—Lo has hecho bastante bien, para ser tu primera vez.

—Gracias. Aunque está claro que me queda mucho por mejorar.

—Poco a poco. Hoy ya aprendiste algo. Ahora ponlo en práctica, y luego aprende algo nuevo.

—Gracias por intentar ayudar tanto. Se supone que para eso entrenamos.

—Oigan, hay otros que también queremos luchar —dijo la chica de ojos grises y cabello negro. Su mirada era tan afilada como un cuchillo para despellejar animales.

Jackie se apartó y ella entró al círculo, tomando el bastón de sus manos y quitándoselo al entrar.

—Mara, deberías ser más considerada con Jackie. Es nueva.

—Estoy aquí para entrenar, no para hablar —dijo ella, colocándose en posición de ataque—. Toma eso como el anuncio de mi ataque.

Mara corrió hacia Aria sujetando el bastón con una mano. Cuando se acercó lo suficiente, dio un giro sobre sí misma y realizó un barrido de arriba abajo utilizando todo el rango de su arma.

Aria esquivó el golpe, haciéndose a un lado, y luego intentó atacarla a ella de lado. Mara se movió, ágil como una serpiente, colocándose detrás de su bastón, y utilizándolo como un escudo.

Las maderas resonaron al chocar, quedando en un forcejeo. Mara empujó el bastón con su otro brazo para dibujar un círculo entorno al bastón de Aria y desarmarla. Antes de permitir siquiera que el arma tocase el suelo, Mara se lanzó por Aria, provocando que esta retrocediera. En un visto y no visto, Mara comenzó a arremeter con barridos y estocadas raudas a su oponente. Aria evadía los ataques esquivando con giros y piruetas. Saltaba y se agachaba sin descanso, y no sólo evadía, sino que intentaba responder a los ataques de Mara, o acercarse a su bastón. Pero la pelinegra se las ingeniaba para no ser golpeada y para mantener alejado el bastón de Aria. Aunque se notaba que estaba siendo presionada.

Aria cada vez se acercaba más a Mara, pese a no llevar armas. Intentaba robarle el bastón una y otra vez, pero Mara no estaba dispuesta a permitirlo. Aria iba a acercarse una vez más, pero Mara se alejó. Sin embargo, el objetivo de la pelirroja, esta vez, no fue el bastón de su oponente, sino el suyo propio. Sin que Mara se diese cuenta, su oponente la había llevado a una situación en la que pudiese recuperar su arma. Ahora se hallaban en igualdad de condiciones, de nuevo.

—Maldita —dijo Mara antes de cargar de nuevo hacia su oponente y lanzar una estocada.

Aria hizo lo mismo, pero, en vez de responder con una estocada, se preparó para lanzar un ataque desde atrás. O, al menos eso es lo que parecía. Cuando Mara atacó, Aria se movió para que el bastón pasase por debajo de la axila del brazo que tenía más alejado de ella. La pelirroja cerró su brazo, sujetando el bastón de Mara, y con un movimiento del suyo, se lo quitó de las manos.

En su desesperación, Mara intentó recuperarlo, pero Aria la atacó con un golpe de bastón que bloqueó con su propio brazo, un golpe que dolió solo de escucharlo, pero no se esperó la patada baja que le vino después. En un abrir y cerrar de ojos, Mara se vio en el suelo, y antes de que pudiera hacer nada, Aria le colocó el bastón a pocos centímetros de su tráquea.

Mara la miró con desafío, pero Aria mantuvo la postura.

—Se acabó—dijo el hombre—. Si no doy por terminado el combate, Mara no se rendirá —le comentó a Jackie.

Aria soltó un suspiro de alivio y depuso su bastón.

—Menos mal. ——La chica se sacudió la camiseta para que le entrase aire, inflando su pecho repetidas veces. Varios de sus mechones se le pegaron a la frente. Y gotas de sudor le caían como lluvia desde su nariz y mentón—. Buen combate. —Aria le extendió la mano a la pelinegra para que esta la tomase.

Pero no lo hizo. Tan solo se levantó ella sola y salió del círculo, dejando espacio a los siguientes.

—Cambio—pidió Aria—. Estoy muerta.

El tiempo pasó sin que Jackie se diera cuenta. La chica se integró rápidamente en la comunidad de gormanos, y fue mejorando en sus entrenamientos, y también reforzando los vínculos de amistad que tenía con sus compañeros. Se especializó en el combate con lanza y escudo, así tendría un arma con la cual aprovechar las distancias, pero también tendría algo con lo que defenderse en caso de que acortasen distancias.

Gran parte de su aprendizaje para poder utilizarla vino directamente de lo que aprendió de Aria con el bastón. Se hizo muy amiga de ella.

Keltar la animaba a seguir adelante cada vez que ella se sentía cansada, y él hacía lo mismo. Tenía una mirada ausente y taciturna, pero era el primero en ayudar cada vez que alguien lo necesitaba. Justo por eso se volvió un buen amigo suyo.

Malmer intentó coquetear con ella en varias ocasiones, pero Jackie se negó. No solo porque no se había olvidado de Marco, sino porque Malmer no le atraía. Todo y qué, debía admitir que era alguien que tenía el don de la palabra, y era muy bueno consiguiendo información e influenciando en las personas.

Mara, contra todo pronóstico, se convirtió en líder de escuadrón. Y no cualquier escuadrón, sino uno conformado por los anteriores mencionados, y Oliver.

Sí, el pequeño había crecido, y también su habilidad con el arco. Parecía que, en todo ese tiempo, Oliver no se hubiese dedicado a otra cosa que no fuera disparar flechas. A diferencia de Jackie, él no hizo tantos amigos como ella, pero sí que tenía unos pocos con los que desarrolló confianza. Hasta pudo conseguir una novia que practicaba tiro con arco junto a él, pero le duró poco. Desde entonces, no tuvo otra relación con nadie más. Su semblante empeoró, se había tornado serio, pero, quienes lo conocían, sabían cómo era él en realidad.

Durante ese tiempo, todos tuvieron su oportunidad de luchar contra criaturas poderosas, y también de rescatar gormanos, Siempre bajo el ojo atento de alguno de sus lideres. Pero, tarde o temprano, todo aprendiz debe ser capaz de moverse por su cuenta, y esa mañana, cinco años después de entrar a los Halcones, el escuadrón de Mara tendría su primera misión sin supervisión.

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